Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1.5: Interludios

2 - El cascarón vacío

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03/12/2018, 14:21
Director

Voces que se apagan, velas que titilan. Los torpes acordes de un instrumento ya cansado ponen el broche a una noche que se acaba. No es que aquella sala estuviera atestada hace un rato, ni que los parroquianos del pueblo hicieran mucho bulto o ruido. En pleno Invierno, los festejos son algo poco frecuente, y por cada día memorable hay diez que pasan simplemente, sin pena ni gloria. Pero la visita de viajeros es siempre una buena oportunidad para reunirse, así que el pueblo había hecho un esfuerzo. Hace una hora, la posada respiraba.

Ahora, sin embargo, no quedan más que las cenizas de esa llama.

No las habían molestado demasiado. En realidad, su presencia, al igual que la de Thorir o Will, era una mera excusa. Ellas pasarían de largo, y el pueblo seguiría con su vida. Pasados un par de días, ni siquiera se acordarían de sus caras, ni las unas ni los otros. Quizás la gente de Sultünge pensó algo similar, cuando las acogieron semanas atrás.

Los otros se habían ido a dormir ya. Aquel día había sido especialmente duro: habrían recorrido, sin exagerar, algo más de treinta kilómetros en la nieve a lo largo de todo el día. A pesar de estar acostumbrados a viajar, sus piernas pedían reposo. Al menos, esta vez el agotamiento se debía únicamente al cansancio físico: el hambre y las heridas de la pesadilla que habían sufrido al pie de la Cordillera Miürenheim ya eran cosa del pasado. Las secuelas que no eran físicas, por otro lado, permanecían.

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05/12/2018, 19:50
Saga

La sala se había quedado en silencio, excepto por la voz de Saga recitando palabras en hermital, seguida por la de Bedelia intentando acertar con la pronunciación de las mismas. La noche se había apoderado del cielo hacía largas horas, y uno tras otro los comensales se habían ido retirando a descansar. Saga, sin embargo, había retenido a Bedelia para adelantar algo de sus lecciones, en parte porque había descubierto lo gratificante que le resultaba enseñar, pero principalmente porque su amiga le preocupaba. Intentaba mantenerla cerca, entretenida de alguna manera, y a la vez permitiéndole su espacio. Sabía lo difíciles que podían ser las noches, especialmente cuando el día había sido calmado y la mente se encontraba despierta, por ello se aseguraba de que en días como aquel le dedicase algo de tiempo a descubrir su lengua natal*, y así poder dormir con menos angustia.

Slóð —corrigió una vez más, vocalizando abiertamente y arrastrando ligeramente los sonidos. La palabra significaba rastro, más específicamente rastro de huellas de caballo. Se quedó mirándola en el enésimo intento, y se dio cuenta de que quizás era hora de parar. Otra vela se había consumido.— ¿Y si lo dejamos para mañana?

La hedense alcanzó la jarra casi vacía para dar otro trago, cerrando el viejo libro ajado que hacía eones había pertenecido a su abuelo. Gran parte estaba en arkes, pero había fragmentos en hermital que le servían para practicar la lectura.

Notas de juego

*Lo he leído. He pensado muy mal. He decidido que se queda porque nunca es demasiado pronto para empezar a desvirtuar ;D

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06/12/2018, 19:37
Bedelia

Bedelia no parecía entusiasmada con aquella lección de hermital, pero eso no era ninguna novedad. Tras su partida de Sultünge la sureña se había vuelto apática, silenciosa y en ciertos momentos rozaba peligrosamente la catatonia. Pero tal vez aquello no fuese lo peor sino los bruscos arranques emocionales que de vez en cuando parecían asaltarla, haciéndola llorar, gritar o volviéndola sencillamente inestable. Aquella no era la Bedelia que había conocido, tan risueña, tan positiva. Ahora parecía más bien un cascarón con la furia de una tormenta desatada en su interior.

Pese a todo, seguía avanzando. Estudiaba con regularidad y acompañaba a Saga y Thorir en su camino. Aquellas semanas no parecían haber mejorado su ánimo pero al menos tenía objetivos y motivación, aunque el conjunto de lo que era hubiese estallado por sus propios cimientos.

De acuerdo—Respondió con tono plano y haciendo crujir los nudillos y la espalda.

Se levantó hasta la misma jarra que Saga había utilizado y apuró su contenido de un trago, produciendo un ruido hueco al dejarla de nuevo sobre la mesa. Después, se arrebujó bajo la capa de viaje sintiendo el frío del invierno lamiendo su piel. Se había acostumbrado a él, sobre todo porque no era ni la mitad de intenso que el frío de Frederick, ni le producía los mismos escalofríos que sus ojos en sueños...

¿Cuál es nuestro siguiente objetivo?

