Partida Rol por web

Todo ocurrió bastante rápido. La comida me tenía somnoliento pero el lujo que había a nuestro alrededor me mantenía despierto de lo maravillado que me encontraba. 
 

-¡Wow!- El Capitolio no sólo se beneficiaba de una abundancia que rallaba el absurdo, además contaba con un nivel tecnológico que superaba con creces el de cualquier distrito, por lo que sabía. 

no tenía claro que ocurriría durante los juegos, mis posibilidades de supervivencia no eran las más altas, pero disfrutaría del Capitolio todo lo que pudiese antes de morir...y después de ganar.

-Que descanseis, buenas noches.- Digo antes de entra al cuarto donde una cama mullida me espera. 

Cuando salimos del ascensor me sentía algo mareada. Era la primera vez que me montaba en un cachibache de esos, pero ya me había quedado claro que evitaría por todos los medios tener que volver a hacerlo. Creía que me duraría más el malestar, pero solo necesité ver la indiferencia y desprecio con el que se dirigió a nosotros el chico que nos esperaba para olvidarme de todas mis penas. - ¡¡¡Miranos a la cara, maldito cabrón!!!! - grité en mis pensamientos.

A pesar del lujo que nos rodeaba, me cuide mucho de no mostrarme impresionada. Además, estaba demasiado decepcionada por no poder ver a ninguno de nuestros enemigos hasta el entrenamiento como para pensar en otras cosas. - ¿Enemigos? Ellos no son tus enemigos, Keara, tus enemigos están delante de ti - me recriminé.

- Buenas noches Jerome - le dije mientras le observaba entrar en su cuarto. - Yo también me voy a descansar - concluí mirando a Annie, y evitando cruzar miradas con el otro chico. - Hasta mañana. Tras la despedida me dirigí a mi habitación, imaginándome la ostentosa sala con la que iba a encontrarme. 

El sol fue el que os despertó tras una noche de sueño. Os resultó extraño despertaros en unas camas tan suaves y mullidas comparadas con la que teníais en vuestra casa. Incluso os dieron ganas de levantaros para empezar a trabajar hasta que os disteis cuenta de que no estabais en vuestro Distrito. Ahora os tocaba trabajar para sobrevivir a esa batalla.

Tras poneros algo, salisteis a la sala central. Allí la mesa estaba atiborrada de comida para serviros un buen desayuno. Annie estaba bebiendo e intentando comer una magdalena, pero no tenía muchos dientes y la costaba.

Buenos días, mis niños dijo con una sonrisa sincera. Espero que hayáis podido descansar bien. Desayunad y coger fuerzas, porque hoy empiezan los entrenamientos. Veréis a los otros distritos y tenéis que ver de qué son capaces. Pero no sólo eso: estarán los patrocinadores. Hay que impresionarles, pues ellos serán los que os ayuden en la arena.

Decidme, alhajas. ¿Qué se os da bien? ¡Oh, no tenéis por qué decirlo el uno delante del otro, no! Si queréis mantener vuestro secreto, podemos ir a otra habitación. Pero es importante hablar de ello, porque tenemos que pensar cómo impresionar a los patrocinadores.

"¿Qué se me da bien? Pensar, memorizar, saber cosas..." Dentro de lo que cabe si hubiera nacido en otro distrito como el 3, por ejemplo, seria un genio de la informática a estas horas, pero en mi distrito....

Me acerco a la mesa, y muevo una bandeja con bollería hasta el extremo más alejado de la habitación. Un cuchillo pasa a coronar la pirámide con el filo hacia el techo y el mango introducido en la muffin que antes era la punta del prisma de azúcares hipercaloricos. Me aseguro de que el agarre es firme. 

Vuelvo hasta la mesa, y extiendo una servilleta, la pliego sobre su diagonal varias veces, por último cojo otro bollo, cuyo nombre técnico desconocía, en nuestro distrito no había tanta variedad. Colocando la comida en la servilleta plegada, junto las esquinas y comienzo a dar vueltas a la improvisada honda, que va cogiendo fuerza. Con calma me tomo mi tiempo para apuntar. Al soltar uno de los extremos el proyectil cocinado describe una parábola y se inserta por el filo del cuchillo, sin que la pirámide se desmonte.

