Partida Rol por web

Jonas se aleja del puesto de armas a distancia y se acerca al de supervivencia. Ahí se encuentran los dos tributos del distrito 6. Jonas los saluda y luego se dirige al instructor.

- Hola, estaba pensando que se me está olvidando algo importante, por algo estos se llaman Juegos del Hambre, y además de cuidarse de que no lo maten a uno, también se hace bastante importante comer. Así que eso, necesitaría que me enseñe a cazar. En mi distrito los animales se dejan matar sin que haya que buscarlos mucho.

Jonas se pone a ver las distintas técnicas de caza. Lo mas importante, según el instructor, era saber que era lo que uno estaba cazando, los distintos animales se comportan de manera particular, y según sus costumbres y sus características las técnicas eran distintas. Había trampas muy útiles y muy sencillas de hacer, que a Jonas nunca se le hubieran ocurrido. Otras requerían un poco mas de pericia, pero creía que podía hacerlo. Lo importante era que pájaro en mano es mejor que cien volando, o sea, que si hay varios hay que concentrarse solo en uno.

Luego se puso a practicar algunas técnicas sencillas, tratando de concentrarse en la tarea.

Estaba encantado de volver a los entrenamientos, de modo que decidi probar algo nuevo y fui al puesto de camuflaje. El ultimo día habia sido bastante movidito, de modo que ni corto ni perezoso decidí darle un intento.

Salude al encargado con un gesto y me preparé para embadurnarme de arriba a abajo con todo tipo de mezclas raras.

-Hola, ¿Te ves capaz de enseñarle a un tio que no sabe la diferencia entre beis y blanco sucio a camuflarse? Lo digo por que vas a tener todo un reto ante ti.- Lo decía en serio. Soy un completo desastre al respecto.

En menos de un cuarto de hora ya estaba con mas tinturas y potingues encima que en toda mi vida, pero e de reconocer que era casi divertido esto de ensuciar y limpiar a base de manguerazos.

Max estaba terminando cuando oyó el comentario del asqueroso granjero del distrito 10.

Eh! Tú, paleto retrasado, ¿Por qué dices que apesta, acaso acabas de recordar el olor de tu distrito? ¿O es que de estar siempre rodeado de estiércol y animales ya hueles así permanentemente?

Si no estuviera prohibido le hubiera seguido para darle una clase práctica de combate cuerpo a cuerpo.

Había estado desconcentrada los últimos días, provocando que fallara en sus entrenamientos, además de parecer esquiva con los demás, puesto que apenas hablaba con Max, en esta última semana de entrenamiento decidió tomar el entrenamiento de supervivencia, eso le serviría de mucho y debía lograr algo en estas tres semanas…Demonios Nyx!!! ¿Por qué tan desconcentrada?...no me siento cómoda, no es mi sitio…en momentos ya quisiera que comenzaran los juegos, al menos en terreno se sentiría más libre….
Se acercó a la mujer y se presentó…Nyx Dorian Distrito 1, quisiera aprender lo necesario para curar heridas o algo relacionado con herboristería…el conocimiento de algunas plantas medicinales quizás le sea útil si sale herida, confiaba en sus habilidades, pero esta área era algo desconocía…
Nyx se acercó a una mesa donde habían diferentes hierbas, las observo detenidamente, junto a ellas un instructivo donde indicaba sus características y modo de empleo, leyó atentamente cada instructivo, se fijó en detalle de la forma de las hojas de cada planta expuesta, memorizando todos, repasando si era necesario, así también como identificar las venenosas de las no, Nyx se veía muy concentrada en ello, en ocasiones intercambiaba comentarios con la Instructora, para aclarar dudas y obtener información extra, hasta realizo un juego de memorizar cada planta e identificarla, oculto todos los instructivos y mesclo las hierbas, lentamente fue logrando identificar cada planta, seta o musgo que le pudiese servir si lo necesitaba…en eso paso la mitad de la semana, los dias siguientes se dedico a aprender a curar heridas, lograr identificar a modo sencillo, aprender a detener una hemorragia, a realizar una sutura y a mezclar el conocimiento de las plantas medicinales, heridas sencillas nada muy complicado, realizar un cabestrillo o inmovilizar alguna extremidad....

