Partida Rol por web

Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía (prólogo): La primera aventura

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12/04/2016, 15:30
* Juglar *

¡¡Acérquense!! ¡¡Acérquense, amigos!! Pues es esta una noche de tormenta, y bajo techo disfrutamos de los verdadero placeres de la vida en este preciado refugio que supone la Taberna del Gran Águila. En esta noche, todos ustedes disfrutan del calor de una gran chimenea, de comida y bebida en cantidad, de la compañía de preciosas mujeres, ¿qué más pueden pedir?

¡¡Oh, yo lo se!! Lo veo en sus caras, en sus risas y en la forma en que beben. Ustedes, buenas gentes, están ociosas, aburridas, y precisan de divertimento y ¿por qué no? conocimiento. Es este un mundo lleno de villanos que aplastan al pueblo a su paso, dioses encarnados que aterrorizan al hombre a través de sus huestes, bestias que acechan en cada recodo del camino... Mas también hay grandes hombres y mujeres para hacerles frente, bravos guerreros, poderosos hacedores de milagros, escurridizos buscavidas. Este mundo está lleno de aventuras y desventuras, de drama y desgracia, y de esperanza, mucha esperanza. Porque con cada mal que emerge en Valsorth, una nueva fuerza aparece traído por las alas de los dioses, lo sepan o no. Y esas fuerzas, siempre responden al mismo nombre.

¡¡HÉROES!!

De modo que esta noche, si ustedes me lo permiten, voy a contarles una historia. Pretendo hacerlo de la forma más amena posible, pero también con la gravedad que se merece. Pues este humilde juglar la escuchó en tierras lejanas, y quedó prendado de la majestuosidad de sus protagonistas, hombres y mujeres que dieron sus vidas por el bien de todos nosotros, que emergieron de la desgracia propia y ajena para hacer lo que nadie más era capaz, o lo que nadie deseaba por no mancharse las manos. Es esta una historia de luchas encarnizadas... intrigas... misterio... y ¡oh, sí! también amor... Pero, sobre todo, es una historia de esperanza...

Es la historia más épica que jamás han escuchado los oídos de este juglar, y esta noche estoy dispuesto a compartirla con todos ustedes, al menos sus inicios, hasta donde la noche me conceda tiempo de relatar. Si ustedes gustan, y comparten con este cuentacuentos suficiente del dinero que les sobra como para poder permitírselo, a buen seguro estará aquí mañana, tras un merecido descanso y una satisfactoria comida, dispuesto a seguir donde lo hayamos dejado. Pues la historia es larga, mas merece la pena ser conocida en su totalidad.

Y, curiosamente, da comienzo durante una noche de tormenta, muy parecida a esta que estamos viviendo. Una noche donde el frío se mezclaba con el viento, la nieve azotaba a todo inconsciente que se adentrara en su territorio, y el aire traía gemidos de una muerte inminente.

Nuestra historia da comienzo... en las abruptas colinas de Terasdur...

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18/10/2016, 09:50
* Juglar *

Luelar Tyrundlin se llamaba, y no era lo que ustedes, buenas gentes, considerarían alguien de fiar, de buena voluntad, capaz de convertirse en una heroína. Era, más bien, todo lo contrario. No serán pocos los de ustedes que hayan sufrido alguna vez el ataque, o al menos el miedo a que este se produzca, por parte de los elfos oscuros. Esa raza de la noche, de la oscuridad, no se caracteriza por el buen corazón de sus gentes. Es sabido que veneran a una diosa del mal, Izz, una diosa cruel e injusta que favorece al fuerte y castiga al débil. Me gustaría decir que la joven Luelar era distinta al resto de su raza, mas no lo era, no al menos en ese sentido. Era... ¿cómo definirlo? Especial. No les hablo de una elfa oscura cualquiera, nacida y criada en las calles de la ciudad de Xi-liansa, capital de la Infraoscuridad. Era miembro de la Camarilla de la Oscuridad, sacerdotisa de la Iglesia Negra al servicio de la diosa Izz, a través de la Señora Negra Rashir Nemeriss. Oh, lo se, lo se... Era, a ojos de todos nosotros, lo que se consideraría la villana de la historia, no una heroína cuyas hazañas gusten ustedes de escuchar al calor de esta magnífica chimenea, entre jarras de hidromiel.

Pero, se lo aseguro, merecerá la pena que tengan paciencia. No todo es lo que parece en un principio, en las historias más rocambolescas de Valsorth.