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06/12/2018, 23:28
Saga

La pregunta pareció pillar a la hedense con la guardia baja tras contemplarla vaciar la jarra como si tal cosa. Sus ojos nublos se perdieron en un punto indeterminado, más allá. No pudo evitar sentirse extraña ante ella, recordando que en el fondo, por muchas miserias y atrocidades que hubiesen pasado durante aquellos tres días que jamás se borrarías de su memoria, no la conocía. Parecía más distante incluso que aquellos primeros minutos en el salón de Einar, donde su corazón se había encogido al ver exiliados a Drunfo y a Thorir. Ahora… ¿Se habría inmutado por ello?

Aquel pensamiento le dejó un vacío desagradable bajo su pecho, desagradable y punzantemente familiar. Quizás estaba enfocando aquello de forma errónea. Todo el mundo necesitaba espacio para el duelo, para reponerse a su manera, y en cierta forma Saga sentía que la había arrastrado con ella a falta de una opción mejor.

No sé. ¿Cuál te gustaría que fuese nuestro próximo objetivo? —preguntó con suavidad, animándose a pintar una efímera sonrisa en sus labios.

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07/12/2018, 17:43
Bedelia

Saga, que estaba observando a Bedelia, no percibió cambio alguno en su rostro más que una pequeña apertura de ojos, mínima, indicativa de que la sureña había sentido cierta sorpresa ante la devolución de aquella pregunta. Nada a parte de eso, ni una sonrisa, ni siquiera movió los ojos, que seguían firmemente clavados en la hedense mientras los engranajes de su cabeza giraban, guardando silencio durante demasiado tiempo.

Sabes cuál quiero que sea nuestro próximo objetivo—El tono congelado. Saga sabía que su amiga no estaba siendo cortante o despreciativa, sencillamente había empezado a hablar de forma más directa. Tal vez por eso se sentía más cómoda con el rol de guardaespaldas y no como una diplomática más, aunque estaba reaprendiendo a moderarse—Pero todavía queda mucho para eso.

Sacó un dedo de la capa y comenzó a repasar el suelo de madera, posando la yema en las vetas y deslizando de izquierda a derecha.

Me conformo con seguir viajando.

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07/12/2018, 20:53
Saga

La mirada de Saga se apagó poco a poco, cayendo como los copos de nieve hasta posarse sobre el suelo. Quería que le fuese indiferente, pero no podía.

Ya… —musitó, perdiendo un rayo de esperanza en el fondo del abismo.

Era un muro, un muro que ella misma había sorteado hacía tiempo, pero ignoraba cómo. ¿Sería diferente para los niños? ¿Cómo había sobrepasado Dag la pérdida de sus padres? ¿Cómo estaría afrontando lo que había ocurrido en su hogar? Había perdido algo y no sabía qué hacer, o cómo. Sólo le quedaba la realidad.

Sabes que en algún momento vas a tener que hacer algo. Algo además de esto. —Parecía ir a terminar en pregunta, pero no lo hizo porque no lo era. Era un hecho, uno difícil de asumir pero no por ello menos cierto. Se levantó, hablando sin mirarla mientras iba a rellenar la jarra.— Esto es tu vida. Aquí y ahora. Y mañana. Y pasado. Porque por mucho que duela no se detiene. Que no lo sientas así no quiere decir que no lo sea. Es una mierda, pero es lo que es, y hasta entonces…

La hedense dejó la jarra delante de Bedelia con un sonoro golpe, y al lado la botella que la acompañaba, mirándola con firmeza unos instante incluso si ella no le devolvió la mirada. Después se sentó a su lado, junto al fuego, a matar los demonios igual que tras la ventisca excepto porque la compañía había cambiado.

Estoy aquí*.

Notas de juego

*Esto es lo que le dijo Saga a Bedelia después de contarle todo, por si no te acuerdas. Leer aquí ;P

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08/12/2018, 04:46
Bedelia

Bedelia dejó de repasar las vetas de madera, volviendo a guardar el brazo en la capa con lentitud, casi parsimonia. Alzó la mirada hasta Saga y parpadeó una única vez antes de responder.

—Yo no.

Lo dijo desapasionadamente, con firmeza, pero sin motivación. No apartó la mirada de Saga, y el azul de sus ojos parecía ahora un glaciar, yermo y exánime.

—Precísamente porque mi vida no se detiene, ésto debe seguir así. Recuerda los días después de matar a mi marido—lo dijo como si nada—, era incapaz de salir de la cama o dejar de llorar. No podía enfrentarme en esas condiciones a este viaje.

Parpadeó una vez más y recolocó el cuerpo para encararse completamente hacia Saga.

—Necesito ser útil y precisa, no estar tirada lamentando mi suerte. Fui mercenaria, evoluciono, y ahora mismo lo más adaptativo es no sentir nada. Mis breves explosiones son el trueque por tener otra espada funcional.

