-¡¡¡Saludos Barahir, príncipe de Dol Tinereb!!!. Traigo noticias de mi rey, Báin I, pero antes de nada, he de preguntaros algo respecto a vuestros acompañantes -repasa con la mirada a todo el mundo, pero se os queda mirando un segundo de más- sois un grupo numeroso, así que, en caso de que os permitamos entrar en Moria, una gran parte se tendrá que quedar aquí esperándoos. Espero que no suponga ningún problema.
-Saludos Dwalin. Respecto a vuestra pregunta, no, no supone ningún problema. Llevaré a mis oficiales y a mi guardia de compañía, un total de unos treinta hombres.
-¿Treinta?, ¿que pensáis hacer con tantos hombres en Moria mi señor?. Entiendo que os tengan que acompañar parte de vuestra guardia, pero treinta son demasiados, diez es un buen número.
-Y desarmados. -se oye un murmullo entre vuestra compañía, a lo que Dwalin, tras unos segundos responde -¡no hay de que preocuparse!, sois una embajada diplomática, y además hay que añadir que sois nuestros invitados, por tanto gozáis de nuestra protección, al no ser que todo lo que nos dijeseis en un principio fuese...falso, pero no es así, ¿verdad mi señor?
Lanza una mirada inquisitiva hacia Barahir. En ese momento el ambiente se ha vuelto de forma inesperada bastante tenso. Podéis ver como los enanos que se encuentran detrás de Dwalin se agarran a sus armas, las cuales ya empuñaban al venir hacia vosotros, con más fuerza.
Tras unos segundos de silencio, Barahir se quita un anillo y se lo muestra a Dwalin.
-Espero que esto os responda
Dwalin coge el anillo y tras examinarlo detenidamente se lo devuelve a Barahir esbozando una amplia sonrisa.
-Responde a mi pregunta por completo. Disculpad mis dudas príncipe Barahir, pero son tiempos peligrosos y toda precaución es poca
El ambiente se relaja
-Una última cosa, hemos observado que entre vosotros hay un elfo y un enano, ¿qué tienen que ver con vos?
-Vienen conmigo, se encuentran a mi servicio como consejeros.
-¿A vuestro servicio?, ¿cómo consejeros?, son tiempos extraños sin duda, para que un enano y un elfo se pongan a vuestro servicio de esta manera, y más como consejeros. Aún entendería que un enano trabajase para vos de forma temporal para mejorar vuestras pobres construcciones o llenar vuestra armería de armas de gran calidad, pero pocos son los de nuestra raza que ofrecen su hacha a un señor humano, salvo que los ate un juramento, o haya un gran tesoro de por medio, ¡¡¡y no digamos como consejeros!!!. Pero que un elfo esté a vuestro servicio, ¡¡¡eso sí que es inaudito!!!, suelen encerrarse en ellos mismos y a sus asuntos, especialmente en los últimos siglos....
Tras unos segundos de silencio, durante los cuales Dwalin os observa se dirige hacia vosotros. Primero se acerca a Mellongaladh y le observa de arriba a abajo, haciendo un gruñido, no sabríais decir si de aprobación o desagrado, antes de pasar a Talin.
-¿Cual es vuestro nombre señor enano?
-Se me conoce como Talin hijo de Thralin, Guardián. Es un placer conoceros y el mayor de los honores traspasar las puertas de Moria. Los pormenores de mis andanzas no tienen mayor relevancia, pero el caso es que su abuelo -digo haciendo un gesto respetuoso hacia Barahir- me localizó entre sus tropas y me pidió que actuase de consejero. No podía hacer menos que participar en la comitiva.
Acabado mi discurso, guardo silencio respetuoso. Espero no haberme excedido.
-Mmmmmmmmm, entiendo, bien Talin hijo de Thralin. Por vuestras palabras y acento deduzco que no sois de Moria, de las Montañas Azules, supongo. Bien, espero tener otra ocasión con vos para intercambiar impresiones.
Se dirige a Barahir.
-Mañana podréis entrar en Moria, desarmados y con diez caballeros. Talin no entrará dentro del cómputo aunque puede ir con vos si así lo desea. Serán dos jornadas de marcha, así que llevar lo que consideréis, pero ir ligeros de equipaje, tendréis alojamiento y comida durante el viaje, tanto a la ida como a la vuelta. Presentaros a primera hora en las Grandes Puertas.
Hace una reverencia
-A su servicio y al de su familia príncipe Barahir.
Se gira y comienza a marchar hacia Moria, pero tras varios pasos se detiene girando parcialmente el rostro
-Por cierto, si lo consideráis necesario y no queda más remedio, vuestro elfo también puede ir con vos, aunque seréis responsable de su comportamiento.
Tras lo cual, sigue su camino. El resto de enanos marchan tras él.
-Bien, preparémonos. Mellongaladh, Talin, ambos vendréis conmigo. Angrod, escoge a diez caballeros para que me acompañen, tú te quedarás al mando del campamento junto con el resto de tropas. Tanto tú como Tarhad venid conmigo a mi tienda, tenemos que comentar varios asuntos.