La sacerdotisa Luelar había avanzado tanto en la jerarquía de la Iglesia Negra, que su mentora Rashir decidió que estaba preparada para afrontar la prueba para confirmar su compromiso para con Izz, y de ese modo ser ordenada como Señora Negra. La prueba, no obstante, no sería sencilla, y le llevaría fuera de las comodidades de la oscuridad en que había morado toda su vida. Debía salir al exterior, a las frías tierras de Terasdur, y encontrar un sacrificio adecuado para su diosa. No uno cualquiera, no, uno muy concreto y especial. Su nombre era Portian Verdeis, capitán de los Caballeros de Stumlad en el fuerte que la orden guardaba en Eras-Har. No sería, desde luego, una misión sencilla de acometer.

Con las pertenencias que consideró adecuadas, Luelar emprendió el camino al exterior. Dejando atrás la gran ciudad de Xi-liansa, se adentró en la red de galerías que, según la indicaron, la llevaría al exterior. La Iglesia Negra no le facilitó escolta ni guía, apenas un mapa para orientarse y su propia determinación debían ser suficiente. Su determinación... y su devoción por la diosa. Fueron días de camino, los que tardó la joven elfa oscura Luelar en llegar al lugar, a través del territorio de Wessil, hasta el gran foso, desde el que, ascendiendo sus más de trescientros metros de altura, alcanzaría el exterior.

Fue en ese lugar donde les vio. Y al hacerlo, estuvo segura de que había sido así porque ellos se lo habían permitido. Ya la habían advertido de su presencia, bandidos y saqueadores de su pueblo, que habitaban cerca del foso y salían al exterior de vez en cuando, enfrentando misiones diversas y asaltando caravanas comerciales. Eran tres, al menos los que se dejaron ver a ojos de Luelar, porque ella era consciente de que habría más ocultos en la oscuridad, tras rocas y promontorios. Uno de ellos, el que estaba más adelantado, se ocultaba bajo la capucha de su capa, cubriendo su rostro con un grueso trozo de tela. Tan sólo se le veían los ojos, y unas cejas de un color blanco antinatural. Tras él se encontraban apostados un hombre y una mujer. Ella cubría parte de su cabello con una intrincada diadema de metal, y llevaba adornos del mismo material en las puntas de sus orejas. Él, demasiado robusto para los estándares de su pueblo, llevaba la cabeza rapada y mostraba una gruesa perilla negra como su piel. Los tres esperaban al final de un corredor, convertidos en siluetas tras las que brillaba el resplandor del exterior. Era el foso, el fin de la primera parte del camino que Luelar debía afrontar. Ninguno de ellos dijo una palabra, tan sólo esperaban. Era la recién llegada quien debía dar el primer paso.

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18/10/2016, 10:55
* Juglar *

Shiral, se llamaba, Shiral de Litdanast, una auténtica elfa de los bosques. ¡Sí, señores! Una verdadera montaraz procedente del pueblo élfico. Será bien sabido por todos que no se prodigan demasiado fuera de su tierra, aunque quien más quien menos todos habremos coincidido con algún elfo de los bosques, ¿no es así?

Bueno, la joven Shiral había abandonado a su pueblo por distintos motivos que ya compartiré más adelante. Esta historia da para mucho, estén tranquilos. Ahora quisiera ir a lo importante. La montaraz había dejado atrás sus deberes para con su pueblo, ya no patrullaría sus fronteras ni perseguiría a los intrusos. Se encontraba resentida con su pueblo, y eso la había llevado a emprender un camino sin rumbo alguno.

Y ese camino la llevó a Terasdur. Esta región, situada al norte de los bosques élficos y la ciudad de Teshaner, suponía una fría zona de abruptas colinas sin grandes ciudades, una región salvaje y poco habitada debido a la nieve que cae durante casi todo el año y al frío viento del norte que azota sus lomas y acantilados. Era ideal para dejar atrás a cualquier posible perseguidor, si es que lo hubiera, algo que ella no sabía. ¿Era posible que alguien hubiera ido tras ella para tratar de hacerla regresar? Se lo preguntaba tanto como lo temía.

Lo curioso del tema era que, por azares del destino, Shiral se encontraba en compañía de otros dos elfos. Antes de alcanzar las montañas, se había cruzado con ellos por el camino. Eran curiosamente reservados, sobre todo ella. Eriel era rubia, de cabello casi níveo, y realmente hermosa, pero apenas hablaba y se mantenía oculta bajo la capucha de su capa de gruesas pieles. Al parecer, las bajas temperaturas la afectaban en demasía. La voz cantante la llevaba él, Bildari, un elfo de mirada vivaracha y agradable conversación, que se mostraba extremadamente afectuoso con su compañera. Se presentó como comerciante de vinos y aceites, de camino a Eras-Har, en una ruta hacia el norte que no pocos elfos del bosque atravesaban, aunque era menos frecuente que ninguno llegase tan al norte. Fue él precisamente quien, al encontrar a una compatriota dispuesta a seguir el mismo camino que ellos, invitó a Shiral a acompañarles a través de la ruta de las montañas.

