Partida Rol por web

James se notaba muy nervioso, por el temblar de su voz y por el contexto de sus palabras, a lo que Kenneth solo se limita a mirarlo desde el espejo retrovisor con esa mirada casi felina.

- No te preocupes…no mataremos a nadie… - enciende otro cigarrillo y deja que salga el humo a través de unos ductos especiales en aquel lujoso vehículo –

Al rato, Kenneth levanta la mirada hacia el horizonte helado del lago congelado y nota la presencia que estaba esperando, enciende varias veces las luces y espera que su invitado lo vea.

Tanto Aaron como tu estaban sentados en los asientos traseros, por lo que, al ver subir al individuo, apenas pudieron notar el rostro marcado con una cicatriz de aquel sujeto.

Corso dice que ira a atender a la muchacha a lo que tú, sales hasta el lugar acordado, el conocido lago congelado que pocas veces se lo veía con el agua en estado líquido.

Sales del hospital y rápidamente te encaminas hacia el bosque, atendiendo que nadie te siga ni te vea, pasas a tu forma de Lupus y comienzas a correr lo más que tus patas podían soportar.

Selene no se había dejado ver esa noche y posiblemente no se deje ver hasta la noche siguiente, cuando el Sol de la Medianoche siga vigente.

Tras muchos jadeos y dificultades para respirar todo ese aire nevado, logras llegar al punto, notas que estaba ahí varado una camioneta de gran porte, esas Dodge Ram que se asemejaban más a tanques de guerra que a vehículos normales, los faros de la camioneta parpadean adrede para llamar tu atención.

Tomas tu forma homínida de nuevo, por suerte tenías encima tu ropa encantada por la Theurge, así que pudiste llegar hasta el vehículo no sin antes olfatear una y otra vez si se trataba de alguna trampa o de alguna treta para eliminarte.

Hueles tabaco, pollo frito y un poco de whisky recién bebido, pero no había un aroma claro de Wyrm, por lo que accedes a subir al vehículo cuyas luces interiores estaban encendidas.

Estaba el chofer, el asiento del acompañante estaba vacío, mientras que había dos tipos más sentados en el asiento trasero.

6 de enero, 2018

Luna nueva

Segunda noche del Sol de la Medianoche

00: 21hs

- Buenas noches Clint Virtanen, mi nombre es Kenneth McAlpin, estos son mis amigos…James y Aaron, no se preocupe, no vinimos con animos de dañar a nadie, solo a conversar, tuve que citarlo aquí puesto que la ciudad cuenta con muchos ojos y muchos oídos, especialmente los ojos y oídos de los muertos que en realidad no están muertos – Kenneth sonríe dejando ver unos dientes perlados y de colmillos levemente afilados – y nuevamente…tranquilo…no soy uno de ellos, más bien, soy…otra cosa, un joven muy especial cuya amistad con el señor Hans a resultado bastante fructífera desde que llegue a esta penosa ciudad –

Calla, enciende un cigarrillo y se lo convida a Clint, una vez aceptado o no el cigarrillo, pasa a encender el ducto para filtrar el humo y continua.

- El señor Hans me ha pedido que hable con uno de los suyos para poder acordar una especie de acuerdo entre ustedes los de la Camada y nosotros, puesto que sabemos que últimamente han estado hurgando en el hotel sin obtener mucha información del lugar…si señor Virtanen, ¿o puedo llamarlo Clint? El señor Lichman sabe más de lo que usted cree… - vuelve a soltar una leve sonrisa mientras daba una larga calada a su cigarrillo - …tanto es su conocimiento del lugar, que sabe que han llegado un grupo de chupasangres hace no más de cuatro o cinco horas, un grupo conocido como El Sabbat, que serían una especie de chicos malos entre los vástagos…sabe que son problema de la Camarilla, pero también le preocupa un poco que vengan a joder a los civiles de esta ciudad…por lo que he ahí el trato buen hombre… – calla, termina de fumar su cigarro  y vuelve a hablar - …no queremos matarlos, si ellos buscan venir a eliminar a la Camarilla de la ciudad, allá ellos, pero si lo que quieren es venir a chupar sangre y a convertir a los ciudadanos inocentes de Erebo, entonces ahí sí que serán un problema que buscaremos erradicar con la ayuda de ustedes, los de la Camada de Fenris…que por cierto, hemos tratado de hablar con Nanuk, pero él nos ha cerrado más de una vez las posibilidades de una alianza perpetua dando solo lugar a la tregua tan estúpida conocida como el Trinomio de Erebo –

