Partida Rol por web

- Espero que la tora naga pueda estabilizar el vuelo, porque si los valores de energía exteriores continúan aumentando, pronto nos quedaremos sin blindaje y terminaremos fritos.

El jedi informó con los dientes apretados. No solía equivocarse cuando hacía cálculos bajo presión. La vida para él era algo demasiado valioso. Continuó con su cometido sin añadir nada más. Podía parecer que mostraba una verdad lamentable, quizá incluso pesimista, pero en realidad no hablaba desde sus emociones, sino desde los hechos y la razón. No decía nada que no hubiera dicho una fría computadora.

El maestro jedi hacía cuanto podía, pero el resto no estaba en sus manos. No podía intentar sanar el cuerpo y la mente de nadie sometido a tal esfuerzo. Era algo sobrenatural. Esta galaxia, sus habitantes, no estaban preparados para atravesar esa barrera. Lo sabían antes y lo sabían ahora. Quizás, si esa era la voluntad de la fuerza, lograran llegar a destino. Era algo improbable, pero la fuerza era algo que no estaba a merced de las matemáticas.

Tormak se concentró en su tarea. Nada más importaba ahora, sólo mantener con vida un cuerpo que parecía carente de alma alguna...

Tormak centraba sus esfuerzos en reparar ese cascarón destrozado que era el cuerpo de la Sith. Nadie podría decir nunca que no puso todo su empeño en sanar aquel cuerpo destrozado, pero las heridas reaparecían cada vez más rápido. La fuente venía de dentro, tal vez de la mente o el propio alma de la Tora Naga, si realmente la mente de esa criatura estaba centrada en la inmensa tormenta estelar su cuerpo pagaba con creces la osadía de navegar por ese océano encolerizado. Ya que a fin de cuentas esas heridas no eran naturales, cada marca parecía una horrenda quemadura de energía, pero no se trataba de simple calor de láser, o el poder en bruto del lado oscuro. Cada marca en el cuerpo de Hek Onwee era la caricia de la energía cósmica que gobernaba en la Puerta Estelar. La propia radiación del cosmos estaba destrozando su cuerpo y Tormak se enfrentaba a un adversario infinito que desconocía cualquier concepto de piedad, misericordia, cansancio y destino.

De lo único que estaba seguro es que la mente de Xsycissae se encontraba fuera de su cuerpo. Unida a su envoltura material por un efímero cordón invisible. El alma de la Bruja de las Tormentas era la que se enfrentaba a la furia primordial del cosmos y todo el daño que esa parte sufría se trasladaba a su cuerpo mortal con horrendas consecuencias. Tormak no podría sostener ese cuerpo por mucho tiempo, estaba más allá de cualquier sanación, e incluso dudaba que el don de Pleges pudiera curar el castigo que ya había sufrido.

Comprendió que el destino de la tora naga estaba ya más allá de su voluntad. Lograría con esfuerzo mantener su alma unida al cuerpo, el tiempo bastante para que la hechicera intentara hacerse con el control de una nave a la deriva en la más poderosa tempestad jamás vista en el universo por ojos mortales. Más allá de eso no se atrevía a conjeturar. Morir era inevitable, pero eso no le quitaba ser un momento sombrío, que equipara por igual a héroes y a villanos.

Había puesto tal empeño en su tarea que ni siquiera fue consciente de que sus piernas le fallaron y su maltrecho y agotado cuerpo amenazó con derrumbarse por el esfuerzo, hasta que los férreos brazos de Gorek corrieron en su auxilio, transformándose el padawan en el bastón que ahora mantenía de pie al maestro jedi, mientras este continuaba centrado en su única tarea de preservar la vida, ignorante de que tal esfuerzo podía costarle la suya propia.

Tharen lucho contra si mismo y tal vez contra todos al mismo tiempo, intentando experimentar algo que a priori había dominado hace muchos años, sin resultado alguno. Ese detalle que se le escapaba continuaba evadiendo todos sus esfuerzos por detener el extraño fenómeno que experimentaba en lo más hondo de su ser. Ambos lados giraban supuestamente en un ciclo infinito, o al menos así le habían enseñado. Pero esa respuesta no correspondía al enigma que enfrentaba.

