Partida Rol por web

El hombre levanta la mano mostrando un pequeño mando, como el de los aparcamientos privados. Pulsa un boton y la caja con el contador emite un breve pitido. Inmediatamente despues oyes otro pitido procedente de algun punto de la casa.

- Tenemos cinco minutos hasta que la otra bomba convierta este piso en cenizas. Sientate y escuchame, se una buena niña.

Te das cuenta de que en la otra mano tiene otro mando igual. Si no fuese por el segundo pitido creerias que se trata de un triste farol.

- No te voy a decir mi nombre real, pero puedes llamarme Rayden. Me han contratado para acabar con Oleg Pancratius, el pago es de dos millones de dolares. Te daré uno si me ayudas a matarlo.

Espera unos segundos antes de continuar para que tu imaginacion se dispare al oir que puedes ganar un millon de dolares.

- Se lo que estas pensando. Crees que en lugar de pagarte te mataré y asi me ahorraré el dinero. Pero no soy asi, soy un profesional. Solo mato por contrato o para defenderme, y de momento nadie ha pagado por tu vida. Te diré lo que haremos, cariño. Ingresaré en la cuenta bancaria que tu quieras el millon de dolares y despues haremos el trabajo. No volveras a verme ni a saber de mi, al fin y al cabo es mi ultimo trabajo. ¿Que me dices? ¿Quieres vivir con una reina?

 - ¿Qué le hace pensar que puede llegar a interesarme su propuesta señor... Rayden? - Serna pronunció ésta última palabra con cierta muestrde desprecio, dentro de su cabeza sabía que conocía ese nombre y ya había identificado que sonaba al personaje de un juego de niños. 

- ¿Qué es lo que pretende de mí? Sabe que trabajo para Oleg Pancratius y que ni bien salga de aquí me contactaré con él para comunicarle esta traición que pretende de mí. A menos que deje explotar su juguetito, claro está. - Serna de momento conservaba la calma pero comenzaba a preocuparse, esa incordia era más de lo que pretendía manejar en un solo día y no pensaba aceptar un segundo trato. 

Tu indeseable invitado continua conversando sin moverse lo mas minimo, sus ojos inyectados en sangre te miran fijamente a traves de la mascara.

- Nena, eres muy guapa, pero tienes que pensar un poco mas. Pancratius solo tiene rusos en sus filas, y ademas deben cumplir algunos requisitos. Como por ejemplo haber estado en la carcel o jurar lealtad. ¿Estas dispuesta a eso?

Antes de que contestes continua hablando.

- Te usaran como cabeza de turco para su proxima operacion y te pudriras en la carcel. O haran negocios contigo, o de ti, y luego apareceras en el rio Hudson con unos zapatos de cemento. Piensa bien que te conviene, yo te ofrezco dinero por un trabajo sencillo. Y te doy mas garantias que esa panda de fanaticos comunistas.

 Serna da vueltas de un lado a otro sin demasiadas dudas, todo lo que estaba diciendo este hombre era factible tanto de un grupo como del otro. Cualquiera de los dos podrían ponerle Stilettos de cemento y mandarla a bucear con los peces, era el precio del poder y hasta un murciélago podría ver que Oleg Pancratius ostentaba mayor poder que la marica sentada en aquél sillón, pero ¿Cómo podía deshacerse de él?

- Tendré que pensarlo, este tipo de decisiones no se toman a la ligera y por otro lado tengo que asegurarme de tener lo que quiero, que evidentemente no es lo que me ofreces. El dinero va y viene, el dinero se compra, se roba, se pide y se quita. No me interesa. Quiero poder, quiero mis expedientes limpios y mi cara en todas las marquesinas de este agujero de ciudad, y en el resto de los estados. Quiero que la gente use mi nombre como referencia para vivir sus vidas, mi cara para productos de maquillaje, madres que quieran ponerle mi nombre a sus pequeñas. Si puedes darme eso dime donde debo firmar, en caso contrario ya sabes dónde está la puerta.

