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Nieve y Hambre, capítulo 1.5: Interludios

10 - En las tierras del Dragón

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25/03/2019, 20:36
Director

Mediados de la Primavera, año 991 D.C.

Una vez los caminos son de nuevo transitables, y la primavera empieza a susurrar promesas de futuras incursiones y gloria a los beligerantes goldarianos, la comitiva de Saga se dispone a partir. Ha sido un viaje interesante, por unos motivos u otros, y todos tienen algo en lo que pensar, algo que, quizás, les mantiene ocupados durante los primeros días de viaje. Thorgrum, que parece de bastante buen humor en los últimos días previos a la partida, se despide del grupo de forma enérgica. Atrás queda la imponente ciudad de Tordenbrøl, vibrante y ajetreada tras el deshielo. Atrás quedan sus ruidosos habitantes, las canciones y la cerveza... Y el cada vez más omnipresente estruendo de las forjas.

El Clan Thurizung se prepara para la guerra.

En lo que respecta a las reuniones privadas de Saga con el jarl, la hedense parte hacia Hendell con un buen sabor de boca. Quizás no todo lo contenta o satisfecha que había imaginado en un principio, pero salir viva de Goldar y con un acuerdo y la palabra del jarl, se le antoja una victoria personal que celebrar. El clan de Thorgrum se prepara para la guerra, y aunque Saga no ha revelado muchos detalles al respecto, la decisión parece que tendrá un gran peso en las futuras decisiones políticas.

Por su parte, durante las últimos días en Tordenbrøl, Bedelia... (Bedelia)

Pensativo tras su encuentro con Colborn, Thorir se dedicó a meditar sobre las palabras que aquel hombre le dijo "correrá la sangre entre hermanos", era cierto, y era algo que no quería, pero no había otra manera. La conversación que mantuvo con Thorgrum le animó, sabía perfectamente que no era un sí, ni siquiera un puede, pero había algo, quizás en el futuro, aquel gran Jarl le apoyaría. El resto del tiempo lo dedicó a pasear por la ciudad y hacer los preparativos para el viaje.

A lo largo de las siguientes semanas, el paraje empieza a cambiar de forma significativa. Bosques y montañas empiezan a dar paso a grandes llanuras y suaves colinas, en donde la fértil vegetación se mece al compás del viento de levante. La comitiva Thurizung que escoltaba a los viajeros se despide, dispuestos a regresar con los suyos, y pronto la soledad les envuelve. La distancia entre las aldeas se agranda, y el primer bastión, Olafer el Gigante, aparece en el horizonte. Es como si se hubiera cruzado una línea invisible, y se hubiera entrado en otro mundo.

Para ser más concretos, en Hendell.

Los Yermos Cálidos son, por definición, mucho más seguros que las salvajes tierras de Goldar. Los caminos son más transitables, y la gente, más cordial y solícita... Sin por ello dejar de poseer esa rudeza tan característica de los norteños. Sin embargo, el señor del bastión insiste, al escuchar la historia de Saga, en proveer al grupo de una escolta adecuada. Parece que, incluso en Hendell, al igual que en el resto del Viejo Continente, reinan tiempos de incertidumbre.

Los dos hombres que se les asigna como "protección" son dos monumentales masas de carne y músculo llamados Krcah (cuyo nombre solo Saga es capaz de pronunciar correctamente, y a los que el resto se acostumbra a referirse como "K") y Dalka. Él, risueño y algo holgazán, porta dos hachas y cubre su mentón con un pañuelo; ella, algo más seria y profesional, un gran martillo de guerra atado a la espalda. Los dos miden casi dos metros, aunque después de conocer a Drunfo y a Thorgrum, esto ya no es novedad para el grupo. Forman parte del recientemente formado cuerpo de élite de "los gigantes de Olafer", un grupo de personas de gran tamaño especialmente entrenadas para el combate.

Durante las siguientes semanas, Thorir se acercó un poco más a Bedelia preguntándole por cosas cotidianas del viaje, solo para retomar el contacto que había perdido tras los sucesos de Sultünge. Además intentaba aprender todo lo que Saga le transmitía. Por otro lado, en los ratos libres del viaje se apartaba del grupo para entrenar, practicaba con las espadas, hacía ejercicio y por supuesto, intentó mejorar su forma de montar a Sturm. Con todo esto mantuvo la cabeza ocupada y en cierta manera le ayudó para tener otro visión más clara de sus futuro.

Saga, por otro lado, sabe que el rey Sterki espera noticias de ella y su ánimo parece decrecer conforme el tiempo mejora, volviéndose taciturno. Las dudas que trae el tiempo arraigan en ella como la mala hierba, algo con lo que Will está familiarizada, al contrario que el resto. Pasa bastante tiempo en compañía de su skalmo y Krcah, quienes la ayudan a adiestrar a la perra que acogió en la cacería con Thorgurm y a la que ha llamado Nátta. A pesar de ello, no descuida su empeño por enseñar a Thorir y Bedelia tanto la lengua nativa, el hermital, como las costumbres de su región.

En cuanto a Bedelia, la presencia de los dos nuevos integrantes del grupo... (Bedelia)