Partida Rol por web

Entras al herrero y te encuentras a Snivean y Urial.

- Buenos días encapuchado. - Le dije al encapuchado. No me daba muy buena pinta, pero el negocio es el negocio. - ¿Desea algo?

Una vez comprado las armas y las prendas de protección en la herrería, me dispongo a ir a la tiende del flechero para reunirme con los compañeros que se encuentren allí, mientras por el camino hago unos pequeños ejercicios con las armas que he comprado para ver que están bien equilibradas, no se porque pero no me fió de este tipo de comerciantes, de alguna forma te suelen estafar si no eres conocido.

Al llegar a la tienda de los arcos y flechas vuelvo a encontrarme con el argoniano, ¿Como van las compras? yo ya hice las mías. El hombre de la tienda me muestra lo que tiene y le respondo. Muchas gracias pero no vengo a comprar nada.

Me vuelvo a Teeninav y le pregunto ¿Donde están los otros?. 

-Me inclino ante su grandeza.-acompaño mis palabras de una reverencia tras la que hinco la rodilla en el suelo.-y me arrodillo ante su generosidad,pero aun tengo algunas dudas, no creo tener suficiente dinero para poder sobrevivir fuera de aquí, segundo, en Hibernalia esta la escuela de magos, lugar donde debo ir si quiero comprar los libros de hechizos, a menos que usted tenga por aquí alguien que los posea y y no les haga falta.-hablo siempre con respeto y mirándola a los ojos, de forma sumisa, pensando en que mi padre debe estar riéndose desde oblivion por la estupidez de esta mujer al fiarse de el propio hijo de un dios daedra, me mantengo arrodillado a la espera de que ella me diga lo contrario.

- Por aquí la ciudad puedes comprar hechizos, en piezas y recambios venden hechizos. Diles que vengo de mi parte y no te cobrarán nada. - Le sonreí mientras le daba una bolsa. - Pero bueno, para que puedas subsistir en el viaje te doy unos septims. Ahora si me permites, tengo ahora un reunión con algunos Jarls de las ciudades cercanas. - Me levanté y me fui de la habitación dónde estábamos. - Espero saber cosas tuyas. - Le dije mientras me marchaba. 

Tras la charla amena, me dirijo a la tienda de hechizos, pobre jarl, la dejare endeudada y tendra que prostituirse pero, al menos yo tendre lo que quiero. -hola buenos días

- Buenos días muchacho ¿en que puedo ayudarle?- Le dije mientras recogía los grimorios que había por la mesa del cliente anterior.

-Buena encantadora dama, vengo de parte de la jarl de soledad, la cual a prometido pagar todo lo que compre, quisiera, si no le importa, las siguientes cosas, si no tiene alguna, quisiera saber donde podría conseguirlo si no es molestia, grimorios de ilusión,destrucción, restauración, y conjuración, pociones de invisibilidad, furia, ojo nocturno, fortaleza, salud,mana, y de refuerzo de alquimia, todas las que tenga, recetas de venenos, y venenos de parálisis, gemas del alma, y que me enseñe lo que sepa de alquimia y demás, se que pido mucho, pero es necesario para mi misión, ademas, si tuviera prendas, accesorios, o armas mágicas, también me vendrían bien.-hablo con respeto y tratando de no ser grosero, le sonrío al finalizar, y, tras pensar unos instantes le digo.-si quiere, cóbreme de mas, nadie se dará cuenta y así podrá gastar lo que necesite.

Vi al señor Rox por la calle haciendo filigranas con una espada nueva. Se le veía contento.
Entro en la flechería y me saludo.

-Muy buenas señor Rox, acabo de llegar y el comerciante me está enseñando las cosas. Los demás supongo que estarán comprando aun. Yo en cuanto acabe aquí iré a la tienda de ropa para coger algo de abrigo ¿Quiere venir, porque esas armaduras que tiene usted es muy buena en combate, pero de frio muere mucha gente? Le dije con una pequeña sonrisa de complicidad.

Mire lo que el comerciante me enseñaba y le hable:
-Me gustaría llevarme un Arco imperial por favor, que son unos 180 Septims… veamos que mas.

Empecé a mirar las flechas por encima, no me convencía ninguna la verdad pero es lo que hay.
-Me gustaría llevarme también varios paquetes de flecha… veamos.

Si son 5 septims por paquete… me llevare 10 paquetes que son 50 septims. Si, con eso bastara por ahora.

-Deme 10 paquetes por favor, que son unos 50 septims.
-¿Le debo 230 septims verdad señor?

Asiento tras pensarlo un par de segundos.

-Añadelo a las botas, los brazales y al casco, todo de cuero.-Saco el dinero de la bolsa. La manufactura sería tosca en el mejor de los casos pero a falta de algo mejor habría de conformarme.

Una vez recibo el dinero sigo al arganiano en busca del flechero.

- Bien pues solo tengo eso señor.. lo siento mucho no poderle ayudar. - Le decía mientras sacaba todo de su sitio a la mesa.

- Respecto a lo de alquimia... yo no pedo ayudarte, pero en los perfumes de Angeline seguro que puedes practicar y seguro que te enseñarán.

Sin decir nada, desaparezco un momento y saco el arco imperial y un carcaj de 50 flechas de acero. - He supuesto que querrá las mejores flechas que tenemos ¿no? - Le sonreí. - En total serán 230 septims. - Entonces cojo los septims que me da. - Muchas gracias.

- Bien. ¿Entonces cual le pongo la daga o la espada? - Decía mientras sacaba las botas, los brazales y al casco de cuero. - Serán en total 185 septims más la daga o la espada. 

Miro sonrojado al dependiente:

-Perdone señor, si eran esas las que deseaba. Muchas gracias por su ayuda aqui tiene el dinero.

Extiendo la mano y le entrego los Septims.

Me dirigo a Rox:

-Bueno ¿Vamos a comprar algo de ropa y a buscar a los demas?

Vamos vamos, puedes hacerlo bien esta vez, si si, lo único que tienes que hacer es ser lo más breve posible...

Con la vista fija en los ojos del herrero camino hacia el lentamente, posteriormente y antes de abrir la boca carraspeo durante un par de segundos para así aclarar mi voz. ¡Busco! una espada. Digo rápido y al instante en lo que el herrero termina de pronunciar su última palabra.

¡Bien!, creo que voy mejorando. De pronto, noto como algo de dentro de mi intenta salir hacia fuera. Rápidamente muevo mis brazos para abrazar fuertemente mi estómago, luchando así por contener lo que podrían llegar a ser unas simples carcajadas.

Prefiero que me llames Red a secas, no soy realmente el señor Rox. Le digo tras su trato hacia mi persona. 

Cierto es que una buena capa de piel de oso de las nieves vendría muy bien pero no creo que aquí las vendan, pero algo encontraremos en la tienda de ropa. Y me dirijo hacia la tienda con mi compañero sin más dilación tras terminar sus compras.

- Bueno señor, si no me da más información... ¿qué espada quieres? - Le dije mientras le enseñaba las espadas que tenía.

Os encontráis a ropajes radiantes. Allí encontráis a dos mujeres responsables de la tienda. Se os acerca Taarie, una altmer. -  Buenos días compañeros ¿que os trae por aquí?