Cuando comentas tus deseos Rayden lanza una carcajada tan sonora como molesta.

- ¿Y crees que eso lo conseguiras con Pancratius? La Bratva no permitirá que alguien relacionado con ellos obtenga fama o popularidad alguna. Eso podria hacer que llegasen a Oleg a traves de ti. Sin embargo si coges mi dinero podras empezar la vida que quieras en otro lugar. Podras elegir cualquier pais y empezar alli como una mujer millonaria, la fama no tardará en llegar. En cuanto a tus antecedentes y cargos, bueno, este uniforme no es parte del disfraz. Puedo pedir que me devuelvan un par de favores y dejar tu historial limpio. Aunque siempre tendras a la mafia esperando para acabar contigo.

El hombre mira el reloj de su muñeca, seguramente para saber cuanto tiempo queda para que explote la bomba.

- Tic, tac, nena. No cometas el error de irte con los malos.

 - Lamentablemente, yo SOY  de los malos. - Serna acentúa la palabra con desdén e ironía a la vez que desaparece detrás del desayunador. 

Tras desaparecer de la vista de Rayden tan solo puedes oir la replica del hombre.

- Cambiaras de idea y me rogaras que te permita participar en mi operacion de limpieza. Hasta entonces disfruta de tu nueva vida, será breve pero intensa.

Aprovechas tu invisibilidad para asomarte y compruebas que tu invitado ya no esta en el sofa. La puerta sigue cerrada y no ha tenido tiempo de abandonar la habitacion. Aun asi te apresuras a comprobar el resto del apartamento para confirmar que no esta en ninguna de las habitaciones.
Sin embargo no tienes tiempo de pensar como ha huido, la bomba sigue en algun lugar de la casa y si él se ha marchado seguramente se debe a que no quiere verse afectado por la explosion.

 En cuanto nota la desaparición del sujeto Serna corre automáticamente a identificar la casa para ver si a simple vista podía encontrar los explosivos, en caso de que estuviesen allí y luego se dispuso a correr hacia la puerta de entrada. Lamentablemente tirarse por la ventana no estaba entre sus opciones, por qué no podría tener el poder de ser inmortal maldita sea!. 

Serna corrió por su vida en los limitados segundos que tenía para sobrevivir. 

Rapidamente buscas el otro artefacto, pero por mucho que miras no encuentras nada. Podria estar en cualquier sitio.
Sabiendo que todo puede explotar en cualquier momento sales de tu piso e incluso bajas varias plantas para huir de una explosion cuya potencia desconoces.
Llegas a la planta baja y te detienes para recuperar el aliento, por suerte no hay nadie alli para verte.

Tras varios minutos sin oir nada decides regresar a tu apartamento. Calculas que han pasado diez minutos, Rayden dijo cinco minutos y de eso han pasado mas del doble.
Entras lentamente y buscas al individuo, pero no parece haber nadie en tu piso. Te aproximas al horno para comprobar la otra bomba. Cuando te acercas compruebas que el reloj marca cero.
En una demostracion de valor sin precedentes sacas la bomba del horno y la examinas con la luz adecuada. Es entonces cuando te das cuenta de que la caja esta vacia y el reloj ni siquiera esta conectado a la caja. Simplemente esta pegado.

La madrugada avanza mientras te dedicas a buscar la otra bomba, pero no encuentras absolutamente nada. Esta claro que si Rayden queria matarte podia haberlo hecho de una forma mucho mas sencilla que haciendo explotar un piso en el centro de Nueva York. Lo que no deja de asustarte es su capacidad para huir casi delante de tus ojos.

Serna parece consternada por los acontecimientos que la habían acosado en las últimas horas y debía bajar un poco el nivel de stress. Cogió uno de sus mejores atuendos y se miró al espejo para admirar su belleza. No había mucho para hacer ahí afuera por lo que una vez estuvo perfectamente maquillada y logró sentir el equilibrio exacto entre su propio olor y la nueva fragancia de Dior, entró a su habitación donde una de sus más esculturales creaciones la esperaba con un traje sin una arruga y otra fragancia que parecía combinarse magistralmente con la suya. 

