Partida Rol por web

La amplia y redonda estancia se iluminó por completo cuando Coloso, Cable y Loki aparecieron sobre una especie de plataforma de metal plateado que había en medio de la estancia. Desconocían por completo donde se encontraban, pero no tardaron en ver dos conocidos rostros.

El primero de ellos era el de la joven Lana, quién se encontraba en un apartado lugar donde había varios avanzados ordenadores. Junto a ella y a los "mandos" de los ordenadores, se encontraba un hombre con una especie de armadura de combate.

Un tanto más alejada se encontraba Karolina. La hermosa Majesdaniana se encontraba conversando con un enorme guerrero de aspecto vikingo. Loki lo reconoció rápidamente, sin duda era mucho más fornido y sus músculos estaba muchísimo más desarrollados, pero se trataba de Volstagg, uno de los tres guerreros.

Al lanzar un segundo vistazo a los alrededores, pudieron ver que tal vez se encontrasen en algún tipo de bunker o algo parecido, ya que las paredes y techo eran de metal. Una de las paredes mostraba una brecha de buen tamaño y la estancia al completo mostraba los cuerpos de más de una docena de "Soldados" con extrañar armaduras y piel azulada.

Un quejido de dolor provocó que los exiliados se volviesen para ver a un hombre malherido. Portaba ropajes oscuros y equipo táctico militar, con el símbolo de una calavera en el pecho. De alguna forma, tras su ataque inicial y su gran fracaso, decidió que una retirada táctica sería lo mejor. Al ver que los Exiliados se envolvían en una especie de luz brillante y suponiendo que se trataba de una teleportanción, saltó hacia Cable logrando ser teletransportado junto con los Exiliados.

-¡Nooooo! -llegó exclamando el Coloso soviético.

Había perdido su oportunidad de volver a casa. Al ser derrotado Calavera el Tallus había decidido hacerles saltar de nuevo de realidad.

¡Maldito Tallus, si no lo hubiera llevado hubiera podido regresar a casa, con mi mujer y mi pequeña!

Si no fuera por su forma de acero orgánico, se le hubieran saltado las lágrimas, pero de todas maneras su lenguaje corporal no dejaba duda de que se encontraba muy afectado por la situación: su mandíbula apretada, ojos achinados y puños cerrados y chirriantes con el sonido de metal contra metal. Si hubiera sido de carne y hueso convencionales estaría clavándose las uñas con fuerza en la palma de la mano.

Cerró los ojos y respiró profundamente, su musculoso pecho subiendo y bajando rítmicamente, tratando de calmarse. No tardó demasiado en hacerlo, por fortuna. La idea de un Coloso embargado por la furia no resultaba demasiado reconfortante.

La aparición de aquel sello y aquel hombre, además de la energía que emanaba le hacía ver claramente que era un hechicero y realmente poderoso, no sabía si ella, que se consideraba uno de los hechiceros con más potencial de su realidad estaría a un nivel similar, lo que le indicaba que era realmente poderoso. Pero todo lo que fue pasando a continuación fue realmente caótico, solo sabía que estaban en otra realidad todos, incluido Coloso y un muy debilitado y herido Calavera. Ella se acerca hacia este y le coloca las manos encima mientras dice:

Quédate quieto voy a curarte….

Decía mientras se concentraba en usar su magia curativa. Era cierto que donde estaban ahora estaban también sus compañeras y había más gente, pero no podían dejar a Calavera así, algo le decía que era más importante de lo que parecía.

Un hombre más apareció ante ellos acompañado de una mujer. Ya no solo reclutaban exiliados para su causa, sino que cualquier escoria de cualquier realidad les valía para imponer su "orden", no aguantaba más lo que tenía ante sí. Estaba dispuesto a afrontar su muerte antes que unirse a aquella figura que tenía ante sí. Sus dientes comenzaron a chirriar cuando inesperadamente Calavera rompió la tensión y en unos pocos segundos contemplo como aquella mujer destrozaba al hombre y a continuación todo se volvía cegador.

Aparecieron en otro lugar, no sabían siquiera si sería la misma dimensión. Se tensó y se preparó para lo peor. Quizá aquel que hubiera sido capaz de llevar a Coloso de vuelta los había enviado a una prisión. No pareció ser así ya que sintió las mentes de Karolina y Lana. Había más mentes alrededor, no parecían hostiles a priori y sus compañeras no parecían amenazadas.

