Partida Rol por web

Los Monjes de la Nada

5 - La fiesta de compromiso

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03/09/2007, 01:24

Henry le devuelve la respuesta en voz baja a Illiana

No me parece alguien de quien debamos preocuparnos, al menos no mas que de los demas

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03/09/2007, 01:29

Deliambert inteviene en la improvisada reunion

Creo que deberiamos destruir ese baculo, en teoria podria ser solo un catalizador del poder del monje, pero no hay mucho que catalizar de alguien que esta casi muerto, entonces temo que el artefacto tenga poder en si mismo y no del mas recomendable.

Luego mira alrededor, buscando a alguien con la mirada

Debemos despertar al caballero Vénesit? el estuvo conversando con nosotros antes de irse a dormir, pero no ha sido testigo de nada.

interroga Henry esperando la opinion de los demas.

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03/09/2007, 14:13
Melegat Ansey

Nunca fue buen compañero de la paciencia, tampoco lo fue de las frases complicadas,por ello, lo único que sacó en claro tras escuchar hablar al erudito fue que había que destruír aquél objeto puesto que provenía de un ser maligno y por lo tanto algo de malo se le habría pegado.

Sin pensarlo dos veces y sin dar tiempo a los allí presentes a opinar qué sería lo mejor, Mélegat arrebata el bastón de las manos a Henry mientras se descuelga el martillo de la espalda.

-No se hable más, que corra el mismo destino que su dueño. ¡Arrrgh!

Arroja el bastón a la hierba, tan sólo iluminada levemente por la luz de las antorchas, alza el pesado acero y con una velocidad increíble lo deja caer cual rayo relampagueante sobre el objeto del mal.

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03/09/2007, 15:07
Illianna Sondrent

Illianna niega con la cabeza a la pregunta de Henry, y se dispone a responder a Nhadia, cuando Melegat arranca el bastón que sostiene Deliambert, lo tira al suelo, y se prepara para destrozarlo de un contundente martillazo.

Las palabras quedan en suspenso, y ella a la espera de lo inevitable.

Reza en su interior para que no ocurra nada, para que, simplemente, el báculo se astille...

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03/09/2007, 16:31
Director

Los compañeros, apenas unos desconocidos algunos de ellos hasta hace unas horas, se encontraban reunidos bajo las ramas de un gran roble, a la luz de un par de antorchas y con el cielo nocturno por único techo.
Sus caras reflejaban la incredulidad lógica que había provocado en ellos los últimos acontecimientos: fuego, tierra.. hasta los elementos paracían conjurarse en su contra.

Se formularon preguntas, para las cuales no había respuesta en la mayoría de las ocasiones. La tensión era uno más entre ellos mientras aún podía percibirse en el aire el penetrante olor que provocó el fuego al consumir el cuerpo del Monje.

Entonces, el Capitan DeValin había llegado hasta donde se encontraban y se había unido a la incierta conversación. Había cosas que decir. Muchos de ellos querían hablar, mas ninguno se atrevía a tomar la palabra.
En esos momentos, y tras una descripción sobre el báculo por parte de Maese Deliambert, Mélegat decidió actuar. Tomó el maléfico bastón y lo golpeó repetidamente con su martillo, levantando lascas y astillas con cada impacto, hasta que no quedó de él más que unos leves restos sobre la hierba. Suponía una pírrica victoria, pero victoria al fin y al cabo, y aunque no fuera más que una metáfora de todo lo ocuerrido durante las últimas horas, el bastón había sucumbido bajo su fuerza, al igual que el Monje.

Una vez destruido el objeto, DeValin tomó la palabra.

