Partida Rol por web

- No todo se soluciona utilizando la Fuerza, Maestra Erianne. Podemos trasladar el objeto a la nave del Caballero Gris en una simple camilla de laboratorio si fuera necesario. - Acostumbrados ya a la aparente falta de emociones en la reptil, los presentes no se sorprendieron en demasía al observar que ni la más mínima emoción causada por lo ocurrido había transcendido al porte o tono de la Sith. - Llevaremos con nosotros los datos que solicita, Caballero Tharen y tendrá ocasión de examinarlos.

Xsycissae comenzó a dirigirse hacia la compuerta de la sala mientras hablaba. Al abrirse esta, la Guardia Tarsoniana que esperaba fuera se puso firme inmediatamente. - Escoltad a nuestros invitados hasta su nave y preparenla para zarpar. Alcabros, ocupate de trasladar el artefacto y la documentación pertinente a la nave del Caballero, me reuniré con vosotros alli.

Una vez todos hubieron abandonado la sala, Hek Onwee volvió a contactar con Kratas.

- Comandante, pongase en contacto mediante canales privados con los miembros de la Flota que nos puedan ser leales, explíqueles la situación y hágales saber que el León de Tarsonis ha reaparecido y nos dirigimos a luchar a su lado. Explíqueles que Lord Niban es un traidor a la orden y el artífice de las injurias vertidas sobre Dante. Déles la oportunidad de seguir honrando su tratado con el Gran Lord Oscuro u honrar mi humilde solicitud de alianza. Dependiendo de la respuesta que recibamos, podemos encaminarnos a un suicidio o a una guerra desesperada.

Kratas asintió secamente a las instrucciones recibidas de la Tora Naga y respondió con un sucinto - Si, mi señora.

Una vez cortada la comunicación, Hek Onwee, la Bruja de las Tormentas, causante de un nuevo cisma en la Orden, abandonó la sala en dirección a los hangares.

Jarik Tharen sentando en los mandos del vigilante realizaba sus comprobaciones rutinarias, había escuchado la habildiad de los Tarsonianos tanto el combate como en la ingenieria naval, no le extrañaba el celo con el que habían custodiado su transporte.

Los niveles de energía, combustible y oxígeno eran óptimo. Todo estaba preparado, pero aun así con paciencia sus ojos pasarón aprobadoramente por cada informe en pantalla, ciertas cosas merecen la pena ser aprobadas por uno mismo.

- ¿Duoooo bipp bip bip? -

- Si amiguito, esa nave no aparece ni en nuestro radar, incluso la computadora es incapaz de fijarla si tuvieramos que saltar al hiperespacio. Ni siquiera esos sensores multiespectro imperiales que "misteriosamente" aparecieron instalados un día en la nave son capaces de fijarla. -

- Biip duooo bipp bip. -

- No niego que sería muy útil tener nosotros ese sistema de camuflaje, pero no creo que podamos ponernos a investigar sobre él, ni siquiera el capitán de la nave esta presente por si pudiera darnos permisos. -

- Duooo bip biiip bop. -

- No, 10 granadas iónicas no explotan por las condiciones ambientales. -

- ¿Bip duooo bip bop?. -

- Y ¡dale! ¿cómo que con la fuerza?. -

- Duoooo... -

- No, nada de disimuladamente, además seguro que tenemos tiempo de divertirnos. -

- ¿Bip buoo bip bip duoo?. -

- La última vez que apostamos algo la capital de Fondor se quedo sin agua, energía, especia, androides y alcohol, mejor lo dejamos para otro día. -

Miembros de la dotación Tarsoniana transportaban el artefacto en una camilla, habían sellado ese objeto en el interior de un bidón blindado con cierre de seguridad, solo se abriría con código y reconocimiento de voz de Lady Hagedis.

Impávida la Bruja de las Tormentas había subido al Vigilante, portando escasas posesiones, no necesitaba mirar atrás para saber el frenesí con el que trabajaba la tripulación de Tarsonis, sus actos podían derivar en una guerra civil muy perniciosa para la Orden, los tarsonianos eran capaces luchar hasta la extinción si se les daba el motivo adecuado. La maniobra no dejaba de ser arriesgada, pues debilitaba a la Orden frente a incursiones de la flota negra, aunque en ese momento para ella solo eran dos enemigos atacándose entre sí, beneficio para la tora naga.

