Partida Rol por web

El enano se acercó al excentauro y trató de no interrumpir su discurso ¿Lomy, te has fijado bien en la bestia que sobrevolaba nuestras cabezas antes de entrar en la cueva, quizad tu dragón esté con el otro bando? Desde luego sino es así, a ninguna bestia le gusta que otra  merodé por sus dominios.

Dialogar!!! Definitivamente, apuntarse a esta aventura había resultado ser la madre de todas las ideas estúpidas que en algún momento habían circulado por la cabeza del joven.

Lo...Lomy. No quiero parecer inquieto pero.... ¡¡¡¿¿Como demonios vas a dialogar con un jodido dragón??!!!

¿Esta es tu idea de salir de un apuro?

Rufnus lanzaba fugaces miradas sobre su hombro en dirección a la entrada de la cueva, esperando ver aparecer en cualquier momento al ejército de muertos que les perseguían y que ahora amenazaban con empujarlos a las fauces de un ser de pesadilla.

No creo que fuese el mismo dragón, Oklayu… ¿Os habéis fijado si la bestia de fuera era roja?- responde al enano.

Luego se gira hacia Rufnus, que parecía bastante alterado, algo normal por otra parte.

Bueno, ya tuvimos unas palabras con el hace unos años…- comenta Lomy encogiéndose de hombros-. No come carne, se alimenta de oro, con lo que si no le resultamos una amenaza no tendría porque atacarnos. Aunque también es verdad que fue el quien le arrancó la cabeza a Sevril de un mor…-Lomy se muerde la lengua, lamentándose en el momento de haber contado esa parte-. Bueno, de todos modos es preferible arriesgarse a tener una conversación con el dragón a tener que enfrentarse a ese ejército entre los tres solos.

Lomy continua avanzando, mirando a todas partes, por si viese el cuerpo sin vida de Sevril, o mejor dicho lo que quedase de el- Estar atentos por si veis el cuerpo de Sevril.

Mientras buscaba el cuerpo de Sevril, Lomy parece darse cuenta de algo.

¡Vaya! No busquéis a Sevril. Acabo de acordarme de que lo enterramos fuera, por la otra salida. Vamos.

Lomy dirige su caballo hacia la otra salida de la cueva, siempre atento a que el dragón pueda aparecer en cualquier momento. Vuelve a gritar para hacerse oír por el dragón, para que no piense que son unos meros ladrones de tesoros, que intentan escabullirse en su morada.

¡Gran Dragon! ¡No venimos a robar!

El estruendo del final de la cueva resuena de nuevo. Pero en esta ocasión una enorme cabeza asoma por una cavidad del fondo. Los ojos amarillentos y largas columnas de humo parten de sus fosas nasales.

¡Eso lo decidiré yo! - Al ver a Lomy alza la cabeza. - ¿Tú?

Sacó algo más de cuello y miró al ex-centauro y posteriormente a sus acompañantes.

¡Quedé en paz con vosotros y os advertí sobre volver a mi cuev...! - Corta la frase y parece concentrarse en el sonido externo de la cueva. - Malnacidos, ¡los habéis traído hasta aquí!

Acto seguido sacó más su cuerpo e hinchó los pulmones.

Lomy alza el escudo mágico instintivamente, al ver al dragón hinchar los pulmones

¡No! ¡Hemos venido pues aquí se haya el instrumento para derrotarlos!

Es una maniobra que sabes que los dragones hacen para cargar de más "combustible" el aliento. Se prepara para lanzar una bocanada de fuego inmensa. En la cueva no hay manera de evitar esa cantidad de calor si lo lanza.

El dragón deshincha el pecho lentamente y se acerca hacia los dos hombres y el enano. A este último lo olisquea desde unos 20 pies de distancia.

¿Eres un östelarandi?

El puño de Rufnus tornaba blanco por la fuerza con la que agarraba la empuñadura de la espada. Al ver al gran dragón casi quiso correr en busca de los protectores brazos de los muertos vivientes.

En un esfuerzo final, trató de mantener la atención solo en controlar a su cabalgadura.

Rufnus nota que el dragón trataba de ejercer un alarido llameante capaz de arrasar todo el interior de la cueva.

Al escuchar las palabras de Lomy el dragón se acerca. El suelo retumba ante sus pesados pasos.

¿Qué es lo que buscáis exactamente?

A cada paso del dragón, Rufnus veía desaparecer su ánimo.

¡¡Esto no ha empezado bien... nada bien!!

Espero que sepas lo que estás haciendo Lomy, o estaremos invitados a una cena en la que espero al menos no ser el postre y terminar cuanto antes. susurró.

Oklayu estuvo a punto de abalanzarse sobre el dragón cuando escuchó en palabras de Lomy, que esa bestia inmunda era la que había ejecutado al gran clérigo de su comuna. El odio hizo aparición en su cuerpo pero cuando la cabeza del dragón pasó a escrutarle de cerca... El enano se estremeció ante la pestilencia de su aliento, caliente y con olor a huevos podridos por igual, su cuerpo que siempre había permanecido pétreo ante el peligro, se puso a temblar y sólo pudo contestar.

Sí, soy de la gran comuna de Östelar y he venido a por el cuerpo del gran Servyl. 

De nuevo el carácter enano se sobrepuso al pánico e irguiéndose como una tabla aferró su hacha de doble filo encarando al animal.

Lomy se relaja un poco al ver que el dragón deshincha sus pulmones, y poco a poco comienza a bajar el escudo.

Si, hemos venido en busca del cuerpo de Sevryl. Creemos que podía llevar encima un artilugio capaz de dañar a los Neths, unos seres incorpóreos, incapaz de ser dañados de otro modo. No se si sabrás de estos seres, pero están comenzando a extenderse por estas tierras, poniendo en peligro cualquier vida. Incluso podrían peligrar este lugar- comenta señalando con el brazo toda la cueva-. Te interesa a ti tanto como a nosotros acabar con ellos. Son como una plaga.