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03/09/2007, 16:39
Melton DeValin

-He dado órdenes concretas. Nadie dormirá sólo esta noche, o lo que queda de ella. Mis soldados vigilarán el exterior de los edificios y los criados del Mesón permanecerán despiertos en su interior. Los demás necesitáis descansar, mañana promete ser un día muy duro. Dividíos en grupos o por parejas, como mejor os parezca, pero no quiero a nadie sólo, ¿queda claro? - Tras una ligera pausa durante la cual el oficial mira a cada uno de los allí reunidos a los ojos, continua hablando -. No se me escapa que aquí hay mucho que decir y creo que debe ser dicho. Varios de los presentes si no todos habéis tenido algún tipo de visión o encuentro. No se si eso os excluye o no de las sospechas, pero tras lo que me ha contado Illianna sobre como apareció el Monje y su capacidad para adoptar el aspecto de cualquiera, creo que debemos partir de alguna base... y esa pueden ser las personas que estáis aquí. Desconozco por completo si se os ha... escogido para algún tipo de misión o no, pero daré por sentado que la aparición de ese muchacho os selecciona de alguna manera. Quedan otras cuarenta personas más aproximadamente en el Mesón, ¡y no me fío de ninguna de ellas! Ni tan siquiera de ese caballero Abernio, así que no será despertado en este momento. Ya habrá tiempo de hablar con él por la mañana.

El Capitán DeValin hace una pausa, que se alarga más de lo esperado mientras un incómodo silencio se adueña del ambiente.

-Bien - dice finalmente - ¿Quién va a ser el primero en contarme lo que ocurre?

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03/09/2007, 18:20
Dammeryn

- Yo tengo poco que decir, capitán. La cosa estaba en marcha cuando me invitaron al baile...y ¡por todo! que ese monje fue buena pareja. Por lo poco que sé, pues yo también fui testigo de un "heraldo", hay algo que hacer en las montañas. Y creo que debe hacerse, capitán, aunque aún no lo comprenda del todo.

Pasó la mirada por sus compañeros los señaló uno a uno.

- Estos hombres y estas mujeres han sido también escogidos, a mi entender, y quizá ellos puedan aportar más luz al asunto. Yo espero que así sea, ya que mi aportación son mis brazos y mi espada.

¿Qué decís, compañeros?

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03/09/2007, 20:00
Illianna Sondrent

Illianna se adelanta, repuesta ya del instante de aprensión que ha sufrido ante la incógnita de lo que iba a ocurrir con la dichosa vara. Mira a su alrededor, y se asegura de que estan todos aquellos que deben estar, y no más. No sabe, como bien ha dicho De Valin, en quien se puede y en quien no confiar.

Mira al Capitán unos segundos. Lo suficiente como para ordenar sus pensamientos.

-Supongo que debo empezar mi parte en el momento en que nos cruzamos con uno de los Monjes, de camino hacia el Mesón. Él iba en dirección contraria, hacia los Montes Perdidos. Su aspecto era idéntico al que habéis visto que tenía el que acaba de arder. Cuando estuvo a nuestra altura (de la de Melegat, que iba en su carromato, y la de Brúnil y mía, nos habíamos juntado las dos familias en el camino) pude verle bien, y por eso os confirmo que era como ése.

Era inquietante. Percibí algo raro, en aquel momento no sabía qué. Como si una gran experiencia residiera en él, una experiencia de muchos otros, quizá ya percibí que poseía un poder extraño. Fijaos en eso, creo que es importante, pues he sentido lo mismo antes. Su poder emana de algo mucho más grande, ellos no son más que instrumentos de eso que los maneja. Pero ese poder parte de un todo maligno, y enorme, del que ellos son una parte...

La muchacha suspira. Se estremece, y se lleva la mano al cuello. Pero sigue.

-En un momento determinado su capucha se fué atrás, y pude verle el rostro. Sus pupilas eran blancas, estaba ciego, y su piel requemada. Como éste...
Preguntó por un sítio que ninguno de nosotros había oído nombrar nunca: el valle de Etith. Y sin embargo, vivimos muy cerca de los Perdidos. Es muy extraño.

Hace una nueva pausa, y prosigue.

-Cuando llegamos aquí nos encontramos con la fiesta de compromiso, así que nuestros corazones dejaron de lado en cierto modo el temor que nos había atenazado. Pero fijaos que todos los que estamos aquí, de un modo u otro habíamos oído rumores, o teníais órdenes, o instrucciones, para averiguar qué había de cierto acerca de ellos. Y esos rumores hablan de caos, de maldad, de poderes que despiertan...

Digo que nuestros corazones dejaron de preocuparse, pero eso fué hasta que empezaron a suceder de nuevo extraños hechos, algunos maravillosos, otros terribles. Pensad en el poema que recitó el trovador, pensando declamar una canción de amor.