Kenneth deja que el silencio se haga presente, fija su mirada hacia el horizonte, esperando a que Clint hable mientras vuelve a encender otro cigarrillo.

Las palabras del jefe, que deberían tranquilizarme (supongo) no consiguen mucho efecto. No sé si es por la falta de confianza que me inspira o simplemente por el hecho de que parece aun más asustado que yo, si es que cabe. Entonces veo como entra en el auto otro tipo y el jefe comienza a hablar. Se presenta (ya era bueno saber su nombre) pero lo que dice me hace ruido pues son cosas que no se deberían conocer por cualquiera:

"¿No muertos? ¿Sabbat y Camarilla? ¿Camada de Fenris? ¡Está hablando de vampiros y hombres lobo! ¿Donde mierda me estoy metiendo?"

Pero ya estoy metido y hasta el cuello al parecer. Miro al tipo que entró, que según Kenneth es un hombre lobo pues nunca había visto uno de cerca, mucho menos en su forma humana. Luego miro al jefe, que se definió como "un joven muy especial" y, aunque estoy seguro de que calzaría con la definición de su sexualidad, creo que ahora habla de otra cosa.

Miro a Aaron, para saber qué está pensando, mientras me quedo ahí, sentado y en silencio, esperando la respuesta del hombre lobo acerca de esa "tregua" o lo que sea que esté pasando en esta ciudad.

Mi naturaleza, las costumbres de la tribu que me había acogido y criado desde pequeño, o la costumbre de ser oriundo del lugar, no significaban nada cuando el helado aire de Erebo se introducía dolorosamente por las fosas nasales y te hacia arder los pulmones. Nada te preparaba para ello, ni tampoco poda uno sencillamente acostumbrarse. Sólo cabía apretar los dientes, y aguantar. Como casi todo lo que nos puteaba en esta vida.

No tarde en encontrar a quien me había citado, en el interior de un vehículo que me hizo señales cuando me mostré saliendo de la espesura. Mis fauces se abrieron levemente, de forma inconsciente, molesto por lo que la luz del interior me mostraba. No se trataba de un único hombre, sino de tres. No era un buen punto de partida, sin duda. No en un primer encuentro, al que había tenido que acudir sin saber quién ni para qué me citaba. Adopté mi forma de raza, ajustándome la ropa de abrigo con incomodidad. Si la cosa salía mal, ese sería un espacio cerrado demasiado estrecho para emplear mi arma, un espacio que se achicaría brutalmente si adoptaba mi forma de batalla.

Aún no sabía quiénes eran, y ya pensaba en ellos como enemigos.

Me acerqué a la camioneta lentamente, midiendo cada paso sobre la espesa nieve. El aire en las proximidades del vehículo no advertían nada raro: comida, bebida, tabaco, nada determinante salvo para descartar muertos cuyo único vicio y sustento era la sangre. ¿Eran humanos... u otra cosa? No podía determinar su afiliación respecto a la Tríada, pues carecía de tales obsequios del mundo espiritual, pero poseía otros. Abrí la puerta del copiloto y dirigí una dura mirada a éste, antes de entrar.

Las manos, donde pueda verlas, si no te importa. -Le advertí, señalando el volante, aguardando a que hiciera caso antes de entrar en el vehículo, tomando asiento de costado para ver mejor a los del asiento de atrás- Pensaba que sería una reunión más... íntima. -Comenté, con evidente incomodidad.