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18/10/2016, 11:27
x Bildari

Un viejo carromato tirado por un caballo de aspecto robusto, era sin duda mejor que caminar sobre los caminos de nieve. Bildari manejaba las riendas, guiando al corcel por los abruptos caminos, mientras ambas mujeres se resguardaban del viento en la parte de atrás. En un momento dado, Bildari se giró para comprobar el estado de Eriel, y aprovechó para compartir unas palabras con Shiral.

Bueno, Shiral, nos dijiste que no conocías esta región... ¿Qué te trae tan al norte?

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22/10/2016, 20:30
[Abandono] Shiral de Litdanast

 Aun hay tantas cosas a las que no me termino de acostumbrar. Viajar sobre un carro, con gente, en lugar de moverme por mi cuenta; caminos sin dueño ni vigilancia, lugares que no conozco ni me suenan lo más mínimo... Y eso último, lo nuevo, la salida de la monotonía, me resulta en cierto modo emocionante. Lo fue cuando conocí a Cairn, y ahora no admito volver a aquella rutina sin él. No podría, recordándolo en cada patrulla, escuchando desprecios a los humanos cada vez que volviera a Litdanast, y viendo en los predicadores de ese odio el rostro del asesino de mi caballero.

 Claro que no puedo decírselo así a Bildari. Además de que es un asunto muy personal, el simple hecho de admitir a otro elfo mis simpatías por un humano sería muy incómodo, y no quiero que este viaje se vuelva más tenso de lo que ya es, con Eriel como compañera, aquejada por el frío.

 - La gente habla mucho en Litdanast, así que decidí salir a comprobar por mí misma cómo es Valsorth desde fuera de los bosques. Luego me encontré con vosotros, y el resto ya lo sabes. - Me excuso con parte de verdad. Cairn no era lo que yo esperaba de los humanos, y aunque aun sigo teniendo prejuicios que creo justificados contra determinadas razas, quiero ver todo lo que pueda por mí misma antes de seguir a ciegas la corriente de resignación y resentimiento de los míos. Bildari es un comerciante, debe conocer a gente de todo tipo, raza y procedencia. Debería entenderlo. 

 - ¿Qué hay de ti? ¿Sueles seguir estos caminos normalmente? -

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24/10/2016, 22:07
Luelar Tyrundlin
Sólo para el director

Había llegado el día. Era el día de emprender aquel viaje, de demostrar una vez más mi devoción para con Izz, de salir de aquella acogedora y segura oscuridad, de preguntarme por qué precisamente a mí me habían adjudicado semejante misión…

No sabía cómo sentirme en realidad, ¿Honrada? ¿Apabullada? ¿Estafada? Aunque eso tampoco tenía gran importancia. Tenía una misión muy clara, al menos en objetivo, pues no tenía ni idea de cómo se iba a desarrollar; y todo lo que tenía que hacer era ceñirme a esa meta que me haría alcanzar el puesto más alto de la orden, a excepción del de Rashil Nemeriss, claro. Y nunca osaría a tratar de arrebatarle su puesto.

Lo días de camino al gran foso fueron largos y tortuosos, y eso me hacía en parte feliz, pues sabía que mi diosa estaría satisfecha por el sacrificio. Al llegar a este me encontré con lo esperado, o al menos parte, bandidos y saqueadores de mi pueblo se presentaron ante mí; aunque convencida de que agazapados en la más tenebrosa oscuridad habría varios más. Al contrario que yo, ellos sí sabían lo que era el mundo exterior, y esto parecía incluso haberse reflejado en sus atuendos, pues algunos de ellos parecía tener costumbres ajenas a nuestro pueblo.

Fue un hombre el que se mantenía a la cabeza, del cual sólo podía ver sus ojos rojos y sus largas cejas blancas. Tras él otro hombre y una mujer, ambos con particulares aspectos. Continué caminando hacia el frente, hasta que entre el líder y yo había poco más que un par de pasos. Coloqué una de mis manos sobre el arma y clavé mis ojos rosados en los suyos.

- He de ascender al exterior. Así lo quiere la Dama de la Oscuridad. - informé sin más preámbulo, esperando que me dejaran pasar.

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26/10/2016, 09:26
x Bildari

El elfo sonrió encontrando algo divertido en tus explicaciones. Era un tipo simpático, menos serio de lo habitual en la raza de los elfos del bosque. En realidad, en todas las razas élficas, aunque Shiral no podía estar segura de eso, dado que no había conocido a miembros de las otras razas de elfos. Ni a los legendarios altos elfos, ni a los lejanos elfos grises ni, por fortuna, a los peligrosos elfos oscuros. Pero Bildari, pese a su edad adulta, se comportaba en cierto modo como un elfo joven, en ocasiones dicharachero, en otras meramente agradable, pero siempre con una inusitada ilusión en el brillo de su mirada.

