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Los reinos del norte

El Señor de la Guerra (I): Misión a Moria

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20/09/2012, 10:56
Talin hijo de Thralin

Decir que estoy entusiasmado es poco. Esto es en sí la realización de un sueño infantil, que se transformó en objetivo vital. La visita está siendo maravillosa y a excepción de las miradas torvas de los enanos, claramente destinadas al elfo, todo es como se había imaginado o más, mucho más. Antes lo decía sin creérselo demasiado, que estaba ahorrando para poder empezar una vida acomodada en Khazad-dûn , pero ahora lo siente hasta lo más profundo de sus venas. Volverá para instalarse.

Si fuera por libre, sería un auténtico turista, de los que pasean con la boca abierta mirando hacia arriba sin saber dónde ponen sus pies. Afortunadamente para mi dignidad, estoy en una comitiva obligada a avanzar con cierta presteza. Pero en cada parada, en cada oportunidad, miro, examino, comento y curioseo entusiasmado. Y en las ocasiones en que paramos, pregunto por tal o cual persona, de tal o cual linaje, haciendo averiguaciones sobre la gente y familias que se dice que emigraron a la gran Moria. Ni que hay que decir que una vez localizado el que dice ser un primo lejanísimo por parte de madre, me uno a la fiesta, las canciones e incluso los bailes (y se diría que no lo hago nada mal, además).

Pese a todo, más responsable y sabio de lo que reconocería abiertamente en una taberna, me retiro no demasiado tarde, poniendo por excusa la calidad de la cerveza de Moria (en comparación con la que se hace fuera), lo que seguro que hace surgir algunas exclamaciones de alegría y jolgorio entre sus "compañeros" y "familiares" enanos. El deber es duro, pero es deber. Me retiro a dormir para poder cumplir al día siguiente con las exigencias diplomáticas o lo que haga falta.

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20/09/2012, 11:08
Talin hijo de Thralin
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Trato de fijarme si hay más actividad de la normal, por ejemplo fabricando armas. Tal vez no veamos directamente las fraguas funcionando al máximo de sus posibilidades, pero los materiales tienen que llegar y no es lo mismo ver muchos enanos ociosos que muchos enanos trabajando estresados. Y soy enano, sé distinguir enanos trabajando duro de enanos trabajando estresados...

En cualquier caso, también hablo con la gente, para saber qué tal está todo, sin entrar en detalles, pero seguro que puedo también "pillar" el tono general (muchos problemas, injusticias, desgracias...)

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20/09/2012, 11:20
Mellongaladh "Abraza-árboles"

Notas de juego

Puntualizo: el 99% de las miradas van destinadas al elfo pero también existe un 1% que van hacia la comitiva de humanos que pululan por Moria.

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20/09/2012, 15:39
Director

Tras una grandísima velada, os retiráis a dormir. Por cosas del destino, o como consecuencia del humor enano (Talin lo sabrá mejor), os ha tocado compartir cámara. Vuestros aposentos son sencillos y austeros, pero confortables, aunque dependiendo de vuestros gustos os parecerán agradables o no. El resto de miembros de la compañía se encuentran en una serie de cámaras adyacentes a la vuestra.

Al día siguiente la marcha continúa igual, hasta que al atardecer, llegáis a una gran sala con unas grandes puertas de acero y mitrhil y el símbolo de Moria, un yunque, un martillo y una corona rodeados por siete estrellas. Os avisan que es la Sala del Trono y que el rey Báin I os recibirá al instante.

Notas de juego

¡¡¡Que alguien le ponga un babero al enano antes de que lo deje todo perdido!!! :-p. Las miradas torvas principalmente van dirigidas al elfo, eso es evidente, pero también a los humanos. Es raro que haya visitantes que no sean enanos en Moria, por muchos tratos que se tengan con ellos y sus habitantes los miran en general, a todos, con desconfianza.

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20/09/2012, 16:07
Mellongaladh "Abraza-árboles"

Lo había escrito al master plaster, pero puesto que compartimos habitación, yo me he retirado bastante antes de que acabéis de cantar y cuando llegas a la cámara me encuentras meditando.
Cuando ya despiertas ves que te estoy esperando dubitativo, sopesando si esperar o no para salir contigo afuera, cosa que no había hecho nunca y, como puedes apreciar, llevo largo rato "despierto". En tu euforia notas que estoy ligeramente intranquilo, nada que te preocupe supongo, cuando ya decides salir a desayunar te sigo y me separo al llegar a la comitiva sentándome con los humanos.

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20/09/2012, 16:25
Director

Observas una gran actividad en todos los sentidos, podría considerarse que en algunos momentos frenética, pero lo atribuyes más a que te encuentras en el reino con el mayor número de enanos que hay sobre la Tierra Media, y por lo tanto se puede decir que es algo normal. Observas durante tu viaje fraguas y herrerías, así como compañías de enanos transportando fajos de todo tipo.

