Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 4: viaje por aire

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07/08/2014, 22:18
Guardián de los Arcanos

Notas de juego

Máster, si hay que hacer alguna tirada, te agradecería que las hicieras tú mismo, porque la verdad casi nunca tiro para nada a no ser que el máster lo pida. ¿Te va bien?

 Sin problemas... pensaba que el problema era más bien al contrario, que os molaba tirar y lo echabais de menos. De todas maneras tirar vosotros, aunque sea inútil y ni la tenga en cuenta, evita posibles olvidos por mi parte :S

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10/08/2014, 16:44
Chester Field

Chester sabía disparar una escopeta... pero desde su vuelta de Alaska que no cogía un arma, y no le apetecía empezar ahora. Jamás había disparado a una persona, y no le apetecía empezar ahora. Viendo que Pickwell se estaba poniendo nervioso, y sabiendo de su impulsividad y las ganas que le entraban de romper cosas cuando se enfrentaba a una situación tensa, el fotógrafo trató de tranquilizarle.

Mantengamos la calma; las "cosas" que vuelan que vimos en el avión no parecen tener nada que ver con estas; aquellas eran enormes, y estas no creo que lo sean.

Parecía que había algo afuera que era peligroso; bueno, pues bastaba con no salir, ¿verdad? Al fin y al cabo, no se caga donde se come, y asaltar una taberna donde se reúnen "los que te conocen" nunca es una buena idea, aunque seas un innombrable horror alado.

Este peligro se irá con la luz del día, ¿verdad? - preguntó al capellán, más para convencerse a sí mismo que por otro motivo.

Notas de juego

Yo propongo que nos quedemos aquí tranquilitos y sin salir.

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10/08/2014, 23:12
(Starkweather-Moore, operario) Tomás López

Tomás tragó saliva bastante recuperado de su ordalía de licor local.

El señor ha dicho que se llama Gutiérrez, Don Abelardo Gutiérrez. No quiere que salgamos, por la salvación de nuestras almas, señor Field. En realidad no ha explicado nada claro qué está pasando, pero creo que las ruinas que hay cerca no son seguras, no se porqué.

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10/08/2014, 23:17
(Capítulo 4) Don Abelardo Gutierrez

A la pregunta de Chester, traducida rápidamente por López, Don Abelardo aprieta los labios hasta casi hacerlos desaparecer y se encoge de hombros. Mira al suelo no se sabe si mostrando su impotencia por culpa del más puro desconocimiento o haciendo gala de la discreción local.

Notas de juego

Avanzo acciones de los pnj para que el martes podáis tener lista alguna acción. En esto considero por defecto para todos las acciones que indique Pickwell, que se supone que es el jefe oficial, a no ser que las contradigáis con otras vuestras, por eso de ganar tiempo y poder avanzar, que los otros ya están en el capítulo cinco.

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11/08/2014, 00:16
Dominique Pickwell

Estas son distintas Chester, son bastante mas rapidas y parece que hay varias. Si no nos han atacado todavia es porque esta casa parece darnos algun tipo de refugio. Me parece bien la idea de pasar la noche aqui y ver que ocurre por la mañana.

Señor Lopez, preguntele a Don Abelardo Gutierrez, por donde quedan las ruinas que ha comenado y describale los rasgos del sargento por si ha pasado por aqui ayer. Tenga mi mapa a ver si sabe ubicar las ruinas con precision.

Notas de juego

Capitulo 5?... ya estan en la antartida?...

Pues nos queda un rato, mas o menos llegar a las ruinas, compartir el plomo con el sargento y los bichos voladores, regresar a los aviones y al menos tres paradas mas... asi a ojo unos 6/8 dias...

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12/08/2014, 17:58
Chester Field

Chester no tiene la más mínima intención de salir allí fuera mientras criaturas voladoras desconocidas parecen querer cenar con ellos, y no como invitados precisamente, sino más bien como primer plato.

Yo de aquí no salgo hasta que se haga de día o hasta que estas cosas desaparezcan; vosotros veréis.