El tipo del pelo blanco, con aspecto de gótico o punky, parecía llevar la voz cantante. Aseguró no buscar problemas, e inmediatamente entrecerré los ojos, tratando de determinar cuánto de verdad o de mentira entrañaban sus palabras. La mención a los muertos logró que apretase la mandíbula, sin terminar de comprender los verdaderos motivos de aquel tipo. Burlaba de forma esquiva la necesidad de mostrar las cartas de su naturaleza, habida cuenta de que conocía perfectamente la mía. Sin embargo, no parecía estar al día, dado que me consideraba miembro de la Camada de Fenris. Información muy obsoleta, un tema delicado en un mundo donde la información era poder.

Gracias, no fumo. -Rechacé el cigarro, atendiendo a sus explicaciones, esas mediante las que se jactaba de que "ellos", fueran lo que fueran, sabían muchas cosas. Al parecer, no tanto como creían, pero aún era pronto para sacarle de su error- Clint está bien, nadie me llama "señor". -Apunté, mirando de reojo al conductor- Mirad, tíos, por lo que a mí respecta, si los muertos quieren matarse entre ellos, es un buen comienzo. -Y si en esa guerra terminaba cayendo uno en concreto, al menos una parte de mi alma podría encontrar algo de paz. Pero contar con ello era una esperanza a la que no deseaba aferrarme- Si empiezan a joder a los civiles, sin embargo, eso será otro cantar, como has dicho. Yo y los míos, querremos hacer algo. Sin embargo, una alianza perpetua... -Torcí el gesto hacia un lado, inspirando profundamente, como si olfatease el aroma que se respiraba en el habitáculo del coche, queriendo saber más de lo que sabía- ¿Por qué pensáis que yo puedo hacer algo al respecto? ¿Me creéis con posibilidad de negociar en nombre de la Camada de Fenris? Ni siquiera sé quiénes sois...

El hombre que entra en el auto es un tipo joven, mucho más de lo que esperaba y con una fea cicatriz en la cara. Me pregunto si habrá sido causada en una pelea de hombres lobos, algo así como una pelea de perros pero tamaño familiar. Disipo esa imagen mental para concentrarme en lo que dice, aunque desde el comienzo me llama la atención que parezca tan desconfiado de nosotros.

"¿No se supone que son como unos titanes invencibles? No debería sentirse en desventaja por tres tipejos como nosotros. ¿O quizás con su super olfato descubrió que el jefe es algo peligroso? ¿Quizás Aaron también? ¡Me cago en todo, estoy rodeado de monstruos!"

Miro a Aaron con algo de desconfianza. Miro hacia mis piernas para no hacer lo mismo hacia el jefe. ¡Maldita sea el jefe y lo que le debo!

"¡No debí comerme ese sandwich!"

Pero lo hice y ahora estoy metido entre tipos peligrosos y raros. Fue como vender tu alma por hambre, así de triste, así de patético. Pero entonces ese asunto de los vampiros matándose entre ellos me llama la atención. Especialmente la parte de matando civiles en el proceso.

"¿El Sabbat llega para acabar con la Camarilla en Erebo? Quizás por eso estoy aquí. Quizás ese es mi destino. No podría permitir tampoco que muriese gente inocente por los caprichos de los inmortales y quizás tengo algún papel que jugar en eso."

Aunque siquiera soy capaz de empezar a imaginar como es que yo, alguien que no supera el metro setenta, podría evitar los actuares de seres tan poderosos. Tengo mi dragón y mi arte, pero no creo que sea capaz de hacer demasiado.

"Supongo que llegará el momento de saberlo, pues no me quedaría quieto ante una injusticia así. Jamás me quedaría quieto frente a una matanza de inocentes."

Pero Clint no parece muy convencido. Sin mencionar que no tengo ni idea de qué es ese mencionado Trinomio de Erebo, parece ser que Kenneth no es un jugador conocido ni de peso. Eso me deja sin saber acerca del "mando" sobre la ciudad detrás de la ciudad (como me gusta llamarla). De hecho, no tiene idea de quienes somos y, ya que yo tampoco, me giro hacia mi jefe a esperar su respuesta como quien observa desde el centro de la cancha, un emocionante partido de tenis. La pelota ahora está en McAlpin.

