Partida Rol por web

La mano de Octavius temblo ante aquel sonido extraño, aquello parecia prometer mas locura

-Prefiero matar a cosas reales...demonios

Con resolucion Octavius continuo su camino hacia la puerta que prometia dar al distribuidor central... o al menos eso parecia.

-Si salgo vivo de aqui la hare arder hasta los cimientos mientras bailo a su alrededor

Las palabras fueron susrradas casi para su cuello mientras cogia el arma con fuerza y se dirigia hacia su grupo y con un poco de suerte hacia algo real

La puerta del fondo era demasiado simple como para conducir al distribuidor. Al entreabrirla Pieter descubrió que conducía realmente a unas escaleras descendentes: un sótano. En el mismo momento que abrió la puerta en el interior de la cocina cesó inmediatamente el ruído, como si lo que estuviera provocándolo se mantuviera repentinamente a la escucha.

Octavius miró las puertas dobles que estaban frente a la puerta de la cocina. Entreabriéndolas levemente vislumbro la enorme escalinata que comunicaba toda la casa de arriba a abajo. Sin embargo su mirada se posó rápidamente en la puerta de la cocina. Había escuchado un ruido leve y algo se había arrastrado por allí de forma rápida. Maldición. ¿Qué había sido? Un movimiento por el rabillo del ojo, una sombra vista de soslayo... Pero había algo en la cocina, eso era evidente.

Pieter notó al abrir la puerta la reaccion de lo que se suponia habia en la cocina, lo que realmente mas le molestaba era la aparente pasividad de su sargento...cosa bien distinta hubiera sido si estuviera el teniente...pero el, estaba muerto. Tras una mirada de reproche Pieter cerró la puerta que llevaba al sotano y miró a sus compañeros hizo una señal como pidiendo confirmacion...estaba desorientado y no sabia por donde tirar, hasta ahora iban una puerta tras otra y no habia mayorres problemas pero ahora eran tres, y habian claros sonidos en las tres...el niño jugueton en el sotano, lo que parecia un cuerpo arrastrandose en la cocina, pasos en el piso de arriba y sus compañeros a grito pelado en la habitacion de musica....Finalmente Pieter se armó de valor y volvió a abrir la puerta hizo una seña a sus compañeros de que iba a bajar y colocando bien su fusil comenzó a descender aquellos escalones extremando bien las precauciones y asentando sus pies en cada escalón antes de dar el siguiente paso.

-Que coño hay ahi?Pieteerr!!! Lo has visto...que cojones era eso...empiezo a estar arto de esta maldita casa,- cogiendo el arma con fuerza Octavius apunto hacia donde habia visto ese movimiento y empezo a descargar su arma casi con saña, con la cara casi desencajada de la furia contenida hasta ahora, aunque aun controlaba y no disparo donde sus compañeros pudieran estar o al menos donde el creia que estaban

Karl se sobresaltó casi tanto como Pieter cuando Octavius, sin mediar palabra, cosió a disparos la puerta de la cocina. Del interior llegó un aullido de dolor, como el de una bestia infernal que fuera atravesada por las balas... Perdiendo el poco autocontrol que le podía quedar el teniente lanzó un rugido e imitó al soldado:

- ¡MUEEEEEEEEEEREEEEEEEEEEEEEEEE!!

Los ojos de Karl estaban inyectados en sangre. La pared de madera recibía los balazos inmericordes, que hacían saltar astillas...

Pieter observó un tanto asustado y un tanto estupefacto la reaccion de sus dos compañeros de armas, sobre todo le sorprende la perdida de control del sargento y su saña con la pared....Señor, señor, creo que ahor apuede ser un buen momento para continuar con nuestra mision de exploracion...necesitaremos mas balas mas adelante. Comentó Pieter que intenta poner algo de cordura en mitad de una situacion de locos.

En el mismo momento que Pieter se intentaba hacer escuchar por encima del estruendo de las balas en el umbral del comedor, por donde antes habían bajado ellos, aparecieron Grüber y Hans, evidentemente alarmados por los disparos.

- ¡Aguanta Pieter! ¡Ya vamos! - gritaba Hans, apresurándose con su arma.

- ¡Llegan los refuerzos!- Grüber casí parecía ansioso de encontrar un objetivo para su arma.

Sin embargo ambos hombres se quedaron un tanto sorprendidos al ver la escena, ya que no se veían objetivos a la vista...

Los ojos inyectados en sangre de Karl no apartaron la vista de la pared agujereada ni siquiera cuando su fusil quedó sin munición. En lugar de recargarlo - Pieter ya se temía lo peor - sus dedos siguieron apretando el gatillo. El clik, click, click del sistema automático resonaba ahora en el pasillo mientras el teniente seguía con la boca abierta, respirando trabajosamente. Sin sacar el dedo del gatillo ni apartar la mirada de la puerta destrozada de la cocina, que a duras penas se sostenía sobre el marco, preguntó a Octavius:

- ¿Lo hemos matado soldado? ¿Hemos devuelto a esa cosa, sea lo que sea al infierno? ¡Entre e informe!

Era evidente para todos que algo dentro de la mente del teniente había pasado cierto punto sin retorno. Su mirada estaba extraviada cuando al fin dejó caer inerte su brazo y el arma cayó al suelo. Miraba a los demás como si no comprendiese demasiado bien que había pasado allí...

Al llegar junto a ellos, dispuestos a ayudarlos en todo lo que fuese posible, Hans se preguntó a qué estaban atacando sus compañeros. Miró por un momento a Karl y pensó en decirle alguna cosa, pero su atención recayó principalmente sobre su hermano. Pieter, que ha pasado? -le preguntó a su hermano con apremio. Karl empezaba a ponerle nervioso, por lo que agarró aún más fuerte el fusil y dejó el dedo cerca del gatillo- A quién estáis atacando? No dudes en explicarme lo que viste, aunque parezca inverosímil!

Es muy facil de explicar querido Hans. No hemos visto nada. Pieter remarcó la palabra nada que sonó con una frialdad y un eco indescriptibles que, en cierto modo, les heló la sangre. Lo unico que hemos visto ha sido a un soldado ruso muerto con la boca cosida y sin ojos, fuimos alli por el sonido de una caja de musica. Luego oimos una risa de niño y una pelota rebotando y por eso vinimos por aqui. Pensabamos que estaba ahi abajo pero cuando llegamos aqui, comenzaron a sonar aquellas campanillas, luego oimos vuestros gritos y unos pasos arriba, apresurados. Cuando ya casi habiamos empezado a subir o mejor dicho cuando yo iba a ir en aquella direccion. Comentó Pieter señalando la puerta que llevaba al sotano donde habian oido la risa del niño. Escuchamos un sonido en la cocina como de alguien que se alarmaba y que se arrastraba...Octavius abrió fuego y a su fuego siguió el del Teniente, escuchamos un lamento como de un objetivo herido...esta casa nos va a acabar volviendo locos a todos. Estamos al limite de perder los nervios....¿porque pediais ayuda? ¿con quien estan los dos prisioneros que es lo que ha ocurrido para que hayas optado por venir hacia aqui hermano? 

Grüber sabía identificar la locura. En cierta medida se había preparado para ello en la universidad. Y cuando el sonido del martillo percutor del arma incidía una y otra vez contra el cargador vacio, supo inequívocamente que Karl estaba perdiendo rápidamente la poca cordura que podía atesorar.

Se habían reunido solo después de unos minutos. Hans y Pieter estaban regalándose explicaciones así que dejo caer algo más de información.

Los rusos ya no son cautivos. Se dieron a la fuga. Si los ven abran fuego.
Nosotros vimos a una niña, o algo que se le parecía, sea lo que sea ese ser esta compinchado con los rusos. Seguramente le dijeran que me atacara. Estense atentos.

En súbito escalofrió le recorrió el cuerpo saliendo de la mano que había tocado a la pequeña.

Luego dibujo sus pasos en el suelo acercándose al Sargento. Lo miro a la cara.
Sargento.

Estamos en medio de las líneas enemigas. Cada cosa que vea a partir de ahora, por extraña que parezca, son enemigos que pretenden llevarse su vida y su alma. No les deje ganarse su mente.

Espero que las palabras le hicieran efecto. Que recuperara levemente la cordura. Si no reaccionaba en los próximos segundos, le caería una bofetada. Era la mejor manera de hacer recuperar la compostura, el dolor, solía animar a la mente a recuperar su sitio. Era una teoría conocida como “reflejo de supervivencia”.

La respiracion forzosa de Octavius resonaba mientras su dedo se iba quitando poco a poco del gatillo y un humillo salia de la boca de su arma, como protestando debido al esfuerzo

-Estoy harto de esta casa, prefiero salir al exterior y pasar frio.

Pero su cuerpo no se movia y su mirada seguia fija hacia la pared y la puerta donde habian dejado multitud de agujeros, como si su cuerpo se moviera debido a alguna controversia Octavius se fue acercando poco a poco para entreabrir esa puerta y ver el interior donde aquel grito desgarrador habia sonado

No te preocupes Peter, yo te creo, por mas raro que parezca lo que nos has dicho. -le dijo Hans a su hermano, tras acercarse a el y apretarle el hombro, en señal de compañerismo. Lo miró unos instantes para asegurarse de que no estuviera demasiado afectado- Nosotros también vimos algo que se salió de lo normal. Pero ahora... Debemos concentrarnos para no perder la poca cordura que nos quede.

Ahora que estamos todos juntos tendríamos que trazar un plan. -les dijo Hans, tratando de pensar de forma racional, aunque dejándose llevar por sus sentimientos- Tendríamos que encontrar a los prisioneros antes de que informen a os rusos que haya en esta casa, quizás podamos averigua que pasa aquí y si hay rusos atrincherados, lograr hacernos con la casa. Aunque... Creo que Octavius tiene razón...

El médico negó con la cabeza, no podían arriesgarse a salir al exterior, parecía que aun no entendían que estarían muertos en cuestión de segundos. El frio afuera era mortal. La nieve lo tapaba todo, y no tenía pinta de que fuera a parar para ellos.

No, salir no es una opción, si salimos moriremos seguros. Solo tenemos opciones aquí dentro.

Luego se puso a penar en un plan. La alternativa de seguir deambulando por la casa, sin saber si había enemigos, y pudiendo encontrarse con cualquiera de aquellas cosas tampoco parecía un buen plan. Le
costaba reconocerlo, pero tenía miedo de volver a encontrarse con la niña muerta.

Decididamente andar por la casa no era una solución viable. Tendrían que hacerse fuertes en algún lugar, y defenderlo a sangre y fuego. Y en cuanto pudieran salir de aquella mansión infernal.

Tengo un plan. Escuchadme atentamente. Viajar por la casa en busca de enemigos que pueden conocer el terreno mejor que nosotros no es un buen plan. Estaríamos a su merced. Además están esas cosas oscuras que pasan. No es sano.

Deberíamos de guarecernos en algún lugar, y hacernos fuertes ahí, un lugar donde podamos vigilar que nos ataquen, guarecernos del frio y salir inmediatamente pare la tormenta.

Miro a ambos lados. Sabía que había pasado el comedor de servicio. Estaba claro que la cocina no podía andar muy lejos. Creía que la cocina tendría que tener una salida para el humo, así que podrían dar calor a la habitación. Y si además estaba en este pequeño pasillo, tendrían una vía de escape al exterior rápida para salir en caso de urgencia.

Creo que debe de haber por aquí una cocina. En este pasillo. Si podemos meternos dentro, hacer fuego, estaremos calientes, defenderemos la puerta de cualquiera que se acerque, y si tenemos que escapar, podemos usar este pasillo y salir al exterior en caso de necesidad.

Había una contra, la había sabido desde el principio. Si había un contingente Ruso y averiguaban su posición podían entrar a matarlos con cierta facilidad, sobre todo si eran un buen número de ellos, porque al quedarse en una sola habitación reducirían sus vías de escape y se convertiría en una ratonera. Pero consideraba que montarse un fuerte era mucho mejor que deambular por la casa. Además, después de haber visto al soldado ruso muerto era probable que si hubiera alguno en la zona, este estuviera en el punto de mira de la niña muerta. Así que si los obligaban a moverse por la casa, tenían posibilidades de que murieran buscándolos.

En cuanto a los dos rusos que venían con ellos, por él se podían quedar en los siete infiernos. No pensaba hablar con ellos, eran unos traidores y los mataría en cuanto tuviese la primera oportunidad.

No podemos parar mas rato, si alguien tiene un plan mejor que lo diga, si no.

Dejo caer las palabras, eran una pesada losa. Intentaba por todos los medios hacer que sus hombres fueran conscientes de las posibilidades, y que no dejaran que el miedo y el cansancio les hicieran mella. La vehemencia nunca tuvo tanto sentido como en aquel momento.

Si no, empezaremos inmediatamente con el mío. Nos guarecemos, monta un fuerte y aguantamos todo lo que podamos.

Se quedo de pie, mirando a los hombres que había en aquel estrecho pasillo. Todos habían sufrido incontables horas para llegar a donde estaban, y no podían permitirse el lujo de sucumbir ahora. Necesitaba que fueran hombres una vez más, y lucharan contra lo desconocido.

Grüber amigo, ves esa puerta que se cae a trozos por el efecto de las balas y esa pared acribillada pues eso, es la cocina. De ahi salieron unos extraños ruidos y luego unos lamentos debido en principio a las balas de Octavius y nuestro mando...en aquella puerta del fondo hay unas escaleras que suponemos llevan a un sotano. La otra puerta lleva al hall y a las escaleras que llevan a la parte de arriba. Nosotros queriamos inspeccionar la cocina pero antes decidimos acabar con la oposicion que se suponia...ahora que estamos todos podemos entrar en ella y si esta vacia lo veremos y sino veremos a lo que herimos o matamos...bien, cuando querais.

Comentó Pieter un poco hastiado por la situacion mientras empujaba la puerta de la cocina y pentraba en la misma. Acto seguido comenzó a buscar un interruptor que diera algo de luz a la situacion de la cocina.

Mientras Octavius hacía la exposición de la situación un líquido rojo, inconfundible, se coló por debajo de los resquicios de la puerta ametrallada de la cocina, llegando al pasillo. Era sangre. Sea lo que fuera que había al otro lado de la puerta podía sangrar y en abundancia. Parecía más que evidente que si había perdido tanta sangre como para que llegase hasta ellos debería, por lógica, estar muerto...

Karl ni siquiera miró a Grüber mientras hablaba. Se limitó a coger un cargador de su cinturón y recargar su fusil. Su mirada estaba menos acuosa, más centrada, pero su silencio no dejaba de ser preocupante. Miraba a los demás como si estuviese calibrando lo que decían, aunque no contestó nada. De hecho simplemente se quedó en posición de descanso mirando el reguero de sangre que venía de la puerta de la cocina hasta manchar sus botas. Al darse cuenta de que estaba tocando sus suelas se agachó y la tocó con un dedo:

- Me alegra saber que los fantasmas pueden morir.- dijo por fin - Descuide Grüber, pienso acribillar a todo lo que vea, tenga o no tenga sentido... Y dejar una bala en la recámara de mi pistola por si no tenemos salida. No quiero que me torturen y humillen como al ruso que encontramos arriba.

Miró a los demás:

- La tormenta nos matará si salimos. Si quedamos es muy probable que muramos... Esta trinchera nos ha enterrado vivos...- se encogió de hombros - ¿Entramos en la cocina?

Por su forma de hablar parecía haber perdido toda noción de la cadena de mando, o quizás se había visto tan superado que no quería asumir ninguna responsabilidad. Los demás habían visto casos similares en el frente: superiores que desbordados por la crisis no eran capaz de asumir un mando coherente y se derrumbaban en el peor de los momentos.

Cuando vio la sangre se alegro. De una extraña forma, el saber que habia enemigos reales, y eran abatibles le roconfortaba.

Entremos.

Encañono la puerta con su fusil mientras otro de los componentes empezaba a abrirla

No se que sorpresas me depara esta casa, pero me enfrentare a ella con todo mi odio.

Hans asintió ante el plan de Grüber, aunque algo reacio en su negativa para ir a buscar a los dos rusos decidió hacer lo que él decía. Alzó el fusil y lo mantuvo en alto mientras uno de sus compañeros se dirigía a la puerta. Aunque, en ese momento empezó a colarse sangre por la rendija de ésta. A Hans se le erizó el pelo de la nuca. No sabía como sentirse. Si realmente su hermano había visto algo extraño y habían acabado con ello, tendría que alegrarse, pero... Sangre, siempre sangre, Hans empezaba a estar harto de esta guerra sin sentido.

Aunque ahora tenía otra guerra que librar, una consigo mismo. Se mantuvo impasible, con el fusil en alto por si acaso, y esperó a que uno de sus compañeros abriese la puerta.

Octavius adelanto el arma por la puerta llena de agujeros para ir abriendola y poco a poco y prestar atencion a lo que hubiera alli intentando contener los latidos de su corazon que parecian salirsele por la boca. Los nervios de la situacion junto con las visiones extrañas no ayudaba a calmarle nada en absoluto