Partida Rol por web

- Comprenda que no me siento muy segura, aunque le agradezco de nuevo que me salvara la vida a mí y a mis hijos... ¿Le importaría mucho que fuéramos andando hasta la estación de trenes...? Chemnitz no es muy grande...

Abrazada a sí misma, Liesel no podía dejar de mirar a todas partes, aterrada aún.

Me temo que esa no es una opción válida, señorita Van Troy, en un tren no creo que pueda protegerla de la mejor manera, es un medio bastante fácil de asaltar. Me pongo algo mas serio, menos cordial y prosigo...

Señorita, mis órdenes son mantenerla con vida, y evitar que le ocurra nada hasta nueva orden, y parece que el tipo de antes no tiene problemas en aparecer y desaparecer de los sitios con sus armas a pesar de la seguridad. Si vuelve a aparecer y yo no dispongo de armas para defenderme... miro a mi pierna, el pantalón ya comenzaba a tornar de un color carmesí...

Esta vez hubo suerte...

Liesel repara entonces en la pierna del hombre.

- ¡Oh, Dios mío...! - se horrorizó, abriendo la boca - ¿¡Cómo...!? ¡Tiene que verle un médico...! Yo conduciré al hospital, usted podría desmayarse...

Sonrío ante las palabras de la modelo, y toso un poco... La verdad es, que duele un poco digo forzando una nueva sonrisa que poco oculta el dolor que debo sentir...

Esta bien, no creo que pueda conducir en mi estado la verdad. doy un paso para ir hacia el coche, y al apoyar la pierna, me quedo sin fuerzas en la misma, reacciono rápido apoyando la otra, pero no puedo evitar soltar un quejido de dolor... Menuda forma de salvarte eee, je

¿Me ayudas? digo mientras le tiendo la mano con las llaves del coche en la misma... Es el mercedes de ahí...*

Antes de salir por la puerta, una voz familiar reclama la atención de la joven modelo, mirando con cierta desconfianza al hombre que está junto a ella, aunque al ver la sangre que empieza a caer al suelo desde su destrozado pantalón, suaviza su expresión.

LIESEL, ¿te encuentras bien? pregunta mientras se acerca, Gabi me ha dicho que saliste corriendo, ¿y tus hijos?, se la ve realmente preocupada, el jaleo en la planta baja es mucho menor que arriba, aunque el sonido de alguna sirena comienza a escucharse, él también te está buscando parece serena, pero su mirada es asustada, aunque intenta ser más firme al cruzarse con la de la joven.

Llamaré a una ambulancia anuncia mientras comienza a marcar un número en el mismo, haciendo un gesto a la modelo para que se espere.

Me giro al escuchar la voz, pero parece que la pierna no soporta el giro, y esta vez si que no puedo aguantar el dolor mas, de mi boca sale un gutural sonido de dolor, mi mano se dirige a la pierna que la agarro con fuerza...

Mi mirada se clava en los ojos de Liesel, mientras niego con la cabeza... Tenemos que marcharnos... nada de ambulancias joder... miro entonces la mano de la modelo y de nuevo a ella tendiéndole las llaves desde el suelo... Por favor...

Observa la irrupción de Isotta girándose por el propio impulso nervioso que le causa la aparición de ésta. Asiente cuando la italiana le pide un momento y se acerca a Herman para decirle, en un susurro preocupado:

- Vaya en esa ambulancia a que le cosan... Yo... Llevaré el coche hasta el hospital, o... Sé... Sé que suena raro, pero... ¿Podría reunirse conmigo en Viena?

Escucho las palabras de Liesel, mientras el dolor va en aumento. No... es, es peligroso digo casi con las últimas fuerzas, finalmente, trato de incorporarme y me sujeto a ella, colocando mi boca junto a su oído... Si no voy a convencerte, en la guantera hay mapas y bolis... apunta tu teléfono... finalmente ya casi sin fuerzas caigo hacia atrás en el suelo... Espéreme...

Isotta regresa a la escena, No se mueva más por Dios, dice la mujer dirigiéndose a Heller, la ambulancia llegará enseguida luego se acerca a la modelo, mirándola con preocupación.

Siéntate querida, la policía llegará pronto también, ha tenido que ser horrible todo el asunto, ¿Cómo han permitido entrar a alguien armado al edificio?, ¿Dónde están tus hijos?, nuevamente su voz se alarma, al no verlos por allí.

Unas sirenas se escuchan ya muy cerca, parecen de policía.

- Mis hijos están a salvo, Isotta... Pero tengo que ir con ellos... No... No puedo sentarme...- se excusa Liesel, nerviosísima mientras entra en el coche y hace lo que Herman le ha dicho, arrancando un trozo de un mapa y apuntando detrás su número. Sale y se acerca con una toallita de su bolso ocultando el papelito, ayudando a sentarse en algún banco a Herman - Gracias... - con la toallita le limpia el sudor de la frente se la da, cerrándole la mano. Tragando saliva primero, dedica una última mirada al hombre que le ha salvado la vida y le da un beso en la mejilla. Volviéndose sobre sus pasos y montándose en el coche para arrancarlo.

La mujer queda confundida ante tu rápida reacción y con cara de circunstancias se queda junto a Heller esperando la inminente llegada de la ambulancia, arrancas y aceleras bruscamente, hace tiempo que no conduces, y nunca un coche tan potente como este, así que escuchas un ligero golpe del parachoques con el vehículo que tienes delante, pero salvando ese pequeño escollo, logras largarte de allí justo con la policía hace su aparición.