Kenneth sonríe, lleva ambas manos al volante y deja a la vista sus extrañamente afilados colmillos.

- Clint, si quería matarte, no iba a citarte hasta mi vehículo ni mostrarte mi rostro…he asesinado y mandado a asesinar miles de veces en el pasado, pero, heme aquí, preocupado en cierta manera por los hilos que hacen mover a Erebo… - suspira levemente y mira hacia el horizonte - …los malditos han traído Danzantes – calla, bastante consciente de lo que estaba diciendo, sin importar que James o Aaron lo escuchen – trate de detenerlos, pero ya fue demasiado tarde… - golpea el volante donde antes tenía posadas ambas manos y se lleva una a la frente mientras se recostaba por completo en el asiento - …las chicas, ambas…solo querían escapar, no fui lo suficientemente rápido, uno de ellos descuartizo a una sin un ápice de compasión, apenas pude con el otro y ya cuando ambos se unieron para atacarme, tuve que escapar… - sonríe amargamente - …es lo bueno de no pertenecer a ninguna manada, no te llaman la atención por ser un cobarde e inútil –

Se notaba que se estaba culpando por el destino de lo que él llamaba chicas.

- Llame a la policía y creo que aunque sea una sobrevivió, pero la otra…Dios…la otra – se lleva el pulgar derecho a la boca a modo de resignación – no sé quiénes eran ambas…pero lo que si se, es que si esos hijos de la gran puta se animaron a traer a Danzantes, algo tenemos que hacer para mitigar tal alianza… -

Calla y observa hacia Clint, directamente a sus ojos.

- No sé si eres el más indicado para convencer a tus hermanos de que se nos unan, tampoco sé si yo soy el más indicado para tratar de combatir contra asesinos siendo que mis manos están manchadas de sangre…solo sé que esas muchachas necesitan justicia o venganza, no me importa…– destranca las puertas y dice tajante – …esta ciudad cuenta con la extraña capacidad de hacer bifurcar nuestros objetivos, heme aquí, un traficante de drogas hablando con un hombre lobo para tratar de ayudar a inocentes…no existen los negros ni los blancos en Erebo, todo es putamente gris…si quieres seguir con tu búsqueda de lo correcto, adelante, eres libre de irte, pero si lo que quieres es combatir fuego contra fuego, llama a tus hermanos y reúnelos para que puedan discutirlo, no te pido que mates por mí, te pido que protejas a los tuyos y a la gente de Erebo -

El gótico que llevaba la voz cantante parecía sincero. O, al menos, cuidadoso con sus palabras. No mentir no siempre era sinónimo de sinceridad, pero eso sí lo sabía, que no me estaba mintiendo. Del mismo modo en que sabía que no era humano, aunque aún no había podido determinar qué era, exactamente.

¿Danzantes, aquí en Erebo? -Me sorprendí ante su revelación. Los lobos corruptos por la Espiral Negra del Wyrm nunca habían pisado aquellas tierras, protegidas por la Camada y muy lejos de las grandes urbes bajo cuyas cloacas les gustaba ocultarse. Que hubieran decidido acudir, y en compañía de vampiros, planteaba un escenario nuevo y peligroso. Sin duda, se avecinaba una guerra. El tío confesó haberse enfrentado a ellos, intentando salvar a un par de chicas. Una acabó descuartizada, según sus palabras, y el destino de la otra lo podía suponer si ataba cabos- A la otra la violaron, me temo. -Confesé con una mueca de asco, bajando la mirada un instante- No es cobardía abandonar una batalla perdida, ni inutilidad no poder hacer más de lo que te corresponde. -Aquello se lo podía conceder, incluso sin saber a qué se debía la sangre que manchaba sus manos por hechos pasados. Volví a mirarle fijamente, consciente de que sus palabras habían pinchado donde debían, pero también que el tío tenía información obsoleta y no sabía con lo que estaba jugando. Y yo tampoco- Me gusta eso de combatir el fuego con fuego. Y si esos cabrones unen fuerzas entre sí, toda alianza será poca con tal de enfrentarlos. Pero no depende de mí, tendré que convencer a otros y no será fácil si no se una mierda de quién me ofrece tal alianza. No se lo que eres, y eso es un mal comienzo cuando tú pareces saber tanto. Muestra confianza y obtendrás confianza, y la promesa de que haré todo lo que esté en mi mano para lograr que, como mínimo, mi manada se una a esta loca idea.