A Shiral no le pasaba desapercibido que ese brillo se intensificaba cada vez que miraba a Eriel.

Ya se a qué te refieres. -Admitió, comprensivo- Nuestro pueblo tiene tendencia a no ver más allá del linde del bosque, pero suele comportarse como si conociera todo Valsorth a la perfección. Y no me entiendas mal, no voy a decir que los demás pueblos del continente sean perfectos, no como nosotros... -Bromeó, guiñando un ojo- ...pero, al menos los que he conocido, no son... -Meditó un instante la manera más adecuada de expresar su pensamiento, cerrando un ojo y elevando la mirada del otro hacia arriba- ...TAN malos, como se cuenta. Hay mucha belleza fuera del bosque.

La última apreciación de Bildari fue una sentencia cargada de sentimiento. Eirel se revolvió en la manta en que estaba enrollada, asomando su fino y pálido rostro para dedicar al conductor del carromato una tierna sonrisa, antes de cubrirse nuevamente en busca de algo de abrigo.

¿Yo? Bueno... estos, los otros... -Respondió a las dudas de Shiral de forma distendida, con un lenguaje que le llegaba a recordar a los artistas que hacían las delicias de su pueblo durante las noches de fiesta, el modo en que se expresaban al anunciar sus espectáculos de cabriolas y acrobacias- La verdad es que no tengo una ruta fija, voy variando. Puedo enorgullecerme de haber viajado por casi todo Valsorth, aunque hay lugares que prefiero no volver a pisar, no se si me entiendes. Como los océanos de dunas, ese lugar es horrible. Comencé con mi padre, que tenía una ruta estable entre Shalanest y Stumlad, pero a mí me resultaba un poco aburrido viajar siempre por el mismo recorrido, ¿sabes? Ahora nos dirigimos a Eras-Har, donde tengo que entregar un encargo que ya llevo con retraso. En esa ciudad gustan del buen vino, aunque no estoy seguro de que lo aprecien de verdad... -Bildari rió tras su comentario, echando un vistazo al frente para asegurarse de que el caballo no se desviara del camino correcto. Y no era que el camino estuviera marcado de manera alguna, de hecho la nieve cubría todo el paisaje, si hubiera habido un camino de verdad estaría sepultado bajo ella. Sencillamente, el animal trataba de caminar por el recorrido que le resultaba más sencillo para avanzar.

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26/10/2016, 09:57
* Juglar *

Los desconocidos comenzaron a cruzar miradas interrogantes entre ellos. ¿Los? No, el que encabezaba el trío se mantenía inmóvil, como si su cuerpo fuera en realidad una estalagmita de la caverna, por azar o capricho de Izz conformando una silueta humanoide. Sus "lacayos", en cambio, parecían ponerse nerviosos. Bueno, en realidad tampoco nerviosos. Inquietos. Pero de un modo en cierta manera divertida. Malévolamente divertida.

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26/10/2016, 10:03
x Pares Akar-Iss

¿Al exterior? ¿En serio? -Dijo entre risas el fornido bandido, cruzándose de brazos, con lo que mostraba la musculatura de sus poderosos brazos. Poderosos... para ser un elfo oscuro. Se oían historias acerca de las gentes de la superficie, donde era más habitual contar con una fuerza superior- ¿Tú sola, chiquilla? ¿La Dama Oscura no prefiere que te sacrifiques en uno de sus templos?

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26/10/2016, 10:07
x Kalsir Sanssar

En la capital no saben una mierda sobre el exterior. -Afirmó con rotundidad la mujer, con un evidente gesto de desprecio, mientras observaba a Luelar de arriba a abajo sin disimulo- Oyen historias acerca de nosotros y se piensan que basta tener la piel oscura para hacer lo que nosotros hacemos... -Añadió, escupiendo al suelo.

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26/10/2016, 10:09
x Nules Ar-Assan

¡SILENCIO! -Exclamó el hombre que encabezaba la comitiva. Ni aún así se movió su capucha un ápice, conservando su rigidez, hasta que se decidió a girar su rostro, muy lentamente, para mirar primero a la mujer, que agachó la mirada al suelo con temor. Hizo lo mismo con el hombre, que no agachó su mirada pero tampoco la sostuvo, sino que se giró hacia una de las paredes. El encapuchado volvió a mirar a Luelar, de forma inexpresiva- No os dais cuenta de que os encontráis en presencia de una clériga de Izz, perros ignorantes... Mostrad respeto.