El hombre le dirigió una sensual sonrisa y se quitó el saco para luego rodearla con sus musculosos brazos. Dos copas de Champagne los esperaban burbujeando sobre la mesita de vidrio y el hombre la acompañó con suaves caricias hacia ella para poder coger ambas copas y fundirse en un brindis, el segundo del día. 

La noche concluyó en una explosión de placer que ella jamás aceptaría que no era real. Todo lo que había pasado allí lo había compartido plenamente con su maravilloso amante, por más que ahora abrazara la almohada sola luego de deshacerse de su fantansía. 

Una noche de pasion te hace olvidar el desasosiego causado por la visita de Rayden y el engaño de las bombas en tu apartamento. Finalmente te duermes esperando que el proxima dia no sea tan ajetreado.

Una suave musica te despierta justo a la hora deseada, te desperezas y te levantas de la cama pero permaneces sentada en ella.
Tras tu dia libre hoy toca volver al hospital, tu turno empieza en apenas una hora pero por suerte tienes tiempo de ducharte y desayunar tranquilamente. Tras el ultimo dia y sus consecuencias dudas si merece la pena continuar tu trabajo en el hospital, al fin y al cabo pronto dejará de ser tu fuente de ingresos principal.
Decidas lo que decidas el dia no ha hecho mas que empezar y las opciones son ilimitadas.

 Serna coge su bolso y baja por el ascensor directamente al subsuelo del edificio donde su humilde 306cc la espera con un brillo negruzco y mostrándose recién pulido. 

Toma la avenida principal y deshecha la idea de haberse equivocado al no hacer conducir a uno de sus esbirros. El día parece prometedor y quiso comenzar a disfrutarlo en carne propia. 

Las puertas del hospital se encuentran abiertas. Las Enfermeras cotillean detrás del mostrador de una de las secretarias y poca gente se acumula en la sala de espera. El hospital privado nunca se llenaba demasiado, quizá por la buena organización del mismo, o quizá simplemente por los elevados precios de pertenecer a ese reducido círculo de ridículas personalidades que creían que su cura se encontraba en tener más billetes de 100 dólares en sus carteras que en en banco. A Serna esto le dio gracia una vez más. 

Saludó con aparentes francas sonrisas a los dos o tres personajes que le hacían la estadía un poco más soportable y luego se encerró en su laboratorio pensando si realmente debería mantener aquel empleo para llegar al estrellato. Luego de tener la imagen de Oleg en la cabeza por más de media hora analizó la idea de ir saquear un local de Dolce & Gabanna sólo por la diversión de hacerlo, dado que podía pagar perfectamente las prendas. Decidió no hacerlo, Oleg podría ponerse furioso y no conocía su modus operandum aún. Prefería esperar atentamente a sus primeras indicaciones. Si no diera señales de vida en los próximos dos o tres días, algo haría para pasar el aburrimiento

Serna cogió su libretita de plateados anillos y con su pluma de tinta negra empezó a garabatear marquesinas en las que unos muñecos de palitos la mostraban a ella y a todos sus seguidores sonreír a la cámara.

El hospital te aburre de sobremanera. La escasa accion y la poca trayectoria que ofrece a tus ansias de fama y riqueza minan tu moral a cada minuto que pasas alli.
De repente escuchas un alboroto en la sala de personal, la curiosidad te lleva hasta alli para conocer que provoca tal comportamiento en un hospital.
Cuando llegas ves a medicos y enfermeras observando atonitos la television. En ella se muestra una vista aerea de la central de policia de Nueva York. El edificio presenta un enorme agujero en el centro ademas de fuego y humo por doquier. Segun la informacion que aparece en pantalla se ha producido un ataque contra la central, se calculan decenas de muertos y heridos.
Los empleados del servicio de emergencias no tardan en recibir avisos y se movilizan a toda velocidad.
Una enfermera rompe a llorar al ver la destruccion provocada. Algunos cadaveres, y algunos trozos de cadaveres, salpican los alrededores del edificio junto a escombros y demas restos de mobiliario.
Parece que despues de todo va a ser una mañana movida en el hospital, seguramente distribuyan a los heridos por los hospitales de la ciudad.

