Partida Rol por web

^{Primer Domingo del Mes. Año 2019.}

Es la noche del primero domingo del mes y los Vástagos de Madrid se reúnen.

El ganado, ajeno a lo que ocurre en las sombras de la capital española, se mueve de acá para allá ocupado con sus quehaceres diarios. Algunos terminan la jornada laboral y solo desean llegar a casa donde les esperan sus seres queridos. Otros apuran las últimas compras del día, y otros tantos se preparan para una noche de fiesta y desenfreno. La gente camina sin mirarse unos a otros. Los coches se persiguen mutuamente soltando humo gris tras de sí, en eterna persecución. Sobre ellos, las Torres KIO se clavan sobre la carne de la ciudad como dos colmillos de acero y cristal inyectando el veneno de la corrupción vampírica.

Ya ha llovido desde que la Camarilla expulsó al Sabbat de Madrid. Los "buenos" habían ganado a los malos, final feliz y todo eso. Perfecto. Pero la situación actual de la Camarilla dista mucho de ser idílica. Tras la marcha del Príncipe y de prácticamente todos los Antiguos de Madrid hacia Oriente Próximo, la secta se ha vuelto inestable y débil. La nueva Primogenitura ahora está formada por Ancillae, vástagos inexpertos que carecen de los contactos y astucia de los Antiguos que, por "herencia", los habían dejado en sus actuales posiciones de poder. Por suerte, Estela Vergara, Senescal y antigua consejera del Príncipe, mantiene a los Vástagos unidos con diligencia, mano firme y férrea determinación. Pero algo va mal. Es un sentimiento común, una sensación que se esconde en el límite de la percepción. A nadie se le escapa que la situación en Madrid está a punto de cambiar...

^{Museo del Prado. Elíseo.}

La corte de Madrid se reúne en el Elíseo, lo que esta noche quiere decir el Museo del Prado. Uno de los lugares favoritos de Miriam Olivares del clan Toreador, Guardiana del Elíseo. A estas horas de la noche está cerrado al público, pero los contactos y recursos de la secta facilitan que el lugar se alquile a grupos privados fuera de su horario de apertura.

Algunos lleváis yendo a estas cortes prácticamente desde que os transformasteis, y es normal tener sentimientos opuestos. Puede resultar interesante conocer a otros Vástagos, hablar con ellos y observar como hablan los unos con los otros. Para los más sociables, este puede ser un lugar donde encontrarse cómodo y sumergirse en los intrincados asuntos de política de la sociedad vampírica.

Por otra parte, hay gente en estas reuniones que es realmente espeluznante. Un ejemplo claro sería Angélica, la Arpía del clan Nosferatu. Os costó descubrir que no tenía pestañas y, cuando la visteis de más cerca, que tampoco tenía párpados. Se justificaba diciendo que se los había cortado porque "ellos te atrapan cuando tienes los ojos cerrados". Nadie preguntó quienes eran "ellos". También estaba Cucaracha; un ser horrible cuya nariz extremadamente larga y sus ojos negros vidriosos le dotaban del aspecto de un gigante mosquito maquiavélico. Un traje formal estilo propio de los años cuarenta y un sombrero grande y ostentoso con pluma completaba la surrealista estampa de su figura.

Para bien o para mal, de buena gana o a contra gusto, si un Vástago sabe lo que le conviene, entiende que a estas reuniones es mejor no faltar.

Sebas está de guardia en la puerta, de pie apoyándose relajadamente contra una de las altas columnas acanaladas de la entrada. Es alto, fuerte y esbelto, y pertenece a ese pequeño subconjunto de la humanidad a quienes unos pantalones ajustados de cuerpo le quedan bien. Además de eso es el Azote.

—Esta noche tenemos invitados. —indica. Tenéis cierta confianza con él y siempre os ha tratado de manera agradable. Alguna vez habéis trabajando juntos codo con codo, pateando culos y esas cosas. Parece un buen tipo. Que sea realmente de fiar ya es harina de otro costal.

Al ver vuestra cara de expectación sobre el tema de los invitados suelta un bufido. —Desatados —escupie— Anarquistas. —lo dice como si la palabra tuviera un sabor asqueroso.

Anarquistas en un Elíseo de la Camarilla puede significar problemas, y el trabajo de Sebas en esta exhibición de seres monstruos de feria es el de ser una especie de policía, aunque ahora mismo parece más bien un triste portero de discoteca. No es un trabajo que os dé envidia.