Levantó su mano a modo de saludo y proyecto unas letras sobre él en las que ponía Me alegro de veros bien y en buena compañía, por favor, disculpadme unos minutos... y se dejó caer al suelo para sentarse contra la pared más cercana, sintió la tristeza de Coloso, su sueño de volver con su familia roto. Escuchó los lamentos de Calavera, el pobre había sido seguramente arrancado de su dimensión. La tensión desapareció, sus manos fueron a su cabeza la cual agachó entre sus dos piernas y acabo deshaogando la tensión y la montaña rusa de emociones que acababa de vivir. Ver el rostro de su padre ante un ser tan despreciable y desafiarle directamente aunque hubiera implicado su muerte había sido muy extremo para él. Toda la tranquilidad y paz que había llegado a alcanzar en el templo junto a Wade perdida, aquella realidad simplemente había podido con él y la aparición de aquellos renegados le había partido en dos.

Desconectó su mente y se dedicó unos minutos así mismo, necesitaba ordenar su cabeza para ser capaz de afrontar los futuros desafíos.

Karolina se hallaba junto al asgardiano, Volstagg. Su cuerpo desprendía la característica luz de su raza, y su cabello ondeaba en el aire como si la gravedad no le afectase lo más mínimo.

Era una visión radiante, una forma que potenciaba la presencia y belleza de la muchacha a partes iguales. Si quería mantener engatusado al bruto guerrero le convenía seguir así.

Al ver llegar a sus compañeros se preparó para explicarles la situación pero, al parecer, llegaron bastante tocados de donde fuere que hubiesen venido.

La muchacha evitó preguntarle a Coloso por qué se encontraba tan traspuesto, no le preguntó a Cable acerca de sus minutos de descanso, ni le preguntó a Loki quién era el malherido tipo al que estaba sanando. Tenía que seguir actuando para Volstagg, o se desvelaría su engaño.

- Saludos, amigos – dijo, en un tono solemne poco común en ella -. Os presento a Volstagg, el devorador. Su fuerza sin igual nos ha permitido asegurar esta plataforma de transporte, con la que os hemos podido traer hasta aquí.

Karolina señaló a Coloso.

- Este es Coloso, bravo guerrero de metal. Duro y pesado como el que más. Pocos enemigos pueden resistir su carga.

> Ella es Loki, una poderosa hechicera – asgardiana también, ¿se conocerían? -. Sus hechizos nos han salvado en más de una ocasión.

> Y él es Cable, posee poderes psíquicos capaces de doblegar la mente y la materia.

Karolina extendió los brazos, en señal de bienvenida.

- Os doy la bienvenida, amigos, a la nave – un momento, ¿tiene nombre esta cosa? -. Una poderosa base de operaciones entre dimensiones. Por desgracia, ha sido tomada por unos traidores de los Exiliados – enfatizó Karolina, tratando de hacer entender a sus compañeros a quién se enfrentaban -. El gran Volstagg ha aceptado nuestra ayuda para recuperar la nave, y convertirla en nuestro nuevo palacio desde el que conquistar las dimensiones del multiverso.

“Cable, si estás oyendo esto, más te vale ponerme en contacto con los demás”.

- Nuestro amigo, Hank Pym – señaló al hombre junto a los ordenadores – nos puede ayudar a movernos por la nave y localizar a nuestros enemigos. Sugiero que actuemos con presteza.

El vocabulario de Karolina era bastante diferente de lo que usaba normalmente cuando estaba con sus compañeros. Estaba claro que actuaba para Volstagg.

No tuvo tiempo de recomponerse, quizá hubiera desconectado mentalmente pero sus oidos seguían activos atentos a la forma de hablar de Karolina, era diferente, forzada quizas. Parecía que no estaban a salvo allí. Cambio de la posición en la que se encontraba a la posición del loto elevándose ligeramente en el aire. Restableció la conexión mental con el equipo y se concentró en las palabras de esta. Tendría que buscar otro momento para recomponerse porque las palabras base de operaciones entre dimensiones y traidores exiliados le indicaron que seguían en peligro. Parecia que habian llegado al palacio de cristal.

Estamos conectados mentalmente. Ponnos al día. ¿Es este el palacio de cristal?

Miró a Hank alzando ambas cejas -Hey, si no me he bebido su hidromiel, puede darse por contento... - además ¿dónde carajos estaba el hidromiel? Consiguieron traer al resto de los miembros del grupo, saludando a Cable y los demás con un movimiento de mano y se preguntó porqué Coloso se veía tan abatido (bueno y quien era el otro tipo).

