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Nieve y Hambre, capítulo 1.5: Interludios
9- Aleteo de mariposa
El inicio de la Primavera ya se empieza a notar. Los días no son tan oscuros, y el frío no es tan insoportable. Pocos días antes de vuestra partida, Colborn se reúne contigo a las afueras del Gran Salón. Va solo.
-Alguien me dijo que estuviste preguntando por nosotros, Espada de Hielo.
El noble asintió con la mirada perdida y el rostro serio.
Tras unos segundos se giró hacia Colborn, -Tenía que darte algo- dijo mientras sacaba un papel de debajo de su abrigo, -Es una carta, me gustaría que la leyeras y que la difundieras entre los leales al Clan Yormef- guardó un leve silencio, después se acercó al hombre hasta quedar a solo dos palmos y mirándole a los ojos continuó, -Si aún crees en nuestro Clan, hazme este favor-
Notas de juego
La carta dice:
Al Clan Yormef:
Estimados hermanos, soy Thorir, hijo de Hakon, muchos de vosotros me conoceréis por las mentiras que mi hermanastro ha vertido sobre mi memoria, pero quiero que me recordéis por el amor que he profesado durante toda mi vida al Clan, a nuestro Clan, el mismo que mi padre lideró y que tantas victorias nos dio. Otros muchos solo me veis como a un bastardo, pero yo os pregunto, ¿Acaso preferís a un traidor asesino antes que a un bastardo reconocido por vuestro antiguo Jarl?
Porque esta es la verdad, Gilden asesinó a traición a mi tío y a mi padre, el gran Hakon, estando herido de muerte tras librar su última batalla, tratando después de terminar con mi vida para eliminar cualquier testigo y convertirse en Jarl contrariando la decisión de mi padre de nombrarme a mi como su legítimo sucesor. Después, como bien sabéis, pactó con nuestro enemigo ancestral, convirtiendo a nuestro Clan en vasallo de los Solvgilftanden.
Recuerdo combatir codo con codo con muchos de vosotros, cargar contra innumerables enemigos junto a hermanos de sangre y por supuesto beber en los salones después de cada victoria, por este motivo apelo a vuestra lealtad y os juro por los Dioses que recuperaremos nuestro amado Clan. Prometo liberarnos del yugo de los Solvgilftanden y acabar con la tiranía de mi hermanastro Gilden.
Me dirijo a Hendell en mi recorrido en busca de aliados, podéis recurrir a mi en todo lo que queráis porque siempre estaré para un Yormef leal, y si alguien quiere venderme en búsqueda de promesas de grandes riquezas también le estaré esperando, pero que sepa que no vivirá para contarlo.
Quiero que estas palabras lleguen a todos los leales para unirnos de nuevo y así recuperar nuestro hogar, porque divididos no somos nada, pero unidos somos imparables, recordad nuestras hazañas, recordad nuestras grandes victorias y sobre todo, recordad vuestros hogares y a vuestras familias que dejasteis atrás, porque eso, os hará luchar con más fuerza. Los Dioses nos observan y esperan que luchemos, démosles ese placer, el placer de volver a ver a un grupo de Yormef pelear y vencer unidos.
Thorir, Espada de Hielo.
Colborn lee la carta detenidamente, luego la enrolla y se dispone a guardarla. Sin embargo, antes clava sus ojos en los tuyos, con expresión pensativa
-Antes de darte mi palabra, necesito que seas consciente de lo que esta carta puede desencadenar. Hay cierto descontento entre los Yormef, mis chicos y yo somos la prueba viviente. Pero no son pocos los apoyos de Henrik. Si la gente oye tus palabras, es muy probable que corra la sangre entre hermanos.¿Es eso lo que deseas?
-Por supuesto que no- contestó elevando ligeramente la voz, mostrando así su molestia por aquella pregunta.
Tras unos segundos, y más calmado continuó, -Pero no creo que haya otra manera, te juro, que si esto se pudiera resolver como a la antigua usanza lo haría, pero dudo mucho que mi hermanastro aceptara un duelo contra mí y de aceptarlo estoy seguro que utilizaría cualquier tipo de trampa- negó con la cabeza, -Se que es doloroso, una guerra civil nunca puede ser buena, pero por mi parte prefiero morir luchando por lo que quiero antes que morir por el oro de un Jarl o postrado en una cama, anciano, pensando en lo que pude hacer- en los ojos del noble apareció un destello de luz, como una llama que se aviva, ansia o ira, solo los dioses podrían saberlo.
Tras unos segundos, Colborn asiente, satisfecho con tu respuesta.
-Tienes mi palabra de que esta carta habrá llegado a oídos de todo hombre, mujer y niño en el Clan Yormef antes de que pase un año.
Thorir asintió.
-Muchas gracias Colborn, no lo olvidaré- el noble se llevó el puño al pecho, dió media vuelta y se marchó sumido en sus pensamientos.