Luz y Oscuridad campaban a sus anchas por la nave, libres de la cárcel de carne que era el caballero gris, ninguno de sus acompañantes pareció apreciar ese extraño fenómeno, y en lugar de desvanecerse como esperaba Jarik continuó de pie. El brillo se había apagado y solo quedaba una luminiscencia gris, se sentía vacío por dentro y débil, como si varias partes de él se hubieran escapado para siempre.

Algo había cambiado a su alrededor. La escena estaba inmóvil, sus compañeros parecían quietos, fuera de la línea temporal que ahora atravesaban. No había ningún ruido, quitando la propia respiración del caballero gris. Se sentía flotando en un lugar algo distante al Primarca, como si su mente hubiera escapada a algún reino de la mente extraño.

Su cerebro trabajaba con celeridad para entender los cambios que se sucedían a su alrededor, pero su parte racional se quedó a un lado cuando el instinto del caballero tomó su lugar. No lograba entenderlo, pero sus reflejos actuaron por el desenvainando su familiar sable láser. Dos rápidos movimientos seguidos de dos defensas consecuentes evitaron que dos sables idénticos al suyo le enviaran donde nadie ha regresado.

De poder habría deseado despertar y sonreír al reconocer que todo era una pesadilla, pero no era así. Era real, tan real que solo el podía experimentarlo y ante sus ojos se erguían dos figuras casi idénticas a él, pero tan opuestas como la noche y el día o la vida y la muerte. Siendo esta última la que estaban deseando otorgar al caballero gris.

- Es solo un problema... -

- ... de elección. -

- Tharen se enfrenta sus demonios personales, la bruja sigue perdida en la tempestad y de no tomar el timón se llevará al maestro jedi con ella.

Estamos tan lejos de nuestra galaxia que no puedo expresar con aritmética esa distancia, estamos casi a la mitad del viaje, si los cálculos son correctos un poco más delante se encontraría la singularidad, si en aproximadamente seis minutos la nave sigue entera entonces la puerta existe al otro lado, si por el contrario no es así espero que no les quede nada pendiente en esta vida ni en la otra por resolver.

A mi señal inferior derecha a quince grados mitad de potencia, desviar más energía a los estabilizadores de estribor. -

Tormak apenas sentía la conexión entre su cuerpo y su mente, mantener el cuerpo de la tora naga con vida estaba reclamando toda la concentración posible del maestro jedi. Sin embargo, su convicción y su entrenamiento le permitían aún seguir luchando por ganar esa batalla contra el torbellino generado por la puerta estelar.

Tormak había aprendido y, había intentado transmitir que eran las acciones de las personas, su voluntad y su convicción las que los definían y creía tan fuertemente en ello que estaba dispuesto a morir por preservar aquello que había guiado toda su vida.

Volvió a concentrarse en el débil hilo que mantenía unidos la mente y el cuerpo de la tora naga. Su voluntad era férrea. Ese hilo no desaparecería en el vacío del universo, puesto que esto, además de provocar la muerte de Xsycissae y del propio Tormak, también conllevaría la muerte de todos aquellos que les acompañaban.