Alcabros daba las últimas instrucciones a 2 operarios mientras el vigilante era cargado con más viveres, material médico, dispositivos electrónicos, armas, explosivos y en general cualquier instrumento útil para aquellos que van a sumergirse en lo desconocido, aun novato en la fuerza sentía la atracción de las comodidas terrenales y su dependencia de ellas.

La Jedi se acomodó tras dar un último vistazo a la holored, no se habían provocado mas incursiones de la Flota Negra, pero la discusión en el senado estaba en su punto más álgido. Coruscant albergaba un debate entre moderados y revolucionarios, cada uno viendo fantasmas donde en realidad no había nada. Si la República y los Sith se declaraban la guerra los únicos beneficiados serían los integrantes de la Flota Negra.

Jarik Tharen recibió en la computadora una estimación de las coordenadas precisas del Primarca, pero aun desconocía si este poseía alguna escotilla de carga para albergar la nave. Ninguna comunicación hacía aquel navío obtenía respuesta.

El aviso del oficial de atraque confirmaba que estaban listos.

- Sr Tharen desactivamos los campos tractores, tiene vía libre. -

Recibido Control.
Bueno, allá vamos.
Con delicadeza Jarik manejó los controles del Vigilante. No hizo ningún bamboleo y con cuidado desplazó la nave hasta salir del Supersor.
- R2, una pequeña idea; comprueba cualquier salida de energia lo más cerca de las coordenadas en las que se supone que está el Primarca; toma nota de cualquier cosa, de esa manera nos podríamos llegar a hacer una idea de si tiene algún problema exterior o de si nos dispara algún arma.
- beep beepdoop.
- Ya pero no pretendo buscar las armas inactivas; aunque si las encuentras tampoco me parece mal, pero es por si tiene defectoso si nos ataca. Después de todo, no creo que el camuflaje también afecte a cualquier salida de energia; recuerda aquel escudo que utilizó el Imperio contra la Nueva República. No conseguimos los esquemas pero si que el funcionamiento de los motores permitiría localizarla. Se supone que lleva muchos años en funcionamiento, y desconocemos hasta qué punto su capitán pudo mantener en buen estado toda la nave durante tanto tiempo. Ya que se supone que vamos a estar allí, no quiero tener que descubrir posibles problemas o descubrir por las malas hacia donde están las armas.
- boopbiip deep diiip doop.
- No, dudo que una vez dentro podamos hacernos sin más con los controles para ver su estado. El capitán no está presente, pero me da la sensación de que si permite a la nave estar sin él durante mucho tiempo, es que cuenta con unas defensas autónomas propias más que suficientes; mayores que las que contaban aquellas naves de clase Galeon tan antiguas.

Ni Arianne ni Hek Onweem dijeron nada durante el trayecto; aunque pensaran en lo extraño de la relacion de Jarik y el androide. No era una relación de un dueño respecto a una herramienta, parecía más bien una asociación de dos compañeros; cada uno con sus propias opiniones.
Aunque había sitio para todos en la cabina de pilotaje, se notaba que no era una nave para más de un tripulante si no se contaba al androide. Lo poco que Hek Onwee vió del Vigilante por dentro, le hizo ver que Jarik era partidario de la funcionalidad; algo usual en naves de este tonelaje.
Mientras la charla entre el androide y Jarik continuaba, se iban acercando al Primarca. Aún así antes de acercarse demasiado Jarik conectó su sistema de comunciaiones.
Primarca, aquí Vigilante. Solicitamos permiso para aproximarnos.

En otras circunstancias Jarik hubiera esperado una respuesta, pero el Primarca si había escuchado el mensaje no se molestaba en responder.

A potencia mínima el Vigilante abandonó los hangares del supresor, casi a la deriva la nave comenzó el acercamiento al fantasmal primarca. La falta de coordenadas y comunicación hacían que fuera una maniobra difícil, pero el hangar de aquel navío debía tener la capacidad suficiente, aun privado de sus instrumentos y pilotando en manual el caballero gris era capaz de aterrizar la nave con éxito.

Los sensores se iluminaron al unísono cuando la nave quedo atrapada en un campo de tracción.

