Partida Rol por web

Cuando vio cómo sus compañeros se levantaban para ir a explorar la cueva, Lucía los siguió mientras se limpiaba las migas del bocadillo que, no sin cierto esfuerzo, acababa de terminar. Se sintió un poco decepcionada cuando se acercaron a la entrada y comprobó que ni siquiera necesitarían la linterna de Uzo.

Jo, qué desilusión. Aquí no parece que haya nada interesante.

Pero se fijó en que a una parte de la cueva no llegaba la claridad de fuera y se sobresaltó bastante al ver aquellos dos puntos brillantes cuando la luz de la linterna se posó en aquella oscura esquina.

- ¿Eso es un bicho? O... o igual es un duendecillo...

Lucía apenas se atrevía a hablar en voz alta por miedo a asustar a lo que fuera que se escondiera allí.

Un conejo salió de la cueva espantado. Las orejas estaban pegadas a la cabeza y el animal huía a pequeños y rápidos saltos. De la cueva brotaron pequeños gritos de exclamación de los niños, que parecían haber sido los responsables de la huída.

Ahí hay algo... -dijo el pequeño Uzo mientras iluminaba con su pulso temblante y tierno los dibujos brillantes-. Entonces vio cómo Alicia se aproximaba primero, y no dudó en acercarse con ella, iluminándole los pies y lo que tenían delante para no tropezar o toparse con alguna roca saliente... ¿Qué es eso? -preguntó Uzo en general-, ¿el tesoro? ¿el tesoro de los murciélago? Mi primo me contó que ese Backman, o Batman, tenía una "Bas-cueva" o algo así... -el chavalín empezó a explicar las nuevas peripecias con sus primos mayores mientras miraba lo que apuntaba con la ráfaga permanente que la linterna despedía-. Me dijeron que ahí escondía a sus murciélagos, que eran amigos suyos, a su mayordomo, que era como su esclavo, y a sus ligues, que se los llevaba ahí... -decía Uzo...-. ¿Qué será un "ligue"? -se preguntaba el muchacho sin mucha importancia y sin saber las "trolas" y las "bolas" que sus queridos primos le hacían tragar debido a su poca edad...-.

Antes de que pudiesen moverse o hacer nada más, una bola peluda se abalanzó con ojos muy brillantes sobre ellos. De puro milagro lograron esquivarla, antes de que desapareciese por la entrada de la cueva.

Álica se estremece y da un paso hacia atrás con tan mala suerte que tropieza y cae de cuelo. ¿Qué.. qué es eso? Pregunta la niña mas dolorida que asustada. Era muy grande para ser un gato….

Tras esquivar aquello que fuera, Uzo se giró e intentó apuntarlo con la linterna para verlo mejor. Claro que el muchacho apuntaba al cielo, a los huecos, a sitios donde parecía imposible que se hubiera esfumado... Y es que no tenía mucha práctica en eso de explorar, pero todo tenía una primera vez...

No sé... -dijo el chaval-. No lo he visto, sólo lo he sentido. ¿Y si es un duende zahorí de los que nos hablaron? Quizá, si encuentran las cosas que buscamos, es porque todas las cosas que se pierden vienen a parar aquí... -la imaginación de Uzo comenzaba a volar-, ¿No creéis?
 

- ¡Uy!!

El grito de Lucía sonó a la vez que aquella cosa peluda se les echaba encima, lo que consiguió que la niña se apartara de un salto por el susto que había llevado. Cuando Uzo empezó a enfocar con la linterna a todas partes, Lucía seguía el haz de luz intentando saber a dónde había ido.

- ¿Dónde está? ¿Qué era? ¿Lo habéis visto bien? Sí, sí, sí... estoy segura que era un duendecillo.... seguro que lo era.

El susto que se había llevado había desaparecido a la misma velocidad con el que había llegado, dando paso a la curiosidad, contenta de que alguien más fuera de la opinión de que podía ser un duende lo que estaba allí escondido.

- ¿Pero alguien ha visto realmente lo que era?Podríamos preguntar al monitor, quizá lo haya atrapado, o al menos visto.

Guillermo no se sentía muy cómodo con la idea del duendecillo, aunque de ser un animal, lo cierto es que era bien raro.

Un conejo salió de la cueva donde entraron sus compañeros de excursión. Panes lo vio perfectamente escapar de ellos dando saltos.

Sin darle mayor importancia continuó dando patadas a la pelota de papel de plata para que no cayese al suelo. ¡Acababa de igualar su record! ¡Tres seguidas!

¡¡Anda!! Mirad lo que habéis espantado—La voz de Castillo sonaba divertida y llegó dentro de la cueva.—Pobrecillo vaya susto se ha llevado jejeje

¿Y qué es? ¿¡Qué!? -Uzo se giró al ver a Castillo, aunque no se atrevió a dar un paso hacia él, pues tenía aquello que todos perseguíamos...-.

