Partida Rol por web

Saliste de la sala, sin demasiado humor, ya que no habían querido escuchar tus peticines y comenzaste a seguir a la agente Donovan hacia donde quiera que te llevara. La mujer, tan sólo le limitó a mirarte y ha hacerte una seña para que la acompañaras pero no dijo ni una palabra.

Tras cruzar un monótono pasillo en el que todas las puertas parecían iguales, ya que únicamente se diferenciaban por el número, llegastéis a una más amplía y de metal doble.

Tu acompañante abrió la puerta con una tarjeta y se abrió hacia los lados, dejando frente a ti un hangar en el que había lo que te recordaba a un caza del ejército, pero tan sólo por el parecido en cuanto a su construcción ya que por lo de más..

A su alrededor había varios técnicos realizando algunos ajustes y comprobaciones y todos se volvieron al ver que se habría la puerta, aunque en seguida volvieron a sus quehaceres. Uno de ellos sin embargo se acercó a donde estabáis y miro a la agente.

- El señor Flattery se marcha. Debemos dejarlo en su lugar de residencia. - Fue toda la información que dio.

El hombre, que andaría sobre los cuarenta años y que lo único que llamaba la atención en su aspecto, era un poblado bigote, te miró unos instantes y luego asintió para decir:

- Soy Tomas y creo que para llevar a una personano es necesario ni que ponga en funcionamiento la nave, yo mismo lo teleportaré a su casa.

Sonrió a Thomas – Espero que no me dejes mareado, la última vez que me teletransportaron estuve vomitando. No era una experiencia agradable. Además si puedes déjame en la universidad. Quiero coger algunas cosas de la caja fuerte.

Que les den a D.M.C pensé. Eran unos hipócritas, tenían posibilidad de conseguir un buen científico avanzado en su campo, pero por puro egoísmo no lo conseguían. Bueno a mi me daba igual ya encontraría la forma de sacar ganancias de esto. Ahora mismo iba a investigar la marca de mi mano en la universidad.

- No se preocupe, seré suave como la seda.

La agente Donovan asintió con la cabeza dando su conformidad al hombre y éste, puso su mano sobre tu hombro. Antes de que pudieras darte cuenta, estabáis los dos en mitad del cesped del campus, justo en el interior de un corro formado por alumnos que os miraban como si fueráis el diablo ya que les acababáis de dar un susto de muerte y en seguida se apartaron por si acaso.

- Yo le tengo que dejar aquí, espero que todo le vaya bien. Un placer. - Se despidió el hombre antes de volver a desaparecer delante de tus narices.

Era temprano, no serían ni las 10:00 de la mañana por la posición del sol y soplaba un aire fresco que hasta con el mono que traías hacía que tuvieras algo de frío.

Voy la cafetería y cojo un café. Necesitaba uno pues me sentía cansado, luego me dirijo hacia mi despecha. Tenia que examinar la marca, seguramente me diera pistas sobre lo que era. Luego contactaría a alguien de bajos fondos a ver si sabían algo sobre esto embrollo, los científico siempre tenemos tratos ilegales. Es imposible conseguirlo todo legalmente.

Así que subí a mi despacho y me quite la venda. Hice unas fotos de mi mano y luego me dirigí al laboratorio, pasaría mi mano por rayos X y los infrarrojos. A ver si hay algo extraño en la marca, algo así no podía aparecer por que si.

En la cafetería te sirvieron el café según te vieron entrar por la puerta, era algo que prácticamente hacías siempre, así que te despacharon en seguida.

Una vez arriba, te quitaste el vendaje de la mano, para descubrir que ya no tenías una herida, sino una cicatriz formada por aquel símbolo, como si se tratase de una herida que te hubieras hecho hace mucho tiempo.

Te tomaste tiempo para realizar tus pruebas pero ninguna de ellas te dio positivo en nada. Los rayos X determinaron que tenías unos huesos normales, quizás, la muñeca algo desgastada debido a la posición habitual delante de un ordenador, pero nada que no fuera normal en una persona de tu edad y tus costumbres.

Ninguna de las pruebas determinó nada que no fuera totalmente normal, lo que te resultaba bastante frustrante.

Volví a buscar en internet. Solía ser una fuente de información bastante buena si uno sabia que buscaba. Necesitaba el significado del símbolo, tenia algunas fotos de este. Así que busque por los foros. En cierto momento de no encontrar nada, me levante y me hice un café. Luego seguí buscando tenia que haber algo, o alguien que sepa de que iba todo esto.

La verdad es que tu frustración seguía creciendo según pasaban las horas. Todo lo que podías encontrar relacionado eran noticias y más noticias y lo que no, lo habían escrito unos frikis aburridos por los foros, que tan pronto podían decir que habían visto un elefante mutante rosa pasando por delante de su ventana, como que su novia les había dejado porque gracias al símbolo de los asesinatos ahora había una oleada de mal karma.. Vamos, tonterías varias sin ningún fudamento y mucho menos, con ninguna base científica.