Un simple gesto fue suficiente para que los dos "perros" se fijasen finalmente en el colgante de Luelar, representando una daga retorcida, el símbolo del arma con que Izz trató de asesinar a su hermana Rael. Al percatarse de ello, ambos dieron un paso atrás, agachando sus cabezas en señal de respeto. Habían cometido un error, y los errores sólo se perdonaban en el mundo de luz.

Mi nombre es Nules Ar-Assan, y lidero a esta panda de despojos. -Se presentó Nules- Ella es Kalsir Sanssar, y él Pares Akar-Iss, mis lugartenientes. Realizamos incursiones al exterior con cierta asiduidad, de modo que sabemos algo de ese camino que pretende recorrer, servidora de Izz. ¿Puedo preguntar qué se os ha perdido ahí fuera?

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26/10/2016, 17:01
[Abandono] Shiral de Litdanast

 Devuelvo una sonrisa al elfo tras su broma. Claro, somos perfectos y el resto del mundo tiene la culpa de nuestras desgracias, y eso para un alto porcentaje de elfos ciegos e ignorantes es tan indiscutible que hasta es gracioso si te lo tomas así, con humor. Está bien que me entienda.

 - Espero recordar esto en algún tiempo y darte la razón. - Contesto sonriente y optimista a su comentario sobre la belleza del bosque y apreciando las miradas que se dedican, envidiándolas en cierto modo. Quiero creer que lo que acabo de decirle es cierto. Después de todo, si he salido del bosque es para buscar un cambio a mejor. 

 - Entiendo. Para mí estar fuera del bosque ya es algo nuevo. Estoy acostumbrada a ser yo la guía que sabe donde está, y los demás los perdidos. - Reconozco, impresionada por sus viajes por Valsorth después de que me explique como empezó con su padre. No es que esté totalmente perdida, sé orientarme y rastrear, pero obviamente no estoy en mi terreno. 

 - Bueno, tarde o temprano, seguro que reciben el vino de buena gana, aunque no lo sepan apreciar. - Contesto sonriente. 

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27/10/2016, 15:04
x Bildari

El elfo sonrió con amabilidad ante las apreciaciones de la montaraz. Sin duda la mujer se debía encontrar algo perdida fuera de los límites del reino, algo que para él era costumbre pero no así para la mayoría de su raza. Él lo entendía bien, aunque también reconocía que la confusión inicial era menor de lo que el mundo realmente merecía.

Oh, no te preocupes... -Trató de calmarla, mirándola de medio lado- No hay nada que un buen mapa no solucio... ¡Hooooow! -Exclamó mirando bruscamente al frente, mientras tiraba de las riendas del caballo. El carro se detuvo, haciendo que Eriel perdiera ligeramente el equilibrio y se viera obligada a sujetarse para no caer- Vaya, esto no me gusta nada...

Shiral se incorporó la suficiente para observar el camino por delante del carro. Éste serpenteaba por un cañón rodeado de riscos empinados por la izquierda, y con un terraplén bastante pronunciado a la derecha. El grosor del sendero, resbaladizo por la presencia de hielo en algunas partes, parecía suficiente para el carro. Sin embargo, un rápido vistazo en la dirección que alzaba la mirada el elfo era suficiente para ver cual era el verdadero problema. La pared de roca que ascendía hacia lo alto de la montaña, ligeramente inclinada sobre el propio camino una vez tomaba gran altura, presentaba grandes capas de nieve en algunas zonas, sobresaliendo lo suficiente como para verse el peligro de un desprendimiento. También se notaba el brillo de bloques de hielo, seguramente provocados por estalactitas de hielo formadas por la acumulación de regueros de agua llegados de la nieve derretida en los momentos de mayor sol del día. Y todo ello se cernía sobre el camino.

Me temo, Shiral, que voy a tener que solicitar tu ayuda. -Dijo Bildari con cierto pudor. Aunque ese carromato no fuera un hogar, la montaraz era su invitada, y le sabía ciertamente mal tener que pedirle nada- Esta parte del camino es traicionera, me vendrían bien tus habilidades de montaraz. -Indicó. Era evidente a qué se refería. Un explorador avanzando por delante del carromato, comprobando la seguridad del camino y adelantándose a cualquier peligro peligro o posible contratiempo. A fin de cuentas, Shiral había hecho eso en los bosques de Shalanest en innumerables ocasiones. Aunque los bosques no eran montañas nevadas- Eriel, lo siento, hay que bajar del carro, toca caminar. Ponte detrás, ¿de acuerdo? -Pidió a la elfa, quien suspiró con cansancio, agachando la mirada con gran lástima. Sin embargo, asintió, acercándose a la parte trasera para descender.

