Partida Rol por web

Encuentras a Gustave por casualidad en una mañana gris, algunos días tras la cacería, mientras paseas por las calles de Tordenbrøl. Aquel día el mordisco invernal se percibe con claridad en la piel desnuda, e incluso las abultadas pieles goldarianas apenas si pueden contener su embate. Quizás por ello tanto el jarl como su comitiva parecen más grandes de lo normal, ataviados con esos inmensos abrigos.

-¡Thorir! -el inmenso líder del clan Thurizung te dirige una sonrisa cordial cuando te ve, aunque el resto de sus acompañantes parecen menos contentos de verte-. Bonita mañana para dar un paseo, ¿no crees?

Se ríe su propia gracia. Del edificio que acaban de abandonar llega una súbita oleada de calor, que hace más soportable el viento cortante de la calle. Al mirar hacia la puerta distingues un fulgor anaranjado.

Thorir esbozó una leve sonrisa, -Si, el frío te hace sentir vivo- dijo poniéndose enfrente a él, -Me gustaría hablar contigo en privado, si fuera posible-

-Claro. Ven, camina conmigo.

Al alejaros del lugar, distingues el inconfundible sonido del martillo golpeando contra el acero, que pronto se pierde entre el ruido de la ajetreada ciudad. No puedes evitar observar que dos de sus hombres caminan solo a un par de pasos a vuestras espaldas, lo suficientemente cerca como para oír cualquier comentario que supere el volumen del susurro.

-Siempre me gustó el sonido de una forja- dijo Thorir mientras se ponía al lado de Thorgrum.

-No soy hombre de dar rodeos señor, por eso iré al grano- continuó bajando el tono de su voz para hacerlo audible únicamente al Jarl, -Sabes mi historia, las dos versiones además, y por lo que he visto en como diriges a tus hombres se que sabes distinguir a un mentiroso de alguien que dice la verdad, no voy a preguntarte si me crees o no, eso lo dejo para ti- esperó un instante para que sus palabras calasen en él, -Pienso recuperar mi Clan y para ello necesitaré ayuda, me gustaría poder contar con la tuya en un futuro si te parece bien, y por supuesto, podrías contar con mi ayuda en un futuro- se detuvo y miró fijamente a los ojos de Gustave.

-Se que ahora solo tengo palabras, pero lograré mis objetivos-

Tu franqueza parece pillar desprevenido a Thorgrum.
-¡Ja! Los tienes bien puestos, chaval -te da una palmada en el hombro, dirías incluso de manera paternal, algo que todavía tienes que decidir si categorizar como un cumplido amistoso o una burla condescendiente-. Te agradezco que seas tan directo. La gente está mal acostumbrada a dar rodeos innecesarios cuando habla conmigo.

Se detiene en una plazoleta, en donde algunas personas se os quedan mirando con curiosidad. Aunque miran al jarl con respeto, te das cuenta de que están acostumbradas a su presencia. Debe de mezclarse frecuentemente con ellos.

-Bien, te devolveré la misma franqueza -te mira, y aunque su sonrisa permanece, su mirada se endurece un poco-. He oído tu historia, y te deseo lo mejor, Thorir hijo de Hakon. Pero las guerras del Clan Yormef son asunto del Clan Yormef. Los Thurizung tenemos nuestros propios conflictos, y no estamos tan necesitados de aliados como para inmiscuirnos en una guerra fraticida. La respuesta es no.

Thorir estaba acostumbrado a las negativas de los Jarls que había visitado por lo que la respuesta de Thorgrum no le sorprendió. Le mantuvo la mirada con la misma firmeza y tras unos segundos asintió levemente, -Te entiendo, cada uno a lo suyo, ¿verdad?- sonrió, -Como sabrás no eres el primero que me niega su ayuda, pero al menos me has tratado con respeto y me has acogido en tu casa aún no teniendo claro quien soy, eso te honra y será algo que no olvidaré nunca- acto seguido le extendió la mano para estrecharla con el Jarl.

Pero antes de que Thorgrum reaccionara Thorir volvió a fijar sus ojos en él, -Un norte unido siempre será más fuerte y al igual que una rama por si sola es frágil, un buen puñado puede ser más fuerte que el acero. Lo dicho señor, ha sido un placer conocer a tu pueblo y a ti, siempre tendrás a un aliado en mí- la mano del Yormef quedó tendida hacia el Jarl, esperando que este le correspondiera.

Gustave parece ciertamente sorprendido por tus últimas palabras. Tras unos segundos, estrecha tu mano.

-Quién sabe, Espada de Hielo, lo que nos depara el mañana. Yo tampoco me olvidaré de tus palabras... Y quizás en el futuro mi respuesta cambie.

Thorir esbozó media sonrisa, satisfecho que sus palabras hubieran hecho mella en el Jarl, -El destino es caprichoso sí- retiró la mano del Jarl, -Ahora he de marcharme, aún tengo cosas que preparar para el viaje, ha sido un honor hablar contigo, espero volver a vernos-

Tras terminar de hablar Thorir se marchó, satisfecho por las palabras de Thorgrum, sabía que no había dicho sí a su propuesta, pero aquella frase, "quizás en el futuro mi respuesta cambie" era un rayo de luz en medio de la oscuridad, era sin lugar a dudas la mejor respuesta que había tenido hasta el momento.