Fué la Leyenda del Pueblo Perdido. Habló, debéis recordarlo, de leyendas que se pierden en la memoria de los hombres, pero que permanecen escritas en las huellas de sus ruinas. Y de caminantes a los que el legado muestra el camino, una vez ya en su destino. De aquellos que se mantienen ciegos pues nunca debieran ver lo oculto, y de los que había que evitar que su caminar les conduzca hasta el sepulcro. De una puerta que debe permanecer cerrada, como ha estado durante toda una era. Pero que ahora el viento cambia, y un gélido aliento anuncia la muerte. Ya sucedió otra vez, y está sucediendo de nuevo, los siervos de nuevo se reúnen, preparando una ofrenda maligna.
Hablaba de una profecía, que si se cumple, dará lugar a una segundad edad oscura, de dolor, de maldad. Pero finalizaba con esperanza, diciendo que aún hay tiempo, y corazones valerosos...

Illianna se detiene de nuevo. Levanta la vista hacia todos los que se han reunido, uno a uno, paseándola lentamente entre ellos, por ellos. Parece estar recordando algo. Depués cierra los ojos, y se lleva la mano al corazón.

-Entonces entró en escena el Heraldo. No es necesario que os recuerde lo que ocurrió a continuación. Los dones... y el terremoto. El dolor de la tierra misma. Y de los hombres en ella. Y el Heraldo... el bien. Todos nosotros hemos sido bendecidos con las palabras del muchacho. E imagino que con algo más, en cada caso...

Finalmente termina, dejando que las palabras resbalen, esperando que alguien las retome, y siga con su parte del relato...

Notas de juego

Lo detengo aquí para no hacerlo eterno
sugiero que cada uno relate su parte hasta ahí, y luego vuelva a empezar la rueda.
Para que todo el mundo sepa lo que les ha pasado a los demás, y tengamos todos la mayor información posible de lo que está ocurriendo.

Desde luego, si alguien quiere callar algo, o todo, pues es sólo mi parecer.
:)

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03/09/2007, 20:11
Melegat Ansey

Golpe tras golpe el báculo fue convertido en polvo. Mélegat quedó un tanto insatisfecho al principio, ¿ya estaba? ¿tanto misterio para eso? y después se transformó en satisfacción, lo había borrado del mapa en un abrir y cerrar de ojos, así de sencillo.

Entonces el capitán comenzó a hablar, tan rápido que el minero poco pudo entender.

¿Cómo, que el monje podía adoptar la apariencia de cualquiera?...

Después el muchacho magullado tomó la palabra, como si fuese la sombra del primero, más al final llamó a los allí presentes "compañeros", cosa que borró todo mal pensamiento que pudiese existir en la mente del minero hacia su persona.

Después habló Illianna, entremezclando los hechos con sus deducciones personales, narrándolo todo como un cuento...fantástico pero terrible...

Timida y torpemente, el hombretón comenzó a hablar tras sentir un impulso que le empujaba a decir algo a él también.

-Ehm...bueno, veamos...yo estaba durmiendo...y entonces se me apareció el muchacho, al principio pensé que era un sueño extraño, pero era imposible que lo fuese...ese niño...me dijo que yo tenía una misión que cumplir...y no es que vaya haciendo caso a cualquier loco que me diga que tengo que hacer algo...pero después de todas estas cosas que he visto esta noche...creo que he de hacerlo...

Una pequeña pausa para tomar aire y el vozarrón continuó.

-Creo que es una especie de puzzle...y cada uno de los que hemos visto a ese "heraldo" somos como piezas...no nos corresponde a nosotros elegir, lo que dijo estaba claro, es un deber para con nuestra tierra.

¡Por la gran roca! No se como he sido capaz de hablar delante de toda esta gente...¡Y sin tartamudear!

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05/09/2007, 14:04
Melton DeValin

-Una buena historia esa... lástima que hasta donde yo se, sea cierta - las palabras del Capitán estaban cargadas de preocupación y su voz sonaba un tono más grave aún que lo que solía ser costumbre en él -. En lo que a mí respecta os ayudaré en todo lo que esté en mi mano, una vez que hayáis decidido el camino a seguir. Mis obligaciones para con el rey y con esta tierra no me permiten gran libertad de movimientos, pero os escoltaré con mis hombres hasta el destino que escojáis... o hasta las primeras estribaciones de los Montes Perdidos, si es que es esa vuestra ruta.

