Partida Rol por web

Ve con Dios hijo.

Observo como se aleja el soldado unos breves instantes antes de acercarme a la puerta del palacio y llamar.

La espera y el ajetreo que escucho en el interior me impacientan hasta el punto de golpear la puerta con fuerza por tercera vez, justo cuando un sirviente sale a recibirme.

Soy el Abad del monasterio de Braila, Severus Sempronius, y es de vital importancia que vea a Su Santidad.

Cuando entráis al patio del castillo tu madre y el resto de tus hermanos están esperando a la puerta. La noticia de tu llegada ha revolucionado a todos.

Tu madre corre hacia donde te encuentras seguida por tus hermanos y te abraza.

-Hija mía!! Cuanto tiempo he esperado este momento!! Por fin has vuelto a Suceava!!.

La presencia del Boyardo Chardru Mescu pasa momentaneamente desapercibida, menos por los dos hermanos de Irina, que observan los movimiento de él y del mayordomo Mhikalkov.

-Sed bienvenido Señor Abad. Pasad dentro por favor. el hombre te abre la puerta y entras a un amplio recibidor. Al fondo un arco da acceso al resto del palacio. Esperad aquí, iré a hablar con el Patriarca y anunciarle vuestra llegada El hombre se retira dejándote solo allí.

Mientras esperas observas como por el arco en el que finaliza la sala pasan en una y otra dirección un gran número de siervos y monjes muy ajetreados. Te preguntas a que viene tanto revuelo. Unos minutos después aparece el siervo.

-Señor Abad, el Patriarca Teoctist va a recibiros inmediatamente, consideradlo un gran honor en estas circunstancias.

Te dirige por un entramado de pasillos hasta llegar a unas puertas dobles, más grandes y lujosas que el resto. Seguramente el acceso a la sala principal. Durante el recorrido no has parado de ver a gente portando objetos y bultos de un sitio a otro.

-Ahora pasad y presentad vuestros respetos al Patriarca Teoctist, os espera al otro lado. dice retirándose.

Dos guardias te abren las puertas y accedes al interior del recinto.
Te encuentras sin lugar a dudas en la sala capitular, pero la más impresionante que has visto nunca. Las paredes están cubiertas de tapices y pinturas con escenas de la biblia, el suelo es de marmol brillante y refleja la luz que entra por los ventanucos y la de las velas que hay repartidas por la estancia. El techo forma varios arcos adornados con motivos dorados religiosos.
La estancia es bastante alargada y en los laterales varios bancos forman dos filas para dar asiento a los religiosos en las reuniones que se celebran.
Avanzas por el pasillo central, entre las hileras de bancos. Al fondo, bajo una gran cruz, se encuentra el Patriarca Teoctist sentado en un trono.
Te detienes unos metros antes, en un pequeño atril desde el cual los monjes hablan al Patriarca. El te mira y espera tu presentación.

A medida que atravieso la espectacular estancia, la presencia del Patriarca Teocrist se va haciendo más y más grande en mi mente. Los acontecimientos que se han sucedido en mi viaje, mi cautiverio, el velado motivo que me trae, van perdiendo protagonismo en favor de la devoción que siento por este venerable hombre, padre y guía de mi Fé desde mis años mozos.

¿Qué embrujo me ha hecho pensar que podría mentir al Patriarca?. Solo el demonio que gobierna en Braila desde hace años a sido el inductor de ese avieso y blasfemo pensamiento.

El sudor hace acto de presencia en mi rostro al llegar al atril desde el que debo rendir tributo al Partiarca.

Santo Padre, he viajado desde el monasterio de Braila con la intención de responder al llamado de vuestra persona.

Me arrodillo ante él mientras hablo.

El anciano Patriarca se reclina en su asiento para hablaros. Va lujosame ataviado con una sotana blanca adornada por abundantes joyas, bien podría ser el traje de un príncipe.

-Sed bienvenido mi buen Abad de Braila. Habéis llegado justo a tiempo. El asunto por el que os he hecho llamar es de suma importancia, aunque me temo que otros problemas más importantes nos acucian. hace un gesto con la mano y desde una esquina sale un monje con un relicario entre las manos, con otro gesto le indica que se acerque a ti y te dé el relicario, después el monje se retira. En vuestras manos tenéis una importante reliquia, se trata del hueso de un importante santo de nuestra fe, San Damián, y quería que vuestro monasterio la albergara para regocijo de nuestra fe y como motivo de peregrinación.

Abres lentamente el relicario para encontrarte con un simple hueso, que para ti no tiene valor ninguno.

-Como os he dicho otros problemas atañen a nuestra iglesia. Los magiares han atacado el sur de transilvania y pronto se irán adentrando en el resto del país si nadie se lo impide. Para proteger los bienes de nuestra iglesia he ordenado una evacuación temporal a Constantinopla, donde estaré a salvo. Os recomiendo que no os demoréis mucho en Suceava y corráis a vuestro monasterio antes de la llegada magiar. Esos salvajes no respetan ninguna religión cristiana y es mejor estar lejos de ellos. Vuestra misión ahora debe ser salvaguardar la reliquia y los bienes del monasterio de los salvajes, dejo en vuestra mano como hacerlo.

El Patriarca deja de hablar y te mira esperando tu reacción. Ahora comprendes el ir y venir constante de gente, parece que están desalojando el palacio a marchas forzadas. Al fin y al cabo si los magiares llegaran hasta Suceava tan solo el castillo tendría una mínima posibilidad de defensa, el resto de la ciudad caería arrasada.