Jarik observaba a los que podrían ser sus gemelos; se veía claramente que uno era el lado de la luz y el otro la oscuridad que había dentro de Jarik y que le estaban obligando a elegir.
Esta vez no habría la ocasión de revertir la respuesta o la confianza puesta en un lado de la Fuerza. Tenía que elegir, o quizás luchar y vencer a los dos.
Aún así Jarik no era un guerrero por naturaleza, no tenía la necesidad de demostrar lo que valía en combate. Además, como bien decían había que elegir y él ya lo había hecho.
Hace mucho tiempo que elegí mi camino. Y algo que tal vez me he dado cuenta ahora, es que no se trata de mantener el uso limitado de un poder sobre otro sino de que tus decisiones sean tuyas sin influencias de si está bien o no, sólo si hay algo que hacer o no.
No me malinterpretéis, no creo que la gente se divida entre los que tienen poder y los que usan el poder; simplemente no creo que tenga que elegir entre los dos lados de la Fuerza ni pelear con ninguno.
He estudiado todo lo posible ambos lados y cada vez me doy cuenta de que algunos de los miembros más poderosos de la Fuerza comprendían ambos lados. Por eso ahora sé que no hay un lado de la luz o un lado oscuro, sólo la Fuerza.
Con ello Jarik esperó la respuesta de sus gemelos, con la calma de un jedi y las ganas de pelea de un sith todo en uno; como había dicho, no era equilibrar sino aceptar que no hay distintos lados.

El zabrak no dijo nada para no enturbiar las concentraciones que ya nada tenían que ver con él . En aquellas circunstancias, sólo podía ayudar con su silencio. Preparó las indicaciones que sugirió Dante y aguardó a su señal para ejecutarlas.

- Buena respuesta... -

- ...si fuera el equilibrio lo que buscamos. -

Tharen se agachó justo a tiempo para esquivar la acometida de su mitad buena. El sable pasó muy cerca de su muslo obligando al caballero gris a moverse lateralmente o sufrir el corte del sable láser. Su otra mitad atacó en un violento salto, trabando su arma con la de Jarik, en un duelo de poder físico, cada sable estaba muy cerca de la cara oponente, con las consecuencia que eso acarrearía de llegar a tocar.

Luchar contra una parte de si mismo era complicado hasta decir basta. Sus propios trucos y su propio entrenamiento no podían aportar nada a la contienda. Pero tenía que buscar una salida rápida al embrollo, porque a simple desgaste llevaba las de perder contra dos veces si mismo.

Tormak ignoraba el sudor deslizándose por su espalda, sus esfuerzos le estaban agotando progresivamente, notaba su propia respiración pesada y muy veloz, las piernas fallándole de no ser por el apoyo de Gorek a medida que el cuerpo de la criatura sucumbía a los rigores del viaje espacial.

Incluso los aparatos médicos mostraban el estado inerte de Xsycissae. La batalla no se libraba ya con su cuerpo, sino con la mente en plena pugna en el ojo del huracán. A medida que la tormenta se cebaba con la Tora Naga las heridas se multiplicaban y la sangre manaba en abundancia, manchando el hábito sith y el suelo metalizado del Primarca.

En esos momentos la única conexión de Lady Hagedis con el mundo de los vivos era la sola voluntad del Jedi negándose a dejarla escapar a su destino final. Y aunque el sacrificio por otros era algo más que aceptado por Tormak en estas circunstancias de poco serviría, el cuerpo de la tora naga ya estaba muerto. Si sucumbía a la fatiga el alma de la bruja partiría al lado oscuro de la fuerza. Dejando al Primarca a expensas de su piloto y el blindaje.

Aunque poderoso en la fuerza el maestro jedi seguía siendo un hombre. Con sus capacidades y limitaciones. Un hombre sabio admite sus carencias y trata de mejorarlas, pero conoce ciertamente hasta donde puede llegar, en ese lugar estaba llegando al fin de sus fuerzas.

- Lady Hagedis nos abandonará en breve. Puede que en su partida se lleve también al maestro con ella. Hemos pasado el punto que equivaldría a la singularidad, así que la puerta tiene salida, aventuró que a pocos minutos.

Si puede hacer algo por su camarada hágalo ahora. No podrá mantener el alma de la bruja en la nave sin desmayarse exhausto. Ya que Xsycissae va a morir que al menos su vida haya servido para algo. -

El maestro jedi estaba exhausto, sus rodillas se doblegaban pidiendo tocar el suelo, mientras Gorek intentaba sujetar lo mejor que podía el cuerpo de Tormak.

El muchacho nunca había visto a su maestro tan débil, tan vulnerable, incluso diría que nunca lo había visto tan entregado a algo. Gorek sabía que su mentor valoraba la vida de los demás igual o más que la suya propia, pero ahora comprendía ahora que su convicción era total.