Jonas se acerca a unos pasos del tributo del 1, apretando los puños. Aparentemente este tenía la sangre caliente, a diferencia del otro, que no había reaccionado. Bien, mejor así, Jonas solo buscaba enfrentamientos que estuvieran a su altura.

- ¿Sabes? -dice al chico del 1-, allá en mi distrito teníamos un cerdo que enfermó y comenzó a oler aún peor que antes. Tuvimos que ponerlo a dormir. Tú hueles peor que él.  ¿Por que no eres un buen chico y te vas a jugar con tus juguetes, antes de que alguien salga lastimado?

Un nuevo día a comenzado, es el último para poder realizar entrenamientos en materias que necesitemos mejorar. -Tercer y último día, habrá que exprimir al máximo el tiempo que queda para aprender -pienso, mientras me acerco al puesto de combate cuerpo a cuerpo.

El hombre que hay en él, parece serio y arrogante, me recuerda un poco a mi padre. Intento no sentirme intimidada por él, en el fondo estoy acostumbrada a tratar con hombre rudos -Buenos días, señor, se presenta Sam Brown, la tributo femenina del distrito 7, espero poder aprender muchas cosas de usted -saludo al instructor mientras observo la cantidad de armas que hay en la mesa. Todo tipo de cuchillos, espadas, hachas, palos y objetos punzantes. Algunas me dan un poco de respeto, pero habrá que echarle valor. -Las hachas me son bastante familiares, señor, provengo del distrito de leñadores, espero estar a la altura de las circunstancias. 

Mira granjero, que puedas tirarte a cabras no te convierte en un hombre, vete a disfrutar del poco tiempo que te queda porque voy a disfrutar sinceramente mientras te desgarro el abdomen y veo como tus intestinos se esparcen por el suelo.- contestó asqueado al presenciar que un tributo se atrevía a medirse con él. Decidió no seguir al ver que unos guardias se habían percatado de su conversación, le mantuvo la mirada con desprecio mientras se levantaba y se fue al comedor.

Los entrenamientos eran una parte importante para los juegos. No solo debían pensar en los otros niños, el propio entorno también era un enemigo. El más peligroso de ellos.

-Clara Feinman, del distrito 8- dijo presentándose- me gustaría saber como curar mis heridas en el caso en que fuera necesario- su nariz se arrugó al imaginar una situación hipotética en la que resultara herida- y también algo que me ayude a subsistir durante ese tiempo.

Clara sabía que los alimentos podían escasear, y nunca estaba de más saber como cazar para obtener alimento.

- Me sorprendería que encuentres tu propia cabeza sobre tus hombros, ya no digamos mi abdomen cuando vas a estar demasiado ocupado gritando como una niña cuando empiece a golpearte a mano limpia -contesta Jonas con voz tranquila mientras también se aleja, mirando de reojo a los guardias, y vuelve al puesto de supervivencia.

Vaya, esto parecia interesante. Pienso mientras les veo alejarse. Las discusiones de pareja son siempre muy entretenidas.

Me encojo de hombros y me acerco al puesto de supervivencia. Veo un gran grupo congregado en la misma parte de modo que agarro al instructor por el brazo y sonriendole le explico mi situacion.

-Necesito que me enseñes a hacer fuego sin que queme toda la arena en el proceso.

Savera después de haber disfrutado de la comida, se acerca para efectuar su última práctica - Hola, soy Savera, distrito 6. Quisiera aprender a nadar - se acerca al lago y por tercer intento, está lista para sumergirse en el lago

último entrenamiento, hora de calentar los músculos y utilizar armas para defenderme si me cogen por sorpresa, sin duda alguna la sala de combate cuerpo a cuerpo es la ideal.

Mire al entrenador con una mirada amistosa, él aunque parecía muy arrogante me daba la sensación de que me enseñaría lo necesario para no tener mucho problemas contra los tributos más fuertes.