La respuesta de McAlpin es extraña pues, decorada por sus colmillos afilados, parece ser bien amenazador en haber asesinado mucha gente, miles de veces. No sé qué clase de tipo es ni qué clase de amenaza puede suponer, pero es de esperar que, si lo que dice es cierto, sea alguien que es mejor no tener de enemigo. Más allá de que tenga o no la capacidad él mismo de asesinar a otros, tener gente a su servicio dispuesta a ello ya lo vuelve alguien a considerar.

Entonces menciona a unos Danzantes. No sé qué son pero por su forma de hablar parece que son seres muy peligrosos. Menciona a unos chicos y dice que uno de ellos descuartizó a una rápidamente. Solo un hombre lobo es capaz de hacer eso y no me pasa desapercibido el que Kenneth haya luchado con ambos y sobrevivido. Es algo imposible para un humano normal, incluso para uno que se señala a sí mismo como traficante.

"Debe ser una criatura de considerable poder. Quizás un hombre lobo también."

Pero me parece contradictorio que se vea tan afectado por no haber podido ayudar a aquellas mujeres. A mí me causaría un dolor tremendo pero jamás he mandado a matar a nadie ni lo he hecho yo mismo. La verdad es que no es algo que quiera hacer nunca en mi vida y, si debo hacerlo, será solo para defenderme a mí, a otros o a una causa. Jamás por gusto, como parece que esas criaturas lo hacen.

"Deben ser detenidos y eso debe hacerse por el medio que sea necesario."

Clint no parece conforme al saber que hay Danzantes en Erebo. Abro los ojos como platos cuando dice el destino de la otra chica y trago saliva con dificultad al saber que no solo son poderosos, sino despiadados y sin respeto por nada. Me enoja mucho pero no sé si pueda hacer algo.

La respuesta final del hombre lobo no es literal pero sí deja claro que exige, como mínimo, que Kenneth diga cual es su naturaleza antes de aceptar interceder ante su camada por aquella alianza. Miro a mi "jefe" y espero su respuesta pues es una que definitivamente me interesa oír. 

Aaron suspira sonoramente, quizá estaba muy incómodo con todo lo que se estaba diciendo, era entendible, Kenneth por su parte solo sonríe ante las palabras de Clint quien exigía una especie de voto de confianza hacia aquel extraño hombre que había citado no solo a uno, sino a tres completos extraños y que había compartido secretos que a más de uno podría volver loco.

- Aaron, ¿sabes manejar? – pregunta mientras va preparándose para salir del rodado –

El pelirrojo apenas asiente y Kenneth sale del vehículo no sin antes decirle a Clint que lo acompañe.

- Vayan al club, díganle a Korav que necesitan la llave de mi departamento, los veré allá, Clint, sígueme – dice sin dejar de sonreír un solo momento –

Cuando Aaron nota que ambos, tanto Kenneth como Clint se alejan del vehículo juntos, pasa al lado del conductor y te mira.

- Viejo, ¿acaso tienes una pizca de idea de lo que está pasando acá? Ven acá a mi lado, no conozco bien la ciudad y con este clima me cuesta mucho ver el camino –

Tanto tu como Kenneth se alejan del vehículo lo suficiente como para notar que el mismo comienza a dar marcha hacia atrás y se pierde entre las malezas y las ramas de los arboles oscurecidos por una noche casi eterna.

Los pasos resuenan con cada crujir de los matorrales descuidados y la nieve formaba una capa sobre los hombros y la cabeza del que parecía tu guía hacia algo completamente desconocido.

Por un momento sentiste nuevamente temor ante cualquier movimiento en falso de aquel extraño muchacho cuyo misticismo se vio abrumado ante la transformación a la que poco a poco iba cediendo.

Su piel fue tornándose cada vez más oscura, su hocico más grande, sus ojos más felinos y su voz que inicio como quejidos de dolor, pasaron a ser rugidos molestos para terminar siendo jadeos intensos.

Pudiste ver su verdadera forma, la de un gigante ser con facciones felinas únicas de un hombre puma de pelaje tan negro como la misma noche y los ojos verdes y brillantes cuan trozos de jade tallado sobre su rostro, apenas podía respirar a pesar de su ignominiosa y gloriosa forma en crinos.

- No sé si otros sufren lo que sufro yo, pero convertirme me duele peor que mil patadas en los huevos, por eso prefiero mantenerme en una sola forma a no ser que sea completamente necesaria… -  

Al parecer, aquel tipo tenía secretos. Sólo así se explicaba que, ante mi exigencia de conocer su naturaleza, despachara de aquella manera a sus dos acompañantes. Tanto él como yo descendimos de la camioneta, y aguardando a que ésta se alejase y, quedamos solos en medio de la ventisca, mirándonos el uno al otro mientras el aliento que brotaba de nuestras bocas se convertía en niebla disipándose al instante.

Y entonces, me lo mostró.

No me costó identificarle como un cambiante, pero sí comprender que no era un hombre lobo, y qué era realmente. Su cuerpo era menos robusto y tosco de lo que representaba la forma crinos de mi pueblo, más estilizado, pero igualmente poderoso. Y los rasgos de su rostro... Sin duda alguna tipo de felino, cuya naturaleza quedaría revelada por el color de su piel principalmente.

Cambia, cambia, cambia, cambia...

Algo en mi interior me imploraba que lo hiciera, que adaptarse una forma capaz de hacer frente a aquella bestia. Era una parte instintiva, irracional, basada en la supervivencia. La parte racional, en cambio, me recordaba que aquel ser no tenía motivos para agredirme, sino todo lo contrario. Buscaba un aliado.

Esto... -No pude evitar dar un paso atrás, mezcla de precaución y de la necesidad de tomar espacio para poder verle en toda su extensión. Tomé aire e inspiré profundamente- ...no se ve todos los días. -Reconocí- He oído historias sobre vosotros, pero creía que ya no existíais, que érais una raza extinta. Los... ¿Bast? ¿Bastes? -No recordaba el nombre de las viejas historias que me habían contado tras el rito de iniciación- A todos nos duele, me temo. Pero en la Camada nos enseñan a abrazar ese dolor en lugar de evitarlo. Por eso no rehuimos el cambio. Bien... Hablaré con mi alfa, Kenneth. Trataré de que vea con buenos ojos tu propuesta, y tal vez podríamos organizar un encuentro, y establecer vías de comunicación. Tienes mi teléfono, ¿el número desde el que me mandaste el mensaje seguirá operativo?

- Pumonca para ser exactos – dijo entre jadeos – no, lo mío no es normal, mi transformación en verdad me hace daño, por eso la evito a toda costa y aun con todo el esfuerzo que conlleva, no pude salvarlas – escuchas como sus puños se cierran de golpe mientras su aliento va haciendo visible como grandes humaredas ante el viento que las alejaba –

No oyes nada en tu alrededor, ni búhos, ni animales rastreros, quizá era algo propio de los de su clase el espantar a todos los animales posibles.

- Mi padre siempre fue un hijo de puta metido en las apuestas y en las pandillas, sin embargo fue mi tío el que tuvo la visión y la capacidad para armar una banda y una cuasi mafia en este lugar…no estoy orgulloso de lo que hago Clint, y son varias las veces que he tratado de salir de esto, pero existen demonios internos que no pueden ser domados y es mi adicción al dinero y al poder lo que me lleva a seguir delinquiendo – se nota un extraño pesar en sus palabras – mañana, pasadas las tres de la tarde, el señor Hans y Nanuk se reunirán con Alana, yo estaré ahí, sería bueno que vayan tú y tu gente, hazme y hazte ese favor, si en serio desean recaudar información, ese será un buen lugar para hacerlo – se dispone a dar unos pasos para alejarse hacia la ciudad – ya tenemos que marcharnos, el frio no tardará mucho en afectarnos y yo vuelvo a ser hombre pero sin ropa alguna – suelta algo parecido a una de sus muy típicas sonrisas que en ese estado no era nada más que una mueca horrida de un ser inusual -

La estela negra y cerúlea que conformaba el cielo se hizo repentinamente más hermosa en esa callada y olvidada parcela de un bosque que susurraba secretos antiguos incompresibles para ambos hombres que poco a poco iban adentrándose en una ciudad repleta de misterios y engaños.