Tras lo cual se marchan a la tienda de Barahir
Tenéis un día antes de marchar a Moria. Podéis hacer lo que queráis. Indicarme que lleváis durante vuestro viaje.
Ni que decir que no te ha gustado la actitud del enano, pero tampoco te extraña viniendo de ellos. Aunque Barahir te ha ordenado que le acompañes, puedes hablar con él para intentar persuadirle si así lo deseas.
Los enanos siempre tan crípticos y con esa actitud de superioridad... No me tienta la actitud de entrar en cavernas, estoy mucho mejor al aire libre, pero, ya llegados hasta aquí y puesto que Barahir quiere que le acompañe, iré a su lado. Me acerco a Talin:
- Maese enano, necesitaré algunas directrices breves sobre los enanos. Sino aquí fuera, cuando ya estemos dentro, en base a nuestro... respeto mútuo... agradecería me comentases si alguno de los hechos y acciones que considero habituales lo consideráis como una ofensa.
-Mucho me temo, Mellongaladh, que no hay mucho que pueda decir o hacer para acabar con miles de años de tradición. Los enanos somos rencorosos, más que cualquier elfo, pues nosotros necesitamos traspasar nuestros agravios de generación en generación para cubrir la vida de uno solo de vosotros. Todavía se cuenta el origen de todo esto. Durante mucho tiempo pensé que eran cuentos. Ahora "sé" que son verdad, pero no me importa gran cosa. Cualquier enano que se precie, amante de las tradiciones, te mirará y pensará "traidor". Es lo que hay. Así que mostraos civilizado, no robéis nada y no habléis con nadie a menos que se dirijan a vos. Así sólo ofenderéis con vuestra mera presencia y a la mitad de los enanos que se topen con vos. La otra mitad procurará ignoraros. A voz de pronto no se me ocurre nada más -digo acabando el arrebato de sinceridad brutal con un encogimiento de hombros.
- Lo imaginaba, agradezco tu sinceridad. - ¿Robar e insultar al prójimo los considera mis hábitos?... creo que tengo que aprender a comunicarme mejor con Talin... aunque si me comunico igual de mal con los del resto de su raza tardaré un largo tiempo en salir de estas cavernas...
Me voy a preparar para mi entrada en Moria. Dejo todas mis armas en la tienda y cualquier otra cosa que puedan pensar que es un arma. Me llevo puesta mi armadura de cuero, por supuesto. Cuando creo que no puedo arreglar nada más, me dirijo al lago para meditar tranquilamente mientras el resto del contingente se prepara y aprovecho para disfrutar de mis últimas horas al aire libre.
A sonreir y ser mono como los pingüinos de Madagascar.... bueno, ni sonreir, no sea cosa que ese pueblo de pequeños barbudos testarudos y rencorosos se ofendan...
A lo largo del día se realizan los preparativos para realizar el viaje hacia Moria. Barahir habla con vosotros para preparar la reunión con el rey Báin I de Moria y que le aconsejéis. Las reuniones se realizan estando presentes Tarhad y Angrod, aunque durante el día, hay un momento en que se reúne con cada uno de vosotros en privado.
-Bien maese Talin, mañana entramos en la morada de vuestros parientes. Necesito que me aconsejéis en materia de protocolo enano y en todo aquello que pueda serme útil de cara a la reunión con Báin I
-Maese Mellongaladh estoy preocupado. Quiero que vengáis conmigo dado que vuestros sentidos son más agudos que mis hombres, y me vendría bien tener otro punto de vista sobre el encuentro que vamos a tener, pero tras la conversación con Dwalin, -guarda silencio durante unos segundos- no sé sí es lo más conveniente para vos. Estoy pensando seriamente en enviaros a Lórien para que negociéis con el rey Amroth nuestro posible paso por el reino de los bosques, si optamos por no cruzar por el Paso de Caradhras y hemos de volver por la ruta del sur.
Tras dar unos pasos se gira y te mira a los ojos- ¿Vos que opináis?
- Encuentro que mi mera presencia parece una ofensa y que no soy bienvenido en estas tierras. Pero Dwalin me ha invitado específicamente a entrar así que no temo por la reacción del pueblo enano ni por la integridad de mi persona, los enanos son rencorosos pero también son gente noble y de palabra. - Hago una pausa para reflexionar mejor sobre el hilo de pensamientos que me envuelve. - Intentaré estar en un discreto segundo plano si requerís mi presencia dentro de Moria y siento curiosidad por como pueden vivir ahí dentro - cuando digo "ahí dentro" remarco las dos palabras - Tampoco sé muy bien como reaccionará Dwalin si ve que después de especificar que podía entrar... bueno, seguramente se jactará de la cobardía de los elfos durante horas... - giro los ojos en blanco, como cuando alguien te repite la misma insensatez tantas veces que ya aburre, en un gesto demasiado humano que seguramente sorprende a Barahir - no obstante, si preferís que me dirija a Lorien no podré negar que me supondría un alivio.