Partida Rol por web

El viaje en el barco Lyrandar a manos del capitán Malvien es rápido. En unos 2 días cruzáis aproximadamente las 1000 millas que os separan del destino, y en el viaje entre las nubes de Khorvaire podéis ver como dejáis a vuestra derecha las montañas Graywall para adentraros en la Bahía de la Manta.

El capitán Lyrandar parece esforzarse por evitar cruzar por encima de país de monstruos de Droam, quizá tema que las arpías o cosas peores alcen al vuelo para atacaros, con lo que pasáis de largo ese país cruzando por encima del mar que refleja la luz del sol con preciosos destellos.

El segundo día lo pasan cruzando la Bahía Azur para empezar a sobrevolar las siniestras tierras de las marcas sombrías.

Las ancestrales tierras de los orcos están cubiertas de bosques desmejorados, zonas pantanosas, niebla y una aura incomoda que no os abandona en ningún momento.

El barco se detiene hacia el final del segundo día.

-Bueno chicos.- Dice el capitán bajando del timón y estirando los brazos.

Se acercó a la barandilla y miró hacia abajo a una enorme mancha de niebla y color grisáceo. Arrugó la nariz.

-Se supone que es por aquí abajo, ¿seguro que queréis bajar?-

Era la primera vez que el Khoravar cruzaba estas tierras y no os quedaba claro que parecía incomodar tanto al hombre. Solo eran unos pantanos ¿no? En todo caso teníais que bajar al suelo y empezar a buscar usando vuestros mapas para ver si encontrabais a vuestro cultista.

-Podemos quedarnos sobrevolando por aquí durante la noche y por la mañana empezáis vuestra búsqueda.-

Estaba descansando en mi cama cuando noté que perdíamos velocidad. Me levanté de un salto y cogí mis armas. Después del ataque que sufrimos al ir hacia Sharn, pensaba que también nos atacaban, pero al no escuchar voces salí deprisa, pero sin esa tensión de la batalla.

Nadie nos atacaba, simplemente habíamos llegado a destino. El Sol declinaba por el horizonte y desde aquella altura no se distinguía bien lo que había abajo.

No creo que sea prudente bajar sin saber lo que podría haber allí abajo. Mejor durmamos y comamos bien y mañana bajaremos con la seguridad que da la luz del día.

El Warforged se encontraba en la cubierta sentado vigilando el elemental, cada vez con menos atención.

La parada del barco le sobresaltó, ya habían llegado. Se levantó para asomarse y mirar lo que había abajo, pero la falta de luz no dejaba discernir demasiado.

Se aercó al grupo de personas que se había amontonado en la cubierta para saber cual sería el próximo paso que le acercaría a tierra firme.

- Yo preferiría acampar ya abajo. El Capitán d'Lyrandar seguro que tiene prisa y pasar toda la noche aquí le hará perder su valioso tiempo.

Myrmex estiró sus músculos, preparado para desembarcar en cuanto escuchó que habían llegado a su destino. Sin embargo, el propio Malvien les propuesto esperar a la mañana siguiente, y el gnomo pensó en ambas posibilidades.

-Me inclino, como Thenkor, a esperar a la mañana siguiente. Nos adentramos en terreno desconocido, y aunque la oscuridad no me incomoda, la noche suele despertar a las criaturas más viles.

-No, mis honorarios están pagados para un viaje de ida y vuelta, no me voy a ir a ningún sitio.- Dijo en respuesta al forjado.

-Eso no quiere decir que os vaya a acompañar, el navío os esperará aquí ... no mas de diez días si no hay ni una noticia vuestra.-

-Pero espero que no lleguemos a eso.-

El Khoravar miró al gnomo analizándolo, era una lastima que no fuera de la casa Sivis, haría mucho mas fácil comunicarse a distancia y saber si todo les iba bien. Las cosas eran tan fáciles cuando trabajabas con profesionales de los gremios.

Sicho estaba en su habitación estudiando más tranquilamente el mapa de la zona y, un poco mareado por el aterrizaje, salió a la cubierta y se reunió con sus compañeros.