En todo el tiempo que estuviste trabajando nadie te molestó ni sucedió nada fuera de lo habitual, era como si todo hubiera vuelto a encauzarse o como si no hubiera pasado nada, aunque para tu desgracia, esa cicatriz seguía estando en tu mano.

Estaba perplejo, no conseguía encontrar nada. Era imposible, solo unos frikis pensando de todo sobre el símbolo y cosas inconexas. No podía ser. Tenia que haber algún detalle, nadie era perfecto para borrar todas la huellas. Tenia que solucionarlo y iba a ser arriesgado. Tenia que examinar los lugares de los crimines. Cogí del laboratorio algunas cosas para poder ver si hay huellas y cogerla si fuera el caso. Además una lámpara ultravioleta para ver si hay sangre y coger muestras. No se me ocurría nada mas. Pero esta vez no iba a ir desarmado. Fui a la caja fuerte de mi despacho y saque mi revolver. No sabia usarlo demasiado bien, pero me sentía mas seguro.

La casa mas cercana no estaba muy lejos, asi que me dirigi hacia ahí. Ahora dudo que me afectase el dolor ese, o eso esperaba yo mientras caminaba. No quería volar pues supondría gastar fuerzas.

Llenaste un maletín con material médico, dispuesto a salir por la puerta de nuevo a ver si esta vez eras capaz de localizar a tu colega.

Cuanto te acercabas a la puerta de tu despacho con idea de salir ya del edificio, escuchaste tu móvil sonar, te acababa de llegar un mensaje. Lo abriste sin perder demasiado tiempo, no fuera a ser él y recorrieras el camino hacia su casa. Pero no, el mensaje no era de él, sino de un número desconocido.

En tu móvil había una foto de una mujer asiática tal que así:

Sólo que dibujada sobre su cara, estaba dibujado ese maldito símbolo.
La mujer te era familiar, la conocías y tardaste unos instantes en darte cuenta de de qué. Era.. no recordabas su nombre, pero dio un seminario el año pasado bastante interesante, era bioquímica.

Esto no podía ser bueno. Me dirigí rápidamente al despacho y deje la maleta. Llevaba aun mi pistola. Luego fui a la secretaria para saber donde estaba el despacho de esta tía. No tenia tiempo que perder, puede ser que fuera el próximo objetivo y tenia que salvarla. Así no estaría solo y no trabajaría para los jodidos egoístas de D.M.C.

Llegaste al despacho de la secretaria que llevaba el tema de personal, pero vaya, la casualidad quiso que la mujer no se encontrara en él en esos momentos. De todas formas, la puerta estaba abierta y su ordenador ncendido, así que tan sólo cerrando la puerta a tus espaldas, te acercaste al ordenador dispuesto a sacar información a cerca de aquella mujer.

Había como mil carpetas en aquel escritorio del pc, desde luego, no sabías como alguien podía ser tan desorganizado o tener una organización tan ilógica, aunque al ponerte a buscar descubriste que estaba todo colocado para no tener que buscar durante más de un minuto y medio.. parecía práctico. En una de las carpetas que había ponía seminarios y dentro de ella, estaban clasificados por años.

Echando un vistazo a los de este año, no tardaste en encontrar el nombre de aquella mujer, era la doctora Emma Jules, tenía 29 años y no trabaja directamente para la universidad, sino que de vez en cuando entraba en nómina, cuando vuestro equipo necesitaba un refuerzo. Por lo que ponía en las notas de su ficha, era una mutante ( aunque no se especificaba sus poderes) y parecía que no había aceptado ser la jefa de los laboratorios de la universidad por motivos personales, aunque ya se la había ofrecido como seis veces ese puesto.

En la ficha, también aparecía una dirección, pero su domicilio estaba en un pequeño pueblo a unas dos horas en coche de Nueva York.

No tenia ganas de alejarme tanto, pero tocaba ir. Cogí mi abrigo y salí a la calle. No hacia mal tiempo así que decidí a no coger el coche. Iría volando, seguramente llegara mas rápido. Solo era una ligera pista, pero ya era posible seguir algo que no me dejara sin ninguna opción. Esperaba que esa mujer tuviera algún tipo de información. Por se acaso llevaba la pistola aunque no era muy útil que digamos, pero resultaba mejor que ir desarmado.

Estaba pensando en todas las pistas que había, sobre la marca. Que la D.M.C. desconociera el paradero de este asesino o asesinos, resultaba extraño pues solían saberlo todo. Tenían a su servicio gente con precognición. Pero yo intentaría averiguarlo, y si lo conseguía antes, me rio de ellos en su cara.

Volando el trayecto se te hizo bastante más corto y en menos de una hora, aterrizas a la entrada de un típico pueblo de cazadores, que es donde se supone que vive la mