Partida Rol por web

Lomy observa la escena algo desconcertado. Un pozo del que emana una luz ha aparecido donde antes no había nada. No consigue hacerse una idea de que puede significar, ni si esa luz turquesa puede tener algún tipo de repercusión. Lo que si ve es que el dragón parece empezar a tener problemas, pero poco puede hacer el por ayudarle de momento. Vuelve a centrar su visión en el pozo, haciéndose una idea de si podrá llegar hasta el sin ser visto.

Mientras Lomy se prepara acercarse al pozo, una moneda suena tras de sí. Y escucha un ténue y asustadizo... Psssssss. Lomy, aquí, aquí.

La voz le es conocida pero no acaba de reconocerla.

El pequeño Oklayu lanza una mirada fulminante a Lomy cuando éste deja de cavar. No obstante no le dirige una simple palabra y se afana en cavar aún más rápido Quitaré la primera capa, luego podré ir más lento para no destrozar el cadaver.

Al instante mira a Rufnus que parece estar sin hacer nada. Humano, creo que tenemos algo de prisa, por qué no me ayudas a desenterrarlo.

Lomy se gira desconcertado al escuchar su nombre.

¿Quién…?- se acerca a la fuente de la voz, agarrando la lanza por si acaso, a pesar de que la voz le resultaba familiar.

Salg lanza una furibunda bocanada de fuego y desintegra a unos cuentos salvajes. Las armaduras caen al suelo, pero no dejan de moverse. Uno de los salvajes arroja su lanza contra el dragón que recibe un importante estoque en la axila derecha de su pata delantera.

En ese moemnto Lomy acercándose a la voz que ha escuchado, mira tras un montón de oro. La luz turquesa del pozo se diluye y solo el fuego y el reflejo del oro del dragón iluminan la sala del combate.

Tras el oro se encuentra a un asustado y escitado Plesel, con las manos llenas de monedas de oro. A su lado hay un dragonut alado, al que Lomy nunca ha visto.

Me alegro de verte Lomy dice Plesel muy bajito pero con entusiasmo y con una sonrisa de oreja a oreja me devuelves la moneda que te he lanzado por favor? se guarda el puñado de oro de una de sus manos en la camisa y extiende la mano esperando la moneda y nos dices que esta pasando aquí? Porque ese dragón me suena... Pero debería estar muerto...

Observando la sala con más calma, y ojo clínico, Plesel calcula la cantidad de oro que hay y busca las piezas más valiosas para añadirlas a su colección personal... Y por cierto Lomy, donde estamos? Porque todas estas monedas sin dueño... no se puede permitir...

Lomy, con los ojos como platos, se queda unos instantes paralizado por la sorpresa. ¿Plesel? ¿Qué demonios hacia allí? Aunque por otra parte, si en algún sitio se lo tenía que encontrar era tras un montón de oro.

Sin hacer caso de la moneda que le había lanzado, ni al resto de monedas, Lomy se acerca al comerciante y al dragonut.

¿Por todos los dioses, Plesel, que hacéis aquí?- pregunta el ex centauro en voz baja, para no llamar la atención del ejercito de muertos. Lo agarra de un brazo, instándolo a que lo siga-. Vamos, tenemos que irnos, antes de que ese ejército acabe con el dragón y se den cuenta de que estamos aquí.

Lomy se gira, dispuesto a llevarlos hacia la tumba de Sevril, donde esperaban sus dos compañeros.

Con dificultad y haciendo un ligero ruido metálico (tlintlintlin) Plesel se levanta, sigue a Lomy y comienza a contarle la historia en voz baja: pues ni idea Lomy, yo iba a por refuerzos para llevarlos a Kap... Que por cierto, hacia allí irá mi flota, pero nos interceptó un grupo de barcos. Casi hunden mi yate pero el capitán logró evadirlos. El caso es que desembarqué con un marinero y un soldado y fui a avisar a Leanan y los otros de que venían los tipos raros esos de cuatro brazos que me seguían... Me seguían Lomy! A mí! Para matarme o algo! Esto último lo dice demasiado alto para su gusto y hace un gesto con el dedo de silencio y continúa más bajito

Y entonces nos metimos en un bosque y unas galjas rarísimas quisieron matarme y una de ellas, que no quiso matarme, era Calcetines. Ya sabes, el perro de Leanan, el que estaba muerto, solo que ahora esta vivo, es una galja verde y habla... Y los tipos de cuatro brazos se acercaban y Calcetines nos llevó a un pozo mágico y... Y el Dragonut y yo acabamos aquí...

Plesel se detiene un momento cierra un ojo y se agacha a recoger una moneda que, seguramente, es la misma que lanzó a Lomy Ven con papá! La guarda y continúa tras su amigo Oye Lomy donde estamos? porque sea donde sea es un buen sitio para que mis soldados ejerciten sus habilidades cuando todo esto pase... Mientras camina no deja de observar las riquezas que se cruza en busca de alguna pieza realmente valiosa...

Entre todo el tesoro que ve Plesel hay algo que parece tener cierto valor para el dragón, pues está apartado en una de las esquinas de la cueva, en el fondo de la cueva. Es un cofre de oro, no se ve el interior. De los objetos a la vista se encuentra un cetro dorado que acjuzgar por lo que aparenta, podría igualar en valor al total de la riqueza amasada por Plesel en su naviera pesquera. Es de oro macizo a jugar por su brillo y la inmensidad de piedras preciosas que lo jalonan le dan un aspecto maravilloso.

Mientras el dragón carga contra los invasores y parece recomponerse, lanzando un latigazo con su cola armada. Al hecrlo gira la cabeza y ve a los tres allanadores.

Ayudadme con ellos, no les podré mantener mucho. Encontrar ese maldito objeto, sino no podré matarles tan fácilmente. - Una vez dijo esto siguió luchando esta vez con una vocanada de fuego que esparció como una lanza piroplástica. - ¡No pasaréis, volver al averno!

La mano del joven dudó al separarse de la espada. Sin dejar de mirar en la dirección en la que se alejaba Lomy se arrodilló y comenzó a arañar la tierra con sus manos. Disculpa... masculló.

El cuerpo no estaba enterrado muy profundo, al avanzar dos palmos un corpiño con el emblema en oro de Östelaar brilló al tenue sol. Más abajo solo había costillas peladas, sin carne. Seguramente descompuesta con el tiempo superior a una década que se produjo el óbito del enano.

Mientras Oklayu y Rufnus escavan en la tumba de Sevryl, Lomy sale de la cueva con paso acelerado junto s un hombre de aspecto hacendado y ricas ropas y un dragonut alado.

Espera, hay que buscar un objeto? Yo buscaré por allí!! Plesel da unos pasos hacia el cofre con el cetro haciendo el ruidito metálico tlintlintlintlin de antes intentando que no le vea el dragón...

El dragonut llevaba unos segundos observando el combate, analizando a las criaturas de cuatro brazos, sus flaquezas y fortalezas, porque tiene ganas de enfrentarse a ellas a pesar de lo que ha visto que son capaces de hacer.

Cuando el hombre del brazo metálico les dice que le sigan se lo piensa un segundo. No se si fiarme de el pero parece amigo de Plesel. Pero al mirar al dragón a la cara y escuchar su petición sus ojos se aprietan y no puede evitar sentir afinidad con ese gigantesco ser de su misma ... raza.

Ese combate le acelera el corazón, le enfada ver como acosan y acorralan al reptil y decide ayudarlo. Grita al dragón. ¿que objeto buscas?

Lomy sale de la cueva bastante desconcertado por la historia que le había contado Plesel, pues no había entendido nada. Agita levemente la cabeza, pensando que será mejor aclarar las cosas en otro momento.

Lomy, al observar que Plesel pretendía volver a la sala del tesoro, lo agarra con su brazo metálico, consciente de la malísima idea de su avaricioso amigo.

No creo que sea buena idea, Plesel. Si el dragón te ve, date por muerto. Y lo más seguro es que luego nos mate al resto. Lo único que tenemos que coger ahora mismo está en esa tumba- comenta señalando hacia el terreno donde escarbaban Oklayu y Rufnus. Lomy lo medio arrastra hacia allí, y de inmediato comienza a ayudar a estos a desenterrar el cuerpo de Sevril.

Estamos en el desfiladero de Akich- comienza a explicarle a Plesel, mientras continua trabajando-, mas exactamente en la cueva del dragón que acabáis de ver. Aquí murió el enano Sevril, que al parecer portaba un artefacto capaz materializar a los Neths. Y eso hemos venido a buscar. Por cierto, estos son Oklayu y Rufnus. Compañeros, este es Plesel, un viejo amigo… que todavía no me explico muy bien que hace aquí. Al dragonut no tengo el placer de conocerlo.

Arrastrado por Lomy no tiene más remedio que obedecer y acercarse al lugar en el que un humano y un enano cavan afanosamente aún así lo intenta pero Lomy, el oro... La mirada de Lomy le dice que va en serio así que, fastidiado, no tiene más remedio que acercarse a la tumba y saludar. Hola! El dragonut va con Devirius... Que no sé donde está. Ni él, ni Leanan ni mis hombres...

Luego reflexiona un momento En Akich? Otra vez? Pero mi ejercito va hacia el este! En la otra dirección! Y mis barcos también! Pues sin escolta la cosa está mal... En Retoran se pueden seguir contratando mercenarios verdad Lomy?

Cuando los tres salen de la cueva el enano y el soldado ya han desenterrado parte del cadáver del mago enano. Un escudo enano bordado en oro es reflejado por el sol, siguen escavando.

El dragón lanza un rugido en le interior, aparentemente ha sido herido. Pero una nueva bocanada de fuego ilumina el interior de la cueva.

Sin embargo parece que algunos salvajes le han sobrepasado. Aparecen tres kadvuries con las lanzas en ristre en carga hacia los aventureros. Tras ellos un neth avanza torpemente en la misma dirección.

El enano continua en su ardua tarea, con gesto de asentimiento agradece la ayuda prestada por el humano y con sumo cuidado comienza a meter los restos de Servyl en un saco.

Observa el humano que acaba de entrar y el dragonut que le acompaña, luego la presencia en la caverna de los tres bárbaros y la imagen de aquello que nunca quisiera haber vuelto a ver, un neth la infame alma que nunca descansa.

Me parece que no es momento de presentaciones- contesta al noble humano mientras sigue con la tarea de preservar los restos del héroe de Östelar.