Partida Rol por web

Está bien, Sr. Packard; no le quepa duda de que nos entrevistaremos con el Sr. Turlow... - responde Peabody - no obstante, nos gustaría saber si usted ha notado algo extraño, quizá alguien que estuviera fuera del lugar que le corresponde por su cargo, o quizá que se hicieran pedidos fuera de lugar, cualquier cosa podría servir...

Packard piensa cuidadosamente durante un buen rato. Finalmente muestra las palmas de las manos como un signo de incapacidad.

Estos días han sido caóticos, ya lo saben. Coincido con Moore en que ustedes es muy difícil que sean sospechosos, aunque nunca se sabe, por supuesto, os mira con un brillo de malicia en los ojos. Y, en realidad, se pueden hacer maniobras parecidas con el resto de los miembros de la expedición, aunque más inseguras... ¿Estaba fulano en el sitio apropiado cuando pasó esto? ¿Mengano es imposible que pudiera haber preparado lo otro?

Por otra parte, todos han sido reclutados con un cuidado exquisito, y en parte eso ha sido la causa de los primeros problemas y del primer caos, ya que Moore y yo no estábamos todo lo encima que se debía estar. Claro que la rapidez posterior también fue consecuencia del cuidado anterior... Sacude la cabeza y piensa durante otro rato. No. Dice finalmente. No creo que nadie de la expedición esté conchabado con quien quiera que desea arruinar el viaje. Si hay alguien debe estar en la tripulación del barco. Esa es mi opinión, caballeros.

Se palmea las rodillas y se levanta. Ha sido un día largo y convendría que nos fueramos a dormir. Creo que Moore no tiene intención de que descansemos, aunque ya esté todo estibado y listo hasta que lleguen los motores del Boeing. Va a actuar como si estuvieramos de viaje, lo que supondrá que todos nosotros daremos cursillos sobre nuestra especialidad, y que los demás tendrán que asistir a los mismos. Eso y cualquier otra cosa que se le ocurra.

No dormisteis bien. Aparecieron las temidas febrículas, que podían, en cualquier momento, transformarse en fiebres altas, fruto de infecciones generalizadas y profundas. Eran complicaciones en las que se arriesgaba mucho.

La dosis de opio disminuída no ayudó y durante todo el rato los sueños os acosaron. En esos sueños había fuego, aunque eran turbios y difíciles de recordar. Y también había extraños silbidos, que formaban acordes y sonaban como cuando el viento veloz da contra un rincón, y aulla.

Para colmo de males, os despertaron por la noche, para otra de las ya temidas curas.

El alba os sorprendió despiertos, esperando la visita de Greene. La enfermera roncaba suavemente en su jergón improvisado, la boca abierta, mojando la almohada con un hilillo de babas. Eso proporcionó un instante de diversión silenciosa entre los dos, y ocasión para cierta complicidad en el futuro.

Entre el 10 y el 13 de Septiembre de 1933. Muelle 66, SS Gabrielle.

Poco tiempo hubo para salir del barco, aunque se intentó.

De la policía se pudieron averiguar algunas cosas. Por ejemplo, el lugar donde había sido secuestrado Roerich. Al parecer, Hansen había atado cabos de la misma manera que se pretendía hacer, deduciendo, eliminando lugares, preguntando... haciendo trabajo de información por lo menudo. El sitio era un pequeño hangar de pescadores, con su propio muelle. No se encontraron pistas. Se supo que había habido cinco personas involucradas en la operación, todas con acento alemán. También se supo, enseñando el dibujo que Roerich había hecho, que el tipo que había estado en la habitación de al lado de la de Douglas, el asesinado primer capitán de Gabrielle, era uno de ellos. Eso había hecho a Hansen bastante más amigable con los detenidos de aquella vez, ya que había terminado de disipar sus sospechas, con lo que los informes fluyeron amablemente a las manos de Moore y a las de sus hombres (y mujer) de confianza.

