Partida Rol por web

Al escuchar la alternativa que tendía Alan preparada, no le hizo demasiada gracia. Primero esperemos a concertar alguna cita, no quisiera que trabajaras con Natasha y sabes el motivo.Aunque Natasha fuera una ex amante y su relación acabara bien, no le gustaba el libertinaje que tenía esa mujer, si bien era cierto que estaba de acuerdo con ella en que las relaciones podían ser algo efímero, pero Dianne pensaba que si tenía una relación con una persona, ésta tenía que respetarla en todo. Eso incluía las relaciones íntimas.

Dianne no pudo evitar pensar en aquella ocasión, en la cual una noche al poco de comenzar su relación, cenando los tres juntos Natasha le ofreció a Alan descaradamente pasar el resto de la noche con ella los dos solos en su apartamento. Aquello le pareció un descaro y una falta de respeto hacia ella y desde entonces no había querido tener mucha relación con ella, y actualmente pensaba mas o menos lo mismo.

Tras ayudar a Alan a fregar los platos y que el cogiera sus ropas Dianne accedió, necesitaba un baño, y la mejor ocasión era esa. Si, prepárame a mi también el baño, mientras iré cogiendo la ropa mientras. Avísame ¿vale?

En cuanto Alan se metió al baño, la joven fue al dormitorio de ambos y sacó de la cómoda un camisón y preparó su ropa interior a la espera que Alan la llamara.

Aceptó darse el baño. Alguna vez me había negado la idea por culpa de alguna absurda discusión similar, incluso se ponía a hablar en un cerrado americano que sabía perfectamente que yo no llegaba a entender. 

-¡Ya está casi listo!

Por desgracia el agua caliente iba con un calentador de esos que tardan un rato en calentarse. Mientras iba haciendo su función, decidí dar cierto toque romántico que hacía olvidar las escasas condiciones del cuarto de baño. Con el patito de goma preferido de Dian incluído. 

El problema de la caldera ya lo tenía más o menos controlado así que mientras daba un toque romántico el agua caliente iba humeando la habitación. En cuanto entró mi chica pudo verme apoyado sobre la bañera, terminando de cerrar los grifos.

¿Sabes qué opino de eso último que hemos dicho? Me quedé con gesto pensativo. ¿Por qué no intentamos ser actores? Quiero decir, hacer algún drama o una peli de acción. Podrías hacer la típica chica guapa de las pelis que luego es salvada por el protagonista. Naturalmente yo me consideraba el principal protagonista de esa película. Entre risas me deshice de la camisa, mostrando un torso desnudo con varias heridas superficiales, la mayoría sobre las costillas por culpa de las peleas ilegales. Los tatuajes los conocía de sobra, incluso los más escondidos.

Hablando en serio, sólo quiero que sepas que aunque lo de mañana salga mal, buscaré otro trabajo. Vendrán mas oportunidades... Además, añadí acercándome a su boca. No quiero separarme de ti, ni de tus tijeras. Introduje mis manos por el interior de su ropa, y con las yemas de mis dedos acariciaba su espalda. Éstos últimos días la había notado algo estresada, quizá culpa del trabajo, así que no había forma mejor de animarla que con un cálido beso.

El agua nos espera...- Mantuve la mirada con sus ojos. Me sentía atraído por su belleza y pasé mis cálidas manos de la espalda a sus brazos para levantarlos, deshaciéndome despacio de la parte de arriba que la cubría. Juntos nos fuimos deshaciendo de la ropa. Cogí una de sus manos para que se introdujera en el agua conmigo. Apoyé la espalda sobre la bañera, dejándola el suficiente espacio para que pudiera apoyarse sobre mi pecho.

Ya una vez en el cuarto de baño, escuchaba a Alan decir acerca de la película, cada vez que comentaba algo nuevo acerca de algún trabajo no sabía como mirarle, ésta vez lo miraba enarcando una ceja, el mismo tenía un físico digno de ser un actor, pero sus ideas eran cada vez más alocadas.

Siento decirte que me dejes con mis tijeras, mi peine y mi secador, se comportarme en casi todos los aspectos posibles, pero creo realmente que eso de ser actriz no es lo mío. Me gusta más cuando me salvan en la vida real y resulta que al final mi salvador es un apuesto muchacho que estaba reacio a pasar a mi peluquería. rompió a reír.

Sintió un escalofrío cuando Alan rozó las yemas de sus dedos en su espalda, le encantaba que hiciera eso y eso él lo sabía. Se quitó la camisa negra que llevaba puesta y a el le quitó su camiseta, ya una vez metidos en la bañera, la joven se recostó en el, de manera que su cabeza estuviera apoyada en su hombro.

