Partida Rol por web

Suenan vuestros móviles. El de Alejandro primero y el de Sofía medio minuto después.

Mensaje SMS —En una hora en la Torre.— El remitente es Sánchez-Casas. "La Torre" es la palabra en clave para referirse al refugio de Estela Vergara; el Hotel Eurostars Madrid Tower.

No dice más nada. No tiene buena pinta. Casas no suele mandar ese tipo de mensajes y menos citaros en el dominio de Vergara.

Tu nueva marioneta asiente a todas y a cada una de tus palabras antes de largarse. Allí va tu emisario, lo ves alejarse perdido entre las sombras que crujen.  Ahora forma parte del juego. Una pieza más. Un tipo desconocido. Has lanzado una botella al océano esperando que haga tu trabajo. ¿Legará a su destino o se estrellará contra las rocas?. Imposible saberlo.

En cualquier caso ahora la prioridad es dar con Casas y explicarle todas esa mierda con Jack. Encontrarlo por Madrid es casi un imposible. Puede estar en cualquier parte encargándose de cualquier asunto. Tampoco es buena idea pasarte por su refugio sin avisar. Eso lo cabrea bastante y esta noche el horno no está para bollos.

Decides que lo mejor es llamarlo. Lo haces. El problema es que no te coge el teléfono. Lo intentas un par de veces y nada. Le mandas un mensaje de texto. Ya me responderá cuando lo lea, piensas. La respuesta no se hace esperar demasiado:

Mensaje SMS —En una hora en la Torre.— "La Torre" es la palabra en clave para referirse al refugio de Estela Vergara; el Hotel Eurostars Madrid Tower.

No dice más nada. No tiene buena pinta. Casas no suele mandar ese tipo de mensajes y menos citaros en el dominio de Vergara.

Escuchas el motor de un coche que se aproxima. Cuando dobla la curva la luz de los faros te ciega. ¿Lleva la luz larga o que cojones?. El vehículo se detiene, pero el motor sigue en marcha. El conductor se mantiene al volante mientras cuatro siluetas sombrías ponen los pies en el suelo haciendo crujir la gravilla. Comienzan a andar hacia ti y eres incapaz de distinguirlas con el resplador halógneo.

—Buenas noches Jack —esa voz dulce y armoniosa te es familiar.

—¿Este es el "canario"? —pregunta. Ahora si puedes ver su cara— A partir de este punto nos encargamos nosotros. Gracias.

Junto a ella están los miembros de su Coterie, vestidos con hábitos religiosos. Putos pirados. Mal asunto que tengan que venir a terminar tu trabajo.

María hace un gesto con la mano indicando a Dominique que la siga. El asiente y ella se fija en las esposas. —Eso no será necesario.

—¡Crraaaack! —otra vez el asqueroso sonido del metal rompiéndose.

—Gracias. —te mira tras romper las esposas y sonríe— Soy Dominique. —dice a María el tío del nombre Francés.

—Dominicus —musita ella— Que apropiado —en latín significa Relativo al Señor. Pero ese tipo de cosas sólo las sabría una friki como María, no un tipo como Jack...

Se acerca otro coche. Debe ser el de Marcos, al menos eso esperas. Lo que menos necesitas ahora son más visitas inesperadas.

Contesto el mensaje rápidamente, como es de esperar.

"Allí estaré, gracias"

Suspiro. Al menos podía estar tranquilo pues no acudiría a la reunión mal alimentado, había hecho los deberes mandado un peón a limpiar el estropicio y todo cuanto había obrado las últimas dos noches tenía como objetivo cumplir con la misión encomendada y ayudar a un compañero que prefería ir de llanero solitario.

Mentiría si dijera que no me ponía nervioso la reunión y el tono del mensaje de Casas.

Pero por otro lado confiaba en mi capacidad de oratoria y con suerte, incluso podía convertir aquello en una oportunidad para escarmentar al brujah.