No había apartado la mirada ni un segundo. Era asfixiante, casi acosador. Tampoco había variado el tono o había gesticulado con la cara o el cuerpo. Al final, después de un tiempo que pareció eterno, sacó de nuevo el brazo y volvió a recorrer los caminos incompletos que formaba la madera.

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08/12/2018, 14:15
Saga

Saga puso los ojos en blanco durante su discurso sin contemplación alguna por sus emociones, o la ausencia de ellas. Al menos Bedelia llorando le recordaba más a la persona dulce y encantadora que había arriesgado su vida por salvar a los Yormef sin conocerla de nada. Se preguntó silenciosamente si antes de Frederick, durante su época de mercenaria, también había ahogado sus emociones de aquella manera.

Lo que necesites —dijo tras un silencio, casi escupiendo las palabras.— El día que yo necesite espadas pagaré por ellas, como siempre he hecho. No te ofrecí venir porque necesite tu protección o ayuda. Ni a ti, ni a Thorir, ni a Ingur. Te lo ofrecí porque eres mi amiga, Bedelia, aunque eso signifique poco ahora mismo.

Tras decir aquello volvió a asir la jarra. Si la sureña no lo aprovechaba, ella sí.

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10/12/2018, 19:42
Director

Te invade una sensación profunda de irritación y fastidio. De alguna manera, la autocompasión de Bedelia te saca de quicio, y no sabrías decir por qué. Como si se tratara de un incendio que se extiende por todo el bosque, el sentimiento nace en tu estómago y pronto se propaga hacia todo tu cuerpo. Dura solo unos segundos, pero el resultado es una sensación de malestar general, casi eléctrico, que permanece en ti.

Lo que no te pasa desapercibido son los copos de nieve que se desprenden del cabello de Bedelia. Cristales brillantes, que parpadean un instante antes de desaparecer, haciéndote replantearte si lo que has visto es solo una ilusión. Al mirar abajo, puedes ver como uno de ellos termina de deshacerse sobre el dorso de tu mano.

La propia Bedelia parece ajena a este hecho. ¿Quizás es el cansancio, que te está jugando malas pasadas?

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Motivo: RP Saga

Tirada: 1d100

Dificultad: 100+

Resultado: 23(+55)=78 (Fracaso)

Tirada oculta

Motivo: Advertir Saga

Tirada: 1d100

Dificultad: 120+

Resultado: 92(+90)=182 (Exito)

Tirada oculta

Motivo: Advertir Saga Abierta

Tirada: 1d100

Dificultad: 120+

Resultado: 54(+182)=236 (Exito)

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10/12/2018, 19:54
Director

La irritación de Saga es algo obvio y palpable. Tan palpable, de hecho, que chirría en tus oídos.

Literalmente.

El ruido es molesto, aunque fugaz, como si alguien hubiera frotado un rastrillo contra una plancha de metal. Te replanteas si no habrá sido producto de tu imaginación. Quizás el cansancio, o el frío de todo el día. Lo cierto es que te duele un poco la cabeza. Y aquellas clases no ayudan. No ayuda nada, en realidad, pero la alternativa es sumirte en tus pensamientos, y ya sabes como acaba eso...

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12/12/2018, 01:36
Bedelia

Esta vez sí que hubo una reacción clara en Bedelía: torció la boca y frunció el ceño en un gesto hosco que no parecía exactamente enfado. Era más bien como si, al decir aquello, Saga hubiese arañado el cristal de la ventana con las uñas y aquello hubiese irritado a Bedelia.

En un rápido (rapidísimo) movimiento, guardó el brazo y se levantó quedando frente a Saga. La emoción había durado exactamente eso, el tiempo que tardaba en incorporarse, y ahora no quedaba rastro de ella ni de ninguna en absoluto.

—Éramos amigas—y, tras un momento que tal vez duró demasiado, puntualizó—Eras amiga de Bedelia, con valores, creencias y objetivos distintos.

Y, una vez más, habló con aquel tono neutro, muerto y sin gracia, sin fuerza. Observó a Saga antes de añadir casi, casi con un punto de ironía.

—¿Qué queda ahora?

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12/12/2018, 13:38
Saga

—¿Que qué qued...? -las palabras de rompieron en su boca, gesticulando sin pronunciar palabra en un estado entre confusa, decepcionada y herida. La miraba atónita, sin pestañear, como si hubiese pronunciado la más absoluta ridiculez.

Se levantó, dándole un manotazo a la jarra y enviándola al otro extremo de la habitación sin miramientos. ¿Que no eran amigas?

