Partida Rol por web

De repente a Fadrique se le llenó la mente con una deliciosa brocheta de ratón, doradita, asada a las brasas, con patatitas fritas y aros de cebolla, con una salsita de... Oh, cielos, se estaba distrayendo porque, claro, cuando se encontraba estresado le entraba el hambre. Procuró concentrarse y siguió a lo suyo.

El pequeño roedor recorre toda la sala sin encontrar indicios de vida más allá del pequeño apresado en piedras, una mirada al clérigo y no tardó en darse cuenta de que hacía más de media hora que este no comía una galleta y sus ojos brillaban ante la imaginación de rata rostizada.

Un gemido hizo que todo vuelva a la normalidad. El pequeño abrió levemente los ojos y observó ante si una rata y dos pares de pies al lado de él. Se nota claramente que el pánico que ha adueñado de él. Su respiración, ya desgastada, comenzó a agitarse, sus pies y manos, aunque apresados por las rocas, tenían espasmos en claras intenciones de tratar de escapar. Un gemido, mezcla con sollozo, empieza a retumbar dentro de la habitación.

Galmor se acercó al joven y se dirigió a él diciendo

— Tranquilo muchacho, te sacaremos de aquí, pero no llores o alertarás a los que te han provocado esta desgracia.

Y con sumo cuidado empezó a retirar las piedras que atrapaban al joven.

A ver qué puedo hacer por el muchacho. Susurró Fadrique a su lado, con tono tranquilo y profesional.

Lo primero, tal y como le habían enseñado, utilizó sus conocimientos mundanos para aliviar el sufrimiento del paciente. Tras hacer todo lo que sus pobres conocimientos le dictaban, esperaba averiguar si sería necesario recurrir a poderes más elevados.

Galmor trata de calmar al muchacho, el cual, gracias a su forma de hablar, se relaja y no opone resistencia alguna al momento de sentir que el peso de las piedras desaparece, aunque la mirada de terror sigue en sus ojos.

Fadrique, por su lado, comienza a evaluar las lesiones del torturado. Notando con gran sorpresa que, más allá de la deshidratación y la flacura extrema, no presentaba ningún tipo de quebradura. La piedras estaban puestas con muchísima consciencia para no lastimar físicamente al niño.

- Agua... por favor... agua... - dice con un hilo de voz.

Toma, chaval, agua. Bueno, igual sabe un poco a vino, pero no creo que te importe, ¿cierto?

Fadrique, en tanto hablaba, sacó del morral su odre de cuero bien curtido y dio de beber poco a poco al chico.

Una vez había dejado en manos del muchacho la tarea de beber (dado que parecía en buen estado), se giró hacia su... ¿sus? compañero:

Esto ha sido hecho a propósito, me temo que sea una... otra trampa. No huele nada bien.

Para cuando Fadrique dijo lo de la trampa Galmor ya estaba martillo en mano y ojo avizor, pues al ver que no había sido un desprendimiento pensó lo mismo que el sacerdote.
- Dinos muchaho, ¿quién y por qué te ha hecho esto? Oímos a alguien preguntar por nosotros cuando entramos en el pasillo ¿Sabes dónde está?

Para cuando Fadrique dijo lo de la trampa Galmor ya estaba martillo en mano y ojo avizor, pues al ver que no había sido un desprendimiento pensó lo mismo que el sacerdote.
- Dinos muchaho, ¿quién y por qué te ha hecho esto? Oímos a alguien preguntar por nosotros cuando entramos en el pasillo ¿Sabes dónde está?

El pequeño, tembloroso, toma el agua y se puede notar como la disfruta a más no poder. Así mismo, vaya uno a saber cuan reseca tenía la garganta, absceso de tos aparece por varios segundos, es una tos seca, reseca y áspera. Así mismo el muchacho le da otro largo trago al agua ofrecida por el clérigo.