Suspiro.
-No era necesario romperlas, Dominique. Me habrían venido bien. - digo con tono resignado. En verdad me la suda.
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Dejo que se vaya con Golconda. Sea o no sea la enviada de Casas tengo una cara y un nombre que darle si nos la juega, así que no tiene sentido pelearme con 4 vampiros por otro gilipollas si resulta que son de los "malos" (ja, como si no fueramos todos una panda de de hijos de puta).
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Me echo a un lado tratando de que las luces no me cieguen para ver el próximo coche que se acerca. Que no sean más putas sorpresas, por favor...

Llamas a Radio-Taxi. —En pocos minutos pasará a recogerle la unidad 216—, anuncia la voz de la operadora al otro lado de la línea. —​Gracias.

Hotel Eurostars es la indicación. El conductor pone automáticamente rumbo a la Castellana. Tu taxi, entre sacudidas, avanza de un semáforo a otro, mientras el contador va pasando sin tregua, como un verano escocés.

El vehículo se detiene a la sombra de la imponente estructura. Pagas lo debido e incluso le das algo de propina al tipo por haberse mantenido cayado todo el trayecto. Siempre es de agradecer no oír todas esas estúpidas preguntas que hacen los “adultos” cuando te confunden con un crío de diez años.

El refugio de Estela está arriba, en el ático, en la última planta del Hotel. Pero no llegas hasta allí, de hecho, ni si quiera llegas a la recepción antes de toparte con Casas. Está a pie de calle, cerca de la entrada, hablando con un tipo que no has visto nunca. No debe ser de la Estirpe, piensas. Cuando te ve, el Sheriff despacha al tipo con un gesto de cabeza. Os quedáis solos y entonces te mira fijamente. Sus ojos se clavan en ti.

—Llegas pronto, —dice a modo de saludo— como era de imaginar —no sabes muy bien como interpretar eso. Tampoco crees que sea una coincidencia encontrarte con el en la calle— Quiero que me cuentes que cojones ha pasado —el,momento de la verdad—​ y no escatimes en detalles.

Si tuvieras aire en los pulmones lo soltarías aliviado al comprobar que efectivamente el segundo coche es el de Marcos.

—Joder tío, casi no llego —dice al bajarse. Respira agitadamente, como si hubiera venido de Puente de Vallecas corriendo en lugar de conduciendo— Cada vez que creía que tenía todo me volvías a llamar. —sonríe de manera forzada. Está nervioso. Mira el coche patrulla e intuye que esto es una movida y de las gordas— Pero tengo todo Jack, tranqui —añade al ver tu cara de pocos amigos. Abre el maletero y puedes ver el material—​ ¿Ves?. Lo tengo todo controlado.

Al parecer así era. El Ghoul lo había hecho rápido y bien. El bueno de Marcos... aunque tampoco era momento de dar palmaditas en la espalda ni mariconadas de esas. Joder, para eso era que le pagabas ¿no?. Con tu propia Sangre. Sangre de Vástago. Ni más ni menos.

Le doy una palmada en la espalda. Se la ha ganado.

- Bien, hecho, chaval. Ve sacando las cosas del maletero que te tienes que ir cagando leches.

Vuelvo con María.

- Bien, todo vuestro. – le confirmo la entrega de Dominique - ¿Puede alguno de los tuyos encargarse de llevarse el coche policía lejos y pegarle fuego? Yo tengo que encargarme de un par de cuerpos ahí abajo.

Marcos no puede ocultar el sentimiento que le producen tus palabras y, sobre todo, ese golpe en la espalda. Al ver sus ojos, esa expresión en su cara, debe sentirse como si lo hubieran alcanzado los cálidos rayos de sol a la sombra de una fría mañana. Para él eres un Dios encarnado. Su Dios personal.

Ahora, disipadas dudas y temores, comienza a descargar del coche el material.

—No nos manchamos con la limpieza —dice con enervante sosiego. Parece que saboreara cada palabra— Órdenes de Casas.

