Partida Rol por web

El gnomo sabe que quien sea que intenta huir debe ser su verdadero objetivo.

-¡Es el momento Galmor, acabemos con ellos de una vez por todas! Sin dudar un segundo sale tras la cobertura del enano y carga de lleno contra la roca mediana del centro tras la que se oculta uno de los enemigos, sin embargo, en lugar de rodearla hace un llamado a la esencia de la naturaleza para que salga en su apoyo.

-¡Luz de la vida, resalta a quien te amenaza y danos ventaja en su contra para defender la pureza de estas cavernas! 

El gnomo, en una actuación totalmente suicida, arremete contra una de las rocas mientras invoca uno de sus conjuros. Rápidamente, una luz cegadora lo rodea y genera una especie de flash con la clara intención de encegecer a sus enemigos, lográndolo con dos de ellos. El que se encuentra detrás de la piedra contra la cual Anru arremete y el que se encuentr al final de la habitación lograron evitar los efectos del conjuro.

Los afectados, más allá de su ceguera, arremeten contra el gnomo. 2 de los atacantes fallan en sus ataques y Anru puede esquivarlos tranquilamente, más uno de ellos, con la desventaja de no ubicarse correctamente, logra impactar su espada en uno de los hombros del ser de las profundidades, haciendo un corte muy profundo y bastante peligroso.

Fadrique anduvo listo al cerrar los ojos durante el segundo en que se descargó el hechizo del gnomo. Debía ser muy útil en las profundidades de la tierra, donde cualquier criatura hacía gala de una sensibilidad ocular rayana en la locura... Aunque, pensó, muchos puede que ni siquiera tengan ojos.

Se mantuvo en retaguardia cuidando de no perder la concentración.

Como no usen pronto los dones, no voy a poder asistirles en sus heridas, volvió a pensar.

DONDE VAS LOCO!!!!!!! VUELVE AQUÍIIII!!!!!

Exclamó el enano cuando vio como el gnomo cargó contra los primeros enemigos. En otras circunstancias el enano habría esperado a que aquel insensato se hubiera dado cuenta de su error por sí mismo, pero Amru tenía la ventaja de que Galmor era su protector y debía evitar su muerte a todo cosa, motivo por el cual El enano salió corriendo tras el gnomo nada más éste comenzó a alejarse.

Una luz cegadora invadió el lugar, pero Galmor, bien cubierto por su escudo, logró hacer sombra sobre sus ojos y pudo evitar quedar cegado por el la repentina e intensa luz. Sin embargo no llegó a tiempo de evitar que uno de los enemigos hiriera al gnomo Y sin pensárselo dos veces se abalanzó sobre él para defender a su protector de una muerte segura. 

Galmor arremetió con fuerza sobre el verdugo de Amru y logró acertar el golpe con su martillo, causando sobre su enemigo una herida que si bien no llegaba a ser mortal, podría haberlo sido en circunstancias más favorables.

Meneando la cabeza, Fadrique apuntó en dirección al gnomo enloquecido por el ardor combativo. Los dioses ayudaban a los borrachos y a los niños. Igual también a los locos como este. Aguantó la oración a la Diosa en la punta de su lengua. Había que pensar con frialdad. No podía malgastar así el poder.

Aprovechando que había podido enceguecer a dos de sus contrincantes, lanzo Entangle para tratar de atraparlos.

El enano, en su cumplimiento de palabra, se lanza hacia donde están los atacantes que habían querido emboscarlos. Uno de ellos, que había sido cegado previamente por Anru, trata de atacar con su espada, encontrándo únicamente que la misma rebotó sobre la armadura de Galmor sin siquiera dejar un rasguño.

En tanto, Anru intenta retener a los otros enemigos con uno de sus conjuros. Habiendo aprendido del encuentro con el semiorco en la granja, se dispone a centralizar el hechizo lejos de su compañero enano. Logrando que uno de ellos quede atrapado (el del cuadro rojo), mientras que el que había cegado (cuadro verde) logra esquivar las ramas que salían del suelo. Acercandose al gnomo, pero sin lograr impactar su arma en el pequeño.

En el descuido de esquivar a su atacante, da la espalda al atacante enredado, que con su arco, logra impactar una flecha en uno de los hombros de Anru, mas el disparo no tiene fuerza y el daño no es tan grave en primera instancia.

Fadrique se adelantó hacia donde estaban sus compañeros, para formar una retaguardia decente. ¡Mejor unidos! Pensó. De esa manera podía activar hechizos por contacto, más curativos que los que suponían cierta distancia con el blanco.

El enano prosigue sus ataques contra todos aquellos enemigos que rondan al gnomo para evitar así que puedan matarlo.

Atrás Anru, vas a hacer que cumpla hoy mismo con mi juramento!!! Grita el enano mientras prosigue luchando con su martillo

Galmor descarga su arma sobre el enemigo que más cerca se encuentra de su protegido, haciéndole daño suficiente como para dejarlo fuera de combate y gravemente herido.

Fadrique comienza a moverse hasta el gnomo.

En tanto, los dos enemigos restantes, tratan de arremeter contra el enano. El arquero, que no había sido alcanzado por las enredaderas de Anru, apunta rápidamente una flecha hacia el guerrero, logrando apuntar e impactar en Galmor, mas su armadura resiste y la flecha se parte al medio sin causar daño alguno.

En cuanto al ser que se encontraba enredado, tratnado de moverse hacia Galmor a pesar de sus restricciones, trata de atacar, fallando estrepitosamente.

Fadrique, una vez junto al gnomo, posó suavemente su mano sobre él murmurando las bendiciones que la Diosa le había otorgado para que las administrara con sabiduría.

Es la Diosa la que está a tu lado. Usa sus dones con mesura, Anrü...

El enano notó el golpe seco de la flecha sobre su pecho. Por suerte el duro metal por él mismo forjado hizo rebotar el proyectil, que cayó al suelo con la punta rota. Enojado por el ataque recibido se acercó con ímpetu contra el arquero, levantó su martillo ante él y descargó un golpe brutal que le destrozó el casco al grito de ¡¡¡Cobarde, acércate a luchar metal contra metal como los valientes!!!! Seguramente fueron las últimas palabras que escuchó el desdichado que osó atacar al enano desde la distancia, pues la herida causada parecía mortal de necesidad.

Las acciones se susceden rápidamente, Fadrique se acerca a Anru y recita una plegaria, que permite sentir al gnomo como una energía inunda su cuerpo y revitaliza sus movimientos, aunque parece que no lo suficiente. Ya que Anru agarra una de sus javalinas, para no meterse en la zona de enredaderas, la lanza y dispara muy alejado de su objetivo.

A su vez, Galmor, rodeando las lianas y poniéndose cerca del arquero, descarga su arma contra su oponente, la cual impacta directamente y se escucha como el enemigo se queda sin aire y cae al piso.

El arquero, que había podido esquivar el hechizo de Anru, apunta nuevamente hacia el gnomo e impacta otra vez, en esta oportunidad en su hombro izquierdo.

Galmor, al alejarse para poder atacar al arquero, deja abierto el flanqueo para que uno de los guerreros, medio ciego todavía, se acerque al gnomo y descargue su acero, logrando un corte, superficial pero eficiente, sobre el druida. Mientras que el guerrero que estaba, no solo atontado por las luces del conjuro del gnomo, sino también agarrado por las líanas, trata de moverse hasta Fadrique y atacarlo, no logrando su cometido.

Cuando están por comenzar a atacar de nuevo, escuchan unos pasos y gritos provenientes desde la puerta donde ingresaron. La preocupación comienza a crecer, ya que si los rodean sería un problema más que importante.

Afortunadamente, cuando ven quien atraviesa el portal, notan a Harburk, seguido por varios hombres, los cuales, al rodear a sus enemigos, estos bajan sus armas y desisten con el enfrentamiento. Pero no antes sin agarrar una daga y clavársela en el pecho, cayendo estrepitósamente sobre el piso.

- Un niño nos advirtío que podrían llegar a necesitar ayuda. Y al no encontrar rastro de Ilmeth, vinimos a ayudar en lo posible. Aunque noto que se las han sabido ingeniar más que bien, como es usual en ustedes. - comenta.
 

Ah. Bien. Fadrique estaba un poco mosca. En realidad se imaginaba que ellos tenían que hacer todo el trabajo porque estos pueblerinos eran un poco inútiles. Pero resultaba que les dejaban hacer, arrastrarse por guaridas infectas y eso cuando eran perfectamente capaces de hacerlo ellos mismos. Oh, estaba teniendo pensamientos... Bah. Qué importaba.

Bienvenidos, amigos. Explorábamos este complejo. ¿Han encontrado algo interesante o venís directos siguiendo el ruido de la lucha?

Falto de aliento el gnomo trastabilla hasta el enano extendiéndose al final del hombro de su compañero para no caer, el combate le ha dejado tan extenuado que el druida respira por la boca inflando los pulmones e incluso el abdomen en cada fatigosa respiración. -Gracias Galmor, ahora puedes dar por saldado el juramento contraído hacia mi protección, de no ser por tu ayuda y la de Fadrique ahora estaría muerto.- Con la mejor sonrisa que el dolor de sus heridas le permiten mostrar extiende una mano hacia el enano, al tiempo que hace una pequeña reverencia con la cabeza hacia el buen Fadrique quien le ha salvado en más de un par de ocasiones en un tiempo muy corto para su propio gusto.

- Hemos venido directamente, siguiendo el rastro que han ido dejando tras suyo. Suponiendo que ya estaba todo despejado. - comenta el carnicero - Jamás había visto algo como esto - dice observando para todos lados. - ¿Están bien? Ilmeth no se que truco utilizó, pero después de unos kilómetros es como si se hubiese esfumado... o volado. Sus huellas desaparecieron de la nada. Lo único seguro es que tomó rumbo a Mirabar, si es que no se desvía antes hacia otro lado.

Los aldeanos que acompañaban a Harburk se apresuran a atar al único sobreviviente del combate que se encontraba inconsciente antes de que proceda a suicidarse tal cual su compañero.

- Esperemos poder sacarle algo de información. Aunque ahora sería mejor salir a la superficie y evaluar la situación. Si esto se nos paso por debajo de las narices durante tanto tiempo, quien sabe que más sucede en este lugar.

Me temo que todavía queda trabajo por hacer, mi buen Harbruck, no hemos explorado todo el complejo. Subid sin nosotros y llevaos a ese para que luego le interroguemos a fondo. Diría que esta sala es grande, y no la hemos visto toda, y había más pasillos y puertas por ahí.

Herido y en cierta forma humillado por el tremendo fracaso de su ataque sorpresa, el gnomo avanza hasta ponerse a la par de Fadrique y humildemente agacha la cabeza sobre hombros hundidos. -Debemos asegurarnos que no queden más riesgos para el pueblo en este lugar Harbuk, igualmente evitar que cualquiera involucrado en estas artes oscuras siga aquí, quien sabe, quizá podamos hallar alguna pista más concreta... -

Harburk asiente ante sus palabras.

- No podía esperar más de ustedes. - comenta mientras ve que sus hombres levantan al contrincante inconsciente y comienzan a arrastrarlo desandando camino. - A este lo llevaremos a la superficie, los esperaremos allí cuando crean que han terminado de revisar todo el predio.

Así mismo suspira el alguacil y hace un gesto de negación con la cabeza mirando al piso, mas después de unos segundos levanta la mirada hacia ustedes.

- Una vez que vuelvan arriba, tengo un favor más que pedirles. Pero todo a su tiempo. - les da la espalda al grito de - MUCHACHOS ¡ANDANDO! - y comienzan a retirarse.