Buenas Tardes, soy Leroy del distrito 6 y como ve necesitaré entrenarme para sobrevivir a los golpes de los otros tributos...observe que en la mesa había entre otras armas unos nunchakus ....siempre me ha gustado ese arma, le digo señalándolos, mi abuelo me hizo unos con unos palos y una cuerda, jejeje.

Tercer y último día de entrenamiento. Ayer no me salieron bastante bien las dos pruebas así que hoy me tocaba aprender bien y saber aplicarlo. Primero quería mejorar mi punto fuerte, así que me fui hacia tecnología y me puse allí enfrente. - Buenas, veo que lo tenéis parado hoy. Quería practicar algo de mecanismos. ¿Qué podéis enseñarme?- Tras eso me fui delante de muchos aparato y me puse a tocarlos.

Me siento en uno de los bancos tras terminar mi sesión de entrenamiento en la piscina, me noto algo cansado tras luchar contras las corrientes creadas artificialmente en el agua. Uno de los ayudantes del experto me acerca una toalla, se lo agradezco y me cubro con ella mi cabeza, cerrando los ojos e intentando recuperar el resuello poco a poco. Maldita sea, y yo que pensaba que esto iba a ser un entrenamiento algo más tranquilo que los anteriores, no podía estar mas equivocado.

Comienzo a secarme el cuerpo pensando a que voy a dedicarme en mi ultimo entrenamiento, se que no estoy con las fuerzas necesarias para mejorar mis habilidades marciales, entre los entrenamientos de ayer y el de hoy ya he tenido bastante, tal vez sea el momento de darle un descanso al cuerpo y cultivar la mente.
Observo los puestos, parándome en primer lugar en el de tecnología, no creo que sea la mejor opción viendo que no conseguí nada la vez anterior, creo que debo centrarme en aquello que soy diestro. Iré al de supervivencia. Comienzo a andar en su dirección viendo como es un lugar un tanto concurrido por el resto de tributos. Veremos en que puedo mejorar.

- Buenas tardes, soy Sean Brown, del distrito 7. Quería mejorar mis habilidades con usted, señora – saludo a la experta de supervivencia.

Tras eso me dirijo a la zona donde esta todo el material de sutura para curar heridas, mis ojos son como platos al observar los diferentes instrumentos de los que dispones, bisturís, finas agujas y un sinfín de medicamentos, pomadas y demás productos que jamás imagine ver. Están a años luz de distancia del hospital del distrito 7. Me acerco hasta una mesa, y uno de los ayudantes me indica que apriete un botón, ante mis ojos aparecen diversos tutoriales de comos realizar tratamientos de curación de heridas, lesiones. Estoy completamente sorprendido. Tras revisarlo y anotar mentalmente todo lo que he visto, el ayudante me lleva hasta una mesa donde hay un muñeco con el que puedo practicar todo lo que he visto en los tutoriales. Dispongo de un material quirúrgico adecuado, así que me pongo manos a la obra, aún sorprendido. Si dispusiesemos de este material en el distrito 7 cuantas personas habrían sobrevivido en la mesa de operaciones- pienso para después agitar mi cabeza e intentar quitar ese pensamiento, tienes que mejorar y aprender, no puedes pensar en eso ahora. 

Después de de la comida y de aprovechar para hablar un poco con Sean, ya que nos hemos visto muy poco estos días, me dirijo de nuevo a la sala de entrenamientos para iniciar mi última sesión para poder mejorar alguna habilidad -Veamos, veamos, no tengo claro que voy elegir -pienso, después de echar un vistazo a la sala -Vale, decidido, creo que me decantaré por algo que me ayude en mis posibles enfrentamientos con otros tributos, en concreto con los profesionales, y que sea útil para sobrevivir. -Así que me dirijo al puesto de armas a distancia, en él, el instructor juega con una daga que lanza contra la diana con gran certeza. No sé si seré muy diestra en estas artes, pero haré todo lo que pueda. Me quedo boquiabierta al observar todo lo que hay sobre la mesa: cuchillos lanzables, arco, lanza, ballesta... Estoy ensimismada cuando oigo como el instructor carraspea para llamar mi atención. Levanto la cabeza de la mesa y veo cómo me observa con mal gesto, me doy cuenta de que aún no me he presentado -Aún no me he presentado, ¿en qué estaría pensando? -digo en voz alta -Soy Sam Brown, la tributo femenina del distrito 7, espero aprender todo lo que pueda de usted. ¿Puedo probar con la daga?