-No tengo fuerza, pero tengo mucha precisión.

Había descansado como nunca lo había hecho en mis 17 años de vida, pero aun así me veía incapaz de dejar atrás la comodidad y el confort que me brindaba esa cama. Durante unos minutos me dediqué a observar la habitación que me habían asignado. Amplios armarios, cómodas, una cama donde podría dormir toda mi familia, metros y metros de cortinas (mal empleadas)...

Tanta opulencia me estaba poniendo de mala leche, por lo que decidí levantarme y salir de allí. Y cuando abrí el armario llegó el desconcierto. Había tanta ropa como para vestir a los niños de medio distrito. Tras una larga búsqueda a través de extraños y despampanantes ropajes conseguí algo decente: unas mallas negras, un par de botas bastante acordes a mi número, una camiseta de tirantes oscura y una cazadora. Suficiente.

- Buenos días - digo nada más entrar en la sala. Cojo un bollo y una pieza de fruta, que enseguida quedan abandonados en el plato cuando Annie empieza a hablar de la programación del día. - Los patrocinadores... ¿Qué puede interesarles de mi a los patrocinadores? - pienso algo preocupada. Tengo muy buena fortaleza física y resistencia, pero no tanta como para presumir de ella y competir con los demás.

Las operaciones de Jerome interrumpen mis pensamientos. Al ver su hazaña empiezo a aplaudir instintivamente. - ¡Muy bien Jerome! Creo que has encontrado tu punto fuerte - le sonrío.

- Mis puntos fuertes son la resistencia, supervivencia y la coordinación corporal, aunque también se manjar armas sencillas - comento a mis interlocutores mientras me quedo pensativa. - Supongo que tendré que buscar algo por alguno de esos ámbito, pero no sé muy bien de qué manera. Annie, ¿contaremos con cualquier tipo de objeto en ese momento?

Estoy muy impresionada, chico dijo Annie entrecerrando los ojos al sonreír es una gran habilidad la que posees.

Keara, a la arena entraréis sin nada. Seguramente tendréis la Cornucopia delante y serán los patrocinadores los que decidan qué dejaros allí. Así que hay que tratar de impresionarlos para que os dejen un buen equipo de combate.

Pero recordad una cosa para estos entrenamientos. No sólo estarán los patrocinadores, si no el resto de distritos. Si mostráis con tan facilidad vuestras habilidades, ellos ya sabrán de lo que sois capaces, así que tened cuidado.

Fue durante uno de los desayunos en los que se rompió el silencio que reinaba en el piso del distrito once.

-Oye Keara, estaba pensando... ¿Y si todos los no profesionales les damos una paliza durante la Cornucopia a los pros? había pensado en que si nos juntamos los suficientes, podríamos quitarlos de en medio, repartir la recompensa y luego darnos un día de tregua. Sé que solo puede quedar uno de todos los Juegos, pero las probabilidades de que cada no profesional gane, se disparan si los eliminamos primero. Solo tenemos que machacar a los seis antes de que cojan armas.

El plató estaba lleno de hombres y mujeres vestidos de forma extravagante. Esos días parecía que la moda era el color plateado, pues todos llevaban algo de ese tono que hacía deslumbrar cuando algún foco les apuntaba. Los peinados, como no, dibujaban la rareza de sus personajes; cada uno iba con su forma y sus complementos, desde peinados que apuntaban al techo hasta moños aplastados que parecían animales aplastados por algún tipo de vehículo.

Las luces bajaron de intensidad, lo que provocó que las voces del público disminuyeran hasta quedar un mero murmullo. Una voz profunda y tranquila habló a través de los altavoces.

¡Y ahora, con todos ustedes, nuestro presentador, el más querido, deslumbrante y especial de la televisión! ¡Recibamos con un fuerte aplauso al inmortal Caesar Flickerman!

