Partida Rol por web

El hombre repara en la calidad de las ropas, armas y armadura de Chardru Mescu, y se da cuenta de que debe ser un noble.

- "Llevo meses en las montañas cazando monstruos para la Casa Danislav." - Muestra un saco que parece lleno de cabezas.

- "Mi nombre es Vitaly el Nueve Vidas, Capitán de los Amantes de la Muerte, y estoy ansioso por llegar al refugio de la ciudad y dejar atrás estas tormentas de nieve. ¿Cuál es vuestro nombre señor?" -

Chardru Mescu. Antes Señor de Galati, hoy un cobarde o quizás un loco segun quien os cuente mi historia así me vereis. Chardru hace una leve pausa, tentado esta por preguntar de mostruos y de bestias. Mas no es ese el motivo de su viaje. Si buscais refugio en la ciudad, hacedlo pronto. Pues se espera ya el asedio de los magiares. Si por el contrario amaís la muerte, venid conmigo a su encuentro.

- "Voy a buscar refugio en la ciudad, y de paso a cobrar lo que se me adeuda, pues estas muertes me han constado la vida de varios amigos.

No hay otra opción que entrar en la ciudad, Boyardo. El invierno ya está aquí y todos los caminos son intransitables. Tendremos que aguardar a que pase el invierno refugiados tras estos muros. Los magiares no atacarán hasta que llegue la primavera.

Para entonces, regresaré a mi fortaleza en Piatra Neamt, donde mando sobre un pequeño ejército. Si queréis acompañarme seréis bienvenido, necesito un Sargento para mis tropas." -

Tras decir eso cabalga hasta las Puertas, que los guardias abren presurosos, y entra en la ciudad, enfilando camino hacia el Castillo de Suceava.

Chardru observa la ciudad, sus puertas se abren presurosas para engullir en sus entrañas la figura del jinete llamado Vitaly. Luego observa a sus hombres, exahustos, derrotados, abandonados a la nieve y el viento. Durante dias cabalgaron a su lado, durante noches cabalgaron a su lado y ni una sola vez encontraron la muerte ni la gloria. Tiempo es que reciban cuando menos un descanso.

Con un simple gesto encamina sus pasos hacia las mismas puertas que una noche abandonó. La imagen de Irina, su amada Irina, se perfila en su mente. Quiera el cielo que alcanzase la seguridad de otras tierras, a cobijo de tanta penuria y con la ayuda de su fiel mhikalkov preserven la memoria de Galati y sus gentes. Con un rezo, Chardru agradece al mismo Dios que sus bellos ojos negros no sean testigos de su triste caminar, ni puedan jamás saber que una vez volvió a las puertas de Suceava perdido y sin esperanza.

AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y DOS

TERMINÓ EL OTOÑO Y HA TRANSCURRIDO EL FRIO INVIERNO.

PRIMAVERA.

Han pasado varios meses llenos de inimaginables torturas y vejaciones sobre tu persona, meses en los que te has mantenido vivo gracias a la negra sangre del Conde.
El fluido ha creado una adicción muy fuerte en tí, tanto que has llegado a cultivar un amor enfermizo por el Conde, fuera de toda medida.
En este tiempo El Señor te ha abandonado y has perdido toda la fe.

- El invierno ha transcurrido más rápido de lo esperado. Al llegar al Castillo, el Capitán de los Amantes de la Muerte fue recompensado con plata por las cabezas de lobo que portaba, incluyendo una monstruosa cabeza de un lobo gigantesco. También fue nombrado protector de la ciudad mientras durase el invierno.

- Del mismo modo, el Boyardo Chardru Mescu ha recibido el encargo de proteger el castillo durante el invierno.

- Por las noches se encontraba a menudo con el Boyardo Alberic Danislav y conversaban de todo en poco. Sin duda, aunque extraño, se trata de un hombre cultivado el padre de Irina.

- Amargo destino es el que os aguarda en la ciudad. Tan pronto las nieves cedan, es previsible que los magiares ataquen y acaben con toda resistencia.

- El Capitán Vitaly planea abrir el cerco de asedio, de haberlo, a golpe de espada. Parece una temeridad, aunque con una espada de más de dos metros de filo... quién sabe.

- Una noche, que luego te enteras que es la primera de la primavera, tu señor el Conde Florescu viene a verte. Le sigue una masa amorfa e hinchada llena de miembros, brazos, piernas y cabezas. El Conde le arranca con sus artes sobrenaturales dos piernas y dos brazos.

- Después eres arrancado de la púa metálica que ya formaba parte íntima de tus entrañas, y mediante un proceso especialmente doloroso te son devueltos brazos y piernas, hasta que quedas tembloroso, y de nuevo completo, de pie ante tu Amo.