Menez, el día 11, recibió otro de sus abultados sobres, que leyó atentamente en su camarote, fuera de la vista de todos (si, el barco era como un pueblo en miniatura, todo se sabía, de una manera o de otra, por deducción o por haberlo visto u oído de otros).

Pickwell y Sutton estuvieron muy ocupados en la preparación de la Expedición de los Dementes (ya se podía ir escribiendo con mayúsculas, por que se convirtió, por obra y gracia de los periódicos en nombre propio y habitual). Uno revisando una y otra vez los dos aviones, junto con su equipo. Comiendo y durmiendo ahí mismo. Sutton al teléfono y poniendo telegramas furiosamente. Las pesquisas del noble inglés venido a menos (según el punto de vista: él parecía encantado) prometían alargarse más que las del piloto. Las cosas de palacio van despacio, se decía, y era una verdad como un templo. Aunque la publicidad del viaje ayudaba, tampoco estaba tan extendido como era deseable, y siempre, los funcionarios lejanos, preferían poner por delante asuntos quizá menores pero más próximos que tan importantes pero en Nueva York... Era cuestión de insistir, por supuesto. Con garra, tacto y buen oficio.

De los que fueron en busca de periódicos atrasados, de la época en que el padre de Lexington, Percival, murió, se pudo sacar en limpio lo siguiente:

De las pesquisas con gente de la tripulación o compañeros de expedición... El día diez, por la mañana, por de pronto, en la reunión que siempre se celebraba a las 8:00 horas, habló Moore.

Con el permiso de Greene, tanto O'Connel como Hirsch habían recibido permiso para asistir a la reunión, haciendo su entrada con una calurosa bienvenida por parte de todos. El aplauso cariñoso se prolongó durante varios minutos. Hasta hubo quien, en broma, hizo amago de palmear amistosamente las espaldas de la guía polar, provocando un espasmo inconsciente de la misma, en previsión de los impactos.

(Starkweather había aparecido brevemente, dando también palmadas en la espalda y ánimos a todos... pero se había marchado de nuevo. Por ruidos en los pasillos, se sabía que había llegado tarde, Avery lo dijo en el desayuno. Ahora volvía a marcharse, quién sabe a qué reunión sobre temas financieros o sociales.)

Moore carraspeó. Como todo el mundo, comenzaba a acusar la presión. Sin embargo se mantenía en pie, pensando quizá un poco más qué iba a decir a continuación, y consultando más sus notas: sabiendose cansado y tenso, mantenía la calma y la frialdad, dándose más tiempo para cumplir puntillosamente sus tareas.

Señores, aquí estamos. Por lo que a mi respecta, estamos embarcados y siguiendo el programa -golpeó con el dorso de la mano unos papeles en su mesa-, así que comenzaremos con algunos cursillos de supervivencia en el hielo, que darán, en tanto no estén volando en los Boeing, los hermanos Sorensen y cualquiera del equipo de guías polares que desee colaborar con ellos. Todos están obligados a asistir. Por supuesto aprenderán sobre materias quizá extrañas a sus estudios, pero de vital importancia no ya para sobrevivir en caso de apuro, sin cometer alguna estupidez, sino también para trabajar en equipo cuando haya presentes personas con más conocimientos que ustedes, siendo capaces de acatar órdenes sin necesidad de pararse a pedir explicaciones a cada rato.

Más adelante, cuando nuestros guías estén satisfechos, todos ustedes podrán organizar parecidos cursillos: mecánica, arqueología práctica, botánica, glaciología, meteorología... en fin. Tenemos el privilegio de contar con un elenco de cerebros que ya querrían para si muchas universidades, así que vamos a aprovecharnos al máximo, ¿no les parece?

¡A trabajar entonces! Quiero sobre mi mesa planes de estudio acelerados, que sean apropiados para unos pocos días. Esta mañana tendremos un cursillo de supervivencia que seguirá esta tarde...