Embozada en su capucha y pañuelo, Astilla aparece a unos metros frente a las puertas del Elíseo. Nunca se había sentido cómoda en aquellos eventos, pero su sire la había enseñado su importancia, por lo que acudir a ellos era un sacrificio necesario. Su famulus, la enorme rata gris llamada Ratigan, reposaba entre las sombras de su capucha, olfateando desde su cómoda posición en su hombro casi de la misma forma que la nosferatu miraba a su alrededor en busca tanto de caras conocidas, como de alguna nueva. 

Saludaría con una inclinación de cabeza a aquellos que posaran su atención en ella, pero no tardó en reconocer al Azote entre la multitud. Se dirigió hacia él, bajando el pañuelo que cubría sus grotescas fauces, pero reacia a retirar su capucha. 

-Buenasss nochessdff, Sebasss.-saludó con su habitual dificultad del habla.- ¿Anarquissstas dicess? ¿Y por qué han ssido invitadossdfff al Elíseo?-su voz tenía cierto tono de desacuerdo, aunque la curiosidad era mayor.- ¿Hay órdenesss del Sheriff?  

Primer Domingo del mes, fiesta en el Elíseo. Yupi.
No podía contener mis ganas de ir a reunirme con el resto de la chupipandi de hijos de puta traicioneros con los que compartía ciudad.
Al menos habría caras conocidas y amigables, y alguien tendría que cuidar de sus culos, para variar, aunque allí dentro lo más probable es que ellos cuidaran del mío frente a las tocapelotas de las Harpías.
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Me vestí con la ropa de siempre. Hacía mucho que había dejado de preocuparme de comprar ropa diferente y ahora mi armario estaba compuesto por una docena de vaqueros negros iguales y ropa interior del mismo color. El toque de diferencia eran el par de docenas de camisetas de diferentes grupos heavys que tenía. Sin embargo, para el Eliseo tenía tres camisetas de manga larga negras lisas. Pasando de que me tocaran los huevos con cualquier chiste de mierda sobre el grupo que había escogido esa noche, porque no me dejan arrancarles a esos hijos de puta la cabeza cuando me tocan las narices, así que no queda otra que darles las menos oportunidades de poner a prueba a mi Bestia. No tenía claro cuantas más me pasaría el cabrón de Luis.
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Me revolví el pelo con un poco de estilo y algo de gomina, la chupa, llaves, cartera, y a la calle. En burra tardaría poco en llegar, por lo que me daba tiempo a hacer una paradita rápida para comer algo en algún callejón de los que ya tenía construido. Como dije, mejor darles las oportunidades mínimas para cabrear a mi Bestia y cuando está recién comida se porta mejor un rato.
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Nada más llegar pasé la vista por la sala localizando todas las caras conocidas (y las desconocidas si las hubiera).
Astilla ya estaba con Sebas, así que era la mejor opción para empezar a romper el hilo esta noche. Conforme me acercaba me dio tiempo a escuchar a Sebas decir que habría visita de los Anarkistas y Astilla contestándoles.
- Si necesitas que te eche una mano para mantenerlos a raya, dímelo, Sebas. – dije a modo de escueto saludo dando el “hola ¿qué tal?” y demás por implícito. No me hacía gracia patearles los culos a los Anarkistas porque les entendía perfectamente y estaba de acuerdo con ellos en muchas cosas, pero de momento la nómina la firmaba Luis y tocaba cumplir con mi empleador…

—Se han auto-invitado —espeta.

Esboza una mueca insondable, aunque sus ojos revelan que odia profundamente a los Anarquistas. —Pregúntale directamente a Casas. —se encogede hombros— Lo único que se es que la reunión se va a celebrar en el auditorio.

Saluda con un leve movimiento de cabeza cuando ve aparecer a Jack. —"Tranki", chaval. Está todo bajo control. —ríe sin añadir nada más.

Me desperté con dificultad esta noche. Domingo.

No hacía mucho que me citaban en aquel tipo de reuniones, así que quizás fueran los nervios.

A mi edad y todavía me ponían nervioso estas situaciones. Supongo que hay cosas que no cambian y también supongo que estar un poco inquieto cuando te adentras en una sala llena de cadáveres sedientos de sangre que te ven como una lacra a eliminar, tampoco es malo del todo.

Tenía tiempo pues el Elíseo de hoy quedaba cerca, así que me tomé unos minutos para comprobar el correo de forma automática y repasar los titulares del día como acostumbraba a hacer todas las noches.

