Partida Rol por web

Con vuestros nuevos acompañantes, el drakkar parece más lleno de vida que nunca. Es vida silenciosa, temerosa de lo visto y de lo que aún queda por ver. Los marinos que sois nunca temisteis más que a una gran galerna, pero parece que los dioses os han abandonado en este viaje. O quizás, os prestan más atención que la deseada...

En la proa, apoyado sobre un rollo de maromas, el Jarld otea el horizonte. Entre susurros musita una canción, antaño cantada por su padre, por su abuelo, por todos sus agora fríos y yertos antepasados. Habla de matanzas, de odio, de guerra.

La mirada es triste, el semblante, temible. La espuma moja sus barbas, dándole el aspecto de un Dios del mar.

Voy dando órdenes a los marineros, orientando velas y dirigiendo el rumbo. Quiero que el drakkar surque las aguas tan rápido como pueda, y lo estoy logrando. Las velas van en completa tensión, hinchadas. La madera del casco cruje al golpear con las olas, olas que entran en cubierta llenándolo todo de espuma. No sé porqué los Dioses se fijan así en nuestras vidas, ¿no es sufiente con haber perdido la gloria?

Ahora sólo hay una costa visible desde el navío, la costa de Anglia. Gales está ya muy cerca, pero no sé donde hemos de desembarcar para tomar venganza. Me tiembla la espada en la funda, deseosa de recuperar el honor de su familia.

Me vuelvo a Hildolfr, que mira con intensidad el mar. Mi Jarl, Gales está cerca. ¿Cómo quieres hacer el desembarco? ¿En cualquier poblado de esos bárbaros celtas o buscamos al clan que arrasó con el nuestro?

Guardo unos segundos de silencio, esperando a que entienda la pregunta. Después, le doy mi consejo: Lo conveniente es encontrar a los perros que causaron nuestra desgracia, para que la venganza se consume del todo. Lo propio sería desembarcar y "preguntar" por ese clan de bastardos celtas, "preguntar" en cualquier puerto de la costa galesa.

¿Sabemos algo de los galeses que nos atacaron? Como sabeis, yo me encontraba en alta mar... sólo me encontré cenizas y ruina a mi vuelta. ¿Sabemos algo de ellos?

-Poco podemos saber, mi fiel Oled. Tan sólo que se dejaron esta insignia clavada en el cuerpo de mi padre.
Su mano desciende hasta la bolsita de su cintura y saca de ella un trozo de tela arrancada de un tabardo con un extraño nudo céltico bordado en él.

-Tan sólo esto. Desembarcaremos en cualquier puerto y preguntaremos. Amablemente.

La sonrisa torva que sus labios remarcaban indicaba cómo de amablemente iban a hacerlo.

Así sea, mi Jarl. Asiento con la cabeza ante su palabras, así golpearemos a aquellos que nos aniquilaron con toda la ira de los Dioses, sin perdón.

Me vuelvo a mis marineros y les doy nuevas órdenes. El drakkar se mueve poderoso, virando hacia la costa. En unas horas llegaremos a algún poblado galés.

------------ Tiempo de viaje--------

Atisbo la línea de acantilados y playas que se dibuja en el Este, buscando cualquier rastro de humo o embarcaciones. Mostrad vuestras aldeas bárbaros... Entonces, escondida en una cala, aparece una pequeña población, con varias casas con las chimeneas encendidas y con barcos atracados en la arena de la playa. Está "amurallada" por unos acantilados bajos, cubiertos de retorcidos árboles y arbustos.

Bien brodir, allí están. ¿Cómo actuamos?

-El fuego de la venganza nubla mi capacidad de raciocinio, deseando tan sólo reducir a meras cenizas el poblado y sus aledaños. Es mejor que por esta vez me resuma a un segundo plano. No sabemos quienes hay allí, cuántos guerreros cuentan en sus filas. No nos podemos permitir perder a nadie. Además, es posible que ya estén avisados de nuestra llegada, ya que las blancas velas de tu drakkar brillan tanto como el sol que las baña.

-Yo creo que es la mejor opción. Matar a todos y punto. Es más fácil y nos sentiremos mejor.

Una risa estruendosa flotó por la superficie del drakkar. El berserker estaba loco, de eso no hay duda.

El barco se mecía suavemente con las olas, llevado por el viento cerca de la playa. Un par de diestras maniobras lo alejaron de todo peligro y escollo, llevándolo a lo más protegido de una pequeña cala. Poco a poco el clan de vikingos fue bajando a tierra.

De un salto, bajo del drakkar a la fina arena. Con el escudo en una mano y la espada en la otra, doy directrices a mis marineros para que fijen bien el barco a tierra, pero que esté listo para nuestra vuelta. Después, me vuelvo a mis hermanos.

Brodir, preparaos y marchemos. La venganza de neustro pueblo está cerca.

Así, empiezo a caminar con paso decidido hacia el interior de Gales, hacia la aldea que divisamos desde el mar. Quizás este no sea el pueblo que acabó con el nuestro... pero todos serán hermanos entre ellos.

