Partida Rol por web

Que le apuntasen con aquél cacharro metálico desconcertó inicialmente a Juana. No era algo que aparentase ser realmente amenazador, pero, en vista de las disparidades vistas hasta el momento y que Deckard parecía convencido de estar armado, no pensaba bajar la guardia.

Tu deseo de proteger a tus compañeros es digno de admiración, Deckard, pero junto a ellos no podrás sobrevivir mucho tiempo. Pocos parecen capacitados para esta carnicería, no cuentes con que te vayan a cubrir las espaldas. Es más probable que te maten mientras duermes por miedo a que lo hagas tú antes. Todavía puedes unirte a nosotros.

Si la respuesta de Deckard es positiva, me abstengo de atacarle por el momento. Si intenta huir o atacarme, le ataco con +2 de FdV. 

- Queda decidido pues. Partiremos, y en cuanto el escenario de semejante tragedia quede sin ardides o actores, sopesaremos nuestras posibilidades- tras aquellas palabras, y tomando la mano de su amada, comenzó a caminar, alejándose de aquel lugar, esperando que el senil caballero pudiera salir de aquel sitio aciago- No te separes de mí, Julieta- dijo, con nerviosismo casi palpable. 

Momo siguio seguta a Casiope, tenia fe en aquella tortuga que ya la habia salvado anteriormente de los hombres grises

-Yo soy Momo, y mi compañera se llama Casiopea - Momo señalo a la tortuga la cual seguia a lo suyo - Todos parecen tener muchas ganas de matarse, pero yo solo se guiarme por Casiopea ...asi que si te parece podemos escondernos y esperar a ver que ocurre, mientras nos podemos preparar con trampas o cosas, que te parece??

Momo siguio avanzando para ver el paisaje que tenian delante, si habia agua quizas pudieran sobrevivir mas tiempo ellos dos solos, algun alimento o algo mas ya seria genial...

- Yo soy el Principito. Me parece bien la idea. Pero primero tendríamosque buscar comida, agua y un refugio o algun sitio donde poder escondernos.

Empiezo a mirar por todos los lados en busca de un riachuelo o un arbol con frutas. Necesitamos encontrar provisiones para sobrevivir.

Escucho con atención lo que dice mi compañera aún con la mochila a mi espalda y la garrafa de agua en mi mano.

- Entiendo lo que queréis decirme, lady Marple, pero hice un pacto con ellos. Han demostrado ser fieles a sus palabras también, y se merecen una oportunidad. Es cierto que no se fían de Deckard y nadie les culpa. Sí, me ha podido matar y por ello estoy en deuda con él. Pero no puedo quedarme a esperarle. Sé que él sobrevivirá solo, ¿pero qué hay de los demás? No son profesionales, no son fuertes... necesitan de un grupo y de la posibilidad de creer que es posible salir airoso de esta encrucijada. Lo siento, Miss Marple, pero no creo que lo conveniente en este caso sea esperar al señor Deckard, pues él mismo dijo que iría por libre. Con su acción de antes demostró que si nos reencontramos colaboraremos y no iremos a matarnos como bestias salvajes, pero no podemos quedarnos a esperarles. ¿Va a quedarse sola aquí, en medio, por un hombre al que cree conocer? No sea irracional. Él sobrevivirá si consigue salir de ahí, ¿pero qué hay de vos si os quedáis sola o a solas con un solo hombre? Él nos encontrará si se lo propone, pero no se quede aquí. Venga con nosotros.

Niego, con una media sonrisa triste en el rostro, mirando a mi compañero:

-Lo siento hijo, no puedo hacerlo. Ninguno de ellos confía en mi ya. Y dudo mucho que no me la jueguen a la primera de cambio. Vaya con ellos, yo esperaré a que el señor Deckard salga y le hablaré del libro. Iremos a buscarle y volveremos a por él, juntos. Entretanto, procure seguir con vida. Yo haré lo mismo.

Me acerco entonces al joven, dejándole un cariñoso beso en la mejilla.

-No se preocupe por mi, llevo demasiados años escapando de la muerte como para que me pille a las primeras de cambio. Iremos a por usted, no se preocupe.

Lo miro, con decisión. Sé qué es lo que tengo que hacer y eso no pasa por marcharme con el resto, por mucho que me duela separarme de Holmes. Él debe sobrevivir, tiene que cumplir con su objetivo. Y, ahora mismo, dentro del grupo, es como mejor puede protegerse.

Sí, eso es lo que llevo intentando un rato, pero no he tenido demasiada suerte. 

- Vete recogiendo el resto si puedes - murmuro -, pero ten cuidado. En cuanto pueda ponerme en pie, te seguiré.

Si no nos son de ayuda, al menos no darán ventajas a nuestros enemigos. 

También sería útil coger agua y comida, en caso de que nos dispersemos. 

tomando aire, me asomo lentamente para ver que está ocurriendo en la Cornuscopia.

- Debo enfocarme... si quiero sobrevivir a este juego, necesito  conocer a mis enemigos y así poder actuar y no fallar- termino pensando en voz alta.-

Asiento ante las palabras de Romeo. Me había costado acostumbrarme a su forma de hablar, pero ahora se me hacía imposible imaginarlos de otra manera.