Ninguna mención a los sucesos extraños vividos en el último día y medio pasó por sus labios. La gente se revolvió, un tanto nerviosa. La reunión se disipó algo descontenta por el particular, aunque no dejó de producir efectos benignos la férrea confianza del profesor en que todo iba a seguir sus cauces planeados como si fueran los naturales. Algo era algo.

- Yo ayudaré en los cursos de supervivencia en el Ártico en la medida que el doctor Green me lo permita. Al menos a nivel teórico, no creo que pueda dar muchas clases prácticas por ahora. Lo que me recuerda... Señor Moore, el doctor Greene señaló algo esta mañana, dijo que la moral de la marinería estaba tocada. En este barco se sabe ya casi todo, se sabe que sospechamos de un saboteador o topo interno, se sabe que usted es quien dirige su caza, y se sabe que nosotros somos su gente de confianza. Reduciendo tanto su confianza a un grupo tan... pequeño, el resto del personal se siente excluido y bajo sospecha. En su opinión, usted debería hablar con la tripulación, animarlos... y ser... como decirlo... convincente. Ser menos frío y más pasional, hacer que ellos confíen en usted. Ciertamente, la moral de la gente a sus órdenes debería ser una prioridad, entiendo que el doctor Greene debe haber hablado con muchos de ellos y debe decirlo por algo. Bajo mi pequeña y modesta capacidad como jefa de grupos, creo qeu tiene razón. No hay por qué decir toda la verdad, ni por qué contar secretos, pero la moral de un grupo como es de este barco va a ser fundamental en la misión y es mejor mantenerla alta tanto tiempo como sea posible, habrá demasiadas oportunidades allá abajo para que se resienta y es mejor que no empiece la desmoralización ahora.

Tras patearse las hemerotecas de la ciudad, parece que Chester y sus compañeros de investigación han sacado poco en claro... o mejor dicho, solamente han logrado aumentar su confusión.

Entiendo que ahora mismo quizás deberíamos centrarnos en asuntos más prioritarios, pero si realmente queremos saber más acerca del manuscrito desaparecido, quizás podríamos tratar de realizar una visita a la mansión de Acacia Lexington y echar un vistazo, o hablar con el servicio.

No debemos olvidar que encontramos el teléfono de Acacia Lexington en la habitación contigua a la que fue asesinado nuestro anterior supuesto capitán.

Cuanto más rumiaba sobre ello, más le parecía a Chester que aquella mujer, como decía Starkweather, no era para nada agua clara.

Tras la reunión los "hombres de Moore" tuvieron la oportunidad de hablar con Turlow. Estaban en la enfermería, como ya era costumbre, a donde se trasladó a los quemados para que descansaran (tras ser de nuevo torturados con una cura y un cambio de vendaje, por supuesto).

Lo primero que hizo el primer oficial fue preguntar... ¿Les hacen sufrir mucho los matasanos? ¡Agua de mar! No hay nada mejor... por supuesto nada de aguas que estén a menos de diez millas de la desembocadura del Hudson, y más lejanas, si puede ser. ¡Pero son mano de santo! Otra cosa que dicen que funciona... perdonen la franqueza, puede que les parezca extraño, pero la orina funciona. Si, es una guarrada, lo se. En la guerra, sin embargo, la orina salvó muchas vidas, créanme...

Ante las miradas horrorizadas de los concurrentes, carraspeó, se irguió en la silla y dijo: heeem, bueno, creo que deseaban consultarme algo ¿no es así?

En la enfermería había demasiada gente y la incomodidad de todos era patente. Apenas había espacio para que los enfermos pudieran estar recostados, mientras que los demás tenían que colocarse donde podían esquivando soportes para el suero y orinales.

En efecto, Sr. Turlow - dice Peabody, tomando la iniciativa - como me imagino que sabrá, sospechamos que alguien de la tripulación pudo estar implicado en el atentado; en cualquier caso, es algo que debemos descartar definitivamente. El Sr. Packard opina que usted es la persona más adecuada para ayudarnos en este asunto...