Karolina hizo las presentaciones pertinentes del grupo al asgardiano sin sesos, mientras Lana escuchaba con los brazos cruzados -Y yo soy Lana la sirvienta de hidromiel- ahora en serio, quería probar aquella cosa. Sintió la voz de Cable, otra vez aquella comunicación telepática. - Palacio de cristal... ¿eh?- se rascó la nuca, algo confusa - creo que Karolina os lo puede explicar mejor que yo. Pero ¿sabéis lo que son los Kree? unos pitufos con muy mala leche. Es más por ahí tenéis unos cuantos esparcidos- comentó mentalmente mirando a continuación los restos del combate del asgardiano (si es que a eso se le podía llamar combate) -básicamente la nave está lleno de ellos y no son amistosos...- y algo más que dijo Hank -Ah y no enfadéis a ese tipo, Karolina está intentando camelarlo y ponerlo de nuestra parte para que nos ayude.

Durante años el hombre al que los criminales apodaban Calavera, se había preparado con un único fin, dar muerte a Kinping. Para su desgracia, cuando por fin logró tenerlo en el punto de mira, todo se volvió en su contra y casi fue arrojado a los brazos de la muerte. Malherido y vencido, la única alternativa que apareció ante él fue la de una retirada táctica, una que pudo llevar acabo gracias a los Exiliados.

No estaba seguro de qué esperar de tan variopinto grupo, pero Cable y Loki al menos parecían estar dispuestos a enfrentarse a Kinping y sus aliados. Por lo que pensó que quizás podría llegar a unir fuerzas con los denominados Exiliados.

-Gracias...   -Susurró entre dientes ante el toque curativo de Loki, claro que en ningún momento soltó la desert eagle que empuñaba. Después de todo, una cosa era tener la esperanza de poder formar una alianza y otra muy distinta, meterse en la boca del lobo sin una buena arma.

Sin mencionar más palabras, se incorporó totalmente recuperado. La poderosa magia de Loki había logrado sanar las heridas sin esfuerzo alguno. Una gesta digna de ser recordada, pues no todos los días uno se encontraba con un ser capaz de sanar las heridas con el simple contacto de sus manos.

A sabiendas de que aún no había llegado su momento, enfundó su arma, cruzó los brazos a la altura del pecho y se apartó discretamente otorgando a los exiliados cierta intimidad para resolver sus propios asuntos. Les estudiaría y después, vería si podrían ser considerados como aliados o si por el contrario, se vería obligado a tomar otras medidas.

Pero los Exiliados no se encontraban en su mejor momento...Karolina estaba haciendo grandes esfuerzos por tratar de mantener el frágil engaño que había tejido sobre el Asgardiano, mientras que  Coloso y Cable, parecían hundidos y perdidos en sus propios pensamientos. Era como si ambos hubiesen recibido una terrible noticia.

-Tus siervos están desmoralizados y las lágrimas a duras penas parecen ser capaces de contenerse.    -Indicó Volstagg lo suficientemente alto como para hacerse escuchar por todos.   -¿Guerreros? ¿Poderosos? ¡Ja! He conocido niñas más valerosas y con mejor porte. Tal vez puedan aprender a cocinar y realizar demás tareas tan propias de la plebe. Pero está claro que el campo de batalla no es para ellos.

El hombre sentado junto a Lana, aquel que portaba la extraña armadura de combate de color amarillo y negro, se puso en pie y les saludó con una mano. Agradeció a Karolina el hecho de presentarlo ante el resto de su equipo y decidió tomar la palabra.

[Color=#FF6600]-Bienvenidos Exiliados, desconozco que os ha afectado tanto, pero me temo que no tenemos tiempos para que os podáis recomponer. Fuerzas enemigas avanzan en este preciso instante contra nosotros. En su gran mayoría, son tan solo soldados Kree jóvenes e inexpertos. Pero todos ellos están bajo las órdenes de uno de los Exiliados más poderosos que jamás he visto. Nuestro objetivo es vencer a las fuerzas invasoras y recuperar el control de la nave. De esa forma, podremos movernos con libertad por el multiverso y evitar que los malos continúen sembrando la destrucción y el caos a su paso. Pero para eso tenéis que estar concentrados al 100%[/color]

Del exterior de la sala, pese a que aún resonaban lejanas, pudieron escuchar el sonido de pesadas pisadas. El avance era lento y casi rítmico. Aquello no albergaba nada bueno, ni tan siquiera Coloso, con su gran cuerpo de metal era capaz de causar tal efecto al caminar. Fuese lo que fuese lo que se acercaba prometía ser algo realmente grande y muy, muy pesado.