Continúo caminando entonces hacia adelante, buscando otra salida de la gruta, pero siempre alerta. Todo mi rostro es expresión de la tensión que siento, temeroso como estoy por cualquiera ataque que pueda llegarnos. Mis pies avanzan, buscando con indecisión dónde apoyarse cada vez que hay un pequeño desnivel. Mi respiración va volviéndose más profunda y acelerada conforme avanzamos. Lo cargado del aire aquí dentro y la poca luz no me ayudan en absoluto.

Trato de seguir lo más rápido que puedo, intentando no suponer una molestia. Probablemente Romeo y Julieta podrían ir muchísimo más rápido si fueran solos. También Sherlock. Bridget, quizá.

- Sólo espero que el caballero se encuentre bien. - Digo sin detenerme ni girarme para mirarlos, antes de maldecirme para mis adentros primero y luego en voz alta. - Ojalá me hubiera atrevida a coger aquel maletín médico.

Miro a mis compañeros, con una delgada sonrisa en los labios, cuando veo que tienen intención de marcharse de allí finalmente.

-Me temo entonces, hijos que, si os marcháis, nuestros caminos deben separarse. No podría irme. Quizás solo sea una vieja estúpida y temeraria, pero soy una mujer de principios. Y no puedo llevar a cabo lo que considero una injusticia.

Hablo pausadamente, con calma, y con aquel tono amable del que suelo hacer gala.

-Que tengan suerte. Quizás nos veamos dentro de poco, quien sabe... Mientras tanto, intenten mantenerse con vida y hagan caso a Holmes. Es el único consejo que puedo darles.

Mi sonrisa se vuelve más avispada cuando hablo de mi compañero de distrito, como si ese consejo hubiera sido vaticinador. Y, acto seguido, me hago a un lado, para dejarlos marchar, lamentando que las cosas no hayan sido de otra forma. Que, finalmente, no haya sido posible la tolerancia ni el diálogo entre nosotros. Y lamentando, sobre todo, que aquel terrible lugar, que aquel infierno, nos hubiera arrastrado a desconfiar unos de otros hasta aquel punto.

Ante las palabras de Miss Marple sólo puedo darme la vuelta y mirarla, extrañado.

- ¿Por qué no hace caso de mi consejo? - Le pregunto sin comprender. - Espérele a la salida, escondida. Así si viene otro no correrá ningún peligro.

- Bueno, en cualquier caso... Tenga cuidado. Espero que nos reencontremos pronto. No comprendo su obsesión, pero espero que no se equivoque.

-No se preocupes por mi, doctor. No me expondré. No tengo intención de esperarle aquí, en medio de un pasillo, pero no quiero que mi paso siga entreteniéndoles más. Bastante lo ha hecho ya. mi objetivo, desde luego, es buscar un lugar en el que no sea un blanco fácil para esperarle.

-Vayánse, es normal que tengan prisa. Yo continuaré hasta un lugar seguro en el que pueda esconderme.

"Aquella mujer, tan barbara, tan ferviente, tan decidida, tenia razón. Aun así, no era una cuestion de supervivencia, si no de principios. La supervivencia siempre había estado a un lado de la linea, y los principios, al otro lado. Y durante tantos años me había dedicado a jugar a la comba con aquella linea, que nunca llegaba a saber a que lado estaba de la misma"

Cuento con todo ello, mi señora. Pero tambien cuento que hareis lo mismo. Solo quiero encontrar la forma de marcharme de aqui, junto a Susan. Solo quiero salir de aqui vivo con ella. Si quieres, ven conmigo. Si no, quedate y participa de esta matanza donde nos han traido, y aun desconozco por qué. 

Quiero encontrar otra forma de hacer las cosas.

Robin se da media vuelta y apunta su arco hacia Odiseo que ajeno a él empieza a arrojar viales con liquido con la intención de destruirlos. La flecha de Robin se clava en la cabeza de Odiseo, un golpe que sin duda habría matado a cualquier otro pero no a el. Resistiendo el dolor Odiseo empuña su escudo y su espada.

Juana se prepara para golpear a Deckard si intenta escapar, pero el rápido movimiento del hombre la pilla desprevenida y Deckard consigue poner su pie en la cueva poniendo una pequeña distancia entre el y Juana. Pero entonces ve a Don Quijote cargando hacia el a toda velocidad, casi tan rápido que parece un vehículo motorizado. El caballero español empuña su fiel lanza de caballería y ensarta a Deckard arrasando con el cueva a dentro. ¡Muere criatura del averno! Resuena en la cueva con la voz de Don Quijote.

Elayne se acerca a y coge el papel enrollado Victoria que se envuelve en un haz de luz brillante, que al cesar muestra a la joven sin daños aparentes.

 ¡Muere criatura del averno! Se escucha en la cueva seguido de un grito y el trotar de un caballo. Don Quijote llega a caballo con Deckard ensartado en su lanza y se encuentra con la amable Miss Marple, que observa al caballero español horrorizada.

Después de recibir el golpe Odiseo se para a pensar en que tiene que enfrentarse a alguien invulnerable si quiere sobrevivir. Pero sabe que todos los seres invulnerables tienen un punto débil, aunque no tiene ni idea de cual es el de Robin.

El ataque me toma por sorpresa aunque no completamente, aquella traicion era la razon por la cual aun no habia bajado. Tan solo no la esperaba de un arquero estando tan cerca.

De seguro el estoque no seria suficiente y tampoco serviria para golpear el arco y romperlo. Por lo tanto tomo el escudo y aprovechando la altura embisto a Robin con todas mis fuerzas esperando lanzarlo del enorme libro.