Notas de juego

Tutorial de tiradas ^^

En el caso de que aceptes la petición de Bildari, adelantarte al carro e ir comprobando el camino supondría una tirada de Supervivencia. Eso significaría tirar 1d20 y sumarle tu puntuación de Supervivencia (que es la suma de tu bono de Sabiduría más los rangos que le habías asignado a la habilidad, pero eso ya lo tienes anotado en la ficha, el total sería 6; así que sería 1d20+6). La dificultad de esta acción en concreto la pongo en 15 (Complicado), por lo que tirando 1d20 y sumando 6, tendrías que conseguir 15 o más.

Hasta aquí, todo fácil, pero añado otra cosita. Hay situaciones en que, por circunstancias, puedes decidir no tirar. Un personaje que no se encuentre amenazado o distraído puede elegir 10 en lugar de tirar el dado. En tu caso, como ves, si aceptas ese 10 y le sumas tus 6, ya has superado la dificultad. En este caso, por tanto, puedes asumir que Shiral controla la situación durante el camino, sin necesidad de tirar dados. Eres buena, muy buena B)

Aún así, hazme una tirada de Atención, y la marcas como Oculta ^^

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29/10/2016, 20:31
[Abandono] Shiral de Litdanast

 Cuando el carro se para, me asomo para ver lo que ha causado que nos detengamos. Veo las complicaciones en el camino, y cómo seguir a ciegas es arriesgado para todos. Bildari me pide ayuda para continuar, y aunque no lo hiciera me ofrecería igualmente, por mi propio bien y el de los otros dos elfos. La imprudencia no tiene cabida en un momento así.

 - Claro. Te lo debo, y no es que tengamos una opción mejor, ¿Verdad? - Acepto rápidamente sin ningún problema, queriendo evitar al elfo cualquier sentimiento de culpa o vergüenza. 

 Me bajo del carro de un salto. - Yo me adelantaré e iré comprobando el estado del camino, pero id con cuidado de todas formas. - Les pido. Estoy bastante convencida de que puedo guiar un paso seguro de tres elfos por este sendero, pero un carro y un caballo tienen un peso y un movimiento mayor, más bruscos, que pueden agitar la montaña con mayor facilidad. Bildari ha hecho lo correcto en bajarse junto con Eriel del carromato, a pesar del cansancio, no sólo por su seguridad si no por facilitar el paso del carro.

 Me adelanto, como he dicho, para centrarme en comprobar de primera mano la seguridad del camino que tenemos adelante, sus puntos más fuertes y los otros más arriesgados, y voy indicándoles las partes más seguras y firmes a seguir, así como otras que deben tratar de rodear para tratar de evitar desprendimientos ni cualquier otro tipo de accidentes, más resbaladizas o inestables. No es que hubiera tramos claros y perfectos, pero sí lo suficientemente seguros para nuestro paso, y para que yo los distinga.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Okay, elijo 10 entonces.

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30/10/2016, 21:05
* Juglar *

La montaraz, si bien no era una exploradora consumada, era lo bastante hábil en sus labores como para ejercer tales funciones con solvencia. Desconozco si las buenas gentes presentes saben acerca de los deberes de un montaraz elfo, pero más protectores de los bosques de su patria que guías de exploración como aquellos a los que estarán acostumbrados por estas latitudes. Y desde luego, en una montaña helada y rodeada de nieve no se encontraba en su ambiente conocido. Aún así, supo desempeñar esa función.

Avanzaba varias decenas de metros por delante del carro, comprobando el camino y deteniéndose a dar instrucciones a Bildari acerca de los accidentes del terreno y los riesgos a evitar. No podia ver a Eriel, tras el carromato, pero parecía que el elfo estaba pendiente de ella desde su posición, de modo que no le dio mayor importancia. El sendero era serpenteante, y el suelo resbaladizo en determinadas zonas. Había rocas sueltas que dificultaban el avance, pero sobre todo a Shiral le preocupaban los desprendimientos. Por eso mantenía en las cumbres heladas toda la atención que podía. Hasta que...

¿Qué era aquello, que veía a lo lejos?

La elfa se detuvo en una curva del camino. Sus ojos se apartaron del acantilado que se cernía sobre su cabeza, fijandose en el suelo nevado bajo el terraplén a su derecha.

¡¿Sucede algo?! -Gritó Bildari desde lejos, preocupado por si la montaraz había descubierto un escollo insalvable en el camino.