Hablando con tus congéneres enanos, especialmente con Dolin, el tabernero, antiguo soldado según te explica señalando a la armadura que hay en la taberna, el cual te hace señas para hablar contigo movido por la curiosidad de saber quienes eran tus acompañantes; te enteras de que la vida en Moria es normal, lo único destacable es que hay algunas zonas que han quedado deshabitadas porque el número de enanos ha decrecido. Afortunadamente son zonas pequeñas y aisladas y Dolin considera que es algo temporal, pronto los enanos crecerán de nuevo en número.

Consideran a Báin I un buen rey, algo conservador y un gran defensor de las tradiciones enanas. Gobierna e imparte justicia sabiamente.

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20/09/2012, 16:26
Director

Notas de juego

Aunque compartís cámara, dormís en habitaciones separadas, salvo que me digáis lo contrario XDDD

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20/09/2012, 16:30
Talin hijo de Thralin

Al ver la duda dibujada en la cara del elfo, no tardo en comprender la situación. Un elfo suelto por Moria no sería algo muy recomendable. No digo nada, pero le sonrío sinceramente y pongo cara de "bah, tú no te preocupes", aunque sea evidente que sí hay mucho de qué preocuparse. No cuesta nada ser amable, bueno, siendo un elfo un poquito más de lo normal sí cuesta, pero no mucho una vez superado mentalmente ese bache cultural de hace miles de años... Básicamente dejo que elfo haga lo que crea más oportuno y apropiado, hasta el momento va muy bien.

Otro asunto es cuando por fin se ven ante las puertas de la Sala del Trono. No han entrado y la sensación de insignificancia, de "pequeñosidad", ya se incrementa por momentos. No puedo por menos que mirar admirado las bellísimas puerta de la Sala del Trono. "De mayor" quiero una así en mi casa, aunque sea de un tamaño más normalito. En fin, sueños a parte, un tanto nervioso por todo el tema que se va a desatar en unos instantes, tomo aire y me aseguro de que la ropa, las botas, el cinto, la barba, el pelo... están bien. Estoy transpirando, vaya, genial. Y busco con la mirada al príncipe, estoy un tanto acalorado y superado por la situación. Espero no tener que hablar en público. O sea, con un príncipe humano está bien, pero... ¿¡con el rey de Moria!? Uffff.

Notas de juego

Como seguro que soy el primero en despertarme, por tema de nervios y constitución enanil, es fácil suponer que la situación esa en que me espera tiene lugar en la cámara.

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20/09/2012, 22:53
Director

Tras esperar unos instantes, las Grandes Puertas de la Sala del Trono se abren lentamente. Un enano fornido, con armadura reluciente y un cayado forjado en acero con relieves os sale al encuentro. Tras preguntar quienes sois, Barahir se presenta. Con un gesto os indica que esperéis. Entra y escucháis cómo con voz potente anuncia “Barahir, Príncipe de Dol Tinereb”, tras lo cual os hace una señal y entráis.

Si antes Moria os había sorprendido con su arquitectura y belleza, el Salón del Trono lo supera. Grandes pilares como árboles, pero mucho más grandes y adornados con grandes efigies y estatuas de enanos, se reparten en dos filas a lo largo de la sala. En los muros hay varios bajorrelieves que representan varias escenas con los enanos como protagonistas (1). Oro, plata y mithril, así como multitud de piedras preciosas, adornan tanto las columnas como los muros, completando los detalles de los mismos. El suelo es de mármol blanco, mientras que unas gigantescas lámparas iluminan desde el techo toda la sala. La luz de estas lámparas se refleja en el mármol, amplificando la luminosidad de la sala.

Comenzáis a atravesar la sala y al fondo se distingue lo que parece ser un gran trono de color oscuro. A medida que os acercáis os fijáis que entre las columnas se encuentran una pareja de guardias fuertemente armados, y con yelmos que simulan rostros enojados los cuales, al verlos, os infunden cierto temor y desasosiego, y por los gestos de vuestros compañeros, no sois los únicos (2). Otras parejas de soldados se encuentran por otras zonas de la Sala. Os fijáis que a derecha e izquierda hay dos entradas de considerable tamaño.

A medida que os acercáis observáis que el trono se encuentra situado encima de una plataforma escalonada, también de color oscuro. En la pared dónde se apoya podéis ver el emblema de Dúrin, al parecer representado en mithril. Diez guardias, repartidos en dos grupos de cinco, se encuentran a ambos lados de la plataforma. Sentado en el trono observáis a un enano, de cierta edad, con una corona plateada.

El enano que os ha hecho entrar se inclina ante el rey y os vuelve a presentar. Tras hacerlo se gira hacia vosotros y os dice “Báin I, Rey de Khazad-dûm y soberano supremo de los Barbiluengos, Padre de las Siete Casas de los enanos”.

Notas de juego

(1). Talin os comenta por lo bajo que son escenas memorables de la historia de su pueblo. Os señala la creación de los primeros Siete Padres por Mahal, conocido también como Aüle, uno de los Vala. Héroes del pasado realizando hazañas casi mitológicas, Dúrin mirándo el Lago Espejo y contemplando la corona de estrellas encima de su cabeza, etc.