El veterano oficial gira sobre sí mismo para observar el exterior del Mesón y el valle, ahora sumido en la oscuridad. En un gesto ya clásico en el, pasa una encallecida mano por su cabeza, intentando peinar su rebelde, pero aún bastante poblado, pelo negro, signo inequívoco de que intenta aclarar sus ideas.

-Pienso que necesitamos saber más. Sobre lo que está ocurriendo, sobre la amenaza real que nos acecha. Separar la historia real de lo que podría ser símplemente un cuento de ingenuos. Todos hemos podido comprobar la maldad de esos Monjes, pero.. ¿cual es su destino? ¿hacia donde se dirigen? ¿Qué buscan? Yo podría escribir a mis superiores, pedir al rey que envíe una guarnición completa... pero para que se me escuche necesito respaldarme con algo más.

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05/09/2007, 18:50
Illianna Sondrent

-Comprendo, Capitán. Lo que tenemos no son más que especulaciones, suposiciones. Por lo que sabemos, ahora lo único que podemos hacer es partir para los Montes Perdidos, como decís. Todos nosotros, los que nos sentimos comprometidos con lo que hemos presenciado... y hemos sido llamados de algún modo.

Se siente pequeña, insignificante. Mira a todos cuantos se encuentran reunidos allí, un grupo de gente simple, gente sin nada que les defina como héroes, nada hay de distintivo, de épico, en ninguno de ellos. Sin embargo...

Suspira.

-Creo que ahora deberíamos retirarnos todos a descansar, dormir si es que podemos. Nos espera una jornada agotadora, y puede que muchas más. Y hemos vivido momentos muy duros durante estas últimas horas... debemos procurar reponer nuestras fuerzas... las necesitaremos...

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05/09/2007, 20:13
Melegat Ansey

El hombretón interviene en la conversación cuando escucha el nombre de Los Montes Perdidos.

-Yo vivo en las estribaciones de los montes, si allí hemos de ir lo mejor será hacer una ruta hasta mi hogar, pasar allí la noche y después comenzar el ascenso...esos montes no son cosa de tontos...cualquiera puede perderse en ellos y pasar largo tiempo desorientado...incluso los que somos del lugar...

El minero no es un héroe, tampoco sabe qué encontrarán allí arriba...ni contra qué habrá de enfrentarse...pero su corazón ya ha dictado sentencia, y no fue difícil hacerle caso, ya que viviendo tan cerca de la zona donde se supone que está comenzando a florecer el capullo del mal, sería de los primeros en conocer la magnitud de la desdicha.

Hmm...si yo voy...alguien tendrá que entregar la mercancía en la capital... ¡Missey!, ¿donde se habrá metido?

Mélegat se dirige hacia la zona donde descansan las mulas y la mercancía, con el fin de avisar a Missey y a su hermano de la decisión que ha tomado.

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05/09/2007, 20:16
Melton DeValin

-Tienes razón muchacha, creo que lo mejor que se puede hacer en estos momentos es permitirle a nuestros cuerpos y nuestras mentes un poco de descanso - coincide DeValin con las palabras de Illianna -. Debemos reponer fuerzas y hacer frente a lo que el día de mañana nos tenga deparado.

El Capitán parecía haber envejecido en las últimas horas... quizás fuera el cansancio o la impotencia.

-Realmente pienso que aquí está pasando algo grave, cuya importancia no debe ser tomada a la ligera. Es algo más que especulaciones, como dices, pero únicamente para nosotros que hemos podido ser testigos de ellos. Si envío una misiva a la capital pidiendo la movilización de una guarnición basándome en una leyenda contada por un trovador borracho en una fiesta, en la aparición de un muchacho al que únicamente pueden ver algunos o en un monje que se resiste a morir... pocos habría que pudieran llegar a tomarme en serio.

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05/09/2007, 20:26
Illianna Sondrent

Illianna asiente a las palabras de Melegat, y después a las de DeValin.

