Partida Rol por web

Me aparté de la sangre, no entendía nada de eso y ya estaba harto de hacer el payaso imitando a Khazlian. Entónces lo ví. Me acerqué cuidadosamente a la zona embarrada y me quedé mirando. ¡Chicas, aquí hay una huella! Me mantuve apartado, aunque no pude evitar colocar mi pie al lado de la huella y compararla con el mio. Lo cierto es que el tamaño de la pata asustaba. Miré por si había más huellas que siguiesen a esta. No sabía mucho de rastrear, pero imaginaba que siguiendo la dirección de la huella encontraría más.

Yo encontré un mechón de pelo, gris, marrón y negro. Más que pelo, era pelaje, pelaje de una criatura.

¿De que ser es?  ¿Donde duermen?  ¿Cómo se comunican entre si?  Quería ver si, imitándolo podrían engañarlo a salir y develarse.

Tardé en darme cuenta, porque en el momento que olí la sangre no lo reconocí, supe que había algo raro en ella y no me estaba refiriendo a lo densa que era, algo que no era habitual encontrar, pero no supe decir qué era con exactitud. Era algo familiar, algo que sentí la última vez, me desconcertó entonces y lo vuelve a hacer ahora.

-¡Magia! -levanté la voz más de lo que me habría gustado, pero incluso a mí me había sorprendido. ¿Cómo no me había dado cuenta antes?-. Hay magia en la sangre, por lo que debe tratarse de alguna criatura mágica... -fue entonces cuando presté atención a lo que habían dicho el resto. El criajo había encontrado una huella, bien por él. Pero el comentario de la gnoma sí que me llamó la atención-. ¿Pelaje oscuro? -dije para mí mismo, pensativo-. ¿No será...? -dejé la pregunta en el aire, no quería lanzar una conjetura tan rápido sin estar seguro. Ahora tenía curiosidad por saber la forma que tenía la huella que encontró el feérico, por lo que me fui hasta donde estaba para verla con mis propios ojos-.

Arrodilla al lado del charco de sangre, Mereelu permaneció quieta unos minutos, concentrada. Cerró los ojos para percibir alguna otra cosa y los abrió de golpe. Finalmente, se levantó y miró a Khazlian.

- No sólo magia, esta sangre contiene una mezcla humana, mágica y lobuna, con... bueno, digamos que parece tener algo parecido a una conciencia, o al menos es lo que sospecho. Es posible que sea la criatura que estamos buscando, pero no puedo asegurarlo - concluyó la varu caminando hacia Kail para observar las pisadas que había descubierto y analizar también el pelaje que había encontrado la gnoma.

Una vez más, Mereelu se guardó parte de la información que había obtenido. Estaba muy agradecida de poder contar con la ayuda de su dios y la ventaja que eso le daba. Pero no podría haber explicado cómo había descubierto que la sangre había abandonado la fe y que los dioses lo ignoraron. Tal vez lo hubieran visto extraño que pudiera conocer tantos datos, además, de que tampoco necesitaba contar todo. No sabía cómo, pero esa información podía serle de utilidad más adelante.

Justo cuando se dio cuenta de lo que era, Khazlian a su lado lo gritó.

-¡Tú también lo has sentido! ¡Es magia! -exclamó volviéndose hacia él de un salto- ¡Huele como mi dragón! ¡El del sueño!

Se llevó las manos al rostro, sorprendida de haber reconocido aquel olor de su visión en aquella sangre.

-¿Huellas? ¿De dragón? -preguntó mientras corría detrás de Khazlian hasta donde habían dicho que habían descubierto huellas. Se abrió paso delante de Khazlian, ansiosa por ver las huellas.

Los dragones no tienen pelaje -dijo la gnoma- y les dio a examinar lo que había encontrado. 

¿De que ser será? 

Todos os acercasteis a ver la huella que había descubierto Kail. La oscuridad de la noche no os había dejado verla a simple vista, pero estaba allí, clara.

Namib había visto a muchos lobos en la espesura del bosque. Pero ni la huella ni el pelaje coincidian con exactitud. El tacto del pelaje era diferente, tenía trazo de algo que no conseguía identificar. Y la huella era más ancha que la de cualquier lobo común.
 

¿Y si le tendemos una trampa? dijo la gnoma.  ¿Un lobo disfrazado de oveja, o más bien un gnomo disfrazado entre aurox?  

Qué lástima aun no tener magia, -dijo, al pensar en cómo le haría para disfrazarse.- Pero podría pedirla a algún faérico amigo.  Hay quienes si quieren ayudar, les explicó a los que antes habían expresado sus dudas de tal cosa.- muchos.

¿La huella se puede seguir?  -le preguntó a Kail. ¿Hay otra mostrando su dirección? 

ME quedé callado y sonriendo ante mi hallazgo. Luego escuché lo que decían. Lo que dijo Meerelu me pilló de sorpresa, un lobo mágico o algo así. Podía imaginármelo. Pero lo que hizo que se me abriesen los ojos como platos fue lo que dijo Aylandris de un ¿Dragón?