La virtud de la rutina estriba en su capacidad para mitigar las sensaciones que produce la acción que se realiza... o se padece.

A medida que las torturas se sucedían, la mente del viejo monje transitaba por caminos cada vez más alejados de la cordura o la razón. Casi no recordaba el motivo por el cual aquél dolor intenso se producía ni entendía las imágenes de horror que que acompañaban a la tortura.

Solo el tibio caliz que atravesaba su garganta cada vez que aquél ser se le acercaba, le despertaba del sopor y la ensoñación en los que había caido.

De pronto algo nuevo. Este sufrimiento era distinto. Por primera vez en semanas su garganta profirió gritos de agonía y su mente volvió a sentir partes de su cuerpo que había olvidado.

Sus extremidades estaban de nuevo con él. Algo tan increible debería haber sorprendido al viejo pero ahora se miraba las manos como tratando de recordar por qué durante todo este tiempo no las había sentido ni visto.

Dos de esos abominables seres lo descolgaron y obligaron a permanecer en pie frente al vampiro.

Al principio sus piernas se negaron a obedecer, pero poco a poco fué tomando consciencia de ellas y las forzó a sostenerle frente  a su amo.

¡¡¡....AMO!!!

Recuerdo mi Fé.... toda mi vida he adorado a un ser superior. Un ser que otorga vida.... vida... como esta que siento dentro de mi cada vez que mi amo me ofrece su caliz.

Extraños recuerdos retorcidos en su destrozada memoria volvían a su mente entremezclados con las visiones de su cautiverio.

"Tomad y bebed todos de mi; porque yo soy el fruto de la alianza para la unión de los hombres en la tierra"

¡¡¡ES EL!!!

Mi señor... mi Dios... ante vos me postro. ¿Qué quereis de mi?

- Una de las primeras noches de primavera, se encuentran en el Salón del Castillo de Suceava el Boyardo Alberic Danislav, el Capitán Vitaly y el Boyardo Chardru Mescu.

- La ciudad se encuentra ya bajo asedio, aunque todavía las tentativas magiares han sido de mera prueba. Un emisario magiar ha traído una propuesta de rendición y Alberic Danislav parece proclive a capitular y rendir la ciudad ante los bárbaros.

- En un momento dado los ánimos se encienden y el Capitán desenvaina su acero de dos metros de longitud, partiendo con un solo gesto en dos mitades al emisario magiar.

- En un instante, el Boyardo Alberic aparece junto al Capitán Mercenario y le ataca con afiladas garras de hueso que salen de las puntas de sus dedos, al tiempo que muestra sus colmillos de vampyr y sus ojos relucen con una luz amarilla antinatural.

- El Capitán cae al suelo, el golpe recibido hubiese matado con facilidad a cualquier mortal.

- Alberic, el padre de Irina, parece fuera de sí, y mira con hambre al que hubiera podido ser su yerno: Chardru Mescu. El Boyardo señor de Galati se prepara para vender cara su vida, desenvainando su espada.

- En ese momento una figura cubierta de pelo arranca la cabeza del noble Danislav con una brutalidad y salvajismo inigualables, usando unas garras de bestia... ¡Es un feroz Lobisome vestido con las ropas del Capitán Vitaly! El Lobisome arroja la cabeza de Alberic Danislav a las llamas de la chimenea y luego huye saltando por una ventana. La caída debiera ser mortal, pero Chardru ve como la figura se repone y desaparece entre las casas con tremendos saltos.

- Los criados y soldados parecen desfallecer y se tiran al suelo gritando, llorando, tirándose de los pelos y rasgando sus vestiduras. Parece que el desánimo les posee.

- "Ahora mismo aquello que deseo, mi criatura, es tu carne y tu sangre..."

Y en sólo un instante las puertas del averno se abren ante mis ojos. Y lo que era humano se torna endiablado. La muerte recorre la estancia llevándose consigo las almas pérdidas. Y la realidad se hace pesadilla peor sin tiempo siquiera de rogar por mi alma.

En el fuego de la chimenea los ojos sin vida de Alberic Danislav parecen buscar mi sangre todavía y lentamente el resto de su cuerpo se vuelve ceniza ante el asombro de los guardias presentes. Presas del pánico, hombres armados se tiran al suelo, rezan y lloran cual si fueran niños, abandonados a sus propios temores.

Chardru comprende que tienen perdida toda esperanza y es preciso recuperarles el alma. Alzando su espada sobre una mano, la hoja vuelta hacia el suelo Chardru grita a los presentes.