- Nos ha capturado con el rayo tractor, en parte facilitará que nos acerquemos, aunque sigo sin tener coordenadas de atraque. -

- Duooooo bip buoooo. -

- O los sensores se han vuelto locos o esa nave tiene truco, tiene una potencia de tracción como la de un destructor imperial clase II, no logro fijar la procedencia del rayo tractor, ni las corrientes de energía. -

- Igual que su capitán esta nave porta su propia leyenda, no le busque una explicación con la tecnología de ahora caballero Tharen, pues esta nave es anterior, el secreto de su construcción solo era conocido por un brillante ingeniero de Tarsonis que prefirió morir antes de revelar su diseño, sumado a las modificaciones que el capitán habrá realizado a lo largo de los años el resultado salta a la vista. -

La narración de la Tora Naga resolvía ciertas dudas acerca de la nave, pero abría muchas otras, como las modificaciones que se habrían realizado a lo largo de los siglos, sobretodo si el capitán Dante había tenido acceso a tecnología alienígena. El como había logrado integrarla era un gran logro tecnológico y una recompensa más que interesante de conseguir para el Vigilante.

Con el pulso del rayo tractor Jarik se limitó a mantener la nave a la misma velocidad, a pocos metros del Primarca una amplia escotilla se abrió, revelando el interior del hangar, el espacio no sería un problema. El Primarca liberó al carguero de la tracción permitiendo a Tharen un aterrizaje perfecto.

La escotilla volvió a cerrarse dejándolos en el interior metálico del Primarca, la computadora devolvía datos satisfactorios acerca del oxígeno y presión del exterior.

Incluso en aun en el interior del Vigilante podían discernir la presencia del lado oscuro, alguien poderoso, si bien no alcanzaba las cotas de poder de la Bruja de las Tormentas.

- Todo parece correcto, incluso en el interior los sensores no devuelven ninguna lectura, pero por el nivel de interferencias estamos dentro de un potente campo de fuerza, la longitud de onda no se corresponde, no creo que la nave este fabricada de titanio o alguna aleación parecida. Deberíamos salir. -

- Se trasladaran en un carguero hacia el Primarca, los capturaremos con el rayo tractor para poder realizar unas lecturas de esa nave. A estas alturas lo último que necesitamos son sorpresas inesperadas.

Padecemos de cierta paranoia, pero ante cualquier sospecha tengo ordenes de abrir fuego contra cualquier nave, aunque me negase el Primarca respondería a su propia programación asi que esperemos un simple traslado rutinario. -

Geela no ocasionaba los juegos de cartas ni de azar, pero bajo su punto de vista Zhoriam no parecía del tipo al que le gustasen los faroles, o no tenía ningún atisbo de clemencia y escrúpulos o puede que realmente la situación fuera mucho más grande de lo que la twilek era capaz de imaginar.

Por fortuna no había nada en aquel carguero que despertase el recelo tanto de Zhoriam ni del Primarca, la maniobra era lenta pero sencilla y transcurrió sin dificultades.

Los informes del escaner devolvieron el número de inquilinos que pasarían a hospedarse en la nave, 4 vivos y 1 androide. Algo más de compañía aunque no resultase difícil mejorar lo presente.

- Van a hacerle ciertas preguntas Srta. Ominia, tiene total libertad para responderlas o no, es una invitada mucho más importante que todos los recien llegados. -

Tras el último comentario se giró hacia sus acompañantes en la cabina.
Vosotras diréis si queréis ir.
Volviéndose a R2 continuó:
- R2, deja al ordenador de la nave comprobando cualquier discrepancia en los sensores para tratar de averiguar cualquier forma de distinguir la anomalía de no detectar nada.
- beepboop.
- Sí, ya sé que no es probable que se consiga algo; pero es por ver si un examen más concienzudo consigue sacar al menos las coordenadas nada más. Aparte de eso, ya sabes que has de hacer ahora según salgamos y nos movamos por la nave. Quizás con eso, y apuntando manualmente se pudiera hacer algo.
- boopbeep.
- No, no es por atacarla; pero siempre me gusta comprobar si averiguo los puntos débiles. Venga anda, deja el ordenador en eso y vamos; por lo que noto no estamos solos.
Después de eso, comprobó la carga del blaster que llevaba y después se acomodó la ropa comrpobando que todo era correcto.
Después de vosotras. Dijo con un gesto de la mano, indicándoles tanto a la Bruja de las Tormentas como a la jedi que le precedieran.

- Olvide las armas, sensores y escudos Sr. Tharen. - Respondió friamente Xsycissae mientras esperaba pacientemente a la apertura de la escotilla del Vigilante. - El Primarca juega con ventaja y ninguno de esos útiles comunes tendrá el más mínimo efecto o funcionamiento en su interior. Ya estaríamos muertos de así desearlo la nave. -

Huéspedes pero también rehenes de la nave, sin duda una situación ventajosa premeditada, cualquier vuelta atrás se había esfumado.