Hank Pym, el hombre de la armadura de combate chasqueó la lengua disgustado. Habían perdido el factor sorpresa a cambio de obtener ayuda de Loki, Cable y Coloso. Pero de los tres, tan solo Loki parecía dispuesta a luchar. Coloso y Cable se encontraban muy debilitados emocionalmente, por lo que era imposible saber qué es lo que harían.

[Color=#FF6600] -Un enfrentamiento ahora podría suponer nuestra derrota. Si sois incapaces de dejar a un lado lo que os afecta, será mejor huir de aquí y ocultarnos en otro lugar de la nave. Eso solos nos proporcionará algo más de tiempo. Pero cada segundo que pasa, los Exiliados Renegados están más cerca de cumplir con sus objetivos, sean estos lo que sean. [/color]

Aquella era una decisión que debían de tomar de inmediato, si permanecían en aquella sala serían encontrados rápidamente por las fuerzas hostiles. Pero siempre podían abandonar el lugar a través de la brecha abierta en la pared, aquella por la que Lana había accedido minutos antes a la estancia.

Las palabras de aquel que había llamado Karolina Hank Pym le devolvieron de un mazazo a la realidad. Se puso en pié, su rostro se tornó serio y tomó aire profundamente, necesitaba recuperar la calma.

Una vez tranquilo dejo todas sus emociones aparte y generó una ilusión que mostraba a aquellos a quienes habían tenido delante hacía unos instantes y a los que había desafiado abiertamente. Ante todos aparecieron las figuras de Cíclope, Guardían, Cifra, Copycat y Doctor Strange. Y un poco más separado de ellos a Nova. Aquella a la que Calavera había llamado Kingping.

- ¿Es este a quien has señalado como el exiliado más poderoso? le preguntó a Hank señalando la figura de aquel que tenía el rostro de su padre y la ambición de un tirano. Mientras respondía se volvió hacia Calavera y señaló a la mujer que había traído el Dr Strange. -¿Era ella el Kingping de tu universo? por la reacción y el grito que había dado al atacarla lo sabía con certeza pero quería su confirmación ante los ojos de Coloso. Si tenían que enfrentarse de nuevo a ellos necesitaba a Coloso al 100% y no poniendose contra ellos para ganarse su vuelta a casa. Cuando Calavera y Hank confirmaron sus identidades se volvió hacia Coloso.

- Amigo se que lo que más deseas es regresar a los brazos de tu mujer y tu hija, pero creo que no vivirías con tu conciencia tranquila sabiendo que este ser que se propone poner orden en los universos lo haga poniendo como comandante a aquellos que los han desequilibrado y generado un mundo de terror. buscó el apoyo de Loki para intentar recompense al gigante ruso. - Si de verdad desde esta nave, se pueden controlar los viajes en el multiverso, te doy mi palabra de que todos nosotros haremos todo lo posible por devolverte a tu hogar. Pero de volver a tu hogar debes hacerlo con la cabeza bien alta o nunca volverás a ser tu mismo aunque estés con ellas. se miró las manos y continuo hablando. - Yo también lo dejaría todo por volver a estar en brazos de mis padres, pero ellos murieron y no tendré nunca esa oportunidad. Pero sin embargo ahora me veo obligado a luchar contra la misma figura que deseo abrazar y solo no creo que pueda tener fuerzas aún sabiendo que no es él. Te necesito a mi lado camarada.

“Nos encontramos en una nave, no en el palacio de cristal. La nave estaba en el sótano del palacio, o algo así… Cuando el palacio fue atacado por los Exiliados renegados Pym despegó con la nave, aunque está llena de enemigos. Lana y yo acabamos aquí por alguna razón, y con la ayuda de Pym os hemos traído hasta aquí. No sabemos mucho más, el rubiales ya os ha resumido bastante bien la situación.”

Volstagg no parecía respetar a los llorosos y perturbados Exiliados. Aquello pintaba mal.

“No sé qué os ha pasado mientras estabais allá fuera, pero no nos queda tiempo como para andar malgastándolo.”