Por el mismo Cielo que a todos nos cubre y protege. Por la Santa Cruz que ahora se alza ante vosotros. Por la Santísima Madre que tanto os ama. ¡¡Escuchadme!! He venido a salvar vuestras vidas y vuestra ciudad.  Es hora de mostrar valor. Permaneced conmigo y no habrá hombre ni bestia que cruce estas murallas.

Aflojando los harapos que un día fueron mi hábito, muestro mi cuello al conde.

honrais a vuestro siervo, mi señor.

El grueso del ejército magiar llega definitivamente a las puertas de Suceava rodeando la ciudad. Parte del ejército comienza a preparar un gran campamento ante lo que parece puede ser un largo asedio.
Otro gran destacamento de magiares a caballo entra en la ciudad desprotegida arrasando con todo lo que encuentra en su camino, quemando casas y matando a los hombres y violando a las mujeres. En unas horas todos los que ocupaban la ciudad han muerto o sido hechos prisioneros y llevados al campamento.
El Boyardo Chadru Mescu observa todo desde una de las almenas del castillo impotente mientras en su cabeza se suceden las horribles imágenes de asesinatos y violaciones.

- El monstruoso Conde te toma en sus brazos-garras-sarmientos. Su piel parece negra como la pez en estos momentos. Sus ojos relucen con luz anaranjada. Y sus colmillos son el fin del mundo, de tu mundo.

- Un salvaje mordisco arranca parte de la piel y de la carne de tu cuello. El Conde escupe la carne, pero bebe de tu sangre con hambriento abandono.

- Toda tu sangre, toda tu vida, es vaciada, consumida y devorada en cuestión de escasos minutos. Dejando solamente una cáscara vacía y moribunda, un cuerpo que cae pesadamente al suelo entre estertores de muerte.

- ¿Es este tu fin? Abajo casi puedes sentir la primera e inicial calidez de las llamas del Averno...

- Mas esa sensación es interrumpida por la ambrosía más dulce y horrible, más negra y amarga, más sublime y divina, y más aborrecible de todas... La negra sangre de un monstruo milenario y corrupto que no es más que la encarnación del Mal personificado.

- Una sangre, espesa y negra, que penetra tu ser, que lo viola, dejándolo abierto a transformarse... a transformarte en otra criatura. En otro Severus que nada tendrá que ver con el original. Pues has muerto, pero hete aquí que has renacido... Como monstruo impuro y no muerto. Condenado a vagar por toda la eternidad buscando saciar un hambre inhumana imposible de paliar o aliviar. El hambre de la sangre de los mortales.

Eres capaz de sentir el frío del suelo de la caverna, el sonido lejano de un goteo e incluso el aleteo de una mosca sobre un cadáver olvidado en otro corredor.

Percibes todos los olores de las profundidades de la tierra y sientes la textura de las ropas que llevas puestas hasta remontarse al momento en que fueron confeccionadas por un monje artesano.

Desde lo alto de una atalaya Chardru llora en silencio sin que una sola lágrima asome a su rostro. Un instante déspues, alzando su espada al cielo grita con todas sus fuerzas la rabia que embriaga toda su alma.

"Ni uno solo de vosotros, malditos bastardos, vivirá para cruzar estos muros. Pagareis a sangre y fuego cada una de las afrentas que han visto mis ojos."

- "¡Rendid la fortaleza y tal vez obtengáis misericordia!" -

Chardru observa detenidamente de abajo a arriba al enviado magiar mientras esté habla. Luego, su voz sueran serena y tranquila Nos, ya hemos comprobado cuan grande es la misericordia magiar al entrar vuestros hombres en la ciudad. Durante unos momentos Chardru permanece en silencio, recordando el infierno que sus ojos vieran hace apenas unas horas. ¿Rendir la fortaleza? Chardru se levanta lentamente, se acerca hasta colocarse frente a frente con el emisario y sin mediar palabra abofetea con el reves de su mano el rostro del emisario. Decidle a vuestro amo y señor que han de abandonar sus tropas la ciudad, que ha de levantar el cerco y permitid el paso a todo aquel que desee abandonar estas tierras. Un segundo reves golpea de nuevo el rostro del emisario. Decidle a vuestro amo y señor, que sólo entonces cruzará los muros de esta fortaleza. Decidle, que si tiene valor aquí le espera un hombre solo para brindarle la muerte y cobrarse con su sangre las afrentas cometidas.  

Chardru vuelve la espalda al emisario y bajando la voz A menos que sea tan cobarde como para temer morir a manos de un simple mortal. Tan cobarde para que tu, lacayo, igual que aceptas los golpes a él destinados, igual moriran sus hombres antes de tomar esta fortaleza. Decidselo con estas palabras y si teneis valor, decidselo con el mismo gesto.