Partida Rol por web

El hombre intentó zafarse de encima a su adversario, empujón lo consigue, haciendo que Herman ruede hacia un lado, e incorporándose hasta quedar de frente a la pistola que empuñaba Solaine.

Ray se ha quedado paralizado, y alejado un par de metros del Buscador, que aún continúa empuñando su espada e ignorando otra cosa que no sea la mirada de la joven francesa, Ella debe morir, pero los niños no me interesan, es el mal, provocará una gran guerra, recuerda lo que dije antes

Al hablar, mira por un momento a Liesel, el sombrero que le cubría la cara ahora yace a sus pies, y unos ojos castaños claros e inexpresivos quedan ahora al descubierto, para regresar de nuevo a los enrojecidos de de la portadora del arma.

Siento el dolor al rodar por el suelo de la herida en la pierna... me detengo agarrándome al piso del lugar con las manos y me incorporo con bastante agilidad a pesar de la pierna quedándome frente al hombre y observando a Solaine apuntando al extraño con su propia arma...

Rápido... dispárale !!!! Antes de que le de tiempo a reaccionar !!! grito en un intento de detenerlo, ya he visto su velocidad y sus movimientos son realmente increibles, parece un profesional y esa espada, joder como coño la ha metido aquí sin que lo vieran los guardias !!!!

Liesel intenta que ambos niños queden protegidos totalmente por su cuerpo contra la pared...

- Shh... Johanna... Mira a Ethan, cariño... Ethan... Shhh... Tranquilo, por favor, mi amor... - rompía a llorar Liesel histérica pero hablando en voz muy baja, temblando por la tensión - Tranquilos... Miraos el uno al otro... Mami está aquí, no se va a ir...

Pero "mami" estaba muerta de miedo, máxime cuando aquel lunático la llamó barbaridades sin sentido alguno... ¿Cómo podía Liesel iniciar ninguna guerra si no era capaz ni de pegarle una bofetada a alguien que la insultaba de la peor de las formas...?
Qué dura era la fama... Cuántos lunáticos conociendo su cara y su nombre... Y luego dicen que porqué cobran tánto...

Por una parte estaba inquieta por su vida... Por otra, felíz de que aquel psicópata revelase que no le interesaban los niños... Pero lo que le aterraba era la idea de que sus mellizos se quedasen huérfanos... Y sobre todo que tuvieran que verla morir de forma violenta... No... Demasiado pequeños...

Pero... En su fuero interno, su instinto maternal deseaba a gritos que aquel loco fuese aniquilado inmediatamente...
Nunca le había deseado mal a nadie... Hasta ese preciso instante...

Lo que decía Herman era demasiado confuso... Giró la cabeza para alcanzar a ver la situación, con los ojos completamente empañados por el pánico...

Liesel observaba aterrada la escena, y entonces su visión empezó a nublarse ligeramente, entonces algo sucedió, era como si tus ojos fueran capaces de traspasar el corazón, el alma, como quieras llamarlo de la gente que te rodeaba, aquel asesino, sentías como una fría indiferencia lo rodeaba, determinación y ausencia de remordimientos, su adversario en la lucha, el hombre que decía ser tu fan, te transmitía una parecida sensación, como si ambos estuvieran por encima del bien y del mal, sujetos a su propia moralidad.

Ray estaba allí, sentías su miedo, pero, eras capaz de detectar no era por él, vuestros ojos se cruzaron por unos instantes y la bondad anidaba en su esencia, estabas segura. La francesa en cambio desprendía luz, su espíritu brillaba, pero ciertos jirones de oscuridad parecían atravesarla.

Todo eran confuso, no lograbas entender del todo lo que veías, o creías sentir, tu visión vuelve a aclararse.