Chardru escucha en silencio cada una de las palabras de Irina sin dejar de observar sus ojos. Luego, por un instante, vuelve su mirada hacia la explanada donde acampan los últimos de su gente y su alma grita en lo más profundo de su interior "No vine buscando otro hogar, si no para protegeros mientras recupero el mío."

Chardru se presigna al observar los cielos tornarse oscuros y cuando su caballo cruza el umbral de la puerta Chardru siente la punzada de veinte puñaladas en su espalda. Los cabellos se le erizan en la nuca y un escalofrío recorre todo su cuerpo. Sin que nadie le avise es plenamente consciente de ser observado en cada uno de sus movimientos por ojos visibles y ocultos.

Las palabras de la madre de Irina apenas le hacen cambiar el semblante mientras desmonta, sabedor de que su presencia no es asunto a tratar con premura. Cuando sus dos pies tocan suelo y ambas mujeres parecen dejar de saludarse su voz suena antes que la acalle el primer trueno de la noche. " Agradecido estoy a vuestra hospitalidad, pero es preciso que vea al señor de estas tierras."

Un... un ¿hueso?. ¿Todas las penurias de mi viaje por una reliquia?.

Los años de estudio, la búsqueda del conocimiento más allá de los cánones religiosos y mi mente analítica hacen que la escena que acabo de presenciar se torne grotesca. El mundo que conocemos se desmorona a nuestro alrededor y el Guía de nuestra religión me pide que me haga cargo de un hueso.

Su... su ilustrísima. Perdonad mi osadía pero he viajado desde Braila en parte siguiendo el mandato de vuestra llamada, pero también porque hay temas que debo transmitiros sin demora.

¿Sería posible que vos y yo tuviésemos una conversación en privado?

-Madre! -exclamo pidiendole al caballo que se detenga y bajandome de el todo lo rapido que me lo permite mi vestido.

Corro a su encuentro y me fundo en un profundo abrazo con ella -Si,madre, estoy de nuevo en casa.

Separandome un poco de ella para cerciorarme de que sigue estando tan bella como siempre, escucho detras mia como el boyardo desciende de su caballo y sus dos pies tocan por primera vez el suelo de las tierras de mi padre. Agarrando la mano de mi madre y levantando la otra en busca de la mano de Chardu, lo invito a que se acerque a nosotras.

-Madre este es el boyardo Chardru Mescu, mi prometido -informo a mi madre con una sonrisa dedicada a mi señor.

- "¡Hola hermanita! ¡Qué prometido tan apuesto! ¡Qué escondidito que lo tenías, eh, pillina!" -

- "Con el permiso de vuesas mercedes, me ocuparé del traslado de los equipajes y enseres de los señores a sus estancias asignadas en el castillo..." -

-Oh! hermana! -le digo con una sonrisa mientras que una nota de color colorea mis mejillas, y bajando mi tono de voz le replico -se un poco mas discreta, te esta escuchando...

-Madre, mi prometido y yo necesitamos hablar con padre, ¿donde podemos encontrarlo? es necesario que conozca porque estamos aqui y que ha sucedido en sus tierras -le pregunto, mientras apoyo mi mano en el brazo de Chardu.

- "Irina, tu padre..." - Mira por un momento con desconfianza hacia Chardru Mescu. - "Me ha dicho que os diga que recibirá en audiencia al Señor de Galati esta noche." -

IRINA DANISLAV:

- Conoces lo suficiente a tu madre como para saber cuándo miente u oculta algo. A tu padre le ha debido de pasar algo mientras tú no estabas... pero sin duda este no es el momento de seguir insistiendo en el tema.

Chardru permanece en silencio mientras otros hablan. Palabras vacías que buscan la sorna, pretenden la ofensa o tientan al orgullo. Y solo la mano de su bella Irina le otorga el calor que su alma necesita, la compañia que nadie parece aprobar.

Chardru camina a su lado, absorto en su propio interior, su mente esta lejos de tentadoras sonrisas y pícaras insuaciones propias de niña mal criada. Ajena permanece su alma a la vanidad de un hombre deseoso de medir su talla y ansioso por mostrar valor cuando otros le cubren frente y espalda. Y muy distante queda su mirada de los ojos de la señora del lugar, pues hoy el desprecio no hiere. Que mata más hondo la angustia de mi gente.

"Mejor tarde que nunca" musita en sus adentros cuando se anuncia que al fin su petición será atendida.

PALACIO DEL PATRIARCA:

- "Claro, claro, mi querido Abad. Pasad a mis estancias privadas. De todos modos, procurad ser breve. Estoy atareado con lo de la evacuación a Constantinopla y esto es un caos. Parece que tenga que supervisarlo todo." -

- En verdad el lugar parece un cúmulo de actividad frenética, con docenas de criados corriendo de un lado para otro llevando cajas y paquetes. Parece que pretenden llevarse todo cuanto hay de valor, que es mucho.

-De acuerdo...esta noche lo veremos -contesto un poco desilusionada -Aprovecharemos para descansar hasta ese momento, el viaje Ha sido largo y pesado. Con nosotros han venido muchos de los habitantes y siervos de Galati...¿podrias hacer que les dieran algo caliente?

- "Irina, querida hija mía, te acompañaré a tu habitación. Sígueme." - La noble Ruxandra Danislav comienza a subir las escaleras con brío.

ALCOBA DE IRINA:

- "¡Vete criado! Quiero hablar con mi hija a solas." -

- "Sí, mi señora." - El Mayordomo del Señor de Galati abandona el lugar, tras asegurarse de que el equipaje de la noble Irina llegase íntegro a su alcoba.