- El... que... les.. habló.... cough, cough, cough, fue Grund... - el muchacho toma aire, su voz está quebrada prácticamente, pero hace todo lo posible por hablar - Lo vi salir por esa puerta - comenta señalando con la cabeza la puerta que tienen al frente. Después continúa respondiendo las preguntas de Galmor - Mi padre me puso aquí, no cumplí con sus recados... una nota que le mandó a Ilmeth Waelvur. Es lo habitual, espero que no se enoje demasiado por no haber cumplido totalmente el castigo... o que los elegidos me impongan algo peor. - notan claramente un estremecimiento y como queda perdido en sus pensamientos por un buen rato al decir estas últimas palabras. 

Ah, así que esos malnacidos te estaban castigando, ¿cierto, hijo mío? No me gusta esta gente pero, ¿son tus padres, quizá? ¿Está entre ellos alguno de tus familiares? Puede que eso hiciera que pusiera freno a la ira de la Diosa sobre semejantes bestias.

Habla mientras caminamos, hijo, y llévate el odre contigo para beber si tienes sed. Te protegeremos. Por lo que a mi respecta, estás bajo el abrigo de la Diosa. Debería tener por aquí una galleta de viaje. ¿Quieres una? Todo esto y me ha entrado hambre. Todas las que desees para ti y una para mi, si te place.

Dicho esto, sacudiendo el polvo de la ropa del chaval, Fadrique hizo amago de ponerse en marcha (tras la protección del guerrero, claro), sin dejar de vigilar por el rabillo del ojo a la ratilla esa que rondaba por la habitación.

Cuatro pequeñas patillas corrían presurosas tras los aventureros cual si fuese su pequeña mascota, eso sí, guardando suficiente distancia para servir de ojo previsor ante posibles ataques por la retaguardia. Las paredes de aquel lugar servían perfectamente para que la pequeña ratilla de campo trepara por ellas dibujando arcos al subir y bajar.

- ¿ Grund...? ¿ Quién es Grund...?- Replicó el enano mientras se dirigía hacia la puerta - Ese Ilmeth... ya sabía yo que tenía algo que ver... - Pequeño, tienes muchas que contarnos, pero no sé si hay mucho tiempo que perder. Dinos ¿ Eres de Red Larch? ¿y Tú familia ? Qué demonios hacen estos túneles justo debajo del pueblo, quién y para qué los usa...?

- Ya veremos cuales eran esos recados y si merecían tal castigo. Será mejor que te llevemos ante tu padre. ¿ Vamos bien por aquí? Terminó diciendo el enano mientras cruzaba la puerta por la que según el niño se había ido el tal Grund

El muchachito acepta de buena manera la cantimplora y las galletas, las cuales devora sin contemplaciones ni miramientos. Aunque al momento que escuchó al clérigo hablar de caminar y acompañarlos, dejo caer todo lo que tenía en las manos y se aferró a la gran piedra tallada.

- No, yo no iré por allí. - menciona señalando con la mirada la puerta. - Mi castigo será aún peor. Los elegidos lo ven todo. - dice observando las paredes. Al escuchar las preguntas sobre si estos eran sus padres niega con la cabeza - Solo papá, mamá no sabe nada. Después están los viejos del pueblo Baragustas Harbuckler, Marlandro Gaelkur, e Ilmeth Waelvur. Son los que cuidan las piedras que se mueven... nos protegen de todos los males. - la convicción con la que habla es remarcable en esta última frase.

 ¿ Grund...? ¿ Quién es Grund...?- Replicó el enano mientras se dirigía hacia la puerta - Ese Ilmeth... ya sabía yo que tenía algo que ver... - Pequeño, tienes muchas que contarnos, pero no sé si hay mucho tiempo que perder. Dinos ¿ Eres de Red Larch? ¿y Tú familia ? Qué demonios hacen estos túneles justo debajo del pueblo, quién y para qué los usa...?