Lucía se acercó con curiosidad a la entrada de la cueva nada más oír la voz de Castillo. Él sí sabía que era aquello que se había escapado y seguramente los sacaría de dudas. ¿Sería un duendecillo?

- Oh... dinos qué es. Venga Castillo, dinos qué es.

Soltó emocionada haciéndole coros a Uzo.

Me acerqué en silencio hacia Castillo, no me interesaba mucho su conversación, pero sí que hubiera atrapado al animalillo. Así que esperé paciente su explicación.

Pues un conejo, un conejo pardo—dijo mirando a José que seguía jugando.—Bueno chicos, ¿nos ponemos en marcha?

Lucía se sintió desilusionada, no porque el conejo no fuera bonito pero sí por saber que lo que había escapado de ellos no era un duende.

- Jo, ¡qué pena!

Y con la cabeza un poco gacha regresó donde había dejado la mochila para, tal y como había dicho Castillo, seguir caminando.

¿Un conejo? -dijo Uzo con cierta decepción mientras apagaba su linterna-. Un... pero... ¿Un conejo viviendo dentro de esta cueva? Quizá sea la mascota de esos hombres, los que traían los tesoros, ¿o no?

Sin esperar siquiera la respuesta del monitor, el muchacho se dio por vencido y caminó hacia la salida. Esperaba que al menos hubiera otras cuevas monte arriba, o al menos lugares divertidos que explorar. Aquello le había sabido a poco.

—No creo, se refugiaría allí al oírnos venir. Venga chicos, en marcha—comprobando que todos le siguiesen Castillo volvió a ponerse en marcha mientras seguía contándoles cosas interesantes para unos, aburridas para otros. El sol daba ya de pleno, pues era mediodía y hacía calor,además de haber muchos mosquitos. Como decía el monitor eso se debía a que estaban cerca del río. Afortunadamente, los árboles daban sombra y facilitaban la marcha.

(Aproximadamente dos horas después)

La caminata había merecido la pena. Cuando los niños llegaron cansados al punto de descanso se dejaron caer sentados sin quitarse la mochila, pero un murmullo les llamo la atención. Era el ruido del agua al chocar contra la piedra pero ¿de donde venía? Asomándose un poco por todos lados, no tardaron en ver a lo lejos el famoso nacimiento del que tanto les habían hablado. Era ciertamente espectacular, y si los monitores no se equivocaban había dos más como aquel ... ¡En la misma montaña! El sonido del río era maravilloso, pero más maravilloso aún era haberse librado de las pesadas mochilas y de las esteras. 

Un poco más abajo podía verse el río ya formado, con unas piedras a modo de camino por donde podía cruzarse el río sin mojarse. E incluso jugar un rato. era de esperar que al monitor de las rastas no le importase, al contrario que a alguno de los otros, más preocupados por la seguridad de los niño que por su diversión.

¿Y dices que hay dos más como ésos? -le preguntó Uzo a Castillo-. Y el chico se maravilló con aquella vista, y aquel nacimiento del agua, desde el interior de la montaña, que formaba un paisaje estupendo. Si hay más como esos deben ser cuevas de murciélagos... -y se quedó pensando en las supuestas cuevas dentro de la montaña-.

La mochila cada vez le pesa más a medida que iban avanzando. Ya iba resoplando y toda sudorosa y no veía el momento de hacer una parada, y si fuese la definitiva mejor que mejor. Pero cuando por fin Castillo les mandó detenerse... Sí, había merecido el esfuerzo.

Lucía soltó el macuto y fue a contemplar aquel maravilloso paisaje al que ella no estaba acostumbrada, siempre rodeada de coches, asfalto y gente por todas partes. El sonido del agua y las vistas eran impresionantes y la hacían sentirse muy pequeña... más de lo que era.

- Y no tendremos que meternos en el río ¿verdad?

Debía ser por el calor que tenía pero le estaba apeteciendo meter los pies en el agua, si no fuera porque lo del nadar no era lo suyo seguramente le hubiera gustado darse un baño.

Miró a Uzo con el ceño fruncido. Pero ¿todavía siguen con lo de los murciélagos? Qué pesados...

Soltó la mochila de golpe cerca de un árbol. Por fin puedo librarme de ella. El paisaje era sobrecogedor, mucho más que los que había visto hasta ahora. Si…. Tiene que haber mas cuevas, y seguro que en alguna de ellas hay murciélagos, y también hay algún castillo con un malvado conde. Intento reírse después de decir la última frase, pero casi no tenia aliento después de la caminata.

La niña se acerco al rio a fin de mojarse un poco la nuca a fin de refrescarse. ¿Cuánto quedara? Espero que no mucho. Empezaba a estar cansada, muy cansada.