Roux dió dos pasos hacia atrás cuando el arma humana se colocó frente a ella, intentando convencerla de algo que era imposible... Ella negó con miedo en los ojos, no atreviéndose a cruzar la mirada con la del hombre. Apenas desvió la mirada donde se encontraba la mujer a la que le había ayudado a encontrar... No podía sentirse peor, tanto física como psicológicamente estaba hecha pedazos... Y eso era algo que se notaba a simple vista, ya que entre otras cosas le temblaban las manos con las que sujetaba la pistola...:

- No... No... Es madre... - volvió a negar, tragando saliva y sosteniendo la pistola, a punto de echarse a llorar... Le tenía verdadero pavor a aquel hombre - Vámonos de aquí... No es... Ella, no es ella, por favor, vámonos... No te pondré pegas, pero por favor, vámonos... - le suplicó negando, en un intento de convencerle... Los labios le temblaban, y no podía soportar el llanto de la criatura... - POR FAVOR, no les hagas daño... - Parecía que aún no había acabado de creérse las "historias" de El Buscador. Pero claro, a base de ostias, maltratos y amenazas... ¿Cómo vas a convencer a alguien? Más bien lo que lograbas es que te odiaran y te temieran... Y te apuntaran con una pistola a la cabeza en el momento más chungo...

Al Buscador no le tembló el pulso cuando enarboló su espada nuevamente confiando ser más rápido que la francesa, pero está, haciendo acopio de una tremenda fuerza de voluntad aprieta el gatillo produciendo de nuevo ese sonido suave, a pesar de estar solo a un par de metros, el tremendo retroceso del arma hace que esta pase alejada del cuerpo del hombre que continúa hacia ti.

Pero parece que ha conseguido desequilibrarlo ligeramente, haciendo que la espada pase rozando la muñeca de la joven, un poco más a la izquierda, y seguramente el tajo hubiera cercenado la mano que empuña la pistola.

Ray aprovecha ese momento para lanzarse sobre el tipo, pero este vuelve a hacer gala de una agilidad descomunal y se aparta de su trayectoria con una finta, haciendo que su cuerpo quede pegado a la pared justo detrás de Solaine que se ha quedado de nuevo frente a él por su propio movimiento, mientras que Ray se rehace para enfrentarse nuevamente a la situación.

Observo el momento, la tensión se puede mascar en el aire, aquella mujer... ¿Dispararía? Tan solo unos segundos que parecen horas, el hombre se acerca sin atender a los ruegos, BAAAM... ha fallado, mierda.

Me lanzo a por el hombre mientras veo como intenta cortar la mano de la pobre mujer... Déjala !!!! Aun no has terminado conmigo !!!! Digo mientras lanzo una potente patada hacia su pierna para desestabilizarlo y que caiga al suelo...

Otro ataque que aquel hombre esquiva, parece que toda su vida le ha dedicado a combatir, pues lo hace con una enorme facilidad y gracilidad, vuelve a levantar la espada señalando a la francesa que es la mayor amenaza por el momento.

!Dejad de luchar!, clava su mirada en Solaine, Sólo ella debe ser eliminada los ojos en Liesel, No me obligues a seguir causando una destrucción que no busco brama devolviendo su atención en la chica del arma.

Frustrado veo como esquiva mi golpe... maldita sea, pero quien coño es este tío...

Tratando de ser disimulado, hago gestos a Solaine para que me lance el arma, quizás ella no esté acostumbrada a disparar, pero mi profesión no me permitía aquellos lujos...

E tu!!!, cara de pan!!! grito para que centre su atención en mi y se olvide de la chica del arma...

Mira, no se de que coño vas, pero no voy a permitir que hagas daño a esa mujer ni a los niños, y por lo que veo tampoco es que trates muy bien a tu acompañante, así que... que te parece si te piras de aquí antes de que te patee el culo...

Liesel abarca a sus hijos en sus brazos y no lo piensa más al ver que las otras tres personas se interponen entre ella con sus hijos y el maldito homicida que quiere, por Dios sabrá qué razón, asesinarla. Sale de sus tacones en el mismo salto en el que echa a correr hacia la salida, gritando a pleno pulmón:

- ¡¡SOCORRO!! ¡¡QUE ALGUIEN NOS AYUDE!! ¡¡¡¡SOCORRO!!!! - la adrenalina y los instintos de conservación y maternal le mueven el cuerpo.