Sin embargo, no se trataba de eso. Ahí abajo, en la Nieve, había algo que se movía. Tardó un instante en comprender lo que era, pero pronto se hizo cristalino a sus ojos. Era un caballo, tumbado, casi sepultado por la nieve, que movía su cabeza y una pata con desesperación, pero una absoluta carencia de fuerzas. A su lado, una gran espada permanecía clavada en la nieve, como una cruz resplandeciente sobre una tumba que no era tal. ¿O sí lo era? Algo más lejos, un bulto en la nieve que en un principio pasó desapercibido a sus ojos mostró lo que parecía un hombre, tumbado boca abajo, y casi cubierto por el blanco manto. Un hombre con armadura, algo que le resultó dolorosamente familiar. Sus labios se abrieron y el viento gélido se llevó la palabra muda que nunca llegó a pronunciar.

Cairn...

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02/11/2016, 16:41
[Abandono] Shiral de Litdanast

Voy examinando los obstáculos del camino con el mayor detenimiento posible, avanzando con cuidado, al encontrarme en un entorno peligroso y desconocido, pero sin detenerme excepto para informar a Bildari de estas trabas a evitar en el camino. 

 La última vez que me paro, sin embargo, es por un motivo completamente distinto. Entrecierro los ojos para enfocar mi vista en el terraplen a mi derecha y discernir con claridad que es aquello que me resulta tan extraño en mitad de aquel paraje nevado. 

 Concentrada en ello no contesto a Bildari, y el instante en el que lo distingo tampoco lo hago, ya que durante ese momento me quedo muda. Miro al elfo un tan sólo un segundo, nerviosa, y más temblorosa por el dolor de los recuerdos que por el frío. - ¡Tengo que bajar! - Contesto con otro grito, y sin dar más explicaciones me dispongo a hacerlo para acercarme al hombre con la armadura lo más rápido que mis piernas y mi nieve me dejan y ayudarlo. ¿Por qué estoy tan acelerada? He ayudado a mucha gente antes, y no soy estúpida. Sé perfectamente que es imposible que sea él ni que guarden relación alguna más allá de llevar armadura, y que no tiene sentido pensarlo por muy similares que puedan ser los escenarios o las situaciones que me traigan su recuerdo, pero es algo que surge sin avisar, lo quiera o no, algo que no puedo deshacer. 

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03/11/2016, 11:00
x Bildari

Aquella afirmación pilló a Bildari totalmente desprevenido. Confuso, miró bajo aquel terraplén, descubriendo el caballo, y la espada clavada a su lado. Negó con la cabeza, y alzó la vista hacia los lejanos riscos que se cernían sobre ellos. Volvió a mirar abajo, y en esta ocasión sí se dio cuenta de la presencia de ese cuerpo. Aún así, el elfo había visto demasiado y no contemplaba esa situación del mismo modo que nuestra Shiral.

¡Debe de tratarse de un caballero de Stumlad! -Explicó, gritando para hacerse oír a través de la distancia y del viento que comenzaba a levantarse- ¡Tienen varios destacamentos a lo largo de las montañas, y patrullan por aquí en busca de actividad de los orcos! -Explicó, continuando el avance del carro en dirección a la posición de Shiral, pudiendo bajar la voz hasta un volumen más asequible- Habrá caído desde allí arriba. Es mucha altura, estará muerto. Puede que se haya despeñado por accidente, si es el caso sus compañeros de la orden vendrán tarde o temprano a buscar el cuerpo. Pero... -Bildari echó un vistazo a la parte trasera del carro, desde donde Eriel trataba de enterarse de lo que sucedía- ...también podría haber sido víctima de alguna escaramuza con los orcos. -Volvió a mirar arriba- Esas bestias hacen incursiones en ocasiones, de ahí que los caballeros deban mantener controladas estas tierras, para cortarles el paso cuando bajan de las montañas. Y si hay orcos por la zona, no nos podemos permitir perder ni un instante de más en este lugar. -Bildari miró a los ojos de Shiral, con gravedad, aunque había miedo y tristeza en el rostro del elfo- No puedes hacer nada por él, Shiral...

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03/11/2016, 11:16
x Eriel

¡NO! -Exclamó Eriel desde la parte trasera del carro, y sin dudarlo, con gran torpeza, posó us manos en el lateral para caminar al borde del acantilado y tratar de reunirse con los otros dos elfos. Bildari se apresuró a ir en su busca y sujetarla, aterrado ante la idea de que se cayera por el terraplén. Sin embargo, cuando la elfa se vio a salvo, se agarró al comerciante con ambas manos, mirándole a los ojos mientras parpadeaba, una mirada de preocupación tan emotiva que resultaba desgarradora- N-no, no podemos, no p-puedo, Bildari... -Dijo con la voz entrecortada- Y-ya lo sabes, por f-favor... S-si hay alguna posibilidad...