Probablemente lo más adecuado sería comenzar por investigar al personal menos cualificado, y subir en la escala de mando mientras no encontremos nada sospechoso - termina - Cualquier cosa podría servir: es posible que el implicado sea de procedencia alemana o esté relacionado de alguna manera con esa nación, pero también deberíamos investigar cualquier cosa que le haya resultado sospechosa o llamativa. ¿Ha notado algo extraño en alguno de los tripulantes que pueda servirnos de ayuda?

Reunión en la enfermería del día 10 de septiembre. Turlow.

Demonios, claro que se que alguien del Gabrielle está dando dolores de cabeza, responde a Peabody. He pensado en ello desde que el señor Moore comenzó a quejarse de problemas con la carga. Pero tengan en cuenta que estos problemas dejaron de producirse en cuanto toda la expedición estuvo completa, Moore se trasladó al barco a trabajar y ustedes comenzaron a husmear aquí y allá. El hombre debe tener acceso a todo el barco, o a casi todo, eso descarta que pudiera ser el incendiario, al que nadie conocía, luego hay otro. Eso está claro. Pero ese otro ha sido muy precavido: creó los problemas justo cuando la situación era demasiado caótica, y luego se contuvo. Era otra espada de Damocles sobre las cabezas de la expedición, mucho más sutil que la carga de combustible pendiendo de la grúa, hace ya casi dos días, algo que prometía sufrimientos sin cuento. Más lentos, más peligrosos.

Tengan: he descartado a las gentes que conozco de hace mucho. Os entrega una lista con el personal, de la que ha tachado aquellos en los que confía.

Lista de la tripulación:

Médico de a bordo: Ray Lansing

Jefe de ingenieros: Charles Drummond

Ayudante del jefe de ingenieros: Bert Pacquare

Ingenieros: Willia Wheeler, Marck Folsom, Clyde Abernathy

Operarios de la sala de máquinas: Tom Humphries, Bartholomew White, Sidney Beakins, Philippe Brunel, Samuele Girolamo, Michael Fitzpatrick, Albert Webb, Rechard Hartz, Carford Montaigne, Edgar Cawley, Sanley Rupert, Gregory Stanislaw, Lucios Morelli, Wylie Loden, Hugh O'toole

Técnico de radio: Robert Macilvaine

Carpintero: Lysander Bertolli

Contramaestre: Toger Blunt

Almacenero: Thomas Price

Furriel: Michael Oates, Darren Horst, Gregory Houlihan

Marineros de primera: Peter Stokeley, Abelard Almondale, Truman Cotter, Gordon Cooke, Nicolas Pellerin, Alexander Moseley, David Waters, Jude Pierce, Chipper Green

Jefe de cocina: Judas Whitney

Auxiliares de a bordo: Niles Abraham (cocina), Adam Henning (pinche) David Wylie (lavandería)

Yo buscaría, sigue diciendo, problemas económicos, asuntos sucios, temas de juego o alcohol... todo aquello que cualquiera pudiera aprovechar para obligar a una persona a hacer barbaridades. Sin embargo, lo mejor sería encontrar al cerebro del asunto, no al pringado que podamos tener en nuestra tripulación, con más miedo que vergüenza. Por cierto, yo de ustedes procuraría no hablar de cosas secretas en el barco. En un barco no hay secretos, las paredes tienen oídos. Incluso alguien con deseos de ayudar podría divulgar información sencillamente por ser un cotilla.

Por la tarde del día 10, a Menez le llegó un abultado sobre. Esa misma mañana había contactado con su detective favorito, Lemmons, que gracias a la anterior factura de 500 dólares, se dio toda la prisa del mundo en mover contactos en nueva inglaterra.

El informe era medianamente superficial, pero en el tiempo en que había sido hecho no se podía pedir más.

