Partida Rol por web

El Cangrejo observó la sala con determinación y aunque entendía que debía haber algún tipo de mecanismo para desconectar la trampa no dudó un segundo más y se adentró en el pasillo a oscuras. 

Durante el trayecto las púas atravesaron su armadura en varias ocasiones, pero no detuvo su avance hasta llegar a la otra parte del pasillo.

Una vez allí inspeccionó los alrededores con cautela deteniéndose un instante tratando de encontrar la fuente del aire huracanado que apagaba las fuentes de luz. (1)

La fuente de aire es mágica.

-Todos caminamos en la misma dirección, Shiba-san. -Respondió la ronin a las palabras del Trueno Fénix, deteniendo sus intentos de encender la antorcha. -Y todos afrontamos el mismo destino. Si lo que habéis conseguido puede guiarnos en esta oscuridad, entonces te seguiremos.

Unos crujidos en la oscuridad anunciaron que la situación se complicaba, y pronto el chirrido de la piedra haciendo crujir una pesada armadura anunció la llegada de Oni Negro.

Al observar a Shoroi, Kyoshiro y Oni cruzar, asintió en silencio (más para sí que para el resto) y se decidió a cruzar, tratando de resultar lo más fluida posible y llegar al otro lado con el menor número de percances...

Cuando finalmente hubo cruzado, se giró hacia la sala anterior alzando la voz.

-Ya podéis cruzar... rápido y con cuidado -aconsejó, antes de mirar al resto de sus compañeros para comprobar que estaban bien. Sin poder evitar disimular demasiado, su mirada prestó especial atención al fénix y sus ojos, con su mano posándose lentamente en su katana.

Kyoshiro se percató de qué habia guardado silencio mucho tiempo, y qué ni Oni Negro ni Tameiki habian esperado a sus indicaciones, sin embargo, si podia ayudar a Valkai, al León y a Kaori, se sentiria dichoso por haber ayudado a sus hermanos.

-Atención, Valkai-san, Hidenaga-san, Kaori-san, os iré diciendo la posición y lugar exacto de cada trampa en el camino, por favor, confiad en mí-

Y con detalle, fue describiendo el pasaje, viendo con atención quien seguia para poder guiarle con más cuidado y este no termine lastimado.

Lamento no haberles indicado el tramo, Oni Negro-san, Tameiki-san, mil disculpas-

Se inclinó a modo de disculpa, y volvió a enfocar esos ojos verdes brillantes en el pasaje, preocupado de qué sus indicaciones se siguieran al pie de la letra.

Kyoshiro, si tu PJ gasta vacío sí.
Si no gasta vacío no.
Por cada PJ puede gastar un vacío y reducir en 5 la dificultad de todas las tiradas.

Apretó los dientes y se dispuso a pasar. Sin embargo antes de hacerlo unió las manos y susurró unas palabras. Al cabo de unos segundos se iluminó ligeramente el tatuaje del Cangrejo que portaba en el bajo vientre, y su piel adquirió un perlado tono grisáceo apenas perceptible, mucho menos en aquella trampa. Tomó aliento, y tras seguir la guía del Fénix se dispuso a traspasar aquel pasillo. Sin embargo no pudo evitar que cada uno de aquellos pinchos la atravesara

Tras conseguir superar la sala con los grabados de los Clanes en el suelo, y que Shiroi lograra apaciguar al espíritu de la rueca, llegaron a una sala que resultó ser una peligrosa trampa.
Pinchos por todos partes, oscuridad y paredes deslizantes eran una mezcla altamente peligrosa.
Valkai cruzó tan rápido como pudo, tratando de no ser alcanzado por los pinchos, con la esperanza de salir de allí lo más rápido posible.

Sólo faltaba Hidenaga por pasar y tras tres pinchazos, parece que le coge el truco y no recibe ninguno más. Luego todos habéis recibido heridas excepto Kyoshiro y Valkai.

Al pasar a la siguiente sala, se cierra la puerta a vuestras espaldas y dejáis de escuchar el ruido que producía la trampa de pinchos al moverse. Intentáis encender un fuego para antorchas con éxito pues el viento a dejado de correr y por fin veis todos de nuevo.

La puerta opuesta a la entrada de esta sala está cerrada. Hay seis pedestales de piedra en dos filas de tres dominando la habitación. Cada pedestal mide cinco ken-an (alrededor de metro y medio), y son tan anchos como un plato de comida. Todos están coronados con unas detalladas esculturas en forma de cráneo, de ojos huecos y siniestras sonrisas. Podéis sentir en vuestros corazones el vacío de las cuencas de los ojos. Están esculpidos de tal manera que los huecos profundizan a lo largo de todo el pedestal, atravesándolo de arriba abajo. Las bocas, sin embargo, quedan tapadas tras dos filas de dientes de piedra.