No es que Chester fuera un cobarde, pero prefería tener el mínimo trato imprescindible con los monstruos. Y si los párrocos de la taberna, probablemente experimentados ya en aquellas lides, no se movían de allí, él no iba a ser menos. Allí donde fueres, haz lo que vieres.

Notas de juego

asi a ojo unos 6/8 dias...

¿De juego? Yo diría más bien dos meses.

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12/08/2014, 20:44
Guardián de los Arcanos

Martes 19 (de madrugada)

La cantina no tenía habitaciones, y el cantinero quería cerrar. Se planteó el tema al párroco que, ya más relajado, terminaba su postre. El señor con el que había compartido mesa se despidió de todos. Los demás, también algo nerviosos, se fueron marchando poco a poco pero de seguido, saludando respetuosamente al respetable, pero con la misma cara de pocker.

Caritativo, Don Abelardo ofreció su iglesia para que los expedicionarios no tuvieran que pasar la noche al descubierto. La cantina estaba desierta y ya solamente estaba el cantinero, desconfiado, cerca de donde Pickwell sospechaba que guardaba el arma. Hubo que salir a la intemperie, si, pero solamente para cruzar la plaza.

Fuera el viento ululaba. Los extraños zumbidos venían de algún lugar al este del pueblo. El cielo era un inmenso piélago de estrellas. Como si hubiera algún tipo de fenómeno electromagnético, algún tipo de fosforescencia se dejaba ver en la misma dirección. Un levísimo relámpago verdoso que, por un momento, dejó ver las siluetas de los tejados de las casas y extrañas formas que parecían ser arrastradas por el viento, casi imaginadas.

La sacristía estaba oscura. Olía a incienso. Tenía varias tallas de madera de cristos y santos, un enorme armario, una mesa de despacho, todo ello de estilo barroco, según Sutton, y de considerable valor. Las paredes blancas multiplicaban la única luz con que os guiaban. Un crucifijo del mismo estilo que los muebles presidía todo.

Don Abelardo despertó al ama, una vieja enjuta y enlutada que vivía en una casuca aledaña, que dispuso, sobre un par de alfombras, varias mantas del ejército y algunas almohadas de lana de alpaca. Había una palangana con agua para lavarse y un cántaro para rellenarla, así como un par de orinales en el excusado donde se podían satisfacer las más indispensables necesidades fisiológicas. El cura se despidió, mientras el ama iba a buscar otro candil, que el que había parecía poco para seis personas, y algo de aceite y mecha, para recargarlo.

Por la mañana.

Los huesos doloridos por el frío suelo facilitaron que os despertarais bien temprano. Se escuchaba ocasionalmente el ruido de animales y personas pasando por la puerta de la sacristía. Don Abelardo se personó poco después, con el ama, que se entretuvo organizando todo, doblando mantas, vaciando orinales, cambiando los candiles.

Llovía y hacía viento, todo a la vez. Estábais cómodos con la versión para días buenos de vuestras ropas árticas. Los Sorensen las habían puesto bien a punto, encerando y engrasando todas las partes que se iban a ver expuestas a la intemperie. En la plaza había cola en la fuente: mujeres con cántaros. Campesinos llevando su herramienta, una camioneta que salía llena ya de lana para ser vendida, en dirección a La Paz. Gente mirando curiosa el trasto en el que habíais venido. Algunos intentaron cotillear algo con López, pero era invariable ver cómo se volvían los rostros vacuos cuando vuestro operario tocaba el tema de lo que pudiera estar pasando la noche anterior en las ruinas.

Un desayuno típico de la tierra os puso a tono. Los Sorensen tuvieron la feliz idea de acompañar el café con un chorrito de la botella de Singani que se habían comprado la noche anterior. El cura os señaló el camino a las ruinas, y os indicó cómo llegar a la puerta de la luna y se despidió, no sin antes insinuar claramente que el cepillo de la iglesia estaba necesitado de donaciones, ya que la guerra había traído mucha desgracia a las gentes jóvenes del lugar.