Mientras sigues viendo el informativo tu telefono vibra en tu bolsillo. Lo consultas y el secretario de Pancratius te confirma que desea verte en un café proximo a Central Park. Parece que ya tiene un trabajo para ti, aunque no te puede ampliar la informacion por telefono.
La cita es dentro de una hora, tiempo mas que suficiente para llegar al lugar acordado.

 Serna aprovecha su ubicación como si hubiese ido a la aglomeración de gente para avisar de su retirada, aunque se mantiene viendo el informe televisivo un rato para apreciar la destrucción. Internamente se relame pero no deja mostrar superficialmente otra cosa que no sea dolor y conmoción. 

La mujer avisa en secretaría que se retira por el día de hoy y que cualquier imprevisto siempre podrán ubicarla en el celular, como de costumbre. 

Al abandonar el hospital y encontrarse en la parte trasera de su vehículo siendo escoltada por uno de sus fornidos hombres de traje, apaga el celular para no ser molestada, de seguro esos necios sin seso la llamarían para preguntarle cómo hacer macramé con los intestinos de alguna de las víctimas, no estaba para pequeñeces. 

Al llegar al lugar de la cita verifica su reloj para estar segura de que todo marcha como planeaba y que fue buena idea dejar conducir a uno de sus esbirros que tuviera mejor noción que ella del mapa sin tener en cuenta que su creación era parte de su subconsciente, por lo que si ella no sabía el camino, su esbirro no podría saberlo mejor. Que maravilloso es el cerebro humano se dijo incontables veces. 

Te retiras del hospital entre el caos y la conmocion, seguramente no se percaten de tu ausencia y hoy no requieran de tus servicios.
Cuando llevas cinco minutos en el coche descubres que la ciudad es un autentico caos. Las ambulancias no dejan de transitar por todas las calles, igual ocurre con los coches de bomberos y policia. Algunas calles estan cortadas y el trafico parece una orquesta atrapada en la misma nota gracias al constante uso del claxon.
Lentamente avanzas pero la locura aumenta por momentos, algunos conductores intentan cambiar de carril empeorando aun mas la situacion.
No tardan en llegar los accidentes estupidos y las peleas a causa de estos. Si en un dia normal el trafico es lento hoy directamente es estatico.

Alternas tu mirada entre el reloj y la calle, pronto deduces que vas a llegar tarde. La pregunta es cuan tarde llegaras a tu cita pese a que el trayecto en coche es relativamente breve. Puedes caminar, asi al menos llegaras, pero no sabes en que condiciones y en cuanto tiempo.
Cuando consultas tu telefono movil descubres que no hay linea. Posiblemente debido al protocolo antiterrorista que se activa en estos casos, o puede que simplemente las lineas esten saturadas. El caso es que estas lejos de tu destino, incomunicada y sin vistas de que la situacion vaya a mejorar en los proximos minutos.

 Lo que necesitaba Serna en este momento es pensar, pero pensar rápido. Como si tuviese más de un cerebro. Por suerte lo tenía. 

Una mujer de falda corta apareció a un lado de su asiento y con apenas un gesto de la señorita Grim, se puso a trabajar en su celular. 

Las órdenes mentales de la secretaria eran las siguientes, según sabía por parte de la doctora:

- Ubicar el Central Park en el GPS y rogar por que la antena funcione para indicarle el camino más corto y las bocas de trenes cercanos.

- Intentar conectarse a Internet para enviar un mensaje privado desde un servidor externo a Oleg y por último

- Hacer una breve llamada al 911 clamando por un paramédico que llegase a su posición sabiendo que las líneas del 911 no se cortaban ni en los peores casos.

