Partida Rol por web

Al caminar más lentamente, puedes observar que los troncos de los árboles son lo suficientemente gruesos para que no puedas rodearlos con los dos brazos y que, para alcanzar a las ramas, hay que trepar. No parece que haya hierba en el suelo, salvo algún hierbajo suelto, y los sonidos de los pájaros siguen estando presente.

Me empezaba a sentir nervioso, aunque tampoco llevaba caminando mucho, me estaba alejando del centro marcado por la cornucopia. Si me alejaba demasiado los organizadores me lanzarían mutos y otras cosas al paso, aunque con el baño de sangre inicial esperaba que estuvieran satisfechos al menos por un día. Además, si no me permitían alejarme, los patrocinadores no disfrutarían de las cacerías que tanto les entretenían. 

Cuanto más altos son los arboles, menos hierba crece a su alrededor, por que acaparan el agua y los nutrientes del suelo. Eran cosas que sabías cuando te criabas en mi distrito. El terreno de la Arena, era un bosque templado, si hubiera agua de sobra habría helechos por doquier. No llovería de forma abundante, si no lo deseaba el organizador. Agua, alimento, cantos rodados, era todo lo que necesitaba. El sonido de los pájaros resulta inquietante. Decido trepar a los árboles con la esperanza de obtener una mejor visión del terreno de los alrededores.

Jonas sigue caminando hacia la Cornucopia lo mas sigilosamente que puede, muy alerta a cualquier cambio en el ambiente que le indique que puede encontrarse con alguno de los otros tributos. Por ahora trepar a un árbol no parece una buena opción, primero debe saber que ha sucedido en el lugar de inicio de los juegos, quien se ha hecho con las mochilas y la innegable ventaja que éstas ofrecen.

Ralentizo el paso hasta quedarme andando a un paso rápido mientras miro a mi alrededor. Al pensar en lo que he dejado atrás me entran ganas de coger carrerilla de nuevo, pero me obligo a mantener la cabeza fría. - No tiene sentido que gastes todas tus energías ahora, Keara.

De nuevo, presto atención a lo que me rodea. Me ha parecido algún animal cerca. Su sonido me reconforta. La quietud que había antes solo me ponía la piel de gallina. Aun así, no bajo la guardia. Conociendo al Capitolio, puede tratarse de cualquier tipo de amenaza.

Savera mira confundida a su alrededor y al ver que los juegos realmente han comenzado, decide comenzar a actuar como tales. Unas extrañas aves llegan a sus oídos. ¿Serán realmente aves o será una señal? ¿Sabían sus aliados que se habían aliado?

Muchos detalles rondaban en su cabeza cuando recupera el norte y decide usar su aguda vista para ver de dónde viene ese ruido.

No pudo evitar una mueca de irritación al ver el contenido de las mochilas. Claro, era muy útil y práctico... ¡Para ir de acampada, no para matar gente! Se puso la cazadora impermeable, a sabiendas de que cuando la necesitara tendría que buscarla y era mejor no tener que perder ese valioso tiempo en un sitio como la arena.

Siguió avanzando por el bosque pero a ritmo más lento, con los sentidos alerta enfocados hacia el pájaro. Posiblemente,en plena naturaleza ni siquiera le habría prestado atención, pero ahí incluso el árbol más inocente era peligroso; qué no podría hacer un pájaro. Aunque quizás es una cámara móvil, pensó con cierta ironía antes de ponerse seria. Bien, tengo que establecer una lista de prioridades, de acciones que hacer. Para empezar, no puedo quedarme quieta, aunque tengo que reservar fuerzas. Segundo, tengo que fabricarme un arma. Empezó a escudriñar su entorno mientras avanzaba bajo la luz y las sombras del bosque, buscando alguna piedra afilada o alguna rama que acabara en punta con el grosor suficiente como para no partirse.

Quiero bajar en silencio y matar a Marcus con el machete.

Con un ojo puesto en Markus, lanzo una dura patada al vientre de Sean, esperando que como en las demás ocasiones, sea suficiente para derribar al Tributo y poder continuar con la "limpieza" y me muevo hacia Lyah, para presentar un frente comun y tambien evitar una carga directa del gran tributo del 12º

Mientras oteo a mi alrededor, vislumbro a Sean.... y a todos los demás tributos que están a su alrededor. De repente, el corazón me da un vuelco, sobre todo cuando veo que se están atacando entre ellos. Me cargo la mochila que he llenado y me pongo la riñonera y, ni corta ni perezosa, me dispongo a ir hacia él.

Obviamente, no soy tan estúpida como para lanzarme ladera abajo, a lo Kamikaze, asi que decido dar un pequeño rodeo, para bajar por la espalda, donde está la chica a la que veo golpear a Sean. Si consigo sorprenderla, quizás pueda quitarmela de enmedio sin que se den cuenta siquiera de que estoy allí.

Avanzo, rápida, usando todos  mis conocimientos y mis habilidades para ser sigilosa y que nadie pueda advertir mi presencia. Mi objetivo está claro: llegar hasta Sean y ayudarlo a quitarse a toda aquella gente de enmedio. Mejor que mejor si puede ser sin ser vista.

Mientras avanzo, voy buscando con la mirada cualquier cosa que me pueda servir de arma: una rama más afilada de lo normal, una roca afilada o contundente, lo que sea. Necesito estar preparada para poder ser eficiente en mi ataque.

Aguanta Sean, aguanta. Vamos, sé que tu puedes... Mientras corro, todo lo deprisa que puedo, tengo el corazón en un puño. Y de lo único que tengo ganas ahora mismo, es de despedazarlos a todos con mis propias manos, si hace falta, antes de que le hagan algo a mi hermano.

Y no dudaré en hacerlo, si fuera necesario.

La traicion por parte de Lyah era algo que me sorprende tanto como debio sorprenderle que yo le atacara. Fue mutuo, asi que tampoco podia echarme nada en cara, por mucho que quisiera. Lo que no podia creerme era que Sam me hubiera abandonado, echando a correr a la primera de turno, sin importarle lo mas minimo. Quizas, y solo quizas, aquella mujer medio loca tenia razon. No habia lazos, ni honor, ni nada en una competicion como esta. No habia hermanos, ni parejas, ni amistad. Solo muerte.

Apreté los dientes, furioso, enfadado, al darme cuenta, en el mismo momento que golpeaba a la preciosa chica del districto dos, que me habia equivocado. Presentarme como tributo voluntario fue un error que pagaría con mi vida, por que despues de lo visto, nada le importaba a Sam.

Entonces recibo ese golpe en el pecho, que consigue sacarme el aire de los pulmones, y me devuelve a la realidad de forma parcial. No soy ni consciente de lo que pasa con Max, apretando los dientes con una mezcla de ira y odio, de rabia contenida que explota en mi interior. Con un fuerte grito, giro la muñeca, enrollando el cinturon en mi mano. Ahora no hay conocimiento medico, ni tecnica, ni peliculas de peleas en mi cabeza. Solo hay rabia cuando dirijo mi puño contra la cara de la muchacha con intencion de tumbarla de un solo y contundente golpe, fuera de mi.

Solo odio por mi mismo, y desprecio por la vida. Habia atravesado sin darme cuenta una linea de la cual, nunca volvería atras.

Se me escapa un gruñido de dolor al encajar el golpe mientras me llevo la mano instintivamente al cuello sintiendome como mi consciencia empieza a abandonarme.

Aprieto los dientes con rabia para que el dolor me devuelva a la realidad mirando con desprecio a Sean dispuesta a continuar el combate

Sam comienza a bordear la Cornucopia a la máxima velocidad que puede, mientras que Mark intenta descender por la ladera. Al no tener cuidado, resbala al principio, así que cae de bruces contra el suelo, clavándose una piedra en el estómago. Su herida no parece muy grave.

Clara aprovecha la situación y se escapa, trepando con agilidad felina, quedando fuera del alcance de los demás tributos. Por otro lado, Theod consigue encajar una dura patada en el estómago a Sean que, quedándose de nuevo sin aire, cae al suelo inconsciente.