Timothy Pooster:

Natural de Kingsport, Massachusset. Participó en la Gran Guerra como oficial médico encargado del tratamiento del síndrome post traumático, o enfermedad de las trincheras. Graduado en psicología, medicina, psiquiatría y buen conocedor de las ciencias ocultas. Tiene una plaza de profesor residente en la facultad de medicina, sección de psicología, de la universidad Miskatonic, de Arkham. También mantiene una consulta privada, en la avenida Peabodie, de Arkham. No es amigo de publicar, pero es medianamente conocido en los círculos académicos de Nueva Inglaterra por sus curiosas teorías, alejadas de la psicología, que tienen que ver con las ciencias ocultas y con una versión de la historia del planeta tierra según la cual la humanidad no ha sido la única raza inteligente que la ha habitado en el pasado.

Se relaciona con el jefe de bibliotecarios de la universidad de Miskatonic, Henry Armitage, con el que ha mantenido frecuentes entrevistas entre 1930 y 1933. Tenían que ver con una investigación de contenido desconocido, pero en la que se incluían materias como la astronomía, la física, las matemáticas, la química, la física y frecuentes consultas de un libro prohibido (sección de libros prohibidos de la universidad) llamado Necronomicón, así como algunos otros de la misma sección. En dicha investigación estuvieron implicados también el señor Alexander Peabodie, ingeniero en electricidad y Enma Friederick, arqueóloga que, al parecer, también son amigos de la infancia. Con motivo de esa investigación el profesor Pooster montó todo un laboratorio, usando para ello sus fondos personales. La investigación comenzó a raíz del encargo de conocer el origen de ciertos hechos anormales ocurridos cerca del cementerio más antiguo de Arkham, en 1930, por Armitage. En el transcurso de ese encargo fueron considerados desaparecidos el señor Patrick O'Maley, topógrafo del ejército de los Estados Unidos y Nadine Simkins, periodista freelance, por causas desconocidas. Simkins y O'Maley reaparecieron, sin dar explicación alguna, el verano de 1933, justo cuando se dio por finalizada la investigación con Armitage.

Económicamente tiene una posición muy desahogada. Soltero. Pocos amigos, aparte de los mencionados en este informe. Una enorme cartera de pacientes en su consulta. Su participación en la expedición Starkweather-Moore ha creado un pequeño revuelo entre todos ellos.

Atentamente, L.

El sobre viene con una minuta de 300 dólares y una lista de gastos que incluye varios sobornos y la contratación de un par de colegas suyos en Arkham.

El libro de Poe no está en las librerías esotéricas... pero lo encuentras en las normales y corrientes, como un libro igual a tantos otros.

De forma impulsiva y hablando segun lo va pensando Dominique habla en primer lugar, bajando el tono de voz para evitar ser escuchado mas alla de los mamparos de la enfermeria:

Independientemente de la investigacion que se lleve a cabo, quizas otro metodo mas directo seria tender una trampa al infiltrado, la idea seria dar un par de pistas falsas en dos momentos determinados de forma sutil y que la tripulacion sea la encargada de dibulgarlas de forma inocente pero que nuestro saboteador sepa relacionarlas con una nueva oportunidad para dejarnos fuera de combate.

Aunque si nuestro saboteador es una persona inteligente, que creo que lo es y mucho, lo mas probable es que tambien tenga un complice y sea este a quien envie en su lugar.

Esta situacion esta mermando el esfuerzo de todos desviando recursos fuera de la expedicion. no nos sobra el tiempo para jugar al gato y al raton, propongo que mis aviones sean el cebo para esta trampa.

Piensenlo, esta en un sitio mas controlado, fuera del barco y quizas con menos acceso con lo que le obligara a ser mas arriesgado e imprudente, ademas el tiempo jugaria en contra de el porque en unos dias perdera esta oportunidad.

Leñes Pickwell, porque no te quedaras callado un rato y piensas mas lo que vas a soltar, pienso para mi...

Cuando termina esta reunion en la enfermeria me pongo en contacto con la señora Menez de forma muy discreta.

Señora Menez, tiene unos segundos, quisiera comentarle un tema que llevo dandole vuelas.

