Partida Rol por web

- Descabezada la serpiente, la escoria goblinoide se rendiráo se dispersará..., pensé, mientras podía observar como los trasgos se miraban entre sí, pero sonreían, con sus inmundos colmillos sobresaliendo de sus bocas, asi que, imprimiendo fuerza a mis piernas, cubrí la distancia que me separaba de su lider, el gran trasgo y, haciendo girar mi ancestral espada sobre mi cabeza, lo descargué con fuerza sobre el ahora lider del enemigo, esperando hacer justo lo que la metáfora me sugería: descabezar a su lider!!

... Pero nada mas lejos de la realidad. Mi maniobra me llevó a acercar, sin querer, el espadón hacia la cabeza de Tordin, que luchaba a mi lado!! Para cuando quise corregir la dirección, el golpe había perdido toda su fuerza, y el Gran Trasgo pudo esquivarlo, ampliando aun mas su sonrisa.

Tordin dio un paso hacia el trasgo, pretendiendo rodearlo luego, y eso quizás le haya salvado la vida, pues Dentellada atravesó el aire que el enano ocupaba hacía menos de un segundo.

_¿Sigues enojado por la poción que tomé antes? ¡Ya te hemos conseguido otra, supéralo! Mejor acabo con esta escoria antes de que me termines matando tú.

El nuevo ataque del enano fue mortífero. Su hacha se clavó en un espacio que la armadura del trasgo dejaba libre, y cuando Tordin la retiró un chorro de sangre salió tras ella. Si ése no era el fin del trasgo, al menos no le quedaría mucho más.

Viendo que entre Ser Mander y Todin tenían controlado su líder avanzo un poco buscando otros enemigos. Entonces vi a otro un poco más alejado pero que quizás podría tener la tentación de atacar a Tordin por la espalda. Seguramente él ya lo debía tener controlado, pero como dice el dicho trasgo bueno trasgo muerto. Pero al tener moverme no he podido apuntar bien.

Todos mis compañeros se adelantaron y los seguí. Giraron un poco a la izquierda mientras el jefe trasgo retrocedía. Al parecer habían más enemigos pues Melowin reaccionó disparando a otro lado. Me puse al lado de la elfa. No era un experto ballestero pero no era una nulidad. Así que intenté ayudar a mis compañeros de la única forma que en ese momento podía.

El poderoso ataque del enano hace caer el cuerpo del trasgo al suelo resonando en la mina un golpe seco y duro, algo que los pequeños trasgos al ver y oir intentan, aunque no exitosamente, salir de la mina y huir a cualquier lado. En ese momento ven fluctuado sus intentos gracias al fuerte acero del paladín y a las municiones del arco y la ballesta de la exploradora y el mago mientras el enano intentaba sacar su hacha del pecho del pobre Guille.
Al fin pudieron terminar de erradicar la amenaza trasgo de la mina y ahora podían volver al pueblo con la excelente noticia y al fin descansar un poco después de tan pesado día.
 

En un abrir y cerrar de ojos, Tordin, liberando toda la rabia acumulada de años de haber perdido la mina, acabó con el improvisado lider de los goblins restantes que, sin nadie que les dirigiese, cayeron aun mas rápido que el Gran Trasgo. Limpiando el filo de Dentellada de la sangre de los asquerosos enemigos, acabé guardándola en su arnes, tras lo que me dirigí a mis compañeros:

- Enhorabuena, compañeros!! Parece que, por fin, hemos acabado con la amenaza que se cernía sobre vuestra mina, Tordin, y sobre la localidad de Laguna Negra!! Registremos a nuestros enemigos caidos, y que sus Dioses les pidan cuentas!! Habrá que sacar todos los cadaveres fuera de la mina, o quemarlos, y, recordad, quiero dar sepultura a los pobres diablos caidos en las jaulas...

Un pequeño silencio, mientras pensaba, rascandome el menton, precedió a mi opinion sobre lo que habriamos de hacer a continuacion: - Creo que debemos hacer noche, antes de volver al pueblo. Quisiera saber si la gente desaparecida, ha vuelto, o se sabe algo de ellos. Nos comprometimos a solucionar el misterio tras recuperar la mina, y es mas que probable que haya llegado el momento, pero antes, dije, levantando un brazo, descansemos, comamos, y recuperemos fuerzas: no somos superhombres!! Se pudo sentir el tono jocoso del final de mi exposición. Estaba contento, y satisfecho con el trabajo realizado, y esperaba que mi Patron, Heironeus, tambien lo estuviese.

No fue hasta que Ser Mander lo dijo que Tordin se dio cuenta. No había pensado en aquello hasta ese momento y posiblemente no lo habría pensado por bastante tiempo más. Pero cuando escuchó esas palabras una idea, un recuerdo apareció en su mente. Y de alguna manera esa idea hizo un recorrido simbólico desde su cabeza hasta su pecho, desde su cerebro hasta su corazón, al tiempo que decía:

_Hemos recuperado la mina. Hemos recuperado la mina. ¡HEMOS RECUPERADO LA MINA!