Me arreglé y tomé la calle.

Entrar al museo del Prado no calmó mi ansiedad, pues lo que me esperaba dentro era la visión de los tres Nosferatu de la corte: Angélica, Cucaracha y Astilla. Sin duda aquel clan por el que tenía predilección era mucho más cómodo de tratar a través de una pantalla que en persona, pero aún así hice el esfuerzo de esbozar una sonrisa para saludarles.

"Anarquistas, mal asunto" pensé para mis adentros al oír el anuncio de Sebas.

Luego, de forma casual mis pasos fueron a encontrarse con el motero Jack. Quizás la persona con quien me sentía más cómodo de todos los allí presentes.

- Bonita camiseta.

Le halago en broma para romper el hielo. En verdad aquel atuendo negro me parecía que le quedaba mucho mejor que los trapos de quinceañera con logotipos de bandas reafirmando su virilidad y pose de tío duro que solía llevar.

HOMBRE DROGADO DA BRUTAL PALIZA A DOS JÓVENES Y ATACA A OFICIAL DE POLICÍA.

El titular llama poderosamente tu atención. Sigues leyendo:

El pasado Viernes un hombre presuntamente bajo los efectos de sustancias estupefacientes dio una brutal paliza a dos jóvenes en un local de moda. Las víctimas se encuentran en estado grave en el hospital. Poco menos de una hora después del ataque el sujeto fue detenido por un oficial de policía. Parecía no estar oponiendo resistencia pero súbitamente, probablemente bajo el efecto de las drogas que había consumido, perdió los estribos, rompió las esposas, hizo añicos la ventanilla del coche patrulla y lanzó por los aires al policía como si fuera un maniquí de unos grandes almacenes.

Continúas buscando información y no tardas en dar con un enlace a un vídeo que hay colgado en la red. Las imágenes confirman lo que acabas de leer. El vídeo está algo borroso, y es imposible distinguir la cara del sujeto.

Miras la hora en la parte inferior derecha de la pantalla del ordenador. Es hora de ir al Elíseo.

Despierto, ya debe ser de noche... ¿Hay alguien mas en la cama? N, Hoy no... eso me recuerda que tengo hambre. ¿Que dia es hoy? miro mi movil, domingo....mierda, y seguro que llego tarde...

 Me levanto del colchón viejo en el que duermo, voy a por algo de ropa a mi armario. Un top transparente de manga larga, una camiseta de Wolf Alice por encima... unos vaqueros cortos.... y unas medias rotas, perfecto. Me visto con tranquilidad y cojo mis cosas; tabaco, el mechero, las gafas redondas... el pack completo para hacerme la interesante... Las llaves, la cartera, el movil... creo que lo tengo todo, será mejor que me de prisa.

Por suerte no vivo muy lejos del Museo, en media hora como mucho habré llegado, ¿estarán los demás por alli? no creo, no es tan tarde como pensaba. No me hace demasiada gracia ir a esas reuniones, pero siempre es divertido ver como los mayores se lamen las pelotas unos a otros, además, los demás estarán por allí asi que no será tan malo... tengo ganas de verlos y hablar un rato. 

Me coloco las gafas y me enciendo un cigarrillo... ya no me hace sentir nada, pero queda bien, no me van a quitar esto tambien... los otros vástagos suelen ponerse nerviosos cuando me ven con el mechero, pero es bastante divertido. Me guardo el zippo en el bolsillo del pantalon y doy una larga calada mientras me acerco a las puertas del museo, Ya están algunos por aqui, pero no soy la última, Alejandro me ha ganado esta vez. Están hablando con Sebas, ¿Han dicho algo de anarquistas? Quiza la noche sea mas divertida de lo que pensaba...

Doy una calada y después de echar el humo saludo a los demás

-Hey, ¿Que pasa chicos? ¿Como va la cosa?- Saludo a Sebas con un gesto de la cabeza -Hola, ¿Sabes si hoy se va a tratar algo interesante?- Sebas parece un buen tio, pero esa actitud de perrito faldero de los jefes me parece tan aburrida...

Me encojo de hombros como respuesta a Sebas sin añadir nada más. Si se quiere comer el solo el marrón por mí no hay problema. Sé que es un tipo duro que sabe repartir; en el pasado lo hemos hecho juntos varias veces.

Saludo a Diego y Sofía con un movimiento de cabeza cuando llegan.

Ante el comentario de Diego lo miro fríamente a través de las gafas de sol.