Mientras tanto, Serna abrió el opaco vidrio del 307cc para intentar identificar a los típicos mensajeros en moto que le hacían la vida imposible a la hora de manejar su vehículo. Hoy podrían ser la solución. Sacando un poco la cabeza por la ventanilla intentó buscar cualquier medio de trasporte rápido y que pudiera evitar a la multitud. 

Cuando te asomas para buscar una alternativa observas que la situacion es mas compleja de lo que parecia desde dentro de tu coche. Los vehiculos estan detenidos casi hasta donde alcanza la vista y la cantidad de coches entre dos carriles directamente hace imposible la movilidad del trafico y muy dificil incluso el transito para motos y bicicletas.
Dejando a uno de tus esbirros dentro del coche decides abandonarlo y probar suerte con el metro. Por muy atestado de gente que este deberia funcionar, a no ser que tambien sea parte del protocolo paralizar y evacuar los transportes publicos.
Por suerte tienes una estacion a apenas veinte metros de tu posicion, asi que decides bajar para comprobar la situacion en el suburbano. Te sorprende que siga funcionando, asi que decides usarlo viendo que parece ser el unico medio de transporte que se mueve en la ciudad.

Finalmente, tras dos transbordos y varios minutos detenidos en mitad de un tunel, llegas a Central Park. Has tardado casi media hora, a eso debes sumar el tiempo retenida en el coche y lo que tardes en llegar al lugar de la cita.
Casi una hora tarde, por fin, llegas a la elitista cafeteria donde te ha citado Pancratius. Subes en el ascensor que lleva al local y en cuanto se abren las puertas te topas con el lider mafioso y dos de sus hombres que se disponian a marcharse.
Con una mirada fulminante se dirige a ti mientras hace un gesto a sus hombres para que se ubiquen de nuevo en la cafeteria.

- No me gusta que me hagan esperar sin una buena razon.

Sin añadir nada mas camina de nuevo hacia el interior para sentarse en una mesa apartada de las demas. Sus hombres se situan estrategicamente para controlar cualquier situacion, pese a que la cafeteria parece concurrida no hay clientes dentro aparte de vosotros.
En cuanto os sentais Oleg te mira fijamente, no sabes si espera una disculpa, una explicacion o alguna otra cosa.

 Serna camina siguiendo el estridente sonido de los zapatos de Pancratius. No volaba una mosca en el ambiente y pudo notar que el café se encontraba totalmente vacío. No sabía si sería de su propiedad pero estaba segura de que había algún dinero en medio de todo aquello para tener tanta quietud en una ciudad en la que ese atributo no caracterizaba justamente a las cafeterías. 

Dejó su monedero negro brillante dentro del bolso que siempre llevaba consigo y se cruzó de piernas sintiendo el frufrú de las medias al rozarse. Aquel día llevaba un pequeño rodete sobre la cabeza con unos palillos orientales cogiéndo firmemente el cabello y dos o tres mechones rizados a ambos lados del flequillo. 

- Imagino que estará al tanto de que los procedimientos antiterroristas de esta nación son deplorables. - Fue el único comentario que hizo con respecto a su tardanza. Si las líneas estaban cortadas y Oleg vivía en su mismo mundo debía estar al tanto del motivo de su llegada tarde y la falta de comunicación. - Aunque me gustaría tener algún medio de comunicación un poco más... seguro si es que trabajaré para usted. - Le hubiese gustado decir "si trabajaremos juntos" pero sabía que personalidades con los antecedentes de Pancratius no querrían compartir el título de socios. Por lo que prefirió tratarlo de Jefe... a quién le importaba lo que creía aquél tipo mientras ella supiera que todo lo que hacía era para su propio beneficio. 

La mirada que le dirigió no fue ni amable ni ruda, sólo cortés. Si estaba allí era por negocios y probablemente él tampoco querría perder el tiempo.