Con un gesto de cansancio se despide de todos, y se dirige hacia el Mesón, lo que queda de él en pié, de nuevo. Piensa en Brúnil, su hermano, postrado aún en esa habitación que ha sido testigo del ataque del Monje, el ataque que le ha costado esa cicatriz... y el tatuaje. Mudo testigo, tan mudo como él...

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05/09/2007, 22:11
Nhadia Demialt

La muchacha observa asombrada al pelirrojo, que parece haber despertado de su gran letargo combinando unos aullidos que despertarian a la peor de las bestias con unos golpes imparables en su afan de destrozar el bastón del monje.

¿Ya está, eso es todo después de tanto...? No puede ser...

Escucha atentamente las palabras de todos, pero no dice nada, prefiere permanecer callada. Nunca pecó de impaciente y sabe que debe conocer a todos bien antes de que sepan lo mas minimo de ella.

¿Los montes perdidos? ¿De...debo volver allí?...
tras ellos mis peores pesadillas toman formas...
donde mi vida fue tan dura como el acero...
¡¡¡Les daré esquinazo cuando menos se lo esperan!!!
Sin duda un niño con sus ideas locas del fin del mundo no hará mella en mí.

Sin decir ni una sóla palabra buscó el refugio de un árbol que no había sido dañado en ninguno de los accidentes, se acurruco apoyándose en el tronco tapándose de la fría noche con la manta que le había proporcionado el soldado antes...
Dispuesta a ver pasar las horas hasta el alba...

¡¡¡Esto no me quitará el sueño!!! Mañana será un día largo y debo descansar de una vez...

Sus ojos se fueron cerrando poco a poco... Hasta que volvió a los verdes prados en los que jugaba con su padre.

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06/09/2007, 03:55

Cuando ya se habia acordado ir a descansar, Deliambert agrega algo mas:

Estoy de acuerdo con recuperar fuerzas, pero quisiera agregar algo mas a las indicaciones del capitan, debemos dormir en grupos, pero en ese grupo debe haber alguien experto en combate, Illiana, Brunil y yo compartiamos la misma habitacion cuando entro en monje y solo la suerte de que Melegat escucho nuestro pedido de auxilio nos ayudo

Respecto al Heraldo y los monjes, ya dije todo lo que habia escuchado antes de que nos fueramos a acostar dice Deliambert mientras mentalmente trata de unir cabos sueltos

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06/09/2007, 18:49
Melton DeValin

-Proceded como creáis más conveniente, por parejas o en grupos me es indiferente, pero que nadie duerma sólo esta noche - afirma DeValin antes de que la reunión se disuelva -. Al alba decidiremos la ruta a seguir.

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06/09/2007, 20:24
Melegat Ansey

Mélegat avisa a Missey y a Willer de sus intenciones de partir hacia Los Montes Perdidos, confía a su buen amigo Missey la tarea de finalizar con éxito el encargo de material en Dhalion, respecto a su hermano aguarda a conocer su opinión.

Escucha desde no muy lejos las palabras del Capitán, ordenando que nadie pase la noche en solitario, entonces mientras busca con la mirada a alguien con quien pasar la noche seguro, divisa a la mujer de cabellos rubios, acurrucada junto a un árbol, y se dirige hacia ella.

-Ehm, hola...supongo que no será la primera vez que pasas la noche al raso...pero creo que hoy no es el día más indicado...después de todo lo que ha pasado...

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07/09/2007, 12:13
Melton DeValin

Se había acordado dar descanso a los cuerpos fatigados y cada cual iba allí donde mejor le parecía, en la compañía que tenía a bien elegir, para dormir las pocas horas de noche que quedaban.

El Capitán DeValin se te acerca una vez todos han partido, o la gran mayoría, y te habla en voz baja.

-Dammeryn, tenemos que hablar - su voz suena seria y decidida -. Hay algo que no he dicho antes y que creo que tú deberías saber... es referente a la carta que me entregaste.

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09/09/2007, 12:08
Nhadia Demialt

La muchacha ve como se acerca hasta ella el grandullón pelirrojo.

¿Qué querrá este ahora?

Después de escuchar sus torpes palabras, se queda pensativa durante unos instantes...

- La verdad es que después de lo ocurrido en el Mesón me siento más segura durmiendo aquí afuera esta noche... si quieres que se te caiga el techo encima allá tu...