Notas de juego

Tirada de cordura por los extraños sucesos de la noche 0/1 (0 si se pasa, 1 si se falla)

Supongo que vais para allá, pero me espero a ver qué preparativos hacéis.

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14/08/2014, 21:52
Dominique Pickwell

bueno, viendo que el mercado esta en marcha podriamos aprovechar para hacernos con algun pertrecho que nos pueda hacer falta, y de paso hacer un recuento de nuestro equipaje que se quedo anoche en el coche. ¿Nils, Gunnar, llevamos algun tipo de arma con nosotros aparte de las mias?

Notas de juego

Lo de la cordura, ¿como de hace?, el D2 tiene 1 y 2

Anda tira tu por mi a ver que sale.

Amigo chester, los seis dias son para estar de vuelta en la paz y proseguir viaje, a la aventura le hecho mas de tres meses...

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15/08/2014, 00:14
(Starkweather-Moore, guía) Gunnar Sorensen

¿Armas? Consulta con la mirada con Nils. No, nada de armas... bueno, un par de cuchillos de caza.

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15/08/2014, 00:15
Guardián de los Arcanos

Bajo la llovizna, una vez comprobado que el armamento que transportabais se reducía a lo que llevaran Dominique y Chester (ni Sutton ni López llevaban más que un cortaplumas), subisteis en el camioneto antediluviano y, ensordeciendo la plaza, os dispusisteis a ir hacia donde estaban las ruinas.

Entre lo que parecían ser zonas de pasto, una vez rebasados los huertos que rodeaban el pueblo, parecían surgir piedras que Sutton observó con creciente ansiedad.

Estamos pisoteando con este trasto inmundo piedras muy antiguas. Poco había estudiado él estas culturas, pero su ojo entrenado distinguía aquí y allá esquemas en la orografía, y piedra tallada, desgastada por los años.

En lo alto de una elevación muy ancha y regular, cubierta de hierbas parasteis el coche. La cima era, una vez fue posible dar un par de vueltas, demasiado plana, y los bordes rectos. Más allá (habíais viajado dos o tres kilómetros hacia el este) había zonas excavadas por algún equipo de arqueología, que dejaban al descubierto mampostería, estructuras regulares de lineas rectas y largas, de muchos metros de largo. Todo parecía abandonado y gris bajo la lluvia. Gunnar estuvo unos momentos agachado, en una zona donde la hierba parecía aplastada. Luego se movió en espiral desde donde había estado.

Hay rastros. Rastros muy raros de algún tipo de animal. Deja marcas puntiagudas en el barro. Si no fuera imposible, diría que es algún tipo de insecto muy grande. Pero ¡mira! Este rastro comienza aquí -caminó varios metros- y termina aquí. Parece que avanzan a saltos. Y aquí hay...

Se arrodilló junto a unas rocas. Cogió un palo y removió con cuidado lo que parecía algún tipo de materia orgánica que se estaba licuando lentamente bajo la lluvia. Algo semitransparente, de un anodino color ocre apagado.

Según las indicaciones del párroco, la puerta de la luna está apartada de la zona principal de las ruinas, dijo Sutton, sin hacer mucho caso de lo que decía Gunnar. Ahí, donde se ve otra elevación en el terreno. Si. Creo que se ve una piedra. Estructura adintelada, siguió, tras pedir prestados los prismáticos a Nils. Creo que es eso.

Levó un cuarto de hora avanzar por el campo embarrado. Gunnar paraba aquí y allá. La lluvia está arruinando todas las marcas. Una lástima. Aquí ha pasado algo muy raro esta noche, decía.

La puerta de la luna. Al llegar a unos cien metros, casi no se la veía, ya que arreciaba la lluvia, pero el viento era fuerte en las capas altas de la atmósfera, y ya cerca, se abrió un claro en el cielo repentinamente para relevar, empapada y musgosa, con líquenes amarillentos y pardos, una puerta de piedra tallada sobre unos escalones. Una puerta que parecía no llevar a ninguna parte.