El maestro estaba llegando al límite de sus fuerzas, dentro de poco su cuerpo no podría seguir su voluntad. Estaba poniendo su propio cuerpo en peligro para tratar de salvar a la tora naga, pero dentro de poco la fragilidad de su cuerpo ganaría la batalla, obligando al maestro jedi a defallecer.

Aún le quedaba un último aliento, una oportunidad de lograrlo, la última. Puso en ese instante toda la energía que le quedaba, esperando que la fuerza viva escuchara su deseo...

Jarik empezó una lucha a vida o muerte; algo que probablemente sería muerte pues no podía esperar combatir contra dos como él, aunque fuesen sus lados más opuestos.
Los gemelos peleaban demostrando no sólo la habilidad de Jarik con el sable de luz, sino demostrando el gran potencial de la Fuerza en cada una de sus técnicas. Tharen para mantenerse vivo utilizaba todo lo que se le ocurría, pues no le importaba si la técnica se consideraba del lado de la luz o de la oscuridad sólo importaba la supervivencia; algo en lo que él se había hecho un experto, o eso creía.
Pero la pelea sólo no bastaba, su mente aún pensaba en cómo salir de este lio. Le parecía una prueba que los usuarios de la Fuerza tenían que pasar y así verían si son del lado de la luz o de la oscuridad; pero él nunca pensó que tendría que hacerla, pues nunca consideró unirse a ningún lado. Para Jarik, la Fuerza era un todo, y el equilibrio implicaba la existencia de ambos.
Jarik recordaba que hacía siglos una profecia hablaba de alguien que traeria el equilibrio a la Fuerza; nunca pudo ver los archivos jedi que revelaban si había ocurrido, aunque estaba bastante seguro de que había ocurrido pues no se le ocurría otra explicación a la purga de los jedi en la época del Imperio. Pero como siempre, no se extinguió a la luz; algunos jedi escaparon y nuevos surgieron con Luke Skywalker a la cabeza.
No tenía que matar a ninguno, pues corría el peligro de que eso desequilibrara por completo su existencia, y quizás pondría en peligro la misión. ¿habría tal vez una manera de convencerlos?

No tenemos que pelear, vosotros y yo somos uno; ni luz, ni oscuridad. Ni jedi, ni sith. Sólo soy Jarik Tharen usuario de la Fuerza en todos sus aspectos.

Tharen aguardaba por igual una respuesta o una acometida. Cualquier opción era válida, incluso ambas a la vez tratándose supuestamente de sus dos mitades.

No obstante había detalles cambiantes que agravaban aun más su situación en el singular confrontamiento. Podía observar la silueta negra de Dante manejando la consola del Primarca a una velocidad impropia de un ser humano, el pulso del maestro jedi por mantener con vida la tora naga y así continuar con la integridad plena de la nave.

Un firme presentimiento le advertía que se acercaban a la salida de la Puerta Estelar, ganar tiempo era una alternativa como cualquier otra, pero Jarik manejaba la posibilidad de quedar atrapado en el túnel hiperespacial, no en un sentido físico, pero tal vez una parte de él quedara presa eternamente, con las consecuencias que eso derivaba.

Con un conocimiento variado observó a sus mitades tomar posición en dos formas de combate bien definidas, su parte luminosa empleaba la defensiva forma VI, mientras que la mitad tenebrosa usaba claramente el ofensivo estilo Ataru, la forma IV. Pero antes de producirse lo que consideraba un ataque inevitable sus dos mitades hablaron por última vez, tan coordinadas que el eco seguía a cada palabra.

- Ha pasado mucho hasta que finalmente has terminado aquí. Estamos fuera del tiempo, del espacio, de todo. Incluso más allá de las leyes del universo. Aquí moran solo los lados más absolutos de cualquier aspecto, la luz y la oscuridad que representan tus acompañantes no son más que ecuaciones a compensar, pero tu interferencia ha impedido que esa compensación se produjera.