- Acaban de regresar de una dura misión, gran Volstagg. Puede que sean débiles en apariencia, pero te sorprendería lo que son capaces de hacer.

“¿Vais a pelear, o no?”

Si huían ahora iban a perder por completo al asgardiano. ¿Y si se volvía a unir a las filas de los enemigos? No, no creía que eso fuese a suceder. Pero deberían acabar enfrentándose a él.

Karolina apretó los puños y miró hacia la puerta, en la posición más digna que pudo improvisar. Iba a tratar de decir algo inspirador, cuando se percató de la presencia del “tío calavera”.

“¿Y ese quién es?”

No había tiempo para presentaciones.

- ¿Vas a luchar con nosotros? – le preguntó directamente.

Loki se había concentrado en curar a Calavera, pero parecía que no estaban aún a salvo. También presto atención a lo que estaba diciendo su compañero mentalmente y una vez termino de sanar a Calavera se puso en pie y miro a sus compañeros mientras pensaba:

De Volstagg me encargo yo, por lo que veo es más o menos como el que conozco… pero algo más descerebrado y parece que aun más guerrero que el que conozco… en mi realidad es sirviente de mi padre y me conoce bastante bien

Loki mira de reojo a sus compañeros y se coloca prácticamente en frente de Volstagg y haciendo uso de un tono lo más serio y directo posible dice:

¿No me reconoces Volstagg?... Osas dirigirte en esos términos a Loki hija de Odín y hermana de Thor…

Decía en tono serio y molesta, sabia en cierta forma como tratar con el de su realidad, pero el de esta no sabía si sería así, aun así tenía que hacer todo lo posible, por lo que les había explicado su compañera la situación no era precisamente buena en esos momentos, le mira a los ojos y dice:

Recordaba al guerrero mucho más capaz y sin la necesidad de contar con ayuda para detener un ataque

Mira a sus compañeros, esperando en cierta forma colaboración y apoyo a sus palabras por parte de ellos y dice:

¿Quiénes osan atacarnos?

En cierta forma le resultaba extraño comportarse asi, pero había visto a su hermano y a su padre en numerosas ocasiones comportarse de esa forma y aunque ella no era así sabía que solía funcionar, por lo que decidió actuar de la misma forma, quizás les funcionase.

-Yo... tienes razón, Cable. Lo siento. No, no debería haber titubeado. Hay cosas más importantes que nosotros mismos, que nuestras propias familias... -dijo Coloso, recobrando poco a poco el aliento heroico en sus palabras- Pero quiero volver. Nada tiene sentido si no estoy junto a mi mujer y a mi hija. Os ayudaré, pero sólo hasta que consiga regresar.

Coloso sabía que sus compañeros tenían buenas intenciones, que eran héroes hasta la médula, aunque alguno de ellos ni siquiera lo supiera o lo exteriorizase. Combinados eran una fuerza inaplacable.

-La cosa que viene, quien sea, dejadme que le de la bienvenida. Poneos detrás. Nada ha traspasado mi piel hasta el momento. Ni los comentarios burlones -añadió finalmente haciendo alusión a lo que había dicho Volstagg.

Una vez erguido y preparado para el combate, el hombre de acero orgánico resultaba imponente y cualquier duda de su valía como "guerrero" se olvidaba con facilidad.

- Haremos lo que esté en nuestra mano para devolverte allí una vez tengamos el control del palacio. Estoy seguro que Loki podrá hacer maravillas una vez que conozca como funciona. le respondió. Se preparó para el combate mentalmente para el combate, alzó su protección kinetica y se elevó ligeramente por los aires. - Estamos listos para defender está posición. paró unos segundos y lanzó un suspiro dejando escapar todas las preocupaciones volviendo al aquí y el ahora. - Luego acabamos de ponernos al día. buscó en la sala en la que estaban algo pesado y que no valiese de nada.

Cuando Loki se acercó a Volstagg y trató de imponer respeto Karolina recordó algo importante.

¡No, no, guapa! ¡Un momento!

Ni siquiera pudo disimular la mueca de sorpresa. La muchacha alzó una mano repentinamente, como tratando de evitar que la hechicera asgardiana se acercase al guerrero.

¡Este Volstagg fue exiliado por Odín o algo así! ¡Este tío se la tiene jurada a tu padre!

Escuchó todo con atención, mirando a todos los que hablasen. La fiesta no se había acabado aún y había que seguir a pesar del bajo ánimo de Coloso y el estado de algunos recién llegados. Bueno, mientras Karolina mantuviese al asgardiano de su parte no iba a ser muy complicado, ¿verdad? por dios, esperaba que eso fuese así. 