A vuestras espaldas, el mar rugía de indignación ante aquellos hijos de su vientre que se adentraban en tierra para abandonar su maternal seno. Su llamada es fuerte, anclada en lo más primordial de vuestras raices.

Frente a vosotros, tan sólo unos penachos de humo marcan la posición de vuestro enemigo. Quizás no sea quien buscais, pero cualquier hijo de esa maldita raza es enemigo.

A vuestro lado, dos Jarls unidos por viejos lazos y por los azares del destino.

Lo último que queda, es vuestra decisión.

-Mi fiel Oled, es tuyo el honor de liderar esta incursión. Coged a quien deseis de nuetsras filas, y partid hacia la victoria. Te confío la vida de nuestros hermanos, sabiendo que todas volveran con su escudo en ristre y envueltos en la sangre del enemigo.

Apenas doy unos pasos en la arena cuando el pesar me invade. Toda la fuerza y vida que rebosa de mí en el drakkar se reduce a la mitad en tierra firme. Y para rematar, Hildorf me pide que lleve a los guerreros a la victoria de la venganza. Bien Oled... va a ser una dura prueba... tan sólo piensa que sigues en alta mar... Al fin y al cabo Britania es tan sólo una isla en el océano.

Sin dejar que la desgana asome a mi rostro, asiento grave y sereno. - Así será, mi Jarl. Esta noche nuestro pueblo quedará vengado. 

Después, con el mismo aire calmado, me vuelvo a aquellos con los que he compartido este viaje. - Coged vuestras armas y escudos, brodir. Quiero que todos aquellos con fuerzas marchen a mi lado. - Al terminar de hablar me quedo mirando a todos, esperando sus reacciones. Espero que además no se opongan a mi liderazgo...

Por fin en tierra firme, por fin a un paso de comenzar la venganza! Tome mi gran mazo y descendi del drakkar lentamente y mirando los alrededores. Todo el viaje estuve en silencio pues no queria que me sangre empieze a hervir sin tener un craneo que partir Vamos por esos perros!!! no puedo esperar mas para mostrarles lo que este pequeño puede hacer dije balanceando un poco el gran mazo a dos manos demostremosle como luchan y sangran los verdaderos guerreros escupi al suelo con rabia y fui hasta estar al lado de Oled

Un rápido movimiento de pies, un salto desde la quilla del barco, y siento que caigo en tierra enemiga. Me recoloco mis armas y me aseguro de los broches de mi armadura. El escudo aguantará un nuevo combate, y me anotaré nuevas muescas en mi hacha.

-¿Todo esta listo? ¡Argh! Malditos bastardos bretones, los mataré a todos. Mi Jarl, mi hacha está a tu servicio.

Doy unos pasos hasta ponerme a la altura de los demás guerreros, y me afianzo a pié de playa. Mas les hubiese valido que fuese otro día.

Ojoloco se encontraba en silencio, meditando sobre el futuro. Aunque una observación detallada hubiese arrojado que sonreía y estaba un poco inquieto. Al parecer el fervor de la guerra lo llamaba como a todo buen vikingo.

Antes de descender del barco el chamán busca la comunión con los dioses y sus antepasados y en voz baja musita:

Óðinn, tu que estas sentado en el Hliðskjálf, desde donde observas los nueve mundos. Fjölnsviðr, concedeme un poco de tu sabiduría. Erilaz, muestrame los secretos de las runas. Responde a tu servidor, oh gran Óðinn, ¿si en estas tierras nos deparan grandes conquistas?

Dicho esto, el chamán arroja un par de huesos al aire esperando que Odín lo honre con su gracia.

Responde a tu servidor, oh gran Óðinn, si en estas tierras nos deparan grandes conquistas.

-Si mi Jarl pone su confianza en Oled entonces por el mismísimo poder del Hlidskjalf que invoca el shaman le seguiré para la gloria de nuestra estirpe, es hora que rueden cabezas y paguen con sangre la deuda que nos deben. Y como Frigga que junto a Odin nos observa desde su trono, mi espada brillara en el campo de batalla hoy.

La mujer se adelanta, ella que en las últimas semanas había sido una sombra incorpórea  jamás revelando su presencia, siempre junto  al  Jarl observando a cuantos osaban acercársele demasiado. El viento azota con furia mechones sueltos de su cabellera negra como los abismos, mas su rostro es impasible.

-Partamos entonces brodir , pero recuerden no incendiar todo a nuestro paso, debemos proveer suministros para el resto del clan, si le parece bien a mi Jarl hemos de recordar a nuestras gentes.

 Mira al jefe esperando su aprobacion ajusta la espada preparada para la contienda  -Entonces shaman, nos sonríen los æsir?....

Las runas giran y tabletean en el aire, resonando impacientes por revelar qué depara el futuro. Sin embargo, los hados parecen reservaros la duda, porque tan sólo indican un yermo "quizás" que nada revela de vuestro futuro. Demasiado tiempo para poder atisbar entero.