Al poner el contacto una música un tanto extraña comienza a sonar en la radio, pero vas demasiado concentrada en no tomar una dirección equivocada, aunque has hecho muchas veces el camino, en nada se parece a los demás, todo es distinto. Finalmente, sin demasiados inconvenientes, llegas a la tu calle, disminuyes la velocidad…

Antes de que Liesel se marche, y tras coger el papel que le ha dado, la miro sonriente... Espéreme, se que quiere ver... me quejo algo por el dolor cada vez mas fuerte... se que quiere verlos, pero que ocurriría si le pasara algo a usted, prefiere esperar unos días a verlos, o que ellos no vuelvan a verla nunca más...

Tras eso, veo como se marcha hacia el coche... espero que atienda a razones y encuentre sentido a mis palabras... El sonido de la ambulancia es cada vez mayor, Dios porque tarda tanto joder...

En un silencio un tanto incomodo la mujer que ha salido a interesarse por Liesel y que escucha sorprendida como esta ha desaparecido a toda velocidad se queda junto a ti, aunque no parece demasiado convencida. Apenas pasan unos dos o tres minutos cuando la ambulancia y la policía llegan de manera casi simultánea.

La mujer hace señas a un policía que a su vez, al ver la sangre junto a ti, repite el gesto hacia una pareja de enfermeros que acaban de saltar de la ambulancia, las tres personas, dos hombre y una chica se acercan a tu posición, sin mediar mucha palabra, sólo las típicas preguntas de si tienes alguna herida más, comienzan a hacer su trabajo.

El agente de policía es ahora quien toma la iniciativa antes de que te transporten a la ambulancia, Señor, ¿que ha sucedido?, pregunta en un alemán un tanto atropellado.

Noto como comienzan a toquitearme, me mueven y me colocan sobre una camilla, y trabajan sobre mi pierna... mi rostro ahora es de dolor, ya no lo oculto, y ante la mirada y pregunta del policía menos...

Estaba, dentro... y ... no se, apareció un hombre, con una pistola y una... parecía una espada digo abriendo los ojos, aunque quizá solamente fuera un machete o no se... no entiendo de... esas cosas

Aaaarruuuu grito cuando noto como hacen su trabajo con la pierna... No recuerdo mas... solamente el sonido de la ambulancia y usted...

EL policía abre los ojos un poco con expresión de sorpresa, la misma que aparece en el rostro de la otra mujer, no demasiado satisfecha con lo que le has contado al agente, aunque guarda silencio, los sanitarios proceden a continuar con su trabajo, trayendo una camilla.

Dígame su nombre te pregunta, Y al hospital al que van a llevarlo le dice a uno de los enfermeros, el cual le contesta con celeridad y el agente toma nota, luego un par de coches de policía llegan al lugar y parece perder interés por ti, mientras que finalmente eres colocado en la ambulancia.

Al ver que parece perder el interés, guardo silencio mientras trato de tocar la pierna, procuraré no decir mi nombre haciéndome un poco el dolorido, cosa que realmente soy...

Así pues dejo que me cuiden y me metan en la ambulancia camino al hospital, finalmente y viendo que hasta que no diga mi nombre no arrancaremos, me pronuncio... Por cierto mi nombre es Herman Heller agente...

Liesel decidió que pasar por su casa sería absurdo: Tenía la tarjeta de crédito para cualquier necesidad, como repostar gasolina rumbo a Viena o comprar algo de comer mientras repostaba. Mientras conducía no podía evitar tener puesto una especie de "piloto automático mental", tratando de evadirse concentrándose en la carretera...
Si pensaba en sus hijos, en lo que habían visto y oído, en que ahora no estaban con su madre y habían estado a punto de quedar huérfanos, le temblaría el pulso, y precisamente por ellos no quiso permitirlo...
En cuanto a aquel cazador... Habría querido decirle que la única guerra que ella provocaría sería una batalla legal por la que le metieran en prisión para no volver el sol, por haber hecho monstruosidad semejante a unos seres humanos, delante de unos pobres niños aterrorizados...
Los llantos de Ethan, la mirada de Johanna...

Liesel... No... - se forzó a sí misma, poniendo el intermitente para coger una de las salidas en carretera en dirección a Viena...

El policía toma nota y finalmente te introducen en la ambulancia, el dolor hace que te mantengas despierto, has oído hablar a los hombres de una intervención, con la adrenalina parece que no era tan grave, pero ahora te das cuenta de que si lo ha sido, el cansancio empieza a nublar tu mente.

El hospital, la llegada vuelve a reactivarte, como una escena de las películas, puertas que abren al paso ligero de la camilla empujado por hombre con una bata blanca, urgencias, cambio a una cama de quirófano, y luego, finalmente, la inconsciencia, una vez fuera de peligro habías sido sedado.

Despiertas, no sabes el tiempo que ha transcurrido, estás tumbado en una cama, unas cortinas de color verde te rodean, una aguja calvada en tu brazo, enganchada a una bolsa de suero, tu ropa descansa en una silla que hay en la estancia, la pierna esta vendada con fuerza y el dolor es menor, por lo menos hasta que la mueves, que entonces es cuando sientes como si miles de agujas se clavaran en ella, parece que la cosa está jodida, por lo menos no ves ni rastro de policía.