Nils y Gunnar estudiaron los alrededores. Nils se levantó, enseñando algo: una estropeada gorra del ejército, desgarrada de parte a parte. Los dos se pusieron a buscar ahí, donde hasta para los profanos se podía ver que algo había aplastado la hierba una y otra vez. Había bastantes rocas, también. Poco a poco fueron apareciendo testimonios horribles del destino del sargento mayor Lituma. Una chaqueta desgarrada y ensangrentada, con rastros de esa sustancia orgánica. Una bota del ejército. Un galón de la guerrera. Un trozo de cinturón, no desgarrado, sino cortado limpiamente con algún tipo de objeto muy bien afilado. Estudiando las ropas se encontraron más cortes hechos de manera regular, y hasta inteligente: una manga separada de la camisa, y cortada a lo largo de las costuras hasta un punto a partir del cual había sido arrancada del resto de la prenda por las bravas.

Finalmente Nils se alzó con el premio: se le escuchó llamar en sueco, olvidando con la excitación que debía expresarse en inglés para que le comprendieran. Se encontraba en una depresión del terreno, a unos treinta metros de la puerta de la luna. Os acercasteis. En el fondo de un hoyo de varios metros de ancho, poco profundo, sobre una piedra lo suficientemente grande como para sostenerlo, estaba el cuerpo desnudo y apenas reconocible de Lituma. Sus miembros habían sido cortados con mano diestra, cortes longitudinales que habían dejado al descubierto los juegos de músculos y tendones intactos. El torax tenía cortes a lo largo de las clavículas, que se unían con un corte desde el centro del cuello hacia el ombligo, donde se unían con otro corte horizontal. Este juego de cortes había servido para separar toda la piel del torso y el abdómen como si se tratara de una camisa, dejando al descubierto, como en las extremidades, la musculatura. Faltaba la cabeza.

Toda la piedra y el cadáver estaban cubiertos por una capa de esa extraña sustancia. Era translúcida, y aquí había conservado su estructura mucho mejor que en los pequeños rastros encontrados por Gunnar. Dentro de la sustancia se podían observar algunas venillas de material más opaco, muchas de las cuales penetraban en la carne de lo que había sido Lituma.

No había moscas, ni hormigas, ni bicho alguno intentando alimentarse de los restos. La cabeza, que faltaba del cuerpo, parecía estar en otra piedra más pequeña, apoyada sobre el cuello, que estaba sumergido en más sustancia ocre y apagada. Pero en este caso, había muchísimas más venillas, y mucho, pero que mucho más organizadas y complejas. Salían y entraban del cuello, de las orejas, de las fosas nasales, de la boca y de los ojos (la cara de Lituma, con un gesto de terrible sufrimiento, se transparentaba bajo la sustancia). En la parte alta de la cabeza, con un corte increíblemente perfecto, redondo, había sido levantada la tapa de sus sesos. La cabeza estaba vacía por dentro.

Estabais contemplando atónitos el panorama, cuando, las manos temblando de terror, pálido como el papel, empapado por la lluvia, se acercó López. Él se había quedado sentado en los escalones de la puerta de la luna. Traía una cartera de cuero muy usada.

E... e... estaba ahí. Tirada.

Luego se puso a chillar.

Gunnar no se dio cuenta: estaba demasiado ocupado vomitando. Nils estaba pálido, pero sereno, ayudando a su hermano, sujetando su frente. Sutton examinaba los restos, preocupado.

López había dejado caer la cartera, que se abrió, dejando ver un fajo de billetes, documentación...

- Tiradas (6)

Notas de juego

Lo de la cordura, ¿como de hace?, el D2 tiene 1 y 2

Cuando digo cordura 0/1, se tira. Si se pasa, no se pierde nada, si se pasa, se pierde 1 punto. No hay que tirar.

Ahora debéis tirar cordura 1/1d6. Si se pasa, se pierde un punto, si no se pasa, se pierde 1d6.

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15/08/2014, 10:41
Dominique Pickwell

Dominique esta muy afectado, empieza a ver los resultados de lo que pueden hacer los bichos voladores que percibio anoche y de como habria terminado el si se hubiese enfrentado a ellos solo en la plaza del pueblo.