Ese día de despertó más tarde, aún cansada por las duras pruebas del día anterior. Y aún así, sabía que era la última oportunidad para aprender todo lo posible antes de ir a la arena y que tenía que aprovecharla al máximo. Entró con decisión y se acercó al área de armas cuerpo a cuerpo, donde un hombre que rebosaba prepotencia esperaba a los tributos. Sabía que ni siquiera correspondería al saludo así que ni se dignó en gastar saliva y se limitó a un gesto seco con la cabeza, una especie de asentimiento que era un simple reconocimiento de su existencia antes de acercarse a la estantería de armas. Al principio, tuvo que obligarse a cerrar la boca de la impresión, puesto que algunas no sabía ni para que servían y otras eran demasiado grandes para ella. Empezó a pasearse por el pasillo de armas descartándolas con murmullos que se podían resumir con un "¿por dónde se debe agarrar esto?" o "no puedo llevar algo que pesa más que yo".

Finalmente cogió unas pequeñas dagas curvas que quedaban prácticamente ocultas en su antebrazo hasta el momento de golpear al contricante. Tras practicar con ellas un rato sólo se podía decir que eran altamente mortíferas para los muñecos de paja pero, ¿cómo resultarían para la dureza del cuerpo humano? No parecían tener muchas posibilidades contra un hueso pero, ¿se clavarían hasta la empuñadura en el muslo? ¿Y cómo saldrían después?

La manera más obvia de comprobarlo sería apuñalando a alguien pero no era una idea de su agrado, por no decir que estaba prohibido, así que se acercó a una especie de balones que pesaban varios quilos y que debían levantarse para una especie de ritual de masculinidad, o eso le parecía cuando veía algún tributo luciendo bíceps con ellos. Pero ella no necesitaba levantarlos para nada, así que se limitó a agacharse junto a uno de ellos y lo hizo girar un par de vueltas. Sin cambiar la expresión de concentración curiosa, lanzó los dos brazos con celeridad y apuñaló la pelota por ambos lados, sacando las dagas apenas un instante después de que estas se clavaran hasta el fondo. Sonrió satisfecha.

Vaya, parece que tienen cosas muy útiles por aquí...

Segundo día (perdón por la ausencia)
Me desperté mareada y desorientada, parecía que hacía años que no entrenaba y sin embargo mi cuerpo me dolía horrores, había fallado algunas de las cosas que quería haber aprendido y por su culpa mi autoestima estaba bastante bajo. Sin embargo, tenía que seguir adelante. Era matar o morir y la única oportunidad que me quedaba de aprender estaba delante de mí. Debía hacerlo
Lamentando cada paso que daba me encaminé a la zona de combate a distancia, ya había varios chicos, creí reconocer a uno del otro día, pero no estaba segura del todo, así que decidí ignorarle e intentando pasar todo lo desapercibida que pude me situé en uno de los maniquís e intenté lanzarle todas las armas que tenía cerca, me daba lo mismo que fuesen cuchillos que cualquier otra arma que se considerase lanzable y sinceramente entendía muy poco del arte, con la misma facilidad que fallaba parecía acertar y sin embargo no era capaz de entender cual era el mecanismo que diferenciaba unos disparos de otros.
Poco a poco y lamentando cada tiro mientras rezaba porque fuese una habilidad que nunca pondría a prueba me di cuenta de los patrones e inicié un rápido progreso mientras mas lejos y mas lejos se ponían los maniquís y las dianas. Al final tras varios intentos decidí que era suficiente y que estaba malgastando el tiempo si seguía allí y me encaminé al puesto en el que había fallado la semana anterior, es decir, la superviviencia, y mas concretamente el ámbito de la caza.
Recordando cada paso que me habían enseñado empecé otra vez desde cero. Los movimientos simples y los recuerdos de olores los dominaba, sin embargo, todavía era impensable para mi aprender sola y sin supervisión, por lo que con la ayuda de la persona encargada e intentando incomodarla lo menos posible, me dediqué a repetir una y otra vez el mismo ejercicio. No pensaba rendirme hasta que me saliera, aunque quizá una semana no fuese tiempo suficiente.
Ya lo veríamos…