-¿Entonces qué coño haces aquí con nosotros si no eres nuestra amiga? ¡¿Qué quieres?! Te ofrecí que vinieras para ayudar, para protegerte, para cuidarte como Frederick hubiese querido, no para que te vuelvas una... -la rabia era tal que ni siquiera encontraba palabras para describir lo que era, porque ni siquiera ella misma lo sabía. Tan solo fue capaz de mover las manos señalándola a toda ella, y después la apuntó con el dedo de forma acusadora.- Haz lo que te de la puta gana, pero no tengas los ovarios de decir que no eres Bedelia porque lo eres, y eres mi amiga aunque te joda, y todo lo que hagas y en lo que te conviertas, seguirá siendo Bedelia. Y lo que eres ahora... -Apretó los dientes.- Es lo contrario de todo lo que él quería para ti. Y eso es enteramente culpa tuya.

Notas de juego

Madre mía qué mal va a acabar esto..

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12/12/2018, 16:04
Bedelia

Bedelia observó la ira creciente de Saga impávida, dejando de mirarla tan sólo para recorrer con los ojos la trayectoria de la jarra hasta que finalmente se estrelló contra la pared, derramando su contenido. Encajó la acusación sobre su culpabilidad igual que si le estuviera mencionando que tenía hambre o frío. Tampoco parecía joderle especialmente ser su amiga o no serlo, se limitaba a destacar hechos, verdades que su tono muerto disfrazaba de crueldad pero que creía tan reales como el tiempo o la luz del sol.

—Lo que Frederick quisiera para mí da igual porque está muerto. Igual que nuestro hijo, igual que los dioses, la justicia o la bondad. Sigo pareciendo la misma—Aunque a ojos vistas era evidente que estaba más delgada y ojerosa—Pero ambas sabemos que todas las cosas que que me definían como persona ha desaparecido. Mentirnos es negar la realidad y ponernos en peligro a todos.

A todos... Y por muy distinta que pareciese, por mucho que se esforzase en no sentir, una parte de Bedelia seguía pensando en el bien común. La cuestión, no obstante, radicaba en saber cómo de grande era esa parte.

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13/12/2018, 00:08
Saga

Fueron demasiadas cosas que se le agolparon en la garganta, decirle que se equivocaba, que no era cierto, que si todo lo que era había muerto con Frederick, es que no era nada en realidad. Que estaba siendo irracional, que pasaría, que iría a mejor. Que los muertos no se iban tan sólo por estar muertos. Quería una reacción, un destello que le dijese que seguía ahí, que era la persona que le había dado la mano en medio de la desesperación… Y entonces el momento se quebró y fue dolorosamente consciente de que estaba chocando con una barrera que desconocía, una en la que la persuasión y la diplomacia no iban a surtir efecto. Una con la que ella misma estaba obcecada.

No iba a servir para nada.

Se detuvo después de gesticular sin palabras, dejando que la tensión la abandonase en aquel momento de extraña lucidez. Bajo su pecho seguía aprisionado todo el aire, y sus ojos parecían un fragmento tormentoso del frío invierno. Sus manos se cerraron en dos puños, debatiéndose sobre qué hacer a continuación. La ira… Era una emoción inútil, y al final sencillamente abandonó la estancia para irse fuera.

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13/12/2018, 00:09
Saga

El frío la devoró en el mismo instante en que la puerta se cerró tras de sí, haciéndola olvidar durante unos gloriosos segundos lo que acababa de pasar. Era una densa oscuridad y el opaco silencio lo que la rodeaban, y antes de arrepentirse echó a caminar sin rumbo. Bajo la ropa, bajo la piel y la carne y las costillas, su corazón retumbaba con la fuerza de la tormenta. La urgencia de hacer algo mellaba su voz, pero de forma racional intuía que no había nada que hacer. Por eso había salido, antes de decir algo de lo que realmente se arrepintiera.

Pero ya se arrepentía. De todo.

«Decidle que enfermé y morí plácidamente en la cama, en una aldea lejana del norte.»

Frederick.

Tenía que haberle hecho caso. Tenía que haber dejado que su memoria se perdiese en el frío invierno del norte, en la oscuridad y los entresijos del norte. Pero no… Había revelado la verdad y con ella algo mucho más peligroso y sibilino. Había perdido a aquella mujer que había sido su pilar en todo aquello. ¿Y si…? ¿Y si era mejor dejarla marchar? ¿Y si había sido todo una ilusión nacida de la necesidad y el desespero?

Se llevó las palmas al rostro sin dejar de caminar, apretando con fuerza hasta que logró ahogar todas esas preguntas, devolviéndolas a las profundidades. Ese era su lugar. Tenía que hacerlo y tenía que seguir adelante porque había cosas que dependían de ella e incluso de más allá de ella. No podía cambiar el pasado ni nada de lo que había acontecido en Sultünge, tan solo podía mirar hacia adelante, hacia el viaje que tenían por delante y los caminos que se habían abierto por Frederick. Pero no lo entendía. Dolía y quería a su amiga de vuelta.