Partida Rol por web

Finalmente decidís ir a la Tumba de Iuchiban, a por el pergamino que según vuestros designios se encuentra allí. No os lleva mucho tiempo llegar allí y descubrir la entrada, sólo un par de días.

Escondida bajo la montaña y entre vegetación encontráis una doble puerta enorme, decorada con calaveras y un par de dragones, que está abierta.

Entráis tras encender unas antorchas, ya que no entra nada de luz por ningún otro sitio que no sea la misma puerta que abrís con mucho cuidado y mirando antes si hay alguna trampa oculta. 

Por suerte esta primera puerta no tiene sorpresas, aún así con mucha precaución sólo uno de vosotros se adentra primero investigando por si algo se os escapa o una magia oculta os engaña. Pero parece que de momento no hay peligro.

Un silencio sepulcral es lo que se escucha dentro de la tumba aparte del sonido que se escucha fuera de la naturaleza.

Dejáis los caballos afuera y os adentráis con paso cauto, firme y silencioso.

Más allá de las enormes puertas hay una entrada que refleja una sensación benigna. Es de forma rectangular y está dominada por cuatro enormes pilares, uno en cada esquina de la sala. Los pilares han sido esculpidos con la forma de un samurai en guardia, firme y alerta. Sus armas y armaduras han sido decoradas con runas místicas. Las sombras proyectadas por la fuente de luz vuestra pasa por sus rostros, haciendo que la roca esculpida parezca carne que rezuma maldad. Cualquiera que pase entre ellos tiene la desagradable sensación de estar siendo observado por ellas, como la cruel mirada de un padre que desaprueba las travesuras de su hijo.

En el centro de la sala se alza una escalera de piedra que lleva a un par de puertas de doble hoja en la mitad superior del muro. 

Todos os percatáis que al abrir las puertas, en la oscuridad, antes de encender las antorchas, los ojos de Shiba Kyoshiro brillan con una luz verde siniestra.

El Cangrejo desmontó e indicó a sus compañeros que le dejaran adelantarse unos metros sin perderlo de vista para tratar de desactivar trampas o prevenirse de emboscadas de seres de pesadilla.

-"Tomad un dedo de jade cada uno y dejad que entre yo en primer lugar. Trate de desactivar las trampas que seguro encontraremos aquí dentro". Comentó con un susurro.

Pero antes de introducirse más en la tumba se percató de los ojos del Fénix, había abrazado gustosamente el mal del Jingoku y eso no era una buena señal, aunque fuera con buenas intenciones, debería estar más atento a sus acciones a partir de ese momento y como dijo con anterioridad. -"No habrá clemencia para los servidores del Innombrable" Pensó mientras posaba sobre Tameiki una mirada fugaz antes de introducirse en las inmediaciones de la siguiente sala.

El Fénix siguió al cangrejo por la oscuridad después de haber tomado el dedo de jade. Kyoshiro habia extraido un poco del poder de la mancha para poder ver en la oscuridad, aún qué esta se sintió expandirse apenas un poco en su cuerpo, un pequeño sacrificio por la victoria sobre el mal, todo se veía tan claro cómo el día, pero percibió algo que no le gustó para nada, la mirada de Oni Negro bajo su máscara, el Shiba sabia de la fama de dicho clan para combatir contra el Jingoku, si este poder genera desconfianza en sus compañeros, se quitará la vida, para no ser una carga para ellos.

No permitiré qué me vean con esos ojos, cómo si fuera un traidor la causa, se hacen sacrificios por los nuestros.

Tal vez sabia qué sus hermanos no lo tomarían bien, y aún así lo hizo.

Para combatir a la oscuridad, primero debemos ver qué es lo qué oculta, si avanzamos ciegamente, es probable el perecer, después dará una explicación

Pensaba el hombre mientras continuaba por detras del enmascarado.

Ves que subiendo las escaleras saltaría una trampa, te pones a buscar como atravesar la puerta entonces mirando a los lados de la escalera y descubres que no hace falta subir las escaleras para continuar pues hay una puerta secreta exenta de trampas en la pared que hay justo detrás de la segunda columna que hay entrando a la derecha. Es más te fijas bien y la puerta que hay subiendo las escaleras es falsa.

Oni Negro se deslizó entre las sombras de la sala como si se tratase de una más de ellas y tras unos minutos que parecieron una eternidad regresó sobre sus pasos encontrándose con Kyoshiro de frente. Le hizo una señal en completo silencio para que retrocediera hasta el grupo.

Una vez reunidos el Cangrejo susurró al grupo. -"En las escaleras hay una trampa, seguidme pegados a la pared de la derecha de la sala, os guiaré hasta la puerta. Una vez abierta dejad que la luz ilumine el umbral de la nueva sala y la puerta que he encontrado. Puede que contenga inscripciones que nos puedan servir de ayuda. Me volveré a adelantar una vez entre en la siguiente sala".