La elfa parecía ciertamente desesperada, como si este hecho fortuito le tocase de un modo muy personal, y de hecho así era, arañaba sus más firmes creencias. Pero la joven Shiral aún no podía comprender el motivo. Bildari sí, él lo entendía, aunque no compartiera la decisión. Él sólo veía el peligro que corrían, que ella corría, permaneciendo en aquel lugar. Pero aquello formaba parte de la forma de ser de Eriel, de aquello que amaba de ella. La incertidumbre y la duda se adueñó de su mirada, que desvió hacia la exploradora sin saber qué decir.

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03/11/2016, 19:46
Luelar Tyrundlin
Sólo para el director

Tras mis palabras se hizo el silencio, mas no la calma. Los que claramente parecían ser los subordinados del hombre que permanecía impasible intercambiaron miradas, mostrándose inquietos pero divertidos. No tardaron en pronunciarse, primero él, ese elfo anormalmente desarrollado, cuestionando mi capacidad; para después darle paso a ella, que escrutándome con la mirada y con aquel gesto de desprecio hablaba de mí misión como si la travesura de una niña se tratara.

Mi valía era algo que aún tenía que demostrar, no sería yo quien contradijera las formas de nuestra iglesia, pero mi presencia en aquel lugar no era fruto de un capricho. Mis ojos se entrecerraron nada más habían comenzado a hablar, y así permanecieron, hasta quien realmente me interesaba que hablara lo hizo.

Una sola palabra, un grito, bastó para que aquellos sujetos se detuvieran, achantándose ante la mirada del encapuchado. Las palabras de este les pidieron respeto para mí, y sólo entonces se percataron del colgante de la daga retorcida que colgaba entre mis pechos. Su altanería se volatilizó en ese mismo instante, agachando la cabeza mientras retrocedían, y el hombre al mando tomó de nuevo la palabra.

Este se presentó, relatando brevemente cual era su cometido, y me preguntó a qué se debía mi intención de salir al exterior.

- Luelar Tyrundlin, fiel servidora de Izz. – me presenté ante el hombre, volviendo a mirarle a los ojos y apartando la mano de mi arma. – Aspiro a convertirme en Señora Negra, y en nombre de nuestra diosa se me ha encomendado salir al exterior, será mi primera vez… Estoy segura de que la Dama de la Oscuridad agradecería que me ayudara en esta incursión. ¿Qué puede decirme de ese camino que tengo que recorrer? – me atreví a pedir al hombre, ignorando por completo a sus subordinados.

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03/11/2016, 21:31
x Nules Ar-Assan

Nules se hizo a un lado cuando la clériga de Izz comenzó a hablar, invitándola acaminar a su lado. Sus lugartenientes se hicieron a un lado, conscientes de que habían metido la pata hasta el fondo, y que a buen seguro eso les granjearía un buen escarmiento más tarde. No es habitual la piedad entre los elfos oscuros, bien lo sabe todo hombre cabal. ¿Le impresionó lo más mínimo a Nules encontrarse en presencia de una futura Señora Negra? Si así fue, no lo demostró. Como no demostraba apenas nada más.

Aspirante a Señora Negra... La diosa se ha vuelto exigente. El exterior no es sencillo para nosotros los pieles negras... -Valoró, mientras vuestros pasos os guiaban hacia el fondo del corredor, donde la luminosidad llegada del exterior daba cuenta de la proximidad del pozo por el que se ascendía a la superficie- La luz nos ciega, al menos de día. Por eso tratamos de realizar nuestras incursiones de noche siempre que es posible. Y no somos bien recibidos por nadie. Eso significa que, siendo precavidos, todos asumimos que lo que se mueva es un enemigo. -El cabecilla de los saqueadores no dudó en echar un buen vistazo de arriba a abajo a la clériga- No parecéis vestida para la guerra, mi señora. -Dijo antes de volver a mirar al frente, aminorando el paso- Aquí no somos tan religiosos como en la capital. Creemos en Izz y seguimos sus postulados como buenamente podemos, pero no somos miembros de su iglesia. Os guiaré hasta el exterior, y os daré la información que me pidáis si está en mi mano, pero nada más. -Afirmó tajante- ¿Puedo saber a dónde debéis dirigiros o qué debéis hacer ahí arriba, para que pueda ofrecer mis conocimientos? También podéis preguntar lo que gustéis, si es meterme en asuntos que me sobrepasan. En cualquier caso, tenemos un largo paseo por delante...

Finalmente, los dos elfos oscuros alcanzaron el final del corredor, adentrándose en una enorme cámara circular en la que cabría perfectamente un carruaje, y que al alzar la vista mostró un ascenso de más de trescientos metros. Y al fondo del mismo... la luz.

La dolorosa y molesta luz del sol, de la que todos hablaban. La luz de Rael, tan enemiga de los elfos oscuros como de su diosa Izz.