(2) A Talin le impresiona su visión, pero no le atemorizan. Son algo característico de su pueblo e incluso algún elfo o humano podría rememorar antiguas historias dónde se habla de ellas y de cómo su sola presencia hacía huir a los enemigos de los enanos.

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20/09/2012, 22:59
Barahir Orodram

Tras hacer una reverencia

-Saludos mi rey Báin. Soy Barahir, príncipe de Dol Tinereb. Vengo en representación de mi abuelo, el príncipe Hallas, Amigo de los Enanos.

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20/09/2012, 23:00
Báin I

-Eso tengo entendido mi buen príncipe. Me sorprende que mencionéis ese título ya que no lo damos a la ligera y no tenemos recuerdo de él, aunque tal vez, una búsqueda en nuestros registros nos daría más información.

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20/09/2012, 23:01
Barahir Orodram

-Se remonta ha hace siglos, en una edad pasada, cuando hombres, elfos y enanos lucharon juntos contra el gran mal. Durante la batalla de Dagorlad vuestro antepasado Dúrin IV quedó aislado y su vida peligraba, pero mi antepasado, el príncipe Valandil de Dol Tinereb, viendo el peligro que se cernía sobre el rey de Khazad-dûm, se abrió paso entre las filas del Señor Oscuro rescatándole de una muerte segura. Allí, en el campo de batalla, Dúrin IV nombró a mi antepasado Valandil Amigo de los Enanos y posteriormente le dio este anillo para reforzar nuestra amistad. Afortunadamente, pocas veces hemos tenido que recurrir a nuestra amistad, aunque esto ha hecho que haya caído casi en el olvido.

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20/09/2012, 23:05
Báin I

El enano que os ha acompañado se acerca a Barahir, coge el anillo que muestra y se lo acerca a Báin. Éste lo observa con detenimiento y se lo devuelve a su sirviente, el cual, a su vez se lo da a Barahir. Báin mira severamente a Barahir

-No olvidamos ni los actos de bondad ni los agravios, ahora bien, el tiempo es un enemigo temible e incluso es capaz de borrar los hechos nobles a ojos de un enano, ya que son más fáciles de hacer desaparecer que un agravio. Me avergüenzo de ignorar estos hechos y os pido disculpas por ello mi príncipe Barahir.

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20/09/2012, 23:08
Barahir Orodram

-No os preocupéis mi señor, como decís, el tiempo es un enemigo temible. Si me permitís, para reforzar nuestra reencontrada amistad, os traigo un presente de parte de mi abuelo.

Hace una señal a Angrod, el cual le da la caja que visteis al entrar en Moria. Barahir la abre

-Es una reliquia de mi familia, una daga forjada en la antigua Númenor, antes de que nos instalásemos en la Tierra Media.

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20/09/2012, 23:10
Báin I

Báin recibe el presente de manos de su siervo. Saca la daga, una magnífica obra de la herrería númenóreana y la inspecciona con sumo cuidado antes de volver a depositarla en la caja.

-Una magnífica obra de vuestro pueblo. Agradecemos este gesto -mira a vuestra compañía, deteniéndose en vosotros más de la cuenta- Veo que no venís sólo, ¿quienes son vuestros acompañantes?

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20/09/2012, 23:12
Barahir Orodram

-Se trata de mi guardia personal, también me acompañan Angrod, su capitán y mis fieles servidores Mellongaladh de Lindon y Talin, hijo de Thralin de las Ered Luin

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20/09/2012, 23:14
Báin I

-¡¡¡Un enano de las Ered Luin!!!, interesante, aunque no menos que ver a un elfo a vuestro servicio, cuando lo normal sería que fuese al revés -mira con cierta ironía a Mellongaladh-. El mundo está cambiando, eso está claro, y ya nada volverá a ser igual -afirma con cierto tono de nostalgia-. Bien príncipe Barahir, ¿cual es el motivo de vuestra visita?

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20/09/2012, 23:16
Barahir Orodram

-El motivo de nuestra visita es para establecer relaciones comerciales entre Moria y Dol Tinereb. También venimos a solicitar apoyo en un conflicto que estamos teniendo contra un siervo de Angmar -al decir esto Báin se revuelve en el trono y se mueve hacia adelante como si quisiese prestar más atención- Dagorhir, el "Señor de la Guerra" se ha instalado en Cardolan y todos los reinos del norte, o al menos la mayoría, nos hemos unido para acabar con él, pero la guerra se está alargando, y aunque últimamente hemos conseguido avances significativos, consiguiendo que Dagorhir se encuentre asediado, no hemos podido derrotarle por completo y nuestros recursos son cada vez más escasos. Por tal motivo, y en nombre de la amistad que nos une, vengo a solicitar formalmente ayuda.

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20/09/2012, 23:19
Báin I

-¿Qué tipo de ayuda, mi príncipe?

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20/09/2012, 23:19
Barahir Orodram

-De cualquier tipo, armas, suministros, pero os engañaría si no os dijese que lo que más necesitamos son tropas para acabar con Dagorhir. Un ejército enano acabaría por decantar la guerra a nuestro favor.