Partida Rol por web

Unas grandes escaleras construidas de forma algo irregular en la piedra y de al menos tres metros de ancho, descienden con una inclinación espeluznante, a la más oscura y densa oscuridad que jamás hayáis visto, pues estas se pierden en ella sin dejar rastro. A ambos lados de las escaleras, tan solo podéis vislumbráis un acantilado de unas dimensiones inalcanzables para vuestra vista, pues al igual que las escaleras, este se pierde en un infinito mar negro. Al frente la oscuridad es también la dueña de todo pero a lejos, y de forma extraña e inconcebible para vuestra mente, podéis divisar la cima de una inmensa y escarpada montaña. Esta debería estar fuera de vuestro alcance visual y en lo que parece a una distancia imposible de medir, pero todo y ello, el resplandor violeta que la rodea logra que la visión de esta sea nítida y clara, mostrando los escarpados filos que la piedra crea en su ascenso a la cima. Entre ellas, y como si estuviera a tan solo unos centímetros de vuestros ojos, veis con claridad el estrecho y peligroso camino que discurre entre las enormes rocas ascendiendo hasta la mismísima cima...

Unas grandes escaleras construidas de forma algo irregular en la piedra y de al menos tres metros de ancho, descienden con una inclinación espeluznante, a la más oscura y densa oscuridad que jamás hayáis visto, pues estas se pierden en ella sin dejar rastro. A ambos lados de las escaleras, tan solo podéis vislumbráis un acantilado de unas dimensiones inalcanzables para vuestra vista, pues al igual que las escaleras, este se pierde en un infinito mar negro. Al frente la oscuridad es también la dueña de todo pero a lejos, y de forma extraña e inconcebible para vuestra mente, podéis divisar la cima de una inmensa y escarpada montaña. Esta debería estar fuera de vuestro alcance visual y en lo que parece a una distancia imposible de medir, pero todo y ello, el resplandor violeta que la rodea logra que la visión de esta sea nítida y clara, mostrando los escarpados filos que la piedra crea en su ascenso a la cima. Entre ellas, y como si estuviera a tan solo unos centímetros de vuestros ojos, veis con claridad el estrecho y peligroso camino que discurre entre las enormes rocas ascendiendo hasta la mismísima cima...

Nuevamente, y tras los comentarios del resto del grupo, cruzo la puerta. Nuevamente, me detengo y empiezo a mirar el panorama. Una larga escalera hacia no se sabe dónde, una montaña a lo lejos, con un camino escarpado y tortuoso. Un suspiro se escapa de mi boca. Empezaba a sentirme cansado. Miro mi brazo con los vendajes que Daenerys me había colocado. Ahora que se está enfriando, la verdad es que empieza a doler. La falta ya de adrenalina tras la evasión de los ahora compañeros de misión, así como la inactividad, hacían que las heridas que me habían inflingido Zenram y la araña empezaran a doler sobremanera. La verdad es que ha sido un día bastante duro. Un pequeño descanso no me vendría nada mal, pero no les daré el gusto de verme flaquear. Pienso mientras nuevamente un rictus de inexpresividad se dibuja en mi rostro.

El humano se interna en el extraño lugar, por algunos segundos el desaliento se apodera de él al darse perfecta cuenta de lo difícil que resultará su misión y de los pocos datos con los que cuenta para cumplirla, sin embargo su espíritu guerrero pronto acude en su auxilio...

De nada sirve lamentarse y estar aquí parado solo me retrasa, sea cual sea el destino, no tardara en cumplirse...

Vamos, que nadie tiene una antorcha? Dice el guerrero dando un par de pasos mas dentro del escabroso lugar...

Cruzo la puerta tras Avam y Zenram y, maravillada observo el lugar, fijándome sobretodo en las luces del final.

Nuestro destino, cuantos llegaremos?, veremos...

Bien, cuando queráis, les digo a los magos cediéndoles el paso...

Parecía que todo estaba decidido, así que haciendole un gesto a Asterot, empiezo a bajar las escaleras con cuidado. Mi debilidad era extrema, y no quería que nada diera al traste con mis propósitos. Así, con el otro mago a mi lado, voy descendiendo las oscuras escaleras. Con la mano izquierda, voy tocando la pared, para asegurarme de que no hay ningún entrante hacia una cueva o similar. El frio de la piedra es extremo, pero parece a su vez... como si estubiera pulida o trabajada, a pesar de los salientes y la rugosidad de esta. Tras un rato de descenso y silencio, decido romperlo para informarme de la situación: Bien, ahora que parece que vamos a compartir... aventuras, alguien me podría explicar qué esta sucediendo?

El guerrero toma la vela que le entrega Daenerys mas la entrega a Avam...

A mi esta pequeña vela me sirve mas de estorbo que de ayuda alguna, es mejor que el mago la lleve e ilumine mi camino, avanzando delante, si el no lo desea alguien mas puede tomar su puesto, pero el hacer que la lleve yo solo reduce mi efectividad en combate a menos de la mitad...

Cita:

Claro, aun que bien podrían regresare mis dagas!!! El guerrero no se mueve hasta que le entregan las dagas en cuestión...

Es evidente que cada uno sigue su propia agenda Avam, el destino... No, Aelyn no a reunido en torno a su templo por una razón, pero no creo que sea la misma para todos...