- Gracias – contestó igualmente neutro.

Miro a Sofía y sonrío levemente con ironía ante su pregunta.

- Tratar no sé. Los Anarkas vienen de visita. – le contestó con cierta diversión en el tono. Como mínimo será digno de verse.

Alejandro observaba al grupo reunido en la entrada a cierta distancia. 

Divisó al Azote, que esa noche parecía, al menos a sus ojos, especialmente molesto. Al menos, así lo dejaba entrever sus gestos. 

El resto de su "grupo" de trabajo había llegado ya, y hablaban con él, quizá acerca del tema de esta nueva reunión. A Alejandro esos temas le importaban poco.

Aceptaba que, por ahora, sus ángeles tenían su propia forma de organizarse y trabajar, pero sólo porque aún quedaba mucho trabajo que hacer para poder dirigirlos él como debía ser. El sistema parecía funcionar, y sospechaba que el Sheriff debía de saber algo de la Verdad... Por eso, aguardaba.

Con un vistazo rápido, evaluó la vestimenta de sus compañeros. Solía hacerlo, a pesar de no encontrar ninguna novedad agradable. ¿Tan difícil era vestir con un mínimo de buen gusto? Esa noche él había escogido uno de sus conjuntos góticos habituales. Caro, hecho a medida, de gran calidad. Sencillo, pero bien escogido. Camisa y pantalón de terciopelo negro, un chaleco rojo sangre y sus habituales adornos extra: Diversos anillos de acero.

Tras observarles un rato, como era costumbre, decidió acercarse al grupo.

Llegó justo cuando hablaba Sofía y Jack respondía.

- Hey, ¿Que pasa chicos? ¿Como va la cosa? Hola, ¿Sabes si hoy se va a tratar algo interesante?

- Tratar no sé. Los Anarkas vienen de visita. 

Aún le costaba acostumbrarse a verla. Seguía teniendo la sensación de que su presencia estaba como fuera de lugar. Era muy extraño que alguien de su Antigua Vida fuera parte de la Nueva, y aún no sabía como reaccionar. 

Ya antes de su Despertar como ángel no era muy dado a las relaciones sociales si no era necesario, pero ahora le interesaba aún menos. Se acercó lo suficiente para que le vieran y para poder hablar, pero manteniendo algo de margen entre él y el grupo.

Alzó a medias la mano para saludar.

- Buenas noches, Ángeles. 

Siempre usaba esa "coletilla" para referirse al grupo en su conjunto. Dicho eso, empezó a mesarse el mechón verde en su habitual pose de "escucha". 

El Azote hizo un gesto con la cabeza a modo cuando Alejandro apareció. —Elegante para la ocasión. —añadió. Sebas y Aguilar compartían el mismo gusto por el negro.

Dejáis atrás a Sebas con su labor de portero nocturno y os internáis en el Museo del Prado. El lugar se muestra magnífico durante la noche, con sus altos techos abovedados que se elevan sobre los suelos de mármol, y la arquitectura exquisita adornada con las más excelentes obras de arte de la historia de la humanidad.

Uno de los privilegios más importantes que puede otorgar la Señora del Elíseo es el derecho y la responsabilidad de decorar el lugar para la celebración de la corte. Los Vástagos de Madrid compiten febrilmente para ganarse el derecho de gastar unos cuantos miles de euros decorando el lugar para una noche. Cada mes, algún vampiro preocupado por su prestigio intenta superar lo hecho el mes anterior.

Este mes la decoración corre a cargo de Lucía, Arpía del clan Malkavian, que ha optado por una elegante moderación. Para ella, una elegante moderación quiere decir cráneos, velas y flores. Y hay más que unos pocos. Esta noche el pasillo central está cubierto de pétalos blancos. Disfrutando de la decoración, las obras de arte y el ambiente, os desviáis hacia el corredor que lleva directamente a la sala cuya pared principal está culminada por la grandiosa obra de Las Meninas de Velázquez.

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De espaldas a vosotros se encuentra la estilizada figura de una mujer pelirroja que viste de manera impecable un magnífico vestido blanco.

—Maravilloso... —susurra contemplando el cuadro con absorta admiración.

Reconocéis esa voz y esa melena tan cobriza como un atardecer de Septiembre. Se trata de Alicia Reina del clan Toreador, Señora del Dominio del Retiro, miembro de la Primogenitura y Heraldo de Madrid.