- Alcabros comprueba el equipo mientras descendemos, no debemos parecer descuidados a los ojos de esta nave, no deja de reflejar muestras de la personalidad de su dueño, y la debilidad no es un rasgo que le agrade. -

El aprendiz asintió en silencio mientras aseguraba parte de la carga en una carreta. No podía ocultar los nervios, pocas veces se está viajando en una parte de la propia historia del Nuevo Imperio.

Finalmente la escotilla se abrió al calibrar los parámetros óptimos del exterior. La Bruja de las Tormentas fue la primera en bajar, seguida de Alcabros y al poco de la Jedi. Visiblemente consternada por el potente eco del lado oscuro que emanaba la nave.

- Puede que el capitán no esté presente, pero su huella en estas paredes es inconfundible, no estamos solos, un usuario del lado oscuro se encuentra con total seguridad en el puente. El Primarca solo nos muestra una compuerta que seguir. No hay camino atrás... -

- La del usuario del Reverso Tenebroso no es la única presencia en la nave, - Xsycissae parecía hablar más para sí misma que para sus acompañantes - alguien más le acompaña. Aunque su presencia casi se ahoga en la atmósfera que nos rodea.

Las palabras de Hek Onwee sobre la personalidad de la nave, le dieron a Jarik la sensación de que la nave les observaba mientras caminaban hacia el único pasillo posible, y de que no permitiría nada en contra de ella o de su capitan. Quizás tenga una IA cercana a un androide. Todo era posible teniendo en cuenta que se trataba de una nave que pertenecía a alguien que debería de estar muerto desde hace mucho tiempo, y que era una leyenda viva.

Que no serviría de nada el conocimiento sobre las armas o el esquema de la nave para enfrentarse a ella, eso ya lo suponía Jarik. Cualquier nave con un camuflaje como la que tenía el Primarca hacia que fuera un combate desidual para la mayoria de las naves, pero no era eso lo que buscaba. Si había sobrevivido tanto tiempo, infiltrándose en un montón de lugares buscando información no era porque buscara el enfrentamiento; pero esa información podía servir en el caso de llegar a Tarsonis, pues muchos estudiosos les encantaria información de primera mano sobre ello. Nunca se sabía.

Jarik avanzaba de los últimos junto a R2-T4, preguntándose por las presencias que había en la nave. ¿estaría la última descendiente aqui?, eso sería una suerte pues ya no tendrían que recorrer sistema tras sistema tratando de buscarla. Pero era mejor no avanzar en los acontecimientos y centrarse en lo que había que hacer.

Aunque fue un paseo rápido el tiempo pareció tornarse una eternidad entre semejantes paredes opresivas. La sensación de estar en un féretro de metal les acompañó desde el comienzo la caminata.

Cada centímetro de la estructura parecía tener mil ojos, observándoles en un burlesco silencio, no un solo ruido, ni un solo cambio, ni una sola alteración a lo largo de un pasillo que parecía tener vida propia.

Jarik Tharen no necesitaba volverse pasa saber que de algún modo el camino hacia atrás ya no estaba, los escasos pitidos de R2-T4 confirmaban que a medida continuaba su avance la nave los sometía a diversos exámenes, muy parecidos a los realizados por los ithorianos para detectar radiación nociva, microorganismos nocivos o cualquier otra sustancia tóxica peligrosa.

Los sensores ni siquiera lograban comunicarse con su propio carguero. Tenía varias teorías, pero si nada puede salir es una dificultad añadida a ser detectado, algo en lo que el Primarca debía de ser un experto si había burlado durante siglos los escáneres espaciales.

Xscissae avanzaba pendiente de otras guías que no requerían sus sentidos terrenales, el eco de Dante en la nave era una huella perpetua e indeleble, sin dudo incluso algo artificial como el Primarca habría sido afectado por el contacto del lado oscuro, el como era difícil de averiguar, aunque no dejaba de ser un acontecimiento singular.

Sentía un miedo e impaciencia creciente a medida que avanzaban, de las dos presencias que los aguardaban una era incapaz de ocultar esas emociones. Estaba tocada por la fuerza de una manera singular, casi imperceptible, pero era una huella clara y única que sería capaz de reconocer incluso entre 1 millon de Jedis.