Pero entonces Loki intervino y... Lana se llevó una mano a la cara. A saber cual era la historia de ese Volstagg, igual en su universo no existía ella o a saber qué, pero Karolina tenía razón. El bárbaro la iba a reventar si se la tenía jurada a Odin, así que Lana cogió una flecha trucada y se posicionó bien. Ahora que tenía ese "nuevo poder", los sitios para disparar se habían multiplicado. No hizo nada, simplemente esperó a ver que hacía Voltagg mientras sujetaba la flecha en una mano y el arco en otra. 

Calavera no respondió a la pregunta de Cable, no era un hombre de palabras y no iba a comenzar ahora a usarlas para dejar claro algo que ya era un hecho. Aquella mujer a la que habían llamado Nova era Kinping, la fuente de todo el odio que el justiciero sentía. Tampoco parecía dispuesto a responder a Karolina, pero al encontrarse en un lugar desconocido y tratando con ¿mutantes? cuyas capacidades desconocía, pensó que sería mejor aclarar algunos puntos.

-Mi objetivo es acabar con Kinping y tal como están las cosas, el camino más rápido para dar con ella es permaneciendo con vosotros.    -Calavera desprendía un aura de peligro y muerte que resultaba casi asfixiante. Era alguien acostumbrado a matar y no hacía esfuerzo alguno por ocultar su naturaleza.   -El tío del ojo brillante y la shakespeariana ya han dejado claro que no se unirán a los nuevos camaradas de Kinping. Pero deberías de vigilar al tío de metal, parece cambiar de bando con la misma rapidez que la shakespeariana es capaz de sanar heridas.   

Ninguno de los presentes le resultaba conocido a Calavera, al igual que tampoco comprendía mucho de lo que estaba sucediendo. El que los Exiliados se comunicasen por telepatía le impedía descubrir lo que realmente sucedía.

-Lucharé con el tío del ojo brillante, pero tengo dos reglas. Primera, nada de victimas inocentes ni daños colaterales. Segunda, yo no un policía, soy un verdugo. Los criminales que se crucen en nuestro camino sufrirán el destino que merezcan.

Tomando uno de los rifles de plasma que yacían por el suelo, lo revisó durante unos instantes como si tratase de analizarlo. Por suerte, las armas tendían a ser bastante similares unas a otras pese a provenir de otros mundos.

Hank lanzó una mirada rápida a Lana al escuchar las palabras de Calavera. No contaba con que los Exiliados se trajesen un polizón con ellos y menos uno que pareciese no tener reparo alguno en ejecutar a todo bicho viviente que se cruzase en su camino.

_{[Color=#CC0033]-Genial...} [/color] -La dijo entre susurros.   _{[Color=#CC0033] -...Si lo que viene no fuese ya lo suficientemente malo, ahora tendremos que declarar hasta el último céntimo si no queremos que este justiciero nos vuele la tapa de los sesos por evasión de impuestos.[/color]}

Poniéndose en pie, contempló las ilusiones creadas por Cable y asintió con gran pesar. Los Renegados se habían movido con rapidez y ahora entendía el motivo por el que Coloso se sentía tan poco animado.

[Color=#CC0033]-Veo que ya habéis conocido a los renegados. Pero en esa proyección falta el sexto y último miembro. [/color]  -Con un ademán de la cabeza señaló hacia el exterior de la sala.    [Color=#CC0033]-Por suerte, es el menos agresivo del equipo, pero tiene poder suficiente como para patearnos el culo a todos los aquí presentes. Voy a tratar de interceptar la señal de su Tallus para sacarlo de la nave, pero será complicado. Seguramente Cifra haya diseñado algún tipo de contramedida, así que tratar de ganar tiempo y evitar entrar en combate todo lo que podáis...[/color]

Hank parecía dispuesto a contar algo más, pero las acciones de Loki provocaron que se volviese hacia ella con la mandíbula desencaja. El guerrero Asgardiano era alguien muy volátil y lo que menos les interesaba era iniciar un nuevo conflicto que les debilitase.