Cada uno de los cráneos tiene un símbolo esculpido en su frente. En el sentido de las agujas del reloj, empezando por la parte superior izquierda, pone lo siguiente: Misericordia, Satisfacción, Confianza, Dolor, Preocupación y Paz. Hay otro símbolo, el de Elección, esculpido e  la losa de piedra que hay encima de la puerta de salida. Un examen más detallado de los pedestales permite descubrir un saliente esculpido en la piedra, debajo de cada cráneo. 

El Cangrejo observó la sala con detenimiento antes de volverse ante sus compañeros. -"Esperad un instante, dejadme ver esas heridas Shiroi-san. Tú has pasado la primera, ¿Notas algún tipo de mareo o sequedad en la boca? No estoy seguro, pero puede que la trampa estuviera envenenada. Necesitamos estar seguros de que no, para llegar lo más frescos posible a la Tumba. (1)

Tras comprobar la existencia de posibles agentes tóxicos en las heridas Oni Negro miró a todos los que le rodeaban. -"Si alguno quiere que le trate con los conocimientos que tengo sobre primeros auxilios sólo tiene que decirlo". (2)

Tras tratar a todo aquel que creyera que lo necesitaba recogió sus enseres y vendas y se quedó erguido mirando la sala. -"Dejad que me adelante y busque trampas en la sala. Mientras, tratad de averiguar la naturaleza de la prueba y su posible solución. Estaré aquí mismo". (3)

Sin pronunciar una palabra más se deslizó entre los pedestales como una sombra más de la habitación.

Por los conocimientos de Oni, llegáis a la conclusión de que la trampa no estaba envenenada.

Después de curarse a si mismo, Oni se adelanta sigilosamente en busca de trampas pero no detecta ninguna más allá de lo que puedan desencadenar los pulsadores de esa sala. 

Un examen más detallado de los pedestales permite descubrir un saliente esculpido en la piedra, debajo de cada cráneo. 

Tras superar la extraña galería de la trampa de lanzas de piedra, llegaron a otra sala. Una en la que seis pedestales de piedra rematados por cráneos completaban un acertijo rematado por una losa con el símbolo de la elección. Salvo Oni Negro, que se adelantó como de costumbre en busca de trampas, el resto se mantuvieron en un silencio inmóvil, tratando de buscar la respuesta. Y cuando el Trueno Cangrejo se cercioró de que no había más peligro que el visible, fue Shiroi quien tomó la palabra.

-Elección... Realmente no logro comprender qué es lo que pensaron los constructores de esta tumba cuando idearon estas protecciones… -Dijo Shiroi en voz baja. En el sepulcral silencio del lugar, sus palabras reverberaron en el aire viciado y se mantuvieron como un eco espectral durante unos segundos. -¿Qué es lo que debemos escoger? ¿Y por qué motivo? ¿Nuestra propia elección? ¿O la que hizo que se lograra derrotar a Iuchiban?

Lentamente, caminó hasta acercarse al pedestal en cuyo cráneo estaba grabado el símbolo de la misericordia y se inclinó hasta mirar a los ojos de la estatua, como si esperase ver algo en ellos.

-Si yo tuviera que escoger… -Murmuró mientras lo hacía, sin dirigirse a nadie en concreto. Lentamente, tocó también el saliente que estaba bajo el tallado. –Escogería este.

Caminó en torno a las figuras esculpidas, observándolas con relativa frialdad. Ignoraba quién las había construido, o con qué motivo, pero aquella tumba estaba resultando mucho más peligrosa y compleja de lo que esperaba. Puso la mano sobre el lugar donde los pinchos habían golpeado su piel, procurando ignorar el dolor. La ronin estaba en lo cierto. ¿Qué sentimiento escoger? Pero sobre todo, ¿en base a qué? A diferencia de la anterior prueba, ésta contaba con un elemento aleatorio que no hacía nada fácil su resolución. Sinceramente ignoraba cuál era la respuesta correcta, pues muchas podrían serlo

Se detuvo y observó a los demás en silencio. Esperaba que alguno de ellos tuviera conocimientos que hicieran más fácil desentrañar el acertijo. Ella al menos no contaba con suficiente sabiduría al respecto

Sorteada la sala con los pinchos, llegaron ahora a otra sala en la que habían una serie de pedestales con pulsadores y palabras esculpidas.
A simple vista, parecía imposible saber cuál de ellos se suponía que debían pulsar, o si debían de pulsar varios en un orden.

Shiroi se adelantó y fue a pulsar uno de ellos. Valkai se mantuvo a la expectativa por si sucedía algo.
En caso de que no pasara nada, él pulsaría el de Paz, a ver si sucedía algo.

Nada de esto tenia sentido, al menos para Kyoshiro, las palabras esculpidas y los pulsadores, el dudaba el efecto qué esto podría tener, o lo que ocurriria, Shiroi se adelantó y solo pudo contemplar cómo ella lo hacia.

Tuvo qué contener el aliento, no se sentia asustado, si no, ansioso por eso, lo desconocido puede asustar a la gente comun, pero no a un shiba, mantuvo una pose neutral espectante a todo altercado qué pueda ocurrir.