Los Vastagos de la ciudad la aman y copian su estilo y manera de vestir; siempre perfecta luciendo colores claros y telas brillantes reflejando su alegre corazón y actitud hacia el mundo. Es un faro que brilla con luz propia en estas noches de tinieblas.

—¿Sabíais que Velázquez era uno de los nuestros?. —os pregunta sin quitar los ojos de la pintura y también sin intención de obtener respuesta alguna.

—Aunque lo cierto es que demostró semejante alarde de talento antes de ser convertido —dice prácticamente de seguido. —De cerca vemos un montón de pinceladas, casi como un cuadro impresionista, pero de lejos todo cobra sentido y las figuras se hacen de carne y hueso.

Da dos o tres pasos hacia atrás para ganar perspectiva y os veis obligados a apartaros de su trayectoria. —¡El pintor hasta fue capaz de plasmar el aire de esa habitación!. —exclama. Entonces os mira por primera vez y sonríe.

—¿Que opináis de esta obra?. ¿Qué os transmite?. Decidme; ¿que os hace sentir cuando la miráis?.

Tras saludar a Alejandro y Sofía agachando levemente la cabeza, me muevo hacia el interior con tranquilidad.

- Las obras de Velázquez son eternas. Igual que ellas.

Digo refiriéndome a las figuras del lienzo mientras termino de llegar al lado de Alicia.

- Alguien quiso conservar este momento para siempre: infancia y realeza.

Ahora no dejo muy claro si me estoy refiriéndo al cuadro o a mi história.

- Lo que no tengo claro es si se trataba de una sátira velada del autor o un verdadero elogio.

Termino con sarcasmo, dando por cerrada la crítica artística.

No me apetecía pasarme el resto de la noche debatiendo con la toreador sobre obras pictóricas. Había asuntos más serios que tratar, como el tema de los anarquistas. Así que lanzo otro tema al aire para que la conversación pueda fluír hacia otros derroteros si así lo desean los demás tertulianos.

- Por cierto, ¿habéis oído lo del ataque al policía del que hablan las notícias? ...me pregunto si tendrá algo que ver con los anarquistas o si alguno de los nuestros perdió el control anoche.

Saludo a Alejandro con otro movimiento de cabeza e ignoro su comentario de los ángeles. Pasamos a dentro y una vez más no dejo de menear la cabeza internamente pensando lo gilipollas que son los demás, vivos o muertos, dispuestos a gastarse la pasta por impresionar a otros gilipollas que no hacen más que correr en círculos y decir tonterías sobre cuadros.

Me mantengo en silencio ante la pregunta de Alicia. No voy a entrar en su jueguecito. ¿A quién coño le importa un cuadro? A quien no le importan los problemas reales.

La pregunta del crío me trae de vuelta.

- No, ¿qué policía? – pregunto llanamente. Un policía muerto puede ser cosa nuestra o de los vivos. ¿Por qué le habrá llamado la atención?

Manteniéndose en la retaguardia, sigue al grupo hasta el museo. Detiene la mirada apenas un instante en la decoración, sin darle la mayor importancia. Por él, podría haber sido cualquier cosa y habría reaccionado igual. 

Sin embargo, la toreador Alicia sí llama su atención. Cuando ella retrocede tras sus comentarios sobre la pintura, se hace a un lado sin quitarle la vista de encima.

"Un vestido negro de estilo gótico y detalles en rojo le haría mejor justicia, pero sin duda, es la prueba viviente que prueba nuestra existencia." Piensa sin añadir respuesta al debate, y desvía la vista al escuchar la última pregunta de Diego y la posterior respuesta de Jack.

Total, respecto a las artes, no podía aportar mucho más que sus poesías adolescentes.

Con las manos en los bolsillos de su chaleco, adopta una postura informal, observando a sus compañeros con suma atención, como es habitual. Uno de sus rasgos adquiridos por tantos años de investigaciones. 

Prefiere observar y escuchar antes que hablar.

Sin dejar de pasear la vista por los distintos lienzos, respondo.

- Por lo visto hubo una pelea de discoteca.

Empiezo a explicarles con tranquilidad todo cuanto consigo recordar de la noticia.

- Uno de los implicados mandó al hospital a otros dos y cuando le detuvieron rompió las manillas e hizo saltar por la ventanilla al policía que lo llevaba preso.

Espero que no haga falta explicar por qué resulta especialmente sospechoso el incidente y de reojo observo las expresiones de los allí presentes por si alguna delata conocer más detalles.