No se había equivocado, cuando la ultima puerta corredora se abrió la comitiva se adentró en la sala de mandos del Primarca. Las computadoras trabajaban con un silencio innatural que no ayudaba a mejorar el ambiente lúgubre de la nave. Solo dos figuras rompían el detalle.

La más frágil, una twi´lek de piel púrpura, ojos azules rasgados y cuerpo grácil, de reducida estatura y aspecto frágil. Sus ropas son de color azul eléctrico y decora sus dos lekku con cintas del mismo color. Mira a los presentes con una mezcla de incredulidad, miedo y curiosidad.

La vida que la envuelve parece tenue se la ve nerviosa, demasiado, pero sobretodo desubicada, aun ignorante al papel que cruelmente le había asignado un destino caprichoso. Y sin embargo tiene una grandeza sin igual, algo en su interior que supera a la tormenta de la Tora Naga e incluso al encolerizado León de Tarsonis.

Hek Onwee no necesita preguntar cuando algo rechaza sin que la twi´lek sea consciente su presencia corruptora, por extraño que parezca es como si la alienígena fuera invulnerable a las técnicas de la fuerza.

Aun en silencio otra figura contempla pacientemente a los recién llegados, es sin duda humana, pero con unos rasgos únicos y muy marcados. Es enorme, su altura es muy pareja a la de Alcabros o puede que superior. Sin embargo su corpulencia supera con creces a la del aprendiz.

Viste una armadura de combate, parecida a la de las tropas de asalto aunque algo más ligera, una pistola blaster pesada reposa en el muslo derecho, no se advierte arma de corta distancia, pero sería muy fácil de ocultar entre esas protecciones.

Pero es su rostro lo más singular, demacrado hasta un extremo muy severo, como les ocurre a algunos usuarios del lado oscuro que sucumben con facilidad a las tentaciones hasta volverse demasiado dependientes del reverso tenebroso. La piel es de color gris mortecino, con estrías y algunas cicatrices, los cabellos blancos y muy largos envolviendo su rostro en el que destacan dos ojos negros y hundidos, como si hubieran padecido un grave derrame que nunca fue sanado del todo.

- Esperaba una comitiva mayor, pero un viaje como el de ustedes sin duda habrá tenido sus percances. No obstante, permítanme ser su anfitrión y comenzar con las presentaciones.

Soy Zhoriam, el segundo oficial del Primarca. Tengo instrucciones precisas para que su estancia sea lo más placentera e instructiva que pueda, sin embargo no puedo garantizarles que sea breve. -

Jarik en contra de su costumbre decidió ser el primero en presentarse.
Yo soy Jarik, en cuanto al resto de la comitiva ... dejaré que cada uno se presente y sí, algunos se quedaron en el camino.
- beeep bep toop.
El pitido del androide casi corta la frase de Tharen, y parecía que le reprochaba algo.
- Sí sí, no me olvido de ti. El androide es R2-T4. Encantados de estar a bordo.
Seguidamente dirige su mirada a la twi'lek para ver si se decide a hablar, o si sus compañeros de viaje se presentan a si mismos.

- Soy Xsycissae ss Sassi, descendiente de Xamor Sassi, soy Hek Onwee, Hechicera de la Orden Sith, antes llamada Darth Hagedis Dama Oscura del Sith aunque mis decisiones me han llevado a ser considerada una traidora como lo fue su Maestro. - La voz de Xsycissae imponía fuerza a sus palabras aún sin subir el tono, respetuosa y consciente de la importancia del momento que vivían. - Él es Alcabros, mi aprendiz, aún no tiene del todo clara su elección pero también ha sido considerado proscrito por nuestra Orden.

Los ojos de reptil de la Tora Naga se fijaron en la Twi'lek y, por primera vez con un cierto toque cálido en su mirada. - Supongo que ud es la pieza más importante de los acontecimientos que se desarrollan actualmente en la Galaxia. No es, seguramente, consciente de su importancia, pero sepa que hemos recorrido un gran camino tanto físico como filosófico en su busca.

- N... no... -

Respondió confusa la twi´lek. Su mirada pasaba tímidamente por cada unos de los presentes intentando ubicarlos, pero aquel puzzle se escapaba de su comprensión, de nuevo sentía la misma opresión en el pecho, esa angustia creciente de estar atrapada en una pesadilla, incapaz de controlar la más mínima.

