Partida Rol por web

Me aseguro de que Panes pase al otro lado lo mejor posible y luego vuelvo a ofrecerme.

- Vamos que así es más fácil, ¿habéis visto?

Por lo que veo solo queda Enrique sin subir al árbol así que si no se acerca o alguno de los del árbol se baja para saltar con mi ayuda intento saltar yo la valla.

Tres. - Ayudado por Guillermo José se alzó por encima de la verja y pasó una pierna. Luego la otra. Ahora sólo quedaba lo más difícil, dejarse caer desde una altura de dos metros. Seguía capaz de hacerlo.

José miró un par de veces hacía abajo, pero poco a poco el miedo a hacerse daño hacía mella en él. Al final decidió hacer lo que pensó más lógico. Cerró los ojos y se dejó caer.

Cuando los abrió estaba perfectamente al otro lado de la valla. -Vamos, está chupado.- les dijo a los demás haciéndose el valiente.

Trepar al árbol no resultó tan difícil como en un principio había creído y, quitando algún que otro rasguño debido a las ramitas y a la corteza, subió saltando de rama en rama. El problema venía a la hora de saltar del otro lado. Lucía, mirando hacia abajo, por unos instantes dudó en dar media vuelta, pero al ver cómo el resto pasaba la valla sin mayores problemas, no quiso quedarse atrás.

Por un instante estuvo a punto de cerrar los ojos al hacerlo, pero se dio cuenta que eso no sería buena idea, así que, sin pensárselo más, cogió un poco de impulso y se vio volando hasta caer en el suelo, pero esta vez al otro lado.

No sabía él mismo cómo estaba haciendo eso. No, no, no. No me refiero a eso de trepar, que tampoco creía el pequeño Uzo que se atreviera a hacerlo, sino a poner en práctica una huida siendo él un chaval que siempre hacía caso a sus padres o que prefería leer la más peligrosa historia de piratas pero nada más (nada de imitaciones aventureras). Agarraba con fuerza el árbol en su tronco, metiendo los pequeños deditos entre las arrugas del mismo, y Uzo miraba hacia arriba pensando que agarraría con fuerza la primera rama más cerca para auparse.

Parecía decidido, muy decidido; era como si al ver a sus compañeras por el árbol de igual forma, y a los otros dos escalando la vaya en el suelo, una pequeña euforia y vitalidad le invadiera, y le hiciera estar por encima de , por ejemplo, aquellos comentarios sobre cuál era un buen libro o no o simplemente las impertinentes opiniones de excesiva responsabilidad y cautela que Enrique les ofrecía... ¡Aquello era una auténtica aventura y ... y...! ¡La Rama! ¡Ya la tenía!

Uzo consiguió sujetar una rama e impulsar todo su cuerpo hacia arriba. Esperó a que sus compañeras saltaran al otro lado (otro reto, por cierto), e hizo lo propio para pasar al otro lado, tomando el suficiente impulso (o al menos el que podía en esos momentos), para descender a través la vaya...

Alicia vio que la distancia era mayor que la que había calculado en un primer momento, pero vio como todos saltaban al otro lado. No puedo quedarme atrás, me llamaran miedica. Avanzo lo máximo posible por una de las ramas hasta la altura de la valla y como hizo la otra chica cogió impulso y salto. Todo era muy emocionante, el sato, las ramas, el suelo lleno de hierba. Callo rodando por el suelo con tan buena suerte que no dio contra ninguna piedra ni rama. Pero el salto y la caída la habían dejado con la lengua fuera, jadeando por el esfuerzo y la emoción.

Enrique lanzó una mirada desdeñosa a lso chicos. Una palabra suya a los monitores y aquellos estúpidos estarían a merced de los castgos de Laura. Sin embargo parecía que el niño no tenía esa idea en la cabeza. Mirando a Guillermo movío la cabeza con aire de superioridad y una sonrisa cínica en el rostro.

—Uy...muy listo...¿Y ahora como vas a subir tú?

- Pues muy fácil... respondió ufano Guillermo.

Y tras comprobar que nadie más le pedía ayuda, resopló y trepó por la valla como pudo, por suerte tenía más tamaño y corpulencia que sus compañeros y la valla no era gran cosa. Se alzó y descendió en un abrir y cerrar de ojos.

Jadeando los niños se encontraron al otro lado de la valla. A unos les había costado más que a otros pero todos habían pasado...salvo Enrique. Enrique no parecía estar dispuesto a saltar la valla del campamento ¿Iría a chivarse? Esperaban que no, porque entonces se verían a merced de los castigos de Laura, que solían ir mas allá de los castigos paternos de "quedarse sin postre o sin verla tele" y acertaba con lo que más fastidiaba a cada chico. No había más que ver lo que había hecho hacer a Marta. Mientras se les pasaba por la cabeza aquella idea un fuerte carraspero se oyo a sus espaldas. un carraspeo femenino. ¿Cómo era posible que la monitora hubiese sido tan rápida? Vale, era la más rapida y ágil de los monitores pero...

Cuando finalmente os girasteís temblorosos visteís que los que os habían pillado eran Castillo y Chusa. Ambos tenían las bicicletas a su diestra y la caja trasera con un par de botellas de aceite.

Vaya...parece que alguién ha intentado escaparse ¿no? —preguntó Chusa con tono severo— Ya estaís volviendo a entrar chicos. por esta vez no pasa nada, pero...¡Teneís un monton de sitios donde estar dentro del campamento! ¿Por qué salís fuera solos? ¿y si os llega a pasar algo saltando la valla? Podiaís haberos roto un brazo o algo.

Castillo permanecía a su lado un par de pasos atrás sin decir nada. El joven guiñó un ojo a los chicos y se llevó un dedo a los labios indicando que no dijesen nada que pudiese enfadar a Chusa. Al fin y al cabo se estaban librando de un castigo...siempre y cuando Laura no les viese entrar de nuevo. Y la vaya estaba muy alta para poder saltarla desde aquel lado, sin nada a lo que asirse.

Estamos buscando inspiracion... -Uzo soltó así esta frase, recordando a algún personaje de sus libros que también se marchaba para buscar a sus musas-. Queremos ver "murciégalos", digooo... muerciélagos... queremos verlos para hacer dibujos y figurillas, y creo que en el campamento no tenemos ninguno.

Uzo puso una carita sonriende, casi con ojos enternecedores y labios que encandilaban. Lo que no llegaba a entender era la intención de Castillo cuando guiñó el ojo. Intentando cambiar de tema, el chavalín les preguntó.

¿Y esas botellas?, ¿son nuevas o son para Marta...? -no es que quisiera hacer el chulito, pero le salió muy de dentro el preguntar aquello tan ligeramente-.

No podía ser posible... después de todo el esfuerzo para subir al árbol y saltar la valla ¿ahora los iban a pillar? No había derecho, desde luego que no tenían suerte y Lucía cada vez veía más difícil que se pudieran escapar del campamento.

Hizo caso al gesto de Castillo... tampoco es que supiera qué decir para disimular, así que prefirió mantenerse en silencio. Como era habitual en ella prefería que fueran el resto los que dieran el primer paso y tomaran la iniciativa. Esta vez fue Uzo el que habló. Y dale con los murciélagos... está visto que no tienen otra cosa en la cabeza.

Tal como estaba la situación, y viendo cómo el tiempo se les echaba encima, Lucía cada vez tenía más claro que la aventura que habían planeado se les iría al garete y no les quedaría más remedio que volver dentro de los límites del campamento para aburrirse allí dentro.

¡Vaya! Tanto esfuerzo para que en cuanto pisamos el otro lado de la valla nos pillan.- Pensó José con cierta tristeza al ver como se esfumaban de golpe todas las apasionantes historias que iba a contar cuando regresara a su casa.- Bueno, al menos no había sido Laura quien nos ha descubierto.- trató de consolarse sabiendo que si hubiese sido la otra monitora el castigo sería mucho mayor que una simple regañina.

Lo siiiiento.- susurró arrastando las palabras con la cabeza baja como hacía cuando su madre le pillaba haciendo algo malo, dispuesto a volver al campamento cuando Chusa o Castillo se lo dijeran.

Alicia cerró la boca sorprendida por la escusa de Uzo. Ese sabiondo me ha quitado la escusa. Cruzo los brazos sobre el pecho y miro hacia suelo, esperando la contestación de los monitores, mientras esperaba comenzó ha hacer un hoyo con la punta de la zapatilla.

- En boca cerrada no entran moscas. Pensó Guillermo y dicho y hecho. Se fue caminando otra vez hacia la entrada con la cabeza gacha, sabedor de que siendo el más mayor podría tener problemas, sobre todo si le habían visto ayudar a Panes a saltar la valla.

Despacito y con cara de arrepentimiento volvió mansamente al redil.

Chusa lanzó una miradura a Castillo mientras se adelantaba a los niños con la bicicleta y las botellas de aceite. "Voy a despistar a Laura hablando. A fin de cuentas y al cabo tengo que darla la razón". La joven desapareció rapidamente para entretener a la otra monitora y que no viese a los niños. Mientras tanto castillo les hizo avanzar hacia el campamento para que si les veían pareciese que iban con él. El caminaba apeado con otras dos botellas grandes en la cesta, al paso de los chavales mientras parecía luchar por aguantar la risa.

Vaya Lucio, la próxima vez inventate una excusa mejor...como que estabaís siguiendo a una ardilla o algo así. ¡Murcielagos de día! Pero si os he dicho mil veces que en esta zona estan en las cuevas y en los tejados de las casas. No se esconden en los árboles porque los pájaros les atacan.

El monitor miró el cielo que estaba cogiendo un tono plomizo y pesado. El aire comenzaba a refrescar y a oler a cesped recienc ortado y los mosquitos aparecieron.

Me parece que va a caer un buen chaparrón este mediodia. Esperemos que pare por la tarde para que se seque un poco la hierba

Eeerhh... bueno... -dijo Lucio casi musitando-. El pequeño Uzo era de los de más corta vida en ese campamento, y en realidad estaba haciendo un gran esfuerzo en conectar con el resto de compañeros (pues era un chaval bastante tímido). Claro que, las ansias y ganas de aventuras le habían hecho como despertar, e incluso adelantarse con la excusa; pero el asunto no fue a más: una cosa era abrirse un poco los demás y otra poner excusas y que parecieran contundentes. Y tal que así lo pensó Uzo cuando apeló de nuevo a los murciélagos, que él creía que la excusa bien podría servir de nuevo... pero no.

Bueno Castillo,  no lo volveremos a... -pero no continuó la frase; Uzo se puso a pensár porqué no habría murciélagos a la vista en pleno día-. Pero si yo vi un comic de batman salvando a un niño en pleno día y...

Cabizbaja y un tanto enfurruñada no le quedó más remedio que seguir a Castillo de vuelta al campamento. Pues sí que nos ha durado poco la aventura. La decepción se pintaba en su cara, no sólo porque les hubieran pillado sino por no haber podido ir de exploración tal y como habían planeado.

Y encima tenía pinta de ponerse a llover. Estaba visto que ese día iba a ser un desastre, aparte de aburrido. Lo único que les quedaba era jugar con la arcilla o leer y, aunque la lectura le gustaba y se lo pasaba bien, prefería hacer otras cosas. Se encongió de hombros resignada mientras seguía al resto. Por lo menos no había sido Laura la que los había pillado, eso había evitado que además pasaran el día castigados.

Alicia continuo avanzando con la cabeza gacha, Jo justo cuando se estaba poniendo interesante, nos fastidian. Se lamentaba la niña, mientras miraba al resto de sus compañeros. Nadie excepto Uzo se atrevía a hablar. Castillo, ¿en la excursión de por la tarde veremos cuevas? O solo saldremos por el bosque. Aunque las posibilidades de excursión se podían esfumar con la lluvia.

La excursión es mañana Ali y no, no hay cuevas. Subiremos al Pico tres mares en cuatro grupos. Cada grupo irá por un sendero distinto y nos reuniremos en el nacimiento de uno de los tres ríos que nacen en esa montaña. Luego pasaremos la noche allí y bajaremos todos juntos. Pero no os preocupeís. Dentro de tres días iremos a ver las cuevas del soplao.

Mientras castillo explicaba el plan a los chicos, entraron disimuladamente en los límites del campamento. Ya estaban dentro y a salvo de ser pilados por Laura quie, por cierto, estaba hablando con Chusa.

Bueno, solo os queda media hora antes de la comida. Aprovechadla bien que esta tarde a las 17:00 hay concurso de estatuas de arcilla