Al parecer, la situación de Kenneth y la nuestra era algo diferente. Los lobos sentíamos dolor al cambiar, pero el que sentía el felino se le hacía casi insoportable. Me pregunté si sería igual en el caso de toda su raza, o si sería una rareza suya. Pero aquellas pesquisas quedaron en un segundo plano al comenzar a justificarse acerca de sus actividades delictivas. Algo totalmente innecesario, en mi opinión.

Eh, a mí no tienes por qué darme explicaciones sobre cómo te ganas la vida, tío. -Le dije torciendo mi rostro hacia un lado, mostrando aquella mitad de mi cara que no estaba surcada por la amplia cicatriz- Curro de cazarrecompensas porque es un trabajo flexible y compatible con mis otros deberes, no porque le deba nada a "la ley del hombre". -Por supuesto, capturar a según qué tipo de personas resultaba un pequeño aliciente. Había mala gente en el mundo que estaba mejor entre rejas. También los había que estaban mejor bajo tierra, y alguna vez había renunciado a una buena paga por ponerlos ahí. Pero no era una cuestión de ley, sino de Justicia, con mayúsculas- Dime dónde será esa reunión y estaré, con mi manada o sólo. Hablaré con mi alfa sobre ello, pero creo que estará de acuerdo conmigo en ésto. -Le indiqué, con cierta confianza en que así sería. Conocía a Erika lo bastante como para saber adelantar mínimamente su forma de ver las cosas, y aquello no podía ser ignorado.

Al parecer, el jefe quiere convencer a Clint en privado, ya sea confesándole aquellas cosas que el lupino quiere saber o utilizando otras maneras. De todas formas, Aaron y yo tenemos órdenes de irnos y de encontrarnos con Kenneth en su apartamento. No sé donde quedará pues no tengo ni el más mínimo conocimiento de esta ciudad que visito por primera vez pero, en vista de todo lo hablado y las cosas que me he enterado, es un sitio donde estaré un buen tiempo.

"Mejor que empiece a conocerla. Lo necesitaré."

Comenzamos a movernos con Aaron al volante y, después de un trecho, me habla. Me paso al asiento delantero (menos mal que soy pequeño) y le respondo:

 - "Bueno, yo no conozco la ciudad. Soy un recién llegado y creo que si te pierdes, seremos dos perdidos."

Sonrío un poco para luego contestar a su pregunta:

 - "¿Lo que está pasando? No, no tengo idea. Bueno, sí..." -Maldita honestidad y boca que no sé mantener cerrada- "... Unos vampiros vienen a destronar a otros vampiros y han traído hombres lobos malos para ayudarles. Puede que lo hagan de manera sutil y eso estaría bien pero Kenneth y Clint tienen miedo de que muchos civiles sean heridos en el proceso, cosa que no permitirán. Pero solo eso sé."

Parezco incómodo, muy incómodo, antes de volver a hablar como alguien que respira después de varios minutos de contener el aliento:

 - "Bueno, y que los hombres lobo malos se llaman Danzantes, que Clint pertenece a una manada llamada Camada de Fenris y que Kenneth no es humano y debe ser poderoso para poder luchar contra los Danzantes como lo hizo. Los vampiros que vienen se llaman Sabbat y los llamarían malos si no fuese que los que ya están tampoco son buenos. Ahora sí que no sé nada más."

Me muevo un poco incómodo, como quien tiene un peso sobre los hombros y hablo bajo, como quien murmura para sí mismo:

 - "Y los Danzantes mataron brutalmente a unas chicas y eso les dice que no vienen a ser sutiles. Por eso Kenneth quiere hacer una alianza."