Entre a la zona de entrenamiento con el piloto automático. Era la tercera sesión y ya estaba empezando a aburrirme. Si no fuese por lo útil y necesario que era acudir, en esos momentos ya estaría en otro sitio.

Me paré en seco durante unos segundos para decidir a qué puesto ir. Las cosas no me habían ido tan bien como esperaba en el resto de entrenamientos, así que debía elegir bien mis siguientes pasos. Finalmente opté por el puesto de las cuerdas. Entrener la capacidad de escaparme no me vendría mal.

- Buenos días, me gustaría entrenar con las cuerdas - comento mientras señalo. Escucho con atención las explicaciones del monitor y memorizo en mi cabeza cada uno de los pasos. Cuando me ata las manos no puedo evitar moverme algo inquieta. No soporto esta sensación. Con algo de esfuerzo consigo desatar las cuerdas. Cuando lo consigo siento como dejo escapar un grandísimo peso de encima. - Espero no estar en esta situación en la arena... - pienso incómoda. 

Nada más terminar me despido del monitor y me dirijo al siguiente puesto: camuflaje. Cuando llego la apariencia de la mujer me saca una amplia sonrisa. - Ese aspecto es justo el que yo quiero - le comento divertida. - Keara Blaine, distrito 11.

Siento que he perdido tanto tiempo con mi camuflaje que en otras circunstancias ya me habrían matado un par de veces. Aun así, la mirada de la mujer me demuestra que el resultado no es tan malo. - ¿Doy el pego? - pregunto.

Estaba ya en las ultimas asi que me fui directo a la zona del lago, en parte por que no recordaba haber nadado en algo mas grande que una bañera, y en parte por que me figure que estaria fresquita. Saludé al instructor con un gesto de cabeza y sonriendo le pregunté si podria mejorar mi escasa habilidad natatoria.

-A ser posible, preferiria evitar morir ahogado. No es algo que me entusiasme.- Dije antes de tirarme de cabeza al lago.

Ya había pasado casi todo el tiempo disponible para estrenar, y sin embargo, no sentía que mis capacidades hubiesen mejorado en absoluto, por lo que sin vacilación ni demora me encamine a mis últimas y odiadas horas de entrenamiento, necesitaba aprender a atacar y ser algo mas mortal si quería sobrevivir en el entorno en el que me iban a poner, por lo que de nuevo me encaminé a la caseta de ataque a distancia, el entrenador prácticamente se había reído de mi en el tiempo anterior de prácticas y estaba decidida a que no lo hiciese esta vez, por lo que redoblé mi esfuerzo y seguí  probando todas las armas lanzables que me quedaban y no había sido capaz de usar en los entrenamientos anteriores.

Tras bastante esfuerzo y un cansancio mas que considerable de fuerza física decidí hacer algo igual de mortal, pero menos costoso para mi musculatura y me encaminé a las armas de fuego. En el poco tiempo que tenía de practica no me habría dado tiempo nunca a aprenderlas todas, así que me centré en las pequeñas y fáciles de ocultar. El disparo no se me dio tan mal como esperaba y me lanzé en el aprendizaje. Era bastante capaz de acertar a las dianas y no me dejaba el regusto de sangre en la boca que notaba cada vez que lanzaba un arma blanca. Sinceramente, no sabía porque, pero había algo en las armas de fuego que me llamaba. Ojalá fuese capaz de aprender todo lo posible sobre ellas…