Abrís la puerta y veis desde el umbral, antes de que nadie entre, una habitación rectangular de unos 20 metros de largo cuyos muros están decorados con veinte rostros de piedra enormes representando ogros, onis y trasgos. Sus labios están levantandos, representando una serie de muecas, bramidos y gritos. De la misma forma que los samuráis de la entrada, las caras están talladas de forma muy detallista, y parecen cambiar y moverse. Salen de la pared formando relieve, dejando sólo el espacio suficiente para que pase un hombre, y formando pequeños nichos entre ellos.
El muro del final muestra una única cabeza, más pequeña que el resto: es la cabeza de un trasgo. Su boca está torcida, mostrando una risa burlona, y sus ojos brillan ante vuestra fuente de luz.

El Cangrejo pasó en primer lugar observando todo a su alrededor y en una postura semiflexionada dando pequeños pasos sin perder su centro de gravedad y con su tetsubo desenfundado en su mano derecha. (1)

Lo primero que te das cuenta es que al examinar las cabezas con atención, cada boca encaja perfectamente con la que tiene en el lado opuesto. Tienen la misma circunferencia, se alzan a la misma altura del suelo, etc.
Después conforme vas atravesando la sala, a un metro de la cara del trasgo, hay un interruptor oculto en el suelo que activaría una trampa.
Si pasas sin pisar el interruptor ves una puerta a la izquierda.

Afortunadamente, la decisión que habían tomado parecía correcta. Las minas del Cangrejo habían demostrado estar aún surtidas de Jade, y al menos temporalmente no debían temer que el poder de Jigoku siguiera erosionando sus almas. Y así, protegidos, decidieron afrontar la que podría ser una de las pruebas más difíciles que habrían de afrontar. Entrar en la tumba de Iuchiban.

A medida que se adentraban en la oscuridad, Shiroi se sumió en un silencio expectante. No había mucho que decir, salvo asentir ocasionalmente a las indicaciones del Cangrejo. Ni siquiera cuando observó el brillo antinatural en los ojos de Kyoshiro dijo nada. Se limitó a guardarse ese dato para sí, por si llegara a ser necesario.

Sin casi levantar un ruido, atravesaron la sala bajo la torva mirada de los guardianes de piedra, y ascendieron por la escalera, evitando las trampas, hasta el umbral de la siguiente sala. Cuando Oni Negro habló, la ronin asintió quedamente. El sigilo era la especialidad de su compañero. El tiempo para la suya, la espada, aún había de llegar.

La figura del Cangrejo regresó en unos instantes y ante la luz de la antorcha susurró. -"Caminad detrás de mi. Justo debajo de la figura de trasgo del fondo hay en el suelo un activador de la trampa de la sala que imagino que accionará las paredes estrechándolas y atrapando al actuador en el proceso. A la izquierda de la figura hay una puerta que nos conducirá a la siguiente sala, seguidme de uno en uno e indicad al que os sigue la localización del activador que yo le indicaré al que me siga en primer lugar portando éste una antorcha y pasándola para que se vea bien el lugar que no se debe tocar". 

Una vez dicho esto Oni Negro se volvió y se adentró sobre sus pasos por la sala.

Atravesáis la sala evitando la trampa que ha descubierto Oni Negro, al pasar a la siguiente sala Oni la puerta empieza a cerrarse lentamente; es decir, o pasáis todos ahora o el grupo se divide. Decidís pasar y no separaros. La puerta se cierra a vuestra espalda.

En esta nueva sala es cuadrada y no parece haber ninguna salida aparente. La sala está compuesta por nueve baldosas/interruptores que componen un entramado parecido al de un tablero de ajedrez, formando la sala tres baldosas arriba, otras tres en  medio y otras tres abajo; cada una está decorada con frases en rokuganés. Las palabras son (de derecha a izquierda y de abajo a arriba): Hantei el Victorioso, Fénix, Fu Leng, León, Grulla, Escorpión, Dragón, Cangrejo y Ki-Rin. Al entrar en la habitación, pisais la baldosa que reza "Hantei el Victorioso" y notais que la baldosa se ha hundido un poco con vuestro peso.

tirada de inteligencia oculta

A no ser que lo deduzcais vosotros, vuestros pjs no tienen idea de como resolver eso.

A no ser que lo deduzcas tú, tu PJ no sabe cómo resolver la habitación.

A no ser que lo deduzcas tú, tu PJ no sabe cómo resolver la habitación.

La Dragón avanzó con el grupo, evitando las trampas y procurando controlar la respiración. La tumba no era un lugar de esparcimiento, estaba claro, y cualquier mínimo error podría costarles la vida y con ello el destino del propio Imperio. En la sala donde estaban las baldosas, se mantuvo pensativa. No conocía lo suficiente de la historia como para dilucidar cuál era el orden exacto en que debían colocarse (si es que eso debían hacer, pues nada más parecía indicar una salida y accionar esos contrapesos era la única opción); o no lo bastante. Sabía cómo se habían fundado los Clanes, y quién había ganado aquel primer enfrentamiento entre hermanos, pero ignoraba los detalles cruciales

Por tanto observó en silencio al Fénix. Se había manchado. Es posible que el Mal aún pudiera pervivir en él, y si sobrevivían a esta aventura le auguraba un destino poco agradable en los muros del Cangrejo, entregando su vida al combate en las Tierras Sombrías. Por ahora aún era su compañero, y en su espíritu había luz. Si la oscuridad se extendiera más, la hija de Togashi no dudaría...