- Yo estoy con Threkor y Myrmex, creo que es mejor descansar esta noche aquí, aprovechar la comodidad de las camas y partir mañana a primera hora. Aunque no deberíamos dormirnos en los laureles y darnos un poco de prisa.

Se asomó por la barandilla para ver el terreno, el olor le resultaba familiar.

Vaya, un cenagal... Es mucho más espeso que el de Mistmarsh pero después de todo voy a sentirme como en casa moviéndome por aquí.

Llegados ya al destino, con ganas de salir a estirar los músculos y pisar tierra firme, me dirigí a cubierta donde se encontraba el resto de mi grupo debatiendo junto Malvien los planes a seguir.

-Judge tiene razón, deberíamos acampar abajo. Pero no por hacer perder el tiempo al capitán y la tripulación, más bien por la cobertura que nos da el manto de la noche para tener menos posibilidades de ser detectados por lo que haya allí abajo. Además llevamos dos días sin hacer prácticamente nada más que descansar. -comenté al resto mi opinión sobre el tema mientras me asomaba para analizar un poco el terreno.- Aunque puede ser que el barco y su elemental de fuego llamen tanto la atención en la oscuridad que nos hayan visto en millas de distancia...

Me giré de nuevo hacia el grupo y esperé a ver que se decidía.

-Si la mayoría queréis pasar la noche en el barco no pondré objeciones.

Miré a Kai y afirmé con la cabeza.

- Efectivamente, el barco llama mucho la atención. Resguardados en la oscuridad estariamos más seguros. Aunque cuando el enemigo llegue no puedan acceder al barco en vuelo, seguro que esperan escondidos a que bajemos. Podríamos escondernos nosotros primero, con la ayuda de Balinor, y pillarles desprevenidos en el peor de los casos.

Después me dedique a observar la cara del resto para ver si había podido hacerles cambiar de idea. Convencer a otros nunca había sido su fuerte, él era más de escuchar, juzgar y ejecutar sin mediar palabras.

El capitán no dijo nada mas, simplemente se apoyó en la barandilla dando la espalda al pantano y esperando a ver que decidía el grupo. A el poco le importaba si acampabais entre las ciénagas llenas de mosquitos o en las camas con almohadas de plumas de ganso.

Su expresión era de diversión, como el padre que mira los niños de una calle discutir por el balón.

Para empezar a mover ficha, el mediano se decantó por la otra opción.

- De acuerdo. Hacemos noche abajo si os parece bien. Yo he dormido muchas noches en este tipo de terreno y estoy seguro de que puedo encontrar un lugar donde estemos más o menos cómodos.

Tras esto, fué a su habitación a por las pocas pertenencias que llevaba consigo y se reunió con el resto en la cubierta.

Daba la impresión que todos deseaban aprovechar el tiempo y hacer noche abajo, aunque me apeteciera más pasar la noche en la cama caliente del barco.

Como decidais. Si preferís bajar ya, no me opondré, aunque no ganaremos nada haciéndolo.

Al final me tocaría pasar la noche al raso en un pantano húmedo.

Maldita sea.

Myrmex claudicó.

-Está bien, está bien. Que no se diga que un gnomo de las profundidades tiene miedo a la oscuridad. Bajemos pues.

Acto seguido hizo un gesto al capitán d'Lyandar, a modo de despedida.

El capitán os acompaña hacia la bodega del navío, donde los "marineros" abren una de las compuertas del suelo y preparan una plataforma con poleas para que podáis bajar. El barco en si baja la altitud y luego os descargan con vuestras cosas.

Una vez abajo suben de nuevo la plataforma y el capitán saca la cabeza por la compuerta antes de que la cierren. -Suerte!-

Después de eso el barco ruge mientras se eleva de nuevo hasta ganar una altura considerable, quedando lejos del interés de las posibles criaturas de las ciénagas. Por vuestra parte os movéis un poco por el cenagal y buscáis el lugar mas seco y apropiado para acampar con la ayuda de vuestro mediano.

La noche es fría, húmeda y bastante incordiosa, con los insectos molestándoos y los extraños sonidos del lugar al que cuesta acostumbrarse. Excepto para Sicho.