Si ya el pecho se le había hinchado de orgullo al acabar con tanta facilidad y él solo con el trasgo, luego de una jornada plagada de desaciertos, si lo sentía hinchado porque sentía que había sido una manera de limpiar su reputación, en ese momento directamente sentía el pecho a punto de estallar. Pensó en su pueblo, en su misión y en sus ancestros. Sin embargo no fue hasta que pensó en sus compañeros que se le humedecieron los ojos. Apoyado en una rodilla y en su hacha, inclinó la cabeza en dirección a ellos.

_Ustedes me ayudaron a recuperar una mina que debió ser recuperada por enanos, y así han demostrado más valía que muchos de los nuestros. En nombre de mi pueblo les agradezco por lo que han hecho, y yo por mi parte me pongo a vuestra disposición. Son los mejores compañeros que un enano podría tener.

Se quedó unos momentos con la cabeza inclinada ante ellos hasta que finalmente se levantó. Se sentía nuevo y en condiciones de enfrentar a un ejército trasgo él solo, pero sabía que ya no podía pedir más a sus amigos.

_Lo que diga Ser Mander. Registremos todo, hagamos con los cadáveres lo que él diga y descansemos. Hemos terminado nuestro trabajo aquí.

Había sido una jornada muy intensa que por fin parecía que había acabado. Ser Mander y Tordin estaban exultantes y el enano hasta emocionado. Para Tordin Puñodehierro, lograr recuperar la mina era algo más trascendente que una simple misión. Yo también estaba satisfecho. No había logrado más conocimientos arcanos pero había tenido oportunidad de estudiar un gric y, lo más importante, había encontrado un grupo de compañeros capaces con los que compartir muchas aventuras.

- Sientete orgulloso, Tordin, porque has sabido liderar ésta misión con sabiduría y tesón. Ahora ayudaremos al paladín a limpiar y purificar la mina.

Me acerqué a la elfa, otrora jovial, para intentar animarla y le susurré:

-  Sólo los dioses son infalibles y aún así yo lo pongo en duda viendo el mundo cómo está. Por lo que sé tu no eres una diosa... aunque Ser Mander lo crea - le dije haciendo una mueca sonriente de complicidad esperando arrancarle una reacción al último comentario. - No conozco a nadie tan competente como tú querida Melowin. Que una mala racha no arranque tu socarrona sonrisa de tu hermosa cara. - Y con dos golpecitos en el hombro la dejé tranquila y me dispuse a ayudar en lo que pudiera.

- ¡Cuanto antes acabemos antes descansaremos! - exclamé dando una palmadita a modo de "manos a la obra".

Por fin habían acabado con los trasgos y la mina estaba despejada de esas criaturas aunque más por las habilidades combativas de sus compañeros incluso de Darkan que por su puntería con las últimas flechas, todavía no le había cogido el punto al arco nuevo y necesitaría más tiempo.
Escuchó las palabras de sus compañeros en silencio y aunque no le sorprendió lo que dijo Ser Mander, sí que lo hizo las de Tordín, la trascendencia agradecimiento que reflejaban.
Particularmente agradeció las de Darkan dirigidas a ella a la que respondió con una sonrisa. Parecía que se había dado cuenta de su pesar por sus fallos disparando aunque por suerte no habían sido trascendentes, pero a ella esto todavía le pesaba.
Me alegro de haber ayudado a recuperar la mina Tordin, aunque siento no haber aportado más. Una suerte teneros de compañeros.
Dicho esto se puso a ayudar en las diferentes tareas aunque cuando tenía que mover a los trasgos su cara de asco era considerable. Más respeto mostraba con los otros cadáveres en particular por Ser Mender y la manera que él lo hacía.

El grupo da entierro a los cuerpos de los caballeros allí capturados y queman fuera de la mina a los trasgos que habían acabado en todo su trayecto. Del último grupo que sucumbió ante su poder pudieron rescatar una armadura de cuero tachonado de buena manofactura, un Alfajón, una ballesta pesada, 50 virotes y una bolsita con 20 monedas de oro.

Cuando juntaron todo el equipo adquerido y al fin despejaron la mina de cuerpos, los aventureros se dispusieron a resgresar al pueblo con la gran noticia. El regreso fue lento y cansador, pues el día había sido muy duro para el grupo, sobre todo para el paladín, al llegar a la entrada del pueblo todos os miran sorprendidos, pues son varios los que intentaron lo que ustedes lograron, pero ninguno de los anteriores pudo logra ni volver.

Una vez en el pueblo.....