Vera creo que habria que investigar A TODO EL MUNDO y no solo a los que ha propuesto el señor Turlow. Creo que nuestro saboteador podria estar mas relaccionado con nosotros de lo que creemos. Tambien tengo la sensacion de que no nos enfrentamos a un unico enemigo, sino a toda una organizacion, piense en los ataques casi coordinados entre nosotros y la expediccion Lexington. Habria que saber si las demas expediciones tambien han tenido contratiempos.

No se porque pero tengo la sensacion de que nuestro amigo Starkweather podria estar detras, pienselo, de momento la muerte del capitan le hizo ganar mucho dinero y simpatia del publico y vender diarios como rosquillas. El sabia que el capitan iba a rechazar su oferta y no era un trastorno para la expedicion, ¿cuanto tardo en encontrar sustituto...?

Con el segundo atentado creo que se le fue la mano, tenga encuenta que tambien ocurrio fuera del barco con unas perdidas en material facilmente reponibles, con mas noticias que hablan de nosotros y con la salida en avion de una nueva expedicion, Vendera el doble de prensa y espectacion al publico al llevar dos misiones a la vez...

Sr. Pickwell, por partes:, dice Menze con cara de escepticismo:

1.- Estoy de acuerdo con usted, y creo que el saboteador puede ser uno de nosotros. 

2.- Que sea el Sr. Starkweather, es una posibilidad. Pensándolo friamente creo que hay formas mas sencillas de llamar la atención de la prensa, sin poner en peligro a toda la tripulación y a la misma expedición en si.

Además tenga en cuenta que la salida en avión fue cosa suya, no de Starkweather.

De todas formas mi intuición como periodista me dice que si, que puede tener usted razón y que Starkweather este detrás de todo esto. Lo que no sé, si por pura incompetencia, por inestabilidad mental o por intereses económicos.

Menez paga religiosamente a su investigador favorito. Y le pide que investigue a las siguientes personas:

Willia Wheeler, Sidney Beakins, Philippe Brunel, Samuele Girolamo, Michael Fitzpatrick, Sanley Rupert, Gregory Stanislaw, Lucios Morelli, Wylie Loden, Hugh O'toole, Lysander Bertolli, Michael Oates, Nicolas Pellerin, Alexander Moseley, David Waters, Niles Abraham (cocina), Adam Henning (pinche) David Wylie (lavandería)

Pero solo si tienen problemas económicos o han dejado de tenerlos hace poco o si hacen ostentación, si no me temo que al final la que tendrá problemas económicos seré yo misma.

Estas son las tareas que le gustaría realizar a Menenz.

1.- Parece que se hizo una subasta pública del manuscrito, me gustaría investigar sobre la subasta, sobre todo. ¿Quién fue el comprador del manuscrito?.

2.- Otro punto interesante sería  conocer el contenido del testamento de Lexington.Lo primero sería localizar al notario que estuvo al cargo de todo el proceso.

Mi investigador estará muy ocupado, así que toca moverse un poco y hacer un poco de labor de investigación.

En los ratos que tenga libres, me apunto a los cursos del Sr. Sorensen.

Sr. Chester. ¿Tiene usted un minuto?. Se dirige Menez a Chester, mientras se aleja un poco de todos.

Me gusta su idea de echar un vistazo a la mansión Lexington. Pero no creo que el Sr. Starkweather este por la labor.

De hacerlo tendría que ser de forma legal, solo faltaba volver a la carcel, con las ganas que nos tienen.

Creo que lo sensato seria tratar de investigar ligeramente a la gente de la lista, de abajo hacia arriba. Quiza los ayudantes y la marineria e ir subiendo. Es muy buen apunte el del juego o el alcohol, incluiria a las mujeres en ello. Quiza el desgraciado que lo ha hecho ha sido manipulado por alguien mas inteligente y que tiene agarrado a este insensato por alguno de estos cabos. ¿No les parece señores?

Tim hace de nuevo una pausa y comenta.

El tema de los aviones estaria bien, pero por ahora se han centrado en evitar que zarpe este barco, yo iria en la linea de buscar la rata poniendo un buen queso, pero cerca.