Partida Rol por web

Extrañado por el precio, me dirijo una vez más a la dependienta: Vaya parece que en esta tiendan compran gente de alta alcurnia, los precios parecen ser más elevados que los del herrero, el cual o vende cosas de mala calidad o ajusta el precio para gente de clase media.

Y por 100 septims ¿Qué tendría?

Miro de reojo a Rox y veo como intenta regatear los precios… ha estos mercaderes de ciudades grandes no sacaras nada amigo.

-Amigo voy a ausentarme un momento y te veo aquí de nuevo enseguida, no tardo nada.

Me dirijo de nuevo al armero, entro en la tienda y le saludo amablemente y acto seguido le pregunto :

-Buenas amigo ¿Vende usted ganzúas? SI es así me interesaría saber el precio y comprar unas cuantas.

-Buenas encantadoras damas, vengo de parte de la jarl de soledad, la cual a prometido pagar todo lo que compre, quisiera, si no le importa, las siguientes cosas, si no tiene alguna, quisiera saber donde podría conseguirlo si no es molestia, pociones de invisibilidad, furia, ojo nocturno, fortaleza, salud,mana, y de refuerzo de alquimia, todas las que tenga, recetas de venenos, y venenos de parálisis, gemas del alma, y que me enseñe lo que sepa de alquimia y demás, se que pido mucho, pero es necesario para mi misión, ademas, si tuviera prendas, accesorios, o armas mágicas, también me vendrían bien.-miro a ambas damiselas, sonrió a la mas joven de forma afable,y luego miro a la que deduzco es su madre.-Espero el negocio vaya bien, no quisiera que dos damas tan encantadoras tuvieran problemas de dinero, de echo, no querría que tuvieran problemas de ningún tipo.-sonrio tras decir esto.

- Buenas de nuevo. Claro que tenemos, mira ahora he acabado de forjar unas cuantas. Te las dejo a 2 septims por ganzúa. ¿Cuantas te pongo? - Dijo mientras se limpiaba las manos de restos con su bata.

-Perfecto entonces. Dame unas 11 por ejemplo. Aquí tiene sus 22 septims amigo. ¡Muchas Gracias!

Pensé un poco. - Me parece que... si... tengo un anillo que podría dejártelo por 100 septims ahora, y cuando vuelvas pagarme 100 septims más. - Le enseña de mientras un anillo de bloqueo menor. - Este anillo te ayuda a protegerte con el escudo.

- Perfecto. Toma de regalo una bolsa. - Le dije mientras ponía las 11 ganzúas dentro de una bolsa marrón y cogía el dinero. -Muchas gracias. - Le sonreí.

Se lo agradezco con una calida sonrisa y voy hacia la tienda de armas y armaduras.

-Muchas gracias por la bolsa.

En cuanto la noche callo en Soledad salí rápidamente a la calle, me escondí entre las sombras y sortee al único guardia que patrullaba la solitaria ciudad. Fui rápidamente al Herrero y me dispuse a forzar la cerradura y entrar en la tienda.

Mi intención era buscar en los cajones y en el expositor algún arma pequeña y que no se echase mucho en falta, y quizá también ya de paso echar mano de la caja para recuperar ese dinero que nos dio el mago y mis nuevos compañeros se gastaron en la tienda.

Alzo una ceja al ver la caida; no me muevo del sitio  ni hago amago de ayudarle. Mi gesto de indiferencia se acentua cuando el tio se pone a reir como un desquiciado.

---Los hay raritos...- comento mientras lo veo irse al herrero.

Me acerque a la puerta del herrero y saque la ganzúa, forcé un poco el cierre y por poco no se rompe pero por suerte a la primera se abrió. Sin duda no eh perdido el toque... ni la suerte.

Entre rápidamente y intente abrir todos los tocadores y cajones pero sin mirar que hay dentro. Siempre hago primero esto para saber cuales están cerrados y cuáles no.
Pude ver una vitrina de cristal con una espada dentro. Seguramente a Rox le gustaría, pero no creo que aceptase una robada.

Me acerque a la caja y la forcé, era muy sencilla y a la primera pude ver que tenia dentro.

En los tocadores, encuentras prendas de vestir de herrero, cosa que solo tienen ellos y no lo hacen a la venda. Sería algo sospechoso ver a gente normal con eso. En el otro tocador encuentras oro, y una daga de acero (la del herrero). En la caja encuentras 23 septims relucientes y una nota.

Cojo los septims sin dudar. No es mucho pero para algo me llegara. Me gustaría echar mano de la daga de ascuas que nos mostro antes, pero a saber donde estará.

Recojo la nota que había en la caja y la leo.

Luego me acerco al armario y lo fuerzo… ¡A la primera! Hoy es mi dia de suerte sin duda.

Cuando entraste te sonreí. - Buenos días señor. - Tras unos segundos - Veamos... que tenemos. - Y me fui hacia el almacén de las pociones. - Tenemos todo esto señor. - Le saqué unos objetos y los puse encima de la mesa (Lo que hay en la descripción de Angeline) - ¿Qué quieres que le ponga?

Sabes por la historia de Soledad que el flechero no vive en su tienda (o arriba) sino en la otra punta de Soledad.

En la nota pone. 

Soy toda tuya.

Firmado: Elisif la Justa

En el armario hay otra daga de acero de ascuas.

Contemple la daga y la nota y comprendí rápidamente que pasaba. Quería ese arma, pero si me la llevaba podría armar un buen lio. Lo mejor será dejarla donde esta no quiero buscarme líos tan grandes.

Salí de la casa con una gran pena en el alma por dejar tal daga detrás, pero estando el grupo por aquí sería demasiado arriesgado.

Me dirijo despreocupado a la arquería sabia que el dueño no estaba allí por las noches. Ya podía tirar todo y romper las vitrinas que seguramente nadie se enteraría.

Me agache despacio y entre la ganzúa en la puerta, la gire un poco y ¡zas! Se me rompió. Maldita sea, parece ser que mi racha se ha acabado. Saque una segunda ganzúa y nada más entrarla en la rendija se abrió la puerta casi sola.
-Soy un poco patético algunas veces. Suspire casi en silencio.

Entre y rebusque en todos los cajones me tome mi tiempo, nadie vendría asique sin prisas.
Primero abrí todas las puertas y cajones y después rebusque en ellos, seguro que el arquero tenía el dinero de la compra de hoy guardado o quizás un arco mejor. Si no con llevarme alguna ropa o mas flechas sería feliz.

Forzando la puerta del almacén se me rompió otra ganzúa, desde luego hoy no era mi día para las puertas.