Avam, acompañado de Asterot, encabeza el descenso por las escaleras, mientras que tras ellos se sitúan Daenerys y Zenram, seguidos de Lucius, que cierra la marcha. Cuando este último atraviesa la puerta, esta se cierra con un tremendo golpe, y tras unos instantes, la pared de la cual nacían las escaleras y en la que estaba la puerta, desaparece de vuestra vista, siendo sustituidas por el abismo que rodea, a ambos lados, las escaleras. Tensos, y algo nerviosos, os ponéis en movimiento, pues la única salida que conocíais ya no existe...

Lentamente inicias el descenso por las irregulares escaleras, iluminadas muy tenuemente por la vela que Avam lleva en una de sus manos. Estas, dotadas de una peligrosa inclinación os obligan a caminar de forma lenta y cauta, pues un pequeño resbalón podría dar al traste con vuestras vidas, así que durante la primera hora os movéis con suma cautela, asegurando cada uno de vuestro pasos. A vuestro alrededor, toda parece igual que al principio, oscuro y silencioso y con la cima de la montaña en la lejanía, y al cabo de dos horas, cuando la vela de Avam está a punto de apagarse, seguís sin ver el final, y tan solo la oscuridad os precede en vuestro descenso.

Cansados, pues el descenso es más duro de lo que pensabais, os detenéis unos minutos para tomar aliento y pensar como seguir ahora que la luz se va extinguir....

Viendo las pocas ganas de hablar que tenían los miembros de la expedición, decidí bastante molesto callarme y seguir bajando las escaleras. El día avanzaba fuera del templo, y nosotros seguiamos bajando escaleras. Había algo que no me parecía correcto en todo esto, un presentimiento empezaba a nacer dentro de mí, pero por el momento prefería mantenerlo en secreto. Así tras una buena caminata, y viendo que la vela está a punto de extinguirse, paro la marcha para descansar.

El guerrero se encuentra preocupado por la falta de luz, quizá sus compañeros no sufran de el problema pero él estaba cociente del problema en que estaría sin sus ojos para guiar los golpes de su arma... Alguien tendrá una pinta de aceite o algo que podamos usar para hacer una antorcha?

Escondiendo una mueca divertida en la cara, para no ser visto: Vaya, vaya, ahora empezamos a ser conscientes de nuestras limitaciones. Humanos, patética raza inferior. Siempre sois una carga cuando la hora de la verdad urge necesidad. Pienso mientras me siento en el suelo con el brazo dolorido. Mientras descansamos Daenerys, podrías hecharle un vistazo a las heridas de mi brazo? Me gustaría poder tenerlo en condiciones lo antes posible, ya que algunos hechizos requieren de pases y gestos complicados, que ahora mismo no soy capaz de hacer. Pido a la sacerdotisa de forma amable.

Al pedir el guerrero sus dagas le miro de forma sorprendida al dejarme desarmada.

Esto no me lo esperaba de ti, querido, en fin, los caminos de Aelyn son inescrutables...

tiendo la daga sin mediar palabra hacia Zenram, y, cuando este la recoje prosigo el avanzar tras los magos...

Al detenernos por la falta de luz, tomo asiento en los escalones para tomar un respiro, al escuchar a Avam pedir mi ayuda, me incorporo, sentándome al lado de su brazo herido, lentamente le quito el primitivo vendaje dejando la herida al descubierto, apreso fuertemente en derredor a la herida provocándole un dolor sordo hasta que mana una pequeña cantidad de sangre.

Ves?. la sangre es roja, por lo tanto de momento va bien la cosa, no te preocupes, te extraje todo el veneno de la herida, es normal que te duela, la vida es sufrimiento y el dolor es una de las partes mas exquisitas de ella, verdad?...

La venda manchada ya por la sangre la lanzo por el acantilado.

De momento dejala al descubierto, que se ventile, no le irá mal, la hemorragia está cortada.

Mientras espera a ver si alguno responde positivamente a su solicitud, el guerrero cae en la cuenta que la clérigo de Aelyn camina desarmada y se apresura a componer su error...

Hija de Aelyn, te ofrezco mis disculpas, no he notado que te había dejado desarmada, permiteme ofrecerte nuevamente mi daga y esta espada corta... Si bien el guerrero cuida de no mostrarse servil, su gesto es humilde y muestra un claro arrepentimiento...

Aunque la puerta se haya cerrado yo sigo atrás donde puedo verlos a todos, sinembargo no se ve que alguno decida avanzar... seguro son los preparativos previos, por ahora sigo esperando en silencio.

Detenidos en las escaleras, escucho la petición de Zenrma acerca de la luz y no puedo evitar sonreír ante la situación en la que nos hallamos.

Creo que yo tengo algo que puede servirnos. - comento, sentado en uno de los escalones mientras rebusco en mi mochila. Por fin, hallo lo que estoy buscando y lo saco, mostrándolo al resto. - Es un cetro solar, esto nos dará luz durante unas 6 horas, espero que sea suficiente. - agrego, mirando las escaleras y su inexistente fin. - Aunque a decir verdad, tengo mis dudas, parecen que no vayan a acabar nunca.

Tras mi ultimas palabras, doy un leve golpe al cetro, logrando que este irradie una luz intensa y agradable en semejante y oscuro lugar.

Ya tenemos luz, por lo que lo mejor sería continuar, ¿no?

Tomo la espada que me ofrece el guerrero, aunque le devuelvo la daga.

No tengo donde llevarla, parece que al fin tenemos luz, prosigamos, os parece?

Me incorporo esperando a que reinicien la marcha