Tu, apático e indeciso, incapaz de decidir te mantienes en lo que crees un equilibrio claro, pero no es tal cosa y poco nos importa tus creencias, la única manera de compensarte es con los dos absolutos que siempre has negado. Sea justo o no, si decides no pelear nada cambia de la situación. Pronto la nave alcanzará la salida, y por esa indecisión quedarás atrapado en mitad de ninguna parte y tus compañeros contigo.

Nosotros y todo lo que ves no somos más que la ecuación de la existencia intentado equilibrarse al insertar parámetros extraños. Elije tu baza si eres nosotros o si crees que te conoces, pero nada parará esto. -

Cesaron las palabras y el caballero gris sentía con total claridad a cada mitad apelando al poder que contenía, potenciando los sentidos, incrementando la fuerza y afinando la destreza. Preparadas para un ataque final.

Las palabra de Dante eran claras en su recuerdo, "estará en un lugar de absolutos", el tarsoniano había afinado con suma precisión el encuentro, pero dudaba que incluso con el poder de Dante hubiera logrado adivinar semejante enfrentamiento.

No tardarían en darle un ataque doble, y coordinado a la perfección, tenía que hacer algo, o planear algo, lo que fuera, pero necesitaba hacerlo rapidamente, su única ventaja era la propia afirmación de sus mitades, Tharen poseía varios valores así que tendría varias salidas al embrollo. ¿Pero cual sería la más correcta?

Decisión difícil y rápida, o sería rebanado en escasos segundos.

Si no tuviera miedo de descubrir la estrategia que tenía Jarik habría sonreido.
Estaba decidido a tomarse lo que le sucedía como la prueba que todo usuario la Fuerza ha de pasar para ver si es digno de ser un caballero jedi o no. Probablemente un jedi no lucharía salvo para defenderse, y un sith atacaría con todo y mataria o al lado de la luz o incluso a ambos.
Pero él no era uno ni otro; no iba a quedarse al margen de una decisión pero si se quedaría al margen de la disputa entre sus dos mitades. No sabía las consecuencias de si no luchaba y salían del agujero de gusano, ni sabía las consecuencias de si mataba a uno o a ambos ni mucho menos de lo que iba a hacer.
Tenía que sujetar a ambos hasta la salida del agujero de gusano.

El plan era entre simple y descabellado; si fuese mucho tiempo lo que tuviera que hacer no lo pondría en marcha, pero cómo no faltaba mucho tiempo estaba dispuesto a arriesgarse a todo.
Atacar al que estaba más atrás con la espada de luz impulsada por la Fuerza, y con un rayo de la Fuerza mantener ocupado al delante, haciendo que se defienda con su sable. Después mientras están ocupados así, aprovechar el momento de distracción para correr y saltar en medio de ellos para sujetarles mientras salen del agujero de gusano. Sabía que los poderes no estarían al máximo al tratar de usar varios a la vez, pero no pretendía matar, sólo distraer con ellos para mientras estuvieran espalda con espalda saltar en medio de ellos y sujetarlos mientras salían del agujero de gusano.

Jarik lo veía como el llevárselos consigo, no mataría a ninguno porque no quería renegar de ninguna parte de la Fuerza y tenía que hacer algo pues no podía, o mejor no quería, quedarse al margen.

La medición del tiempo lo era todo, demasiado pronto y los dos podrían volverse contra él y matarlo; demasiado tarde y no tendría tiempo de sujetarlos.

El jedi dejó los mandos con las coordenadas calculadas tal y como le había indicado Dante. Se acercó hacia su compañero Tormak y lo vio visiblemente deteriorado. La puerta estaba destruyéndolos. La misión estaba en claro peligro.

El zabrak se acercó al maestro jedi y se concentró para cederle la energía que a él le escaseaba. Necesitaba fundirse con la Fuerza en aquel breve momento antes de encontrar la salida de la Puerta Estelar, para que hubiera una oportunidad de cumplir lo que habían venido a realizar.