Creo que necesitaremos algo mas de dos pistolas para intentar defendernos en el futuro. pienso esto mirando la cabeza separada del tronco ausente de cerebro que esta frente a mi. Al mirar a mis compañeros veo que esto no afecta a todos por igual, hay que dar tareas y que se distraigan de alguna manera o todos terminaremos perdiendo los estribos como Lopez.

Esto es tan extraordinario que deberiamos documentarlo, por favor Chester intente sacar fotos del estado del cuerpo y de detalles como esas venillas que salen de la cabeza. Cuando termine creo que al señor Sutton le ha llamado la atencion la arqueologia, saque las fotos que el considere importantes. tambien de las huellas del suelo antes de que se pierdan por la lluvia.

Nils, Gunnar, localicen un lugar apropiado donde poder dar sepultura al cuerpo del sargento y marquenlo con una cruz clavada al suelo. El parroco tendra que hacerse cargo de los restos mas tarde.

Yo voy a recoger muestras de las sustancias para que las pueda analizar la gente del barco. De camino al coche recojo la cartera del suelo y se la entrego a Sutton para que compruebe si falta algo. Sigo mirando al cielo atento a cualquier signo sospechoso y con los oidos alerta.

Una vez en el coche vacio el contenido de cuatro tarros de conserva en platos tampoco hay porque tirar la comida, el que tenga todavia estomago podra aprovecharla, limpio el interior con agua de la cantimplora y los seco con esmero.

recojo muestras de las venillas con la sustancia translucida que las contiene, tambien de la sustancia ocre hallada por Gunnar en el suelo y de la sustancia donde estaba sumergida la cabeza.

El cuarto tarro lo reservo por si sale algo de la observacion de los restos de la ropa, que segun voy revisando coloco los pedazos en su sitio para detectar si me falta alguno y buscarlo...

- Tiradas (11)

Notas de juego

Para la extraccion de las muestras tiro conocimiento, idea y suerte.

descubrir y escuchar por si tenemos compañia o por si percibo algo interesante en este vasto escenario.

Meteorologia por esta lluvia tan insistente o por otra cosa...

Astronomia  y orientarse para la posicion de las ruinas con el cielo u otro motivo.

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15/08/2014, 16:15
Chester Field

Chester se movía por aquel escenario dantesco con los ojos entrecerrados. Absorto en sus propios pensamientos, apenas oyó las palabras de Dominique. Fue más su propio instinto que la voz del piloto lo que le hizo sacar su cámara y empezar a tomar fotos de... lo que fuera que fuera aquello.

Dios mío - clic - esto es horroroso - clic clic.

Con medida precisión, fue documentando todo lo que encontró, desde la puerta hasta el cuerpo del cadáver, sin olvidarse de la cabeza y las misteriosas venas que la cruzaban.

Por Dios, démonos prisa; no quiero quedarme ni un minuto más de lo imprescindible.

Suerte que habían tenido la sensatez y la cordura de no salir la noche anterior; si no, probablemente ellos también estarían formando parte de aquel sangriento decorado.

¿Quién le habrá hecho una cosa así? Y lo más intrigante, ¿por qué?

En cuanto hubo terminado, Chester trató de meter prisa al resto de sus compañeros. Aquel lugar le ponía nervioso.

Pensad que lo que sea que ha hecho esto podría volver en cualquier momento; no os entretengáis, por favor.

El sargento les había jugado una mala pasada, sí... pero nadie se merecía terminar de aquella manera. Y parecía que tampoco había sido una muerte precisamente rápida. Pese a llevar ropa cálida más que adecuada para el clima, un escalofrío recorrió la espalda de Chester.

Y esto es solo el principio...

- Tiradas (5)

Notas de juego

Buf... me siento afortunado. 33 Puntos de Cordura antes de llegar a las Montañas. Chester no va a ver el final de esta aventura, creo yo.

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15/08/2014, 16:32
Guardián de los Arcanos

Notas de juego

Buf... me siento afortunado. 33 Puntos de Cordura antes de llegar a las Montañas. Chester no va a ver el final de esta aventura, creo yo.

Recordad que conseguir objetivos da cordura. Sabed que la voy dando con las tiradas de experiencia. Quizá eso os mueva a dejar de ser mi punch ball particular. Yo me lo paso bien ¿eh?

 No tenéis porqué cambiar el modo de juego XDDD

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15/08/2014, 16:38
Dominique Pickwell

Una vez terminado todo lo que podiamos hacer aqui, y haciendo caso a Chester, salimos zumbando de regreso a La Paz. Parariamos lo justo para avisar al parroco de la situacion del cuerpo, dejar un donativo en el cepillo, reponer gasolina y continuar incluso de noche, cuanta mas tierra pongamos de por medio mejor.

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17/08/2014, 21:34
Guardián de los Arcanos

Con dedos temblorosos, alguien revisó la cartera encontrada para comprobar que todo lo que se había robado a Sutton estaba ahí: todo el dinero, su propia cartera de elegante cuero, su pasaporte y sus papeles. Su libreta de direcciones, de notas, de teléfonos... Todo ahí. Entre las posesiones de Lituma había un telegrama. Estaba doblado varias veces y, como todo, muy mojado, pero podía leerse en él:

Nueva York 10-Septiembre-1933

Está previsto que la abuelita llegue a Perú el día 15, al medio día. Podría retrasarse si tiene inconvenientes por el camino. Esté atento. Cuando llegue, procure que se quede con usted: tenemos confianza en su hospitalidad. No conviene que se enfríe demasiado.

Dan.

¿A qué viene todo esto? ¿Por qué nos han avisado quienes sean de que la cartera estaba aquí? Porque que la señora esa sea adivina, no me lo creo, seamos serios, dijo el arqueólogo inglés. Y, ¿Qué significa este telegrama?

Dominique parecía haber mantenido la serenidad. Iba de ahí para allá, con los contenedores más apropiados, para recoger muestras... entre otras cosas, descubrió que las venillas eran filamentos increíblemente finos de algún tipo de metal. Lo más probablemente cobre, ya que en las muestras deterioradas la venilla no era sino una huella de color verdoso del color exacto del óxido de cobre, pero en las muestras que rodeaban al cuerpo, y sobre todo la cabeza, los hillillos tenían el color y las propiedades de resistencia típicos del metal mentado.

Los hilos de ¿cobre? penetraban profundamente en la carne del cadáver.

La lluvia, una lluvia de este tipo, no era típica de la época del año, según la experiencia del piloto.

Poco más pudo comprobar, ya que sus manos no obedecían. Los temblores hicieron imposible conseguir nada más serio que romper un par de frascos de cristal, que antes habían contenido mermelada.

Más aun. Sin darse cuenta de que podría ser peligroso, se embadurnó completamente las manos en ese material. Estuvo bastante tiempo sin darse cuenta de ello, hasta que reparó en que intentaba acercarse a los demás, y estos retrocedían, mirando que no les tocara con esa especie de moco surcado por venillas.

El temor de Chester, de que lo que fuera que había estado ahí volviera a ver si estaba pasando algo, provocó que todo se hiciera demasiado deprisa. Mal. Sutton, empero, mantenía la calma, y daba instrucciones detalladas al fotógrafo. También hizo varios planos, e impidió que pies descuidados pisaran donde se pudieran borrar indicios para él interesantes, pero para nadie más.

Los Sorensen y López se encargaron de usar sus pequeñas palas de campaña, de esas que se pliegan y se despliegan, para cavar una improvisada tumba. Para cuando el hoyo era lo suficientemente profundo, las cosas estaban terminadas lo mejor posible alrededor del fallecido. Fue fabricada una cruz con dos palos y una cuerda. Se trasladó a Lituma junto con su cabeza. Fue enterrado, y rezada una oración por su alma. Todo el mundo, por una u otra cosa, estaba manchado de barro. Aunque las ropas funcionaban a la perfección, la inexperiencia en su uso había hecho que a muchos les entrara agua aquí o allá, lo que incomodaba su marcha. Dominique, que se había colocado más las polainas, chapoteaba agua dentro de sus botas a cada paso. Otros sufrieron otros inconvenientes. Nils, que era de los que habían conservado el ánimo frío, señaló cada uno de los problemas y sus soluciones señalando con el dedo, haciendo gestos y con un increíblemente bajo número de palabras.

Una vez de vuelta al pueblo, el párroco no pareció sorprendido por la noticia. Aceptó los donativos sin una palabra y despidió a los expedicionarios con un gesto atribulado. El viaje de vuelta estuvo preñado de silencios. El paisaje, tan abierto antes, estaba preñado de peligros desconocidos en la imaginación de los viajeros, el menor de los cuales no era que les sorprendiera la noche al raso. Y precisamente en el mismo sitio, en el mismo bache, de la misma estúpida manera, Sutton, que conducía lo mejor que Dios le había dado a entender, embarrancó el armatoste que os había llevado ahí desde el lugar de la tragedia.

Las mismas llamas y alpacas (o unas muy parecidas) parecieron miraros con malicia descarada, mientras rumiaban filosóficamente. El silencio permaneció posado sobre el grupo un buen rato más, mientras todos, agotados emocionalmente, intentaban hacerse a una idea de lo que acababa (otra vez) de pasar.

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18/08/2014, 20:26
Dominique Pickwell

No me lo puedo creer, otra vez en el mismo sitio, y hago una mueca burlona para quitar hierro al asunto. Miralo por el lado positivo Sutton, no creo que vuelvas a coger mas este bache en tu vida...

Animo compañeros arrimemos una vez mas el hombro, Y salgo del vehiculo dispuesto a empujar como los demas, no sin antes hechar una mirada al cielo, por si acaso...

Chester, podrias tirarnos una foto empujando el coche, quedara curioso ver como las pasan canutas en tierra los que van volando.

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18/08/2014, 23:24
Chester Field

¿Atascados en el mismo sitio? ¿En serio? O sea... ¿En serio?

Pero la idea de Dominique de sacarles una foto mientras trataban de sacar el coche del barro a empujones pareció animar a Chester, que se bajó del trasto cámara en ristre. Al menos, si tengo que estar sacando fotos, significa que no tengo que estar aquí apretando como los demás...

Ahora que sabían lo que ocultaban las noches peruanas, la idea de pernoctar al raso aún le hacía menos gracia. 

Tenemos que sacar esto de aquí; si nos quedamos, podrían reaparecer las criaturas voladoras, y aquí fuera seríamos una presa demasiado fácil para ellas, sean lo que sean.

El recuerdo de la cabeza del sargento, cortada y cableada, volvió a aparecérsele, como si la tuviera justo delante, con la boca abierta, como gritando, y todos aquellos cables de cobre saliendo de su interior. Era una imagen horrible, que probablemente no podría olvidar en su vida. Y aún así... 

Caballeros, creo que las criaturas que han liquidado al sargento han usado sus restos como una especie de telégrafo a distancia.

La idea era una locura, pero no más descabellada que nada de lo que hubieran visto las últimas noches.

Notas de juego

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19/08/2014, 20:18
(Starkweather-Moore, guía) Gunnar Sorensen

Lo que yo me pregunto es quién es la abuelita, dijo Gunnar, presto a empujar, metido en el barro, como los otros. ¿Recordáis el telegrama? Cuando más lo pienso más cara de abuela se me pone. ¿No os habéis dado cuenta de que el día en el que llega la señora es el que teníamos previsto para pasar por aquí?

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19/08/2014, 20:24
Lord Anthony Montagu-Sutton III

Martes 19

Fue una hora lo que se tardó en sacar el vehículo del barro. Tras ese tiempo todos estabais empapados con el líquido elemento y una mezcla del terreno de aluvión típico del altiplano boliviano y materia orgánica semidescompuesta, también autóctona, todo a partes iguales. Hasta en los calzones había barro esa noche, cuando por fin pudisteis daros una ducha.

Hicisteis el viaje leyendo y releyendo el telegrama, y haciéndoos cábalas sobre si lo que había dicho Gunnar podría ser cierto.

Solamente Sutton bajó frente al hotel Rosario, en Alto de La Paz, limpio y pulido, elegante, como buen inglés, triunfante: exhibiendo sus recuperados papeles con gesto no demasiado triunfante, discreto. Por si a los dioses les daba envidia vuestro triunfo.

La verdad es que a mi me hubiera gustado permanecer más tiempo en aquellas excavaciones. Era una mampostería asombrosa. Y esas posibles "criaturas" como las has llamado antes, Field. Sacó la libreta donde había estado tomando notas y haciendo esquemas. Sutton había hecho fotografiar a Field muchas zonas donde, aparentemente, no había nada. Acaso algunas de las sendas que, todos suponían, habían hecho los campesinos yendo de allá para acá por los campos, llevando a su ganado o haciendo lo que fuera que hacen los campesinos.

Mirad, dijo, esas sendas no iban a ninguna parte que concuerde con el esquema que debería revelarse si fueran los del pueblo los que las han hecho. Además, son antiguas. Supongo que esos seres han estado ahí durante mucho tiempo, y que las buenas gentes del pueblo han encontrado una manera de no estorbarles. Me gustaría saber... ¿Saben? El tráfico que ha provocado esas sendas viene desde la puerta de la luna y termina, en todos los casos, en medio del campo. Pero apuntando a aquella pequeña cordillera que tuvimos que pasar para llegar al pueblo. Si quienes han hecho esos caminos vuelan, es natural que solamente caminen durante el último tramo. Y hay signos de que se han estado acarreando pesos. Pesos en la dirección de la puerta. Pero lo más interesante es que la manipulación del cadáver del sargento nos hace pensar en criaturas inteligentes.

Y la sustancia que tan imprudentemente manipulaste, Pickwell... mira tus manos.

Las manos de Pickwell estaban perfectamente. Él no había vuelto a pensar en ellas, ya que no llegó a observar ningún cambio. Ni signos de quemadura o infección de algún tipo.

Míralas mejor, hombre, decía Sutton, excitado. ¡Tenías heridas! Pequeñas heridas que te hiciste manipulando en los motores de los aviones. ¡Mira la piel! Está perfectamente lisa, sana. Me atrevería a decir que te han desaparecido las callosidades que pudieras tener. No deberías tener ni un solo padrastro en los dedos. ¡Fijate! Hasta te han crecido las uñas.

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19/08/2014, 20:54
Guardián de los Arcanos

Esa misma noche, Sutton revisó las tareas que había iniciado Miles (que estaba muy contento de verse relevado de ellas) y meneó la cabeza. Todo estaba más. Si Sutton no era ninguna lumbrera en lo que atañía a trámites de tráfico internacional, Miles era un completo ignorante.

¡Joder, qué quieres! ¿Milagros? Me he pasado la puta vida con las narices metidas motores y planos de motores y cosas así.

Lo que se podía arreglar esa noche era ya poca cosa. Pero un tema si estaba claro: había que confirmar los cambios en el plan de vuelo que Pickwell había sugerido. Sus apuntes contables parecían un fárrago de elegantes notas sin orden ni concierto. Al menos a primera vista.

Creo que, a pesar de los gastos extra (ehem) tendríamos algo de sobra para dedicarlo al señor Abermale, si es que deseamos que se quede en Argentina, pero no hemos podido saber dónde, a menos que vayamos a la capital. ¿Has decidido qué hacer, Dominique? Preguntó Sutton.

Estaban todos en la sobremesa, en el no tan pintoresco comedor el hotel Rosario, en un rincón discreto. Abermale jugaba con la comida, haciendo mohínes, porque no le gustaba el picante. Los demás saboreabais el licor que se habían agenciado los Sorensen. Todo el mundo había sido puesto al tanto de la aventura.

- Tiradas (1)