Los aplausos ahogan las posibles palabras que esa voz pudiera decir a continuación. Tras unos segundos de espera, Caesar sale al escenario luciendo una gran sonrisa al tiempo que lanza besos al aire. Este año lleva el pelo color celeste y, al igual que la moda, lleva un traje totalmente plateado, en el que destaca una corbata gris con lunares dorados que hacen daño a la vista.

Caesar se coloca en el centro del escenario donde espera que la gente se calme para poder hablar. Cuando cree que puede hablar sin tener que gritar, alza los brazos para terminar de tranquilizarlos

Bueno, más que inmortal, se a quién tengo que pagar para que me mantenga joven, ¡buenas noches!

Ese chiste sin gracia hace que el público este un par de minutos riendo a carcajadas, lo que hace que el presentador se incline a modo de agradecimiento.

Como cada año, nos reunimos aquí con una intención: ¡Conocer un poquito mejor a nuestros queridos tributos!j Aquellos niños y niñas que han venido para entretenernos durante un tiempo. ¿Cuál será el que brille más que mi traje? ¿Quién será aquél que sea más dulce que el color de mis cabellos? ¿Quién hará que su sonrisa derrita a nuestras queridas jóvenes? ¿O qué muchacha hará perder la cabeza a nuestros adolescentes? Pues... ¡Esas preguntas serán respondidas a lo largo de la noche! ¡Comencemos con las entrevistas!

Y todos a la vez, corearon:

¡Y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte!

¡Esto se acaba, señores! Nos quedan pocos tributos, pero por ser los últimos en salir no son ni mucho menos los peores. Es el momento para que salga una jovencita de 17 años del distrito 11. Seguro que mostrará y luchará para ganar. ¡Un fuerte aplauso para Keara Blaine!

La gente vitoreó la entrada de esta muchacha, recibiéndola con unos aplausos muy efusivos. Caesar le dio un par de besos y se la llevó hasta el lugar de la entrevista.

¡Este año tenemos jóvenes muy guapas! Buenas noches, Keara, deseamos que lo estés pasando bien. ¡Todo esto es una gran experiencia! y, tras estas palabras, la gente aplaudió entusiasmada. Dinos, Keara, ¿qué es lo que más te ha gustado del Capitolio?

Bueno, bueno, es el turno de nuestro penúltimo hombretón. Con 13 años, este chaval está cargado de energía y seguro que nos da mucho de que hablar. Del distrito 11, ¡demos la bienvenida a Jerome Hikins!

La gente aplaudió como loca al salir al escenario Jerome debido a la presentación que había hecho Caesar. Éste le revolvió el pelo tras dirigir una gran sonrisa al joven y le acompañó hasta el sofá.

Buenas noches, Jerome, espero que tanta luz y gente no te asuste. ¿Te parece que comencemos con la entrevista? ¡Estamos deseando saber más de ti! Muy bien, ¿Qué es lo que más te ha gustado del Capitolio?

-Ummm...-medite unos segundos.- Lo cierto es que no hemos salido mucho del hotel. Pero cuando llegué me fascinaron los edificios, pero sólo la mitad de lo que me gusta la comida.- Sonreí forzadamente.- Sinceramente, lo que mas me llamó la atención al llegar a la estación, y ahora puedo volver a verlo, lo que más me gusta del Capitolio es su gente.- Bien hecha, y con especias, por favor. 

¡Bueno, bueno, bueno! ¡Qué joven tan adorable! En pocas palabras nos ha dicho que adora el Capitolio, su gente y su comida! ¡Oh, está claro que eres un gran orador! la gente aplaudió con fuerza mostrando su conformidad con las palabras de su amado presentador Caesar.

Cuéntanos. ¿Cómo un chico tan joven puede sacar toda la energía que tienes?

-Bueno, pues... jeje.-me río con poco convencimiento.- Ahí ya me has pillado. No sé, supongo que es por ser de los más jóvenes de los tributos, pero a diferencia de los peques, no les tengo miedo a los demás. Además, tengo alguien que me espera en casa...-Mi hermano al que le voy a partir la cara hasta que no lo reconozca ni su madre.-... y eso me motiva a darlo todo en todo momento.