- Grund es un orco, o eso creo, que lo encontraron hace mucho y lo tienen acá abajo para que no entre nadie. El hace solo lo que los elegidos le dicen que tiene que hacer. - Después asiente energicamente, dentro de sus limitaciones de fuerza actual - Si, soy de Red Larch, igual que papá y mamá. Y los túneles dicen que tienen miles y miles y miles y miles y miles y miles y miles y miles y miles de años. Y los usan para cuidar a las piedras que se mueven y cuidarnos de los males que acechan a la ciudad.

 ¿ Grund...? ¿ Quién es Grund...?- Replicó el enano mientras se dirigía hacia la puerta - Ese Ilmeth... ya sabía yo que tenía algo que ver... - Pequeño, tienes muchas que contarnos, pero no sé si hay mucho tiempo que perder. Dinos ¿ Eres de Red Larch? ¿y Tú familia ? Qué demonios hacen estos túneles justo debajo del pueblo, quién y para qué los usa...?

Ah, si. Ilmeth Waelvur. Ese anciano parecía saber bastante de este asunto.

Hijo, este asunto podría ser peligroso. ¿Sabes cómo he sobrevivido a tantos y tantos años de aventuras? Tirarse el pisto delante de un chaval era más o menos vergonzoso, pero seguro que colaba. ¡Años de aventuras! Si apenas había comenzado. Pero eso no lo sabía el mozo. ...no separándome nunca de mis compañeros. Eso es lo que debes hacer tú: siempre unido a tus compañeros. Y somos compañeros, ¿no? Hemos compartido el pan y el agua. Así que no te separes de nosotros. Vamos a tomar una decisión.

Fadrique se acercó al enano y susurró: si el chaval no desea seguir, tendríamos que acompañarle a la salida, quién sabe qué trampas puede haber activado ese orco que tienen aquí de guardia, Grund.

-¿ Piedras que se mueven..? NO me hagas reír, dime ¿ Qué quieres decir con eso de las piedras que se mueven?

Maldita sea, un orco aquí... ¿ Y vamos a dejar escapar a ese Grund... Argggg? ¿ NO será mejor que vayamos tras él? Mientras estés con nosotros nadie se atreverá a regañarte. Primero tendrán que explicar qué hacen aquí abajo con un orco como guardián... Es como poner a un lobo a cuidar ovejas....

Aunque también es cierto que hemos pasado por algunas puertas y pasillos sin mirar y no sabemos   lo que hemos dejado atrás, quizás deberíamos volver....

Dinos, ¿ Dónde ha podido ir ese Grund por allí? ¿ NO irá a dar la alarma de que hemos entrado? Aunque la verdad es que Ilmeth ya lo sabe...  ¿ conoces bien estos túneles?

- Es lo más probable, lo pasar sus pies delante mío con mucha prisa. - dice ante el comentario del enano sobre si Grund fue a dar la alarma - No se donde pudo haber ido, no conozco más allá de esta habitación. - le da un largo trago a la cantimplora, dejándola prácticamente vacía, su pansa ya se nota hinchada de tanta galleta y agua. Cuando escucha a Fadrique, con cauta atención, sigue meneando la cabeza. - No, yo no voy por allí, si me atrapan me azotarán.. o algo peor. Yo me quedo aquí, quietito. 

Creo que deberíamos llevarle fuera, con su madre. Y dar instrucciones precisas para que su marido no intervenga hasta que se aclare todo esto. ¿No te parece, Galmor? Todo esto es muy extraño.

Y tanto que lo es. Unos túneles secretos bajo un pueblo, piedras que se mueven, un orco guardian....  Sí, será mejor poner al chico a salvo. De paso echaremos un vistazo a lo que hemos dejado atrás.

Vamos pequeño, guíanos hasta la salida....

Así pues, ya que estaban de acuerdo, Fadrique susurró de manera amable pero firme hacia el chaval:

Te vamos a llevar con tu mamá. Ahí estarás más seguro que aquí.

Tomándolo por el hombro, se dio a caminar con aire decidido, sin dejar de preguntarse qué tipo de sorpresa podía venirles desde aquellos dos pasadizos que dejaron atrás.