- ¡¡¡AAaaaaaggghhh!!! - la muchacha retrajo el arma, llevándose ambas manos al pecho, espeluznada y aterrada tras haber comprobado como el hombre había sido capaz de intentar amputarle la mano que sujetaba el arma.
Pegó la espalda a la pared, rompiendo a llorar del miedo, y en un movimiento inconsciente e inesperado se llevó el cañón a la sién, con los labios temblorosos... El sudor frío...

- No te muevas... No te acerques... O quedarás ciego - advirtió al hombre, mirándole a los ojos y sujetando el arma con fuerza, apretando la mandíbula entre sollozos... - Y sabes que lo haré... - tragó saliva con aquello último. No había pasado mucho tiempo desde que le pidió que la matara en aquella mugrienta sala de tortura... Y no hay nadie más decidido que quien no tiene nada que perder.

Permaneció sosteniéndole la mirada al asesino, atenta a sus movimientos, dispuesta a volvarse la tapa de los sesos...

El hombre quedo paralizado por un instante, sus ojos siguieron por un momento la desesperada carrera de la modelo cargando con su críos, pero el grito de Solaine fue el que lo condujo hasta su estado actual, las miradas se cruzaron, intercambiando sus miedos, por primera vez desde que se conocieron no hace demasiado tiempo, el suficiente para destrozar su vida.

Con lentitud bajo su arma que quedo apuntando hacia la derecha, el lugar donde se encontraba el hombre herido en la pierna, erguido y desafiante, pero seguía buceando en el pálido azul que parecía sumergirlo en un remolino que finalmente conseguiría arrastrarlo sin remisión, el extraño hechizo de la salvaje belleza que le brindada aquella mujer, la de la desesperación, la de la aceptación del dolor, la primera sonrisa que formaban sus labios, un camino que le era inevitable continuar, el del respeto por la que antes era considerada su víctima, y ahora su igual, dispuesta a dar su vida por una causa mayor, no eran tan diferentes.

La dejaré marchar, pero tu seguirás conmigo, no mataré a nadie más si nos dejan en paz habla con aquel extraño acento de nuevo, atento a cualquier mínimo movimiento a su alrededor, este se produce nada más reinar el silencio de nuevo, el agente de la modelo corre tras ella, ignorando al resto de los presentes, pero el Buscador no se inmuta, sólo ella existe en su mente, aunque no así en su cuerpo.

Observo impactado la reacción del extraño hombre... Aquella mujer no parecía tener demasiadas ganas de marcharse con el nombre, pero la verdad es que había llegado con él.

Maldita sea sin mis armas y el con esa espada estoy en una jodida desventaja... Mierda mierda ella no parece ser mala, porque me pasa esto a mi joder

Aprovecho el medio embelesamiento del hombre para ponerme en pié, lo hago despacio sin brusquedades, no quiero llamar su atención y que me cote las uñas por el codo. Respiro un par de veces algo sonoro, lo cierto es que la pierna dolía... Despacio me comienzo a acercar a Solaine, sin mirar al buscador...

Parece que me dirijo tras ella, a donde se encuentra Liesel...

Sorprendentemente El Buscador baja el arma... Y ésta asiente endeblemente a sus palabras, suspirando más tranquila. Sin embargo, da a impresión de que no logra visualizar bien e incluso de estar enferma, ya que en ocasiones parecer cerrar los ojos por un segundo y se mareaba. Daba toda la impresión de que no duraría mucho más de pie. El arma... El cuerpo... Todo resultaba tan pesado ahora...
Desvió los ojos, perdida, a donde quedaba Herman, acercándose... Después en la dirección en la que se había marchado la pelirroja con los niños, los cadáveres... Y finalmente, al asesino:

- Acércate... Marchémonos... - le pidió al hombre que quedaba delante suya, sin separar el arma de su cabeza... Al contrario que éste, ella parecía no terminar de fiarse del homicida. ¿Pero qué otra cosa podría hacer...?