¡Oh, y quién es! ¿Es alguien de tu familia o es alguien especial? ¡Una chica! Pero eres muy joven, espera un poco y disfruta más de la vida La gente se empezó a reír por esa tontería.

De pronto, haciendo el silencio, un pitido resonó en el plató.

¡Vaya, se nos acaba el tiempo! Pero aún hay un momento para ti. Dirigete a esa cámara y habla con ella, como si fueran los patrocinadores. Tienes que ganar su apoyo para poder ganar en la arena.

Me giré para mirar al cuadrado que me enfocaba, y después le volví a mirar al presentador dudando.

- Cada año, se presentan a los juegos diferentes tributos, cada uno representa algo distinto. No sólo a su distrito, si no también a un grupo de gente. Si quieren que este año gane la inteligencia y el ingenio, sobre la fuerza bruta bruta y descerebrada, apoyen al distrito once.-termino con una sonrisa que espero que sea convincente.

Vaya dijo Caesar impresionado. Eres la primera que elogia al Capitolio de esta manera. "Su grandeza"... Sí, así es. ¡Señores y señoras, hemos de ser conscientes de nuestra grandeza! El Capitolio es grande y nos hace grandes a nosotros! ¡Demos un gran aplauso a Keara por hacernos ver lo maravillosos que somos!

La gente se levantó, las chicas jóvenes daban saltos de la emoción ante las palabras de Keara. ¿Cómo habían pasado lo geniales que eran por alto? Estaba claro que de vez en cuando alguien se lo tenia que recordar.

Keara, mi joven amiga, me gustas y me caes bien. Espero que nos des mucho juego en la Arena. ¡De hecho, espero que llegues al final! Supongo que tendrás alguna estrategia para ello, ¿no? ¡Cuéntanos, adelanta algo de tu plan misterioso para acabar con tus rivales!

- Yo también lo espero, Caesar - respondo con una fingida y risueña carcajada, que me permite ocultar el asombro que me provoca la reacción de 'mi' público. - Patéticos. Patéticos, patéticos, patéticos, patéticos... Me repito tanto la dichosa palabra que por poco me pierdo las 'maravillosas' palabras que Flickerman me dedica. Y entonces llega... la pregunta trampa.

- Creo que la mejor arma la tengo aquí - concluyo tocándome con el dedo índice en la cabeza. - Sé que es lo típico que se dice, pero no hay nada como conocer el entorno y a tus oponentes, y actuar en consecuencia. Además... - detendo mi discurso durante un momento para sonreír de forma inocente - no estoy tan loca como para buscar el enfrentamiento directo con mis enemigos. Si tengo que hacerlo lucharé, por supuesto. Pero no voy a convertir los juegos en una caza de brujas. En mi modesta opinión, creo que ya tendré suficiente con intentar sobrevivir.

¡No hay nada típico en los Juegos, siempre es diferente y siempre es entretenido, Keara! Yo creo que se te puede considerar como una gata salvaje, siempre alerta, sigilosa y en el menor descuido... ¡ZAS! Caesar remató la frase lanzando un zarpazo al aire, imitando a un gato.

Algunas mujeres del público se asustaron y lanzaron pequeños grititos. Los demás se rieron hasta que sonó un pitido.

Y es el momento, Keara, es tu momento. La entrevista se ha acabado pero tú puedes hacer algo aún por ti. Habla a la cámara y convence a los patrocinadores para que te apoyen.

Sin dudarlo ni un segundo, me pongo en pié y me adelanto varios pasos en el escenario. Vuelvo a levantar las manos mostrando cercanía, predisposición y fuerza. - Mis padres me enseñaron que en la vida se debe ser fuerte, trabajadora y agradecida. La arena es una tómbola, pero yo cuento con muchas de las papeletas. Y no pienso desperdiciar ninguna.

Tras mis palabras, dedico una amplia sonrisa a mi público y una ligera reverencia. Sin dilación, vuelvo hacia los asientos, a la espera de que Flickerman se desaga de mi y haga entrar al siguiente. Si sigo con esa farsa voy a ponerme enferma.