Si bien es verdad que llevaba unos días algo irascible debido a su trabajo, aunque era algo que le apasionaba, últimamente estaba teniendo algunos problemas con una empleada y con un par de proveedores, y sin querer algunas veces llegaba a casa estresada de más. Llevaba un tiempo necesitando vacaciones, aunque aún no le había dicho nada a Alan.

No debes preocuparte por eso, si no sale bien lo de mañana hay más oportunidades de trabajo, sabes que no te sería difícil encontrar algo que se ajuste a ti, además sabes que siempre puedes tener una oportunidad en mi peluquería, podrías llegar a ser un buen peluquero si quisieras. su tono era totalmente divertido, le gustaba picar a Alan con cosas así. Se quedó unos minutos en silencio, dejando que el ambiente la relajara por completo, y se volvió al muchacho y se acercó a el para besarle. Todo saldrá bien, ya verás.

Cuando se acercó abrí las piernas para dejarla que se acomodase en mi hombro. Sonreí por aquello de que la dejara con sus tijeras, peine y secador.

Escuchaba la terrible situación que me esperaba si aceptara ser peluquero. Sólo de pensar en cortar el pelo a las viejas, me atraía más la idea de romper la promesa y volver a los rings. No me limité a decir nada durante el tiempo que estuvimos en silencio, me limité a pensar en un futuro no muy lejano, esperaba. Un pensamiento fugaz con una casa de dos pisos, coche particular y al lado de una playa donde pudiéramos ver a nuestros niños correteando por la arena. Sería maravilloso que me ocurriera eso con ella.

Mientras tanto mis manos pasaron de su cintura a dejar caer pequeños chorros de agua por sus hombros. Debería notar un aire fresco detrás de su cuello por culpa de algunos soplidos que le daba. Continuaba tirando agua con una mano y con la otra aparté su melena para que el cuello quedara al descubierto... no dudé en mordisquearlo ligeramente.

Respondí a su beso mientras agarraba una de sus manos y la subía por su cuerpo, en dirección a sus pechos. 

-¿Sabes? No volveré a ver películas de miedo por la noche, debí quedarme dormido antes de que terminara y tuve una pesadilla, algo sobre unas personas que venían a casa a por nosotros... Pero no entiendo porqué, solo sé que al final yo acababa muerto. Llevaban una especie de máscaras que intimidaban bastante... ¿cerraste bien la puerta?- Bromeé con una medio sonrisa, restando importancia y picándola como ella me picó con lo de la peluquería. Besé su frente para tranquilizarla, y de paso autocontestaba con lo del beso en la frente a lo de la puerta para que supiera que estaba todo cerrado. 

A Dianne se le puso la piel de gallina cuando sentía los leves soplidos que Alan producía, aquella sensación le encantaba y el lo sabía bastante bien, por eso cada vez que se bañaban juntos Alan travieso lo hacía.

El baño poco a poco le fue quitando todas las tensiones que tenía acumuladas en el cuerpo, cerró los ojos relajada y notaba como empezaba a adormecerse un poco.

El ligero mordisco hizo que diera una encogida, le pillo desprevenida pero no le fue desagradable. Ambos estuvieron allí bastante rato, entre caricias y pequeños jugueteos entre ellos. Cuando Alan dijo aquello de primeras se quedó pensativa enarcando una ceja, de primeras no estaba completamente segura si habían cerrado la puerta con llave, pero al tranquilizarla de aquella manera volvió a relajarse de nuevo. Creo que no tendremos problemas con la puerta ésta noche, además, no puedes morir tan facilmente, sino ¿quien protegería a ésta estilista? te necesito a mi lado para éso y hacer muchas mas cosas a tu lado. la joven levantó de la bañera y ella le dio una mano para que se levantara también y así salirse de la bañera. Cogió una toalla grande, y los envolvió a los dos y le besó tiernamente.

¿Cosas como qué? Se pudo entender en mi mirada juguetona al salir de la bañera y enredarnos juntos en aquel trozo de algodón.

Mis caricias continuaron prolongándose por todo el cuerpo. Cuello, brazos, pechos. Las manos recorrían la sensual figura de ella, lentamente, buscando el sabor de sus labios. No existía nada más en aquel momento. Sólo nosotros dos. El cosquilleo de la espuma fue una gran aliada para excitar nuestros cuerpos, ¿o simplemente eramos nosotros? El caso es que aquél era nuestro momento. Mi respiración se mezclaba con la de ella, acompañada con pequeños gemidos. Nuestros cuerpos se fundían en uno sólo, abrazándose... queriéndose todavía aún más cerca. Estábamos compartiendo un momento que solo nos pertenecía a ambos y nos compenetrabamos bastante bien. Era sencillamente perfecto.

La besaba con suavidad, mordía su labio inferior mientras hacía un hueco con una de mis manos entre nosotros, hasta llegar a su entrepierna, yendo un poco más allá con mis dedos. En ocasiones me tiraba hacia detrás para que le fuera más difícil encontrarse con mis labios, esbozando pequeñas sonrisas en esos momentos. Me encantaba hacerla eso de vez en cuando, como si quisiera cabrearla de una forma agradable para que me acariciáse con sus uñas.

-Te quiero... Susurré.

Como si me hubiera quitado un gran peso de encima clavé mis ojos en los de mi chica, dándole a ver el huracán de sensaciones que invadían mi cuerpo, obligándola a grabar aquel momento en su mente. No tardé en conducirla hacia nuestra habitación, sin importar que la toalla nos abandonara sobre el camino.

Las caricias se fueron repitiendo de manera continua, mientras el la acariciaba ella no podía evitar emitir de vez en cuando algún suspiro de placer, le encantaba como Alan le acariciaba, aunque de vez en cuando no podía evitar de clavar suavemente sus uñas en sus hombros, mientras que trataba que no le produjera dolor.

Aquel momento ocurrido en el baño había producido un ambiente perfecto para la relajación, sus jugueteos en un aliciente perfecto para que su pasión saliera a flote. Se compenetraban a la perfección y ellos lo sabían, simplemente no hacía falta nada mas, en ese momento estaban ellos dos y eso era lo que importaba, el ahora y ellos, ya tendrían tiempo de preocuparse por la realidad y volver su día a día.

Cuando el muchacho estiraba la cabeza hacia atrás para que a Dianne le fuera más difícil encontrarse con sus labios, ella acabó posando su mano en la nuca de Alan y sonriendo hizo que su cabeza se acercara a la suya para poder posar sus labios de nuevo.

Ambos olvidaron la toalla a mitad del camino, en el salón del apartamento o en el pequeño pasillo quizá, no importaba, ya la recogerían al día siguiente. El camino hacia su cama les esperaba a ambos, entre caricias besos y algún pequeño mordisco. La mirada de Alan producía un huracán de sensaciones a Dianne, y ella no se quedaba atrás, su mirada era reflejo de la pasión en aquellos momentos.

Llegaron al final a la cama, Dianne dejó tumbado a Alan y ella se puso encima de el, y comenzó a besarle mientras que sus manos acariciaban empezando por la mejilla y terminando por el torso del joven, convocándole escalofríos.

Mi chica había entrado en el juego, ambos sabíamos lo que estabamos buscando. Estuvimos un poco jugando entre nosotros, en nuestras partes más íntimas hasta que mis labios volvieron a rozarse con los suyos y me abracé contra ella justo en el momento en el que comenzó a hacer que nos uniéramos por completo.

De mis labios salieron varios gemidos que no intenté disimular en ningún momento: Me gustaba que mi chica supiera qué era lo que me hacía disfrutar de verdad. Fui aumentando el ritmo poco a poco, a la misma vez que mis brazos se iban juntando para rodear la parte media de su espalda. Desde esa postura podía aprovechar para acariciarla un poco, y hacerla sentir un leve cosquilleo.

Acerqué mi boca a su cuello, dejándome paso con mis brazos y la mordí, suavemente. No quería dejar  marcas que destrozaran ese cuerpo, pero debía de reconocer que hacer esas marcas en su cuello me hacían sentirla más... ¿mía? No sabría cómo explicarlo, tan solo podía argumentar que me parecía bastante excitante el llevarlo a la práctica.

La miré a los ojos, puesto que notaba que los suyos estaban clavados en los míos. Me gustaba ver ese rostro placentero que se dibujaba en ella cuando lo hacíamos. Mi lengua recorría su boca y le proporcionaba pequeños mordiscos de vez en cuando. Mis manos acariciaban su espalda, subiendo hasta su pelo del que tiraban - levemente- cuando la pasión aumentaba. 

Seguían jugando y su pasión aumentaba, sus gemidos no se disimulaban y eran evidentes. Dianne tampoco disimulaba ninguno, pues ella también quería que Alan supiera que ella también que estaba disfrutando de verdad.

El ritmo aumentaba de velocidad por ambas partes, con lo cual el placer de ambos era aún más intenso. Besos en todo el cuerpo, caricias por doquier, se turnaban sin decir palabra alguna para darse placer el uno al otro... Se complementaban por completo.

Siguieron así durante mucho tiempo, disfrutando de la pasión que les corría por todo el cuerpo, no estaban pendientes del tiempo pues en ese momento no importaba, ambos llegaron al éxtasis al mismo tiempo y ella se quedo abrazada a el con la cabeza apoyada en su pecho abrazándole, en esos momentos no quería despegarse de Alan y quería que ese momento durara para siempre. Poco a poco le venció el sueño y calló profundamente dormida