No te muevas sin mirarte, levanta la espada a la altura de tu pecho con el brazo extendido, continuaba perdido en los ojos de la francesa, y avanzo los pasos suficientes hasta llegar a su altura, entonces, con la mano libre, volvió a extraer de su bolsillo aquella especie de piedra que quedaba parcialmente oculta a los ojos de Heller, volviendo a repetir el mismo procedimiento que en la habitación donde antes os encontrabais, aquel pequeño y complejo holograma de números.

Enfunda la espada en su espalda con una endiablada rapidez, y te tiende la mano, esperando a que entres en contacto con él, había cierta preocupación mientras ponía en marcha el aparato, hay algo diferente en él, estás segura, aunque no podrías precisar con exactitud cual es la diferencia, Nos marchamos dice con aquella voz que empezaba a sonarte familiar, lo cual no era para nada un consuelo.

Me detengo ante la amenaza de aquel hombre... Mierda joder... ella no quiere irse hijo de puta... Voy a dar otro paso pero la espada sobre mi pecho y la pierna sangrando no son buenos compañeros, y se cuando retirarme antes de morir...

Miro fijamente a la mujer, mientras parece que aquel hombre se prepara a hacer... algo extraño para marcharse... Oye tu... digo refiriéndome a la mujer... No te rindas, pienso ir a por ti, y rescatarte, te lo prometo.

Seguidamente, y tas ver como guarda su espada doy media vuelta y salgo corriendo del lugar, tengo que encontrar a Liesel como sea... Salgo y comienzo a buscar por donde a podido salir corriendo.

La joven avanzó de forma cansada hasta la altura del espadachín y elevó una mano para coger la que el tendía. Su tacto era delicado y frágil, tembloroso... Su piel tan blanca que amenazaba con romperse a pedazos con el más leve golpe... Y sus ojos, los cuales desvió hacia los pies del herido cuando éste le habló, como si estuvieran demasiado cansados como para alzar la vista, parecían abandonar la realidad por momentos, cerrándolos cuando quedaba frente al asesino y, curiosamente, dejando apoyar la frente en el pecho de éste, mientras bajaba el arma... Se iban a marchar... Nunca mentía...

Liesel sigue a la carrera, sin mirar atrás y pidiendo socorro a pleno pulmón... En su mundo sólo existen en éste momento sus hijos... Ethan no deja de llorar, y Johanna está paralizada... No podía pensar en otra cosa que en ellos. Ya había perdido a su padre... No les iba a perder a ellos.

Las lágrimas le teñían las mejillas arrastrando el maquillaje, buscando llegar al hall desesperadamente, con la cara roja por el esfuerzo de gritar, pero el gesto centrado en seguir el camino y poner a salvo a Ethan y Johanna... ¿¡Dónde demonios se metían los de seguridad cuando una modelo del estudio chillaba que le ayudasen...?

- ¡¡HAN MUERTO DOS PERSONAS!! ¡¡¡SOCORRO!!!

La joven salió al pasillo gritando y aferrando con fuerza a sus dos hijos, algunas personas empezaron a salir de los otros estudios con más o menos celeridad, y entonces una mano se posa su hombro, y una voz familiar a tus espaldas.

¡Liesel!, espera, te agarra con firmeza, deteniendo por unos momentos tu alocada carrera no hay tiempo, tienes que confiar en mi, te mira algo angustiado, temeroso de no ser creído ese hombre, volverá a buscarte, debes huir, corres un grave peligro, y mira a los críos ellos también si están contigo, la policía no te ayudará, no te creerá, te pondrá protección durante un tiempo, pero eso no lo detendrá, ya lo has visto traga saliva, al fondo del pasillo uno de los guardias de seguridad empieza a correr en vuestra dirección.

Liesel, no es ninguna broma, dame a los niños, los pondré a salvo, los llevaré con Alma, debes ir a Viena, Josef Herzog, busca a ese hombre, él te ayudará, tienes que creerme, insistía con desesperación en su voz, sabía que los niños eran lo que más querías en el mundo, No vayas a tu casa, ni a ningún sitio que este relacionado contigo, y no te fíes de nadie, sólo de ese hombre, Josef Herzog vuelve a repetir entre los gritos, las carreras, y el llanto de tus hijos agarrados a ti.