Karolina, quién rápidamente trató de solucionar la situación fue apartada con un manotazo. El enorme asgardiano era rápido pese a su tamaño y con dos rápidas zancadas se plantó ante Loki. Inclinándose ante ella hasta que sus rostros quedaron a la misma altura, la contempló  con los ojos entrecerrados, estudiando sus rasgos. Hasta que de nuevo, reaccionando con rapidez, extendió sus gruesos brazos alrededor de la cintura de Loki y los cerró con un fuerte abrazo.

-¡Loki! ¡Ja! ¡Viejo camarada! ¡El gran asesino de Thor!    -Gritó mientras la alzaba del suelo y continuaba abrazándola con alegría.    -Pensé que Odín te había encerrado en alguna oscura prisión de los nueve mundos. Pero veo que nada puede retener la astucia del más astuto de los dioses. ¡Bien! Ahora que estamos reunidos de nuevo, no necesitamos a estas criaturas mortales. ¡Nos embarcaremos en una gran aventura para encontrar a los guerreros que nos faltan y comenzaremos la conquista del multi-universo!

Una vez más Hank volvió la mirada hacia Lana desesperado.

[Color=#CC0033]-Parece que tengo un imán para idiotas...[/color]

¡POM! ¡POM! ¡POM!

Tres golpes secos resonaron en la puerta que daba acceso a la sala en la que se encontraban.

[Color=#CC0033]-Sí, definitivamente tengo un imán para los idiotas...[/color]

Las puertas se abrieron mostrando al sexto y último miembro de los renegados. Con casi dos metros y medio de altura y más de una tonelada de peso, la imponente figura del Juggernaut cruzó el umbral de la puerta. En una de sus manos portaba una bolsa extra-ultra grande de patatas fritas, mientras que con la otra, se llevaba unas cuantas patatas a la boca.

-¡Hi!   -Saludó como quién saludaba a viejos amigos y compañeros.   -¡Ey, Coloso! Me alegra verte por aquí, Cíclope suponía que podías acabar aquí dentro. Solo quiere que sepas que su ofrecimiento sigue en pie, sabe que todo esto fue cosa de Pym.

Tomando otro buen puñado de patatas fritas, se llenó la boca de comida y mientras las masticaba, se dedicó a revisar a los presentes. Pese a la apariencia de su armadura y su gran tamaño, no se mostraba amenazante.

-Bueno, supongo que tengo que presentarme. Soy Cain Marko, aunque todos me llaman Juggernaut. Ummm Soy un Exiliado al igual que vosotros y espero que podamos ser amigos. La idea es ayudaros a regresar a vuestros hogares o que os unáis a nosotros para hacer lo mejor para el multiverso. Aunque eso es mejor que lo habléis con el jefe, él os explicará mejor las cosas. A mí nunca se me han dado bien esas cosas, en fin...

Con calma, comenzó a avanzar hacia los ordenadores en los que se encontraba Pym.

-Lo siento, pequeño. Pero necesito que te alejes de ahí de inmediato. La nave pertenece al jefe y no le gusta la idea de que trates de trastear en ella. Venga, no hagas esto por las malas. Hay un sitio genial ahí atrás que crea toda la comida que quieras ¿Por qué no vamos todos a darnos un buen festín? ¡Venga, animaros! Dentro de poco Coloso podrá volver a reunirse con su familia y el resto podréis regresar a vuestros hogares. ¿No es genial?

¡Maldición!

El Coloso soviético había vuelto a concentrarse en el combate que estaba por llegar. Se había determinado a ayudar a sus compañeros, aunque fuera solamente por ser ellos, por ya haberse ayudado entre sí y compartido penurias y alegrías. Les había cogido cariño, se lo merecían. Pero de repente había irrumpido Juggernaut en la habitación reabriendo la herida que el ruso tenía con el tema de su familia. Realmente quería volver a casa. Realmente quería volver a ver a su familia. Coloso pasó de posición defensiva a bajar los brazos.

-Yo, no, no puedo... Quiero volver a casa, chicos, por favor. No, no sé quién tiene razón. Sólo quiero volver a casa, ver el rostro de mi hija, abrazar a mi esposa. No quiero estar aquí. Esta no es mi lucha...

Piotr Nikolaievitch Rasputín, más conocido como Coloso, nunca se había caracterizado por tener una mente tan dura como su piel, ni mucho menos. Tampoco era un blandengue y, este en particular, estaba acostumbrado a hacer incursiones con las fuerzas especiales del ejército soviético, pero eso no te prepara para la idea de no volver a ver jamás a tus seres amados. Todos los soldados sueñan con volver a casa. Piotr no era la excepción.