La parte buena es que nada os molesta durante la noche y por fin llega una neblinosa mañana que apenas os deja apreciar la luz del sol. Os quedáis preguntándoos si realmente es la hora de moverse o no cuando Sicho os lo confirma ... no va a haber mas luz que eso.

La noche pasó sin más inconvenientes que algunas picadas de mosquitos adicionales en el cuerpo

Perfecto. Solo me faltaba tener que ir rascándome todo el camino.

Miré alrededor y hacia arriba. No parecía que el sol llegara tan abajo y por lo que veía alrededor, no había iluminado aquella tierra nunca. Los sonidos del lugar venían de todas direcciones y en un principio, sería difícil separar los ruidos habituales de los específicos de peligro.

Dejad que me avance un poco. Voy a inspeccionar el terreno antes de empezar.

Me coloqué la capucha sobre la cabeza y me avancé unos metros, trazando un círculo alrededor del grupo. No tenía claro por donde íbamos a empezar a caminar, así que debía inspeccionar todo el perímetro

Sicho había podido dormir profundamente y se soñó con recuerdos de años atrás, cuando andaba por el pantano cercano a la aldea y, a veces, se quedaba dormido por las tardes y le despertaba algún olor extraño. Al despertarse sobresaltado, rodó un poco en el suelo y su pierna fué a parar a un charco de agua estancada con un color muy poco agradable.

- Pues empieza bien el día. -dijo un poco para sí mismo- Cuidado por aquí, esto es muy espeso y está lleno de agua por todas partes, ojo dónde pisáis.

Se incorporó y echó un vistazo a su alrededor con la luz del día. Comparado con la oscuridad de la noche, ahora podían ver el entorno y no daba demasiada confianza.

Judge se sintió aliviado por un rato al dejar de estar por los aires a merced de un elemental. Pero la escena del pantano tampoco era mucho mejor. Notaba como la humedad se introducía por las juntas, una sensación muy desagradable para un Warforged. Rápidamente buscó el lugar más alto y alejado del oscuro agua que les rodeaba ahora por todas partes y se encajó como mejor pudo.

- Ya vigilo yo desde aquí. - dijo a la vez que adoptaba su forma centinela y quedaba completamente inmovil.

Sorprendentemente la noche fué tranquila y, con las primeras luces que conseguían aclarar el ambiente, se volvió a activar.

Vió a Sicho y a Thekor ya en acción , y quisó hacer lo mismo, pero no vió que podía hacer de utilidad, este no era su entorno.

- No tengo problema en vigilar durante vuestra inconsciencia nocturna, pero moverme por aquí se me hace muy dificil. Prefiero el duro y seco suelo de piedra o metal.

Judge se quedó casi tan inmovil como durante la noche esperando a ver qué hacía el resto del grupo para poder ayudar a alguno en su tarea. No se veía capaz de hacer algo él solo en tan inospito lugar.

Al final, todos optaron por bajar y pasar la noche en la espesura. Una noche tranquila y una mañana oscura para emprender el camino. 

Casi todos estábamos listos para empezar y a la espera de que Myrmex y Threkor , que son los que habían obtenido las pistas y más claro tenían donde estaba el lugar objetivo, y junto con la orientación de Sicho en este ambiente, decidieran la dirección a seguir.

Poco podía hacer yo en estos momentos más que estar alerta para cuando empezara la fiesta o echar una mano cuando hubiera que utilizar la fuerza bruta....

Myrmex se desperezó a la mañana siguiente. Había podido dormir, y afortunadamente la noche pasó tranquila. No obstante, por el aspecto de aquel pantano, al gnomo no le cabía ninguna duda de que allí debían habitar todo tipo de criaturas salvajes e infectas.

El campo abierto no era su fuerte, aunque algo había leído sobre la naturaleza de las ciénagas. De momento, Myrmex confió en sus compañeros para moverse por el pantano, pero pondría a disposición del grupo sus habilidades si era necesario.

-No me construiría una casa aquí, eso seguro-dijo mientras avanzaba, siguiendo al resto e intentando pisar siempre en las zonas más secas.