Suspiro, aliviado por fin. No sé que papel jugará el bueno de Aaron ni yo mismo pues no creo que mis capacidades estén a la altura de vampiros y hombres lobo, pero haré lo que sea necesario para proteger a inocentes que nada tienen que ver con lo que sucede detrás de la realidad evidente. No soy un humano normal, es mi don y mi deber.

Erebo, 6 de enero, 02:19

Luna nueva

Segunda noche del Sol de la Medianoche

Se alejan del lago, el como lo que tu conocías como forma crinos, quizá para su gente era otra la denominación, tampoco te hacía ilusión hablarle demasiado sobre sus costumbres o raíces, tu lado Fenris solo te hacia preguntarte cuanto podría aguantar en una lucha, pero un punzante recuerdo envuelto en vahos verduzcos con forma de dragón maligno te hace caer en la realidad de que ahí, quizá en las sombras de aquel frondoso bosque, o en las mismas alcantarillas de la ciudad estaban esos malditos que gozarían con la idea de ser envueltos con la maldición que recaía ahora mismo sobre tu gente.

- Sí, ya tienes mi numero en el móvil, perdona que te responda recién al respecto, ya sabes viejo, uno se va con sus mierdas lejanas y tarda en volver – dice mientras sonríe – por cierto, sal hasta la carretera y marca el número de Korav, uno de mis guardaespaldas (out: te dice el número, acá), solo dile que Sofia te pide que te recoja en la altura en la que estarás, yo volveré por mi cuenta desde aquí – se voltea para adentrarse en aquellos parajes extraños, pero antes se voltea y sobre el hombro solo te dice - 2022 Calle Ahkovak, será a las 15:00hs, no lleven armas – termina la oración y rápidamente se pierde entre los blanquecinos matorrales -

Demasiado inmiscuido en tus pensamientos, no te percatas que la tierra cubierta de nieve se volvió cemento de carretera, habías caminado mucho sin casi sentir cansancio alguno, procedes a realizar lo que Kenneth te había dicho que hicieras y el tal Korav casi sin mediar palabras, entiende tu orden y casi en menos de diez minutos, te recoge y te lleva hasta el hospital.

Cierro escena.

Aún en el vehículo de Aurora, justo antes de bajarse.

La tremere apaga el coche, se frota las manos y se gira sobre su asiento para mirar al neonato con gesto tranquilo y amable antes de hablar.  Le tocaba ir con dos personas que aún estaban verdes, era una responsabilidad adicional.

-Esto va por ti "Flowers" y de rebote por si acaso para Victor,  es una reunión con una aliada y superiora en rango: no tiene que pasar nada malo. Responder cualquier pregunta que os hagan de forma sincera menos por el detalle de ratkin y lo que dijo.  Y lo mas importante, xer educados pero sin excederos nada de hablar como si estuviésemos en la época colonial con un Lord británico delante. 

Si hubiesen problemas como una emboscada o de pronto vieses un demonio o un danzante de la espiral negra,  haceis lo que o yo haga que lo mas seguro sea volver corriendo al coche y largarnos. Espero haber sido bastante clara.

Dio tiempo a escuchar un si  y poco mas, no esperó a mas preguntas antes de bajarse del vehiuclo y cerrar la puerta tras de si.

Una vez con Aasiyah.

La tremere mira su alrededor buscando algo o alguien antes de contestar deleitandose un poco con el paisaje, el contraste de marrón de los arboles con el blanco de la nieve.

Es una larga historia y es un chiquillo si... pero consecuencia de un descuido de los camarilla con lo que eso implica. Es un recluta. -Hace un gesto para permitir que se presente.

Bueno, eres tu la que nos haz citado, se me ocurrió pensar que tendrías algo que decirnos, pero ya que das la oportunidad de preguntar lo haré  ¿Que ha pasado con las teléfonos/reliquias y como se han visto comprometidas?

¿Te vas? Sin madre y sin ti... ¿Quien va a hacer de nexo? ¿Alexis?