Marcus, con un estoque que parece surgir de la nada, avanza hacia Theod. El joven estaba preparado para el ataque del tributo del distrito 12, pero no lo suficiente. El arma de Marcus atraviesa con un simple movimiento el estómago de Theod, que cae al suelo desangrándose, sin poder hacer nada.

Lyah había estado preparada para atacar a Sean, pero no para ver cómo su hermano caía posiblemente muerto ante el primero golpe de Marcus.

En la inspección tan concienzuda que realizas, consigues encontrar una piedra bastante afilada y una rama de un árbol suficientemente gruesa para no partirse con la presión que ejerces sobre ella.

Sigues caminando mientras te fijas alrededor. Al mirar a los árboles, te das cuenta de que hay varias ramas partidas, tanto las más altas como las más bajas. Todas están rotas en la misma dirección, como si algo hubiese pasado por allí.

Continúas con paso veloz tu huida de la Cornucopia, buscando algún sitio donde ocultarte. De momento, sólo ves árboles, pero empiezas a escuchar un sonido extraño, como si de un pájaro se tratase.

Cada vez estás más cerca de la Cornucopia. Empiezas a oír algún que otro grito, pero aún te queda un poco por llegar.

Reduces la velocidad para poder fijarte mejor en los detalles.

Aunque a simple vista todo parece normal, te fijas en que hay algunos árboles que tienen las ramas partidas, todas las de un lado, desde las más bajas a las más altas. Al acercarte a uno de esos árboles, metes el pie en un poco de barro. Al mirar hacia bajo, observas que se ha quedado impresa una huella de animal, pero de un animal bastante grande, porque podrías acurrucarte en ella y no saldría ninguna parte de tu cuerpo al exterior.

Comienzas a trepar por un árbol con ciertas dificultades, aunque pensabas que iba ser más accesible. Tras sudar un poco, llegas a la cima. Desde allí, sólo ves más árboles, pero algo capta tu atención. A lo lejos, ves cómo las copas de los árboles empiezan a moverse. No todas a la vez, si no en pequeños grupos, como si algo estuviera moviendo las ramas.

Esas marcas en los árboles no me gustan. No me gustan nada. Miro hacia arriba intentando captar cualquier detalle que se me esté pasando por alto. - No puede ser que ya empecemos con las grandes amenazas - me digo - tienen que dar un poco de juego a esto... ¿o es que quieren que caigamos como piojos a la primera de cambio? Por un momento confío en mis palabras, hasta que  miro hacia abajo y veo la impresionante huella impresa en el barro. Cojonudo. En todas mis narices, la prueba de que sí se trata de algo gordo. - Demasiado gordo.

No me puedo creer que tenga tan mala suerte. ¡Si acabo de dejar atrás al Cornucopia! ¿Estará siendo igual para el resto de tributos? Bueno, en realidad no me importa. Que estén muriendo y agonizando en estos momentos no va a salvarme a mi de los problemas que se me presenten. Todavía no he visto nada, pero desde que me he percatado de las ramas de los árboles los nervios y la incertidumbre se me han instalado en el pecho, haciendome sentir el triple de pesada y patosa que antes. Y por un momento, me quedo en blanco. No sé muy bien qué hacer. ¿Correr? ¿Esconderme? ¿Buscar? - ¿Buscar?, ¡Huir! Lo que tienes que hacer es ¡huir!, estúpida.

Pero no me muevo. Sigo mirando los árboles que me rodean y enfocando mi vista a través de los huecos que dejan sus troncos. Sé que si doy un paso en falso puede ser el último. Un escalofrío vuelve a recorrer mi cuerpo y entonces me doy cuenta de lo sumamente idiota que estoy siendo. - Muévete, escóndete, corre... haz lo que quieras, ¡¡pero haz algo!! -  me digo. Y entonces me echo a correr de nuevo, esta vez poniendo todos mis esfuerzos en ser prácticamente invisible.