Hace un gesto con la mano y la coterie al completo se sube al coche junto al “paquete”.

—Vaya zorra ¿no? —dice cuando la Malkavian y sus lacayos se han ido, aunque se asegura de decirlo por lo bajini.

—Vale, ya está todo listo —resopla cuandomtermina de bajar el último de los bidones de gasolina— Tu dirás...

Contengo un pequeño gruñido ante la respuesta de Golconda. Casas nos quiere enseñar una lección. Paso de sus mierdas. Si me quisiera muerto hace tiempo que tiene cosas mucho más jodidas contra mí y esto no deja de ser culpa del puto crío.

Ayudo a Marcos bajar las cosas del coche rápidamente para que se largue.

- No vayas a casa ni al taller hasta el amanecer. Si te necesito te llamaré. Cuando te vayas para casa le quitas la tarjeta al teléfono. Mañana pilla un par de tarjetas prepago nuevas y me dejas una nueva en el buzón con tu nuevo número de teléfono y te deshaces de la antigua tarjeta en la papelera de un parque.

En cuanto se ha puesto en marcha bajo un par de bidones abajo. Subo y bajo otro par de bidones.

Reviso los cuerpos rápidamente en busca de marcas que parezcan de bestias, ya sean bocados, garrazos o marcas de colmillos, si veo alguna, corto con el cuchillo o el serrucho para hacer que la herida no parezca de una bestia.

Le reviento la cabeza a la tipa de un pisotón, para que su cabeza aparezca reventada igual que la del tipo. Cojo las llaves del coche policía. Dejo dos bidones al lado de los cuerpos. Echo gasolina por encima de los cuerpos a mansalva con los otros dos bidones y hago un rastro que lleve hasta la trampilla de arriba.

Me quito la camia y la rompo. Mojo uno de los trozos en gasolina haciendo una bola que dejo al lado de la trampilla. Más tarde lo usaré para prenderle fuego y dejarlo caer hasta abajo para encender el rastro de fuego.

Echo más gasolina por el coche policía y hago otro rastro de gasolina que me permita más adelante prenderle fuego y salir de ahí. Dejo un trozo de camisa empapado en gasolina colgando desde el depósito de atrás hasta el rastro que he creado, así cuando el rastro arda también se incendiará el depósito de gasolina del coche.

Tapo la matrícula de la moto con una bolsa de basura por encima de la matrícula.

Una vez todo preparado, me cambio con la ropa limpia. Guardo la ropa sucia, el cuchillo y el serrucho en una bolsa de basura. Lo preparo todo en la moto para salir por patas, relativamente cerca del rastro de gasolina, donde pueda tirar el zipo para prenderle fuego.

Le prendo fuego al trozo de camisa que dejé y lo dejo caer hasta el rastro de gasolina. Salgo corriendo hasta la moto. Me monto, me pongo el casco por una vez para que si hay cámaras en algún cruce no se me ve la cara, la enciendo y le prendo fuego al rastro de gasolina hasta el coche lanzando el zipo.

Salgo cagando leches de allí esperando oír las explosiones. Cuando esté a un par de kilómetros del lugar le quitaré la bolsa de basura a la moto, apagaré el teléfono y tiraré millas hasta la Torre.

- Por todos los ángeles... 

En parte se sintió aliviado de librarse de su nuevo fracaso informático, pero ese mensaje era extraño y le preocupaba. 

- Más vale que abortemos por ahora la misión y vayamos a ver qué pasa. 

Alejandro no estaba seguro aún de qué pensar de Casas, pero seguía con la idea de que tal vez supiera sobre la Verdadera Realidad y no iba a desobedecerle por seguir buscando a su torpe compañera. 

Sin esperar la respuesta de Sofía, dando por hecho que le seguiría, pone rumbo a La Torre. La otra punta de Madrid nada menos... Más valía salir ya para allá.