- Solo soy una mecánica, arreglo chatarra o lo que puedo, no no entiendo de jedis ni sith, todos ustedes se han debido equivocar, me confunden con otra persona. -

Miro a Zhoriam de reojo, esperando tal vez una contestación o respuesta, pero los ojos de aquel hombre estaban fijos en los recién llegados, como un depredador expectante.

- ¿No te han explicado nada? Oh dioses, pobre muchacha, ¿cómo han podido dejarte así todo este tiempo?.

Dejame presentarme, soy Erianne Vaelan, Caballero Jedi de Coruscant, no hay bastantes palabras para explicarte lo valiosa que eres, todos los aquí presentes somos involuntariamente parte de un plan mayor, formado hace años, no... siglos tal vez.

Nos hemos visto envueltos en esta odisea, si eres quien realmente eres entonces eres lo más valioso que hay ahora en la Galaxia. -

Jarik veía que la twi`lek no llevaba bien su papel en esta historia; sin duda era muy joven y con muy poca experiencia para pensar que de ella dependían tantas cosas.
- Bueno tú tranquila, que lo único que necesitamos es que repares una máquina. Decía Jarik con una media sonrisa, para tratar de tranquilizarla.
- Nosotros llevaremos la parte de los jedi y los sith, y en cuanto encontremos la máquina tú sólo la tienes que reparar.

No sabía si eso la tranquilizaría, pero no podía hacer otra cosa; mejor que pensara sólo en reparar la máquina y no en el enfrentamiento que habrá que hacer seguramente para poder llegar a ella, o en las consecuencias del fracaso.

- No se lo que necesitan de mi, pero esto es un secuestro y son demasiado extraños para que se trate de una simple maquina.

Estoy cansada de estar encerrada, quiero volver a la civilización, hay muchos más mecánicos que podrían ayudarles. Les repito que están todos confundidos. -

Los ojos reptilianos de la Tora Naga examinaban con detenimiento a la muchacha. El miedo la envolvía con total claridad, las duda nublaban cualquier tipo de juicio y justo por debajo se percibía un ligero matiz de desesperación.

Todos los acontecimientos respondían a una elaborada hebra que de algún modo había sido empezada por Alexander Dante, pero al parecer a medida que la hebra conformaba su telaraña la parte más vital era a su vez la más confusa y la más vulnerable. Era difícil explicarle a una "don nadie" que su cometido era el más grande que la historia había establecido.

- No existe ninguna confusión al respecto, pero me temo que la persona más idónea para explicarle en verdad quien es o de quien desciende no se encuentre entre nosotros. Se avecina una guerra, y le guste o no es la única capaz de ponerle fin. -

- En realidad poco importa, solo es una niña aterrorizada de hacerse mayor, va a tener que madurar a marchas forzadas y contemplar la parte más cruda del multiverso porque en esta ocasión no se trata de hacer una simple chapuza de las que está acostumbrada.

Tal vez aun crea que su don para la mecánica es natural o puede que aun tenga la inocencia de pensar que sobrevivió en esa nave por mera coincidencia, no, las coincidencias no existen ni nada ocurre por el mero azar. Somos todos parte de un complot mayor en el que apenas unos pocos pueden atisbar el comienzo de una larga cadena de eventos y sucesos.

Esto les incluye a todos ustedes, pero al menos veo que ya no portan la venda sobre los ojos, desconozco exactamente el qué se espera de ustedes, pero esas respuestas vendrán de mano del capitán y por su estricto sentido de la puntualidad no creo que se demore más de unos días. -

Jarik no sabía si con estas palabras conseguiría que se tranquilizara, pero lo dudaba. Estaba claro, que era una niña que tenía ganas de volver a su tranquilidad; pero no se podía hacer nada por ello. Su tranquilidad sería por poco tiempo, pues los sith acabarían con todos.

Por desgracia, él tiene razón. No es cuestión de que haya otros mecánicos, que no los hay, también es una cuestión de tiempo; cuanto más tardemos en arreglar esa máquina, a más enemigos tendremos que enfrentarnos y más sistemas correrán el riesgo de ser barridos. Por cierto, no nos has dicho tu nombre.

- Geela Ominia, quería volver a Ryloth después de terminar un trabajo, pero la nave que me transportaba y toda la escolta fue atacada.

Todo estaba intacto, pero la gente muerta, muerta por todas partes, asesinos invisibles recorriendo la nave. yo... ¿qué está pasando, quien es toda esa gente?. -