Puede ser un dragón peludo,¿ o acaso no puede haberlos?.-Respondo a Namib

Si y que te coma, je,je. Sonrio ante el plan de Namib-Esto...estoy en ello,¿alguien sabe seguir un rastro? Sigo perdido buscando huellas, pero no es algo que haya echo en mi vida, y la suerte quiso que encontrase esa huella,pero seguir un rastro era una cosa muy diferente.

La huella era realmente grande, estaba claro que no se trataba de un lobo común. Sabiendo lo que podían estar buscando, Mereelu cogió un poco de pelaje e intentó advertir alguna cosa que se les hubiera pasado sin demasiado éxito. Fue entonces cuando Namib sugirió un plan que a la varu le pareció un locura que podría salir tanto bien como mal.

- Podría ser una buena idea, pero no tenemos seguro si volverá la criatura, es posible que después de haber sido herido no vuelva en una temporada. Tal vez podríamos ponerla en práctica si encontráramos su guarida - Mereelu se alejó un poco de Kail para rastrear por otro lado y abarcar más espacio - si al menos pudiéramos encontrar más huellas.

-¿Peludo?¿Un dragón?-preguntó extrañada Aylandris-Por supuesto que no, eso es imposible. ¿Cuándo has visto tú un dragón peludo?

Miró la huella desde su pequeña altura y arrugó el ceño. Ella no sabía seguir rastros.

Puse los ojos en blanco tras el comentario de Kail. Si se había ganado un mínimo de respeto con su hallazgo, lo había perdido de golpe al formular esa pregunta.

-Por supuesto que no tienen pelos, acabarían por quemárselos durante una pelea -para mí era algo completamente lógico, pero puede que para los feéricos no-.

La forma de la huella no era la que me esperaba, tenía que admitirlo, pensaba que sería otro tipo de criatura. Mi conocimiento sobre animales mágicos era bastante limitado, pero eso conseguía que tuviera más curiosidad aún por encontrármela frente a frente. Pero si no conseguíamos un rastro claro no daríamos con ella ni con su guarida.

La sonrisa de Aylandris resonó divertida ante el comentario de Khazlian. Miró a la huella e intentó adivinar hacia donde se había ido aquel ser...

Entre todos consiguieron encontrar un par de pisadas más, pero la criatura parecía haberse deshecho del barro de sus garras, y había desaparecido, fuera mágicamente o de manera mundana. Pero lo importante es que no habían encontrado ningún rastro más. La bárbara se acercó hasta vosotros, dejando atrás el ganado.

Criatura no regresar esta noche. No alimentarse, pero saber que estamos esperando. Además, las lunas están alto, mucha luz, se ve bien

Tal y como decía Asdis, las Tres Lunas estaban en lo alto, brillantes, sin mostrar ninguna estrella a su alrededor. La noche había avanzado y ninguno había descansado.

El rastro nos llevó hasta unos pocos metros más adelante, pero toda oportunidad de seguirlas desaparecieron allí. Sea como sea, había conseguido darnos esquinazo y borrar su rastro. Era una causa perdida, aún con el rastro reciente.

-No vamos a sacar nada de esto, no podemos seguir el rastro porque desaparece aquí, y perdernos en el bosque no supondrá nada bueno -para los menos experimentados, fue lo que pensé pero no dije-. Lo único que podemos hacer ahora es intentar descansar y mañana continuar con la búsqueda, con energías renovadas.

Lo sentía por Drack, pero continuar allí supondría que mañana no podríamos hacer nada, y quién sabe las noticias que aparecerán con el alba. Miré a Aylandris, esperando saber qué quiere hacer la pequeña. El resto podría quedarse si quería, pero la yan se había convertido en responsabilidad mía por propia voluntad.

Tras encontrar unas cuantas huellas más, la bárbara les dijo que ya no volvería la bestia, y posiblemente tenía razón. Lo mejor sería esperar al siguiente día. Miró las lunas con aire ausente y después a los demás miembros del grupo.

- Vayamos a dormir, entonces. Deberíamos quedar a la mañana en la misma fuerte que hemos quedado esta tarde. 

Quería averiguar más cosas, pero se hacía tarde y si la Madre Venerable la veía fuera a esas horas tal vez la interrogara sobre dónde había estado. No quería tener que contestar a sus preguntas. Además, empezaba sentir su piel reseca y quería darse un baño antes de ir a dormir.

Si claaaaaro, porque todos los dragones son de fuego, no puede haber dragones peludos de las nieves-Respondo indignado a Khazlian y a Aylandris, aunque en realidad no tenía ni remota idea de dragones.

¡Yo también voto por descansar! respondo a Khazlian y Meerelu. Pero...¿Por qué volver a la ciudad? ¡Acampemos aquí!Así, si ocurre algo seremos los primeros en enterarnos. Digo con una amplia sonrisa. Lo decía un poco por eso, y porque no me apetecía pasar otra noche solo en un callejón o tejado oscuro, y la idea de la acampada a la intemperie me hacía mucha ilusión.
 

Mereelu miró al chico con una paciente sonrisa. 

- Temo que no pueda ser posible eso, mis deberes de sacerdotisa me llaman y si permanezco fuera del templo por la noche, la Madre Venerable se disgustará. Además, los varu necesitamos bañarnos cada cierto tiempo y este ambiente no es propicio para mi piel.