Partida Rol por web

Los monitores se fueron acercando poco a poco a ver las figuritas. Laura sonreía mirando la de Alicia y Jaime miraba la de Lucia. Chusa por su parte admiraba el gato de Lucio y un gnomo de Ricardo, otro de los niños. A castillo por su parte le entró un ataque de tos cuando vio el tricornio de Guillermo... aunque nunca lo hubiese dicho delante del niño los guardias civiles, igual que las figuras de autoridad no le causaban....admiración precisamente. Cuando el ataque de tos pasó hizo un gesto de silencio a los niños y, silenciosamente cogio un puñado de arcilla fresca que ¡¡¡ZASSSS!!! fue a parar a la camiseta de Laura que pegó un grito de sorpresa.

La niña trato de buscar un escondite, todo ello apuntaba a una guerra de bolas de barro y ella no estaba dispuesta a ensuciarse, no porque no le gustase, sino que consideraba todo ello infantil. Si tuviera que arrastrarme por el barro para vivir una aventura todavía, pero tirar bolas de barro sin ninguna razón, no. Pensó la niña enfurruñada.

Jolín Alicia, ese murciélago es... ¡genial! -le dijo Uzo a su compañera-, si los hubiéramos encontrado en "nuestro viaje"... -y el muchacho había interiorizado ya la propia mentira, pues estaba seguro que aquella inspiración de Alicia le había venido de ese intento frustrado-. Me gusta que le hayas puesto col... ¿¡EEeehh!?

No había atendido al gesto de Castillo sobre el silencio, y tan sólo vio aplastarle un trozo de arcilla húmeda y viscosa en la camiseta de la otra monitora...

Y luego éste nos para los pies... -pensó para sí el muchacho-.

- Oh... qué chulo te ha quedado Alicia.

Lucía felicitó sinceramente a su compañera de cuarto, a pesar de que ella se sentía un poco decepcionada con el resultado de su obra de arte. Pero en fin... ya lo haría mejor en otra ocasión.

Lo que no se esperaba fue lo que sucedió a continuación, y no porque le extrañara de Castillo sino más bien por ver que a quien le lanzaba el barro era nada más y nada menos que a la ogro de Laura.

- Jolín, qué valiente es Castillo por atreverse a hacerle eso a Laura. Espero que no se enfade demasiado y luego lo paguemos nosotros.

El murcielago de Alicia era realmente bueno, pensó "panes" mientras echaba un vistazo a las esculturas de los demás. Su oso amoroso no había quedado mal del todo, sobre todo comparado con su anterior obra maestra "El cenicero cuadrado".

Pero lo que más le gustó fue ver la camiseta de Laura llena de arcilla fresca. Sin pensarselo dos veces metió sus manos en la cubeta de arcilla fresca dispuesto a lanzárselo al primero que se moviera. Siempre y cuando, Laura se tomara el gesto de Castillo como un juego y no les aguara la fiesta a todos, claro.

Un poco decepcionado por no haberse llevado el primer premio Guillermo comparó su trabajo con el resto de esculturas y no halló tanta diferencia.

- Sin duda me tienen manía... pensó para sus adentros.

Cuando vio al monitor del pelo largo comportándose como un niño más supo que era momento de alejarse discretamente o al menos de poner algún cuerpo de por medio. No tenía ganas de mancharse más de barro, ya tenía alguna salpicadura en su camiseta y eso que había tenido buen cuidado durante la creación del tricornio.

Para desgracia de los que no querían mancharse, aquello acabó siendo una batalla campal de trozos de barro. Una batalla donde Laura se llevó la peor parte. EN cuanto vieron que no se lo tomaba a mal, aprovecharon para atacarla sin piedad. Sin embargo, la monitora consiguió esquivar casi todas los proyectiles, puesto que era muy ágil.

¡¡Castillo!! ¡¡Te voy a matar!! dijo en un momento dado. Su voz había sonado como un rugido pero también se había echado a reír. Quince minutos después todos los niños estaban exhaustos y sucios, sentados en la hierba jadeando. Incluso Guillermo y Alicia que habían intentado esconderse acabaron sucios y llenos de barro. La arcilla resbalaba por la oreja de Guillermo y cubría el pelo de Alicia, así como las camisetas de ambos. Enrique que se había alejado unos pasos fue el segundo que mas bolas de barro recibió.

Bueno...luego os dejamos una caja para limpiar la ropa —jadeó Chusa agotada— Ahora os vamos a hablar de la excursión de mañana. Nos levantaremos una hora antes que de costumbre, para aprovechar las horas antes de que el sol de bien fuerte y tengamos que descansar. Nos dividiremos por sorteo en cuatro grupos de seis personas y cada uno irá con un monitor. Cada uno seguirá un recorrido hasta lo alto del pico tres mares y luego nos reuniremos todos en el nacimiento del río Ebro para cenar, contar historias en una hoguera y dormir.

¡Qué bien! -pensaba Uzo-. Al menos haría algo interesante de manera aventurera, aunque fuera con las típicas limitaciones que ponen los mayores, sobre todo con respecto al "tener cuidado", básicamente. El muchacho estaba agotado mientras escuchaba la noticia, puesto que aunque tímidamente, había tirado alguna que otra bola de arcilla a sus compañeros.

Aunque se había divertido durante unos instantes tirando las bolas de arcilla, ahora estaba un poco enfurruñada ya que una de las bolas había impactado en su pelo y le había salpicado todas las gafas. Pero se le pasó rápido al escuchar en qué iba a consistir la excursión del día siguiente.

Al igual que los héroes de los libros que leía, se sentía emocionada por acampar toda la noche en el monte... seguro que era toda una aventura, aunque en el fondo sabía que pasaría miedo intentaría que nadie lo notara.

- Eso suena muy guay.

Sólo esperaba que no le tocara en el grupo de Laura.

José estaba exhausto cuando terminó la guerra de barro. Había disfrutado, como el niño que era, mientras lanzaba barro a unos y otros sin parar de reír, mientras trataba de esquivar sin mucho éxito el barro que le lanzaban los demás, mientras se escondía debajo de la mesa el tiempo justo para levantarse y vaciar uno de los cuencos de barro para recargar munición.

Ahora, con la camisa, el pantalón y el resto de su ropa llenos de barro escuchó a Chusa, la excursión tenía una pinta súper divertida, incluso dormirían fuera del campamento, aquello seguro que se convertiría en una buena historia que poder contar a sus amigos de regreso a su pueblo.

De poco le sirvió a Guillermo apartarse de la sucia pelea, no pudo evitar acabar de barro hasta las cejas. Una vez todo hubo acabado se limpió como pudo y escuchó con desgana los planes del día siguiente. Tampoco parecía muy prometedor el plan, igual tenían que hacer otra guerra de barro para "divertirse".

Empezó a quitarse los trozos de barro, aunque aparentaba estar asquead por el barro realmente se lo había pasado en grande, una vez recibió los dos primeros impactos, la niña se metió en la pelea. Atacando, muchas veces a traición, a quienes le habían ensuciado.

El plan le gusta sobretodo lo de contar historias, seguro que alguno de los monitores se sabía alguna interesante que ella no conocía, podría presumir con la nueva historia cuando volviera a la escuela.

Bueno. Bueno chicos vamos a empezar con el sorteo así que sentaos todos—Laura parecía sacada de una pelicula de rambo. Se había quitado el barro de la zona de los ojos pero el resto estaba cubierta. Ni su agilidad pudo frenar la manía que la tenían los otros alumnos.Bien, en este sombrero están los nombres de todos vosotros. Iremos sacando los nombres uno a uno para ver con quien os toca. No Santiago, no estás en la lista...sólo Dios sabe la que serías capaz de armar, además, muletas y monte no son buena combinación. Bueno, empiezo yo.

Marcos...

Laura, mira las dos Lauras...

Alvaro... 

María...

Felipe...

Lucía....Ah...Lucía Cimarrón

Bueno, ahora voy yo—dijo Javi haciendo suspirar a un par de niñas mayores que se imaginaban ya a solas con el monitor en el bosque. EL chico metió la mano en el sombrero y uno a uno fue sacando los nombres—

Fernando...

Elisa...

Carmen

Daniel Cezura

Daniel Fernandez

Lidia

Chusa se acercó al sombrero también y por un momento pareció mirar a Castillo de mal humor pero en seguida sonrió y continuó sacando los papeles de los niños que les correspondía ir con ella.

Vamos a ver. Conmigo vienen Teresa... 

Jesus... 

Cristian...

Ernesto...¿Como es posible que os haya tocado juntos?—dijo sorprendida a los mellizos.

Sandra...

y por último, Carlos

¿Es necesario que saque yo? Si los que quedan vienen conmigo....esta bien, seguiré las reglas—dijo Castillo de buen humor—Conmigo vienen...veaaaaamos.....Lucia, Lucio. Chicos, ¿sabéis que harías buena pareja con vuestros nombres? Enrique, Enriqueeeee mi buen amigo Quique—Castillo se vio interrumpido por las risas de algunos niños que odiaban a Enrique—Alicia, Guillermo y....José.

Guillermo intentó no dejar traslucir ninguna reacción pero cuando ya quedó claro que le tocaba con el hippie no pudo evitar mostrar una mueca de rechazo. Estaba seguro de que la excursión del día siguiente iba a convertirse en un vehículo de lucimiento del moderno monitor. Definitivamente no le estaba gustando el cariz que estaba tomando el campamento. Cada vez echaba más de menos a su madre y, sobre todo, a sus guisos.

Los coloretes le salieron con los primeros halagos y solo pudo contestar con un tímido gracias.

Castillo era el que parecía el más majo después de todo hacia un par de horas que les había ayudado, o fastidiado la aventura. Sus compañeros no era de lo peor habían accedido a ir de aventura saltando la verja. Ahora podremos encontrar murciélagos de verdad. Sonrió para sí misma.

Se mantuvo conteniendo la respiración mientras escuchaba el sorteo, lo último que quería era que le tocara con Laura, aguantar a aquella bruja refunfuñona durante toda una excursión podría hacer insufrible y Lucía tenía pensado pasarlo todo lo bien que pudiera.

Soltó el aire de golpe al oír que irían con Castillo y una sonrisa le apareció en la cara. Uf... menos mal, con Castillo nos lo podemos pasar muy bien, seguro que nos cuenta alguna buena historia. Miró a los compañeros que le habían tocado y no pudo evitar sorprenderse al darse cuenta que eran los mismos con los que había intentado hacer la escapada anterior. Estamos destinados a correr juntos una gran aventura... eso seguro.

Y desde luego Lucía estaba dispuesta a que así fuera.

José cruzó los dedos mientras Laura sacaba los nombres de los "afortunados" que irían con ella de excursión. Por suerte, su nombre no estaba entre ellos, por lo que respiró tranquilo el resto del sorteo.

Cuando al final solo quedó Castillo se alegró, era el monitor que mejor le caía de todo el campamento. Sus compañeros también le gustaban, todos menos el sabelotodo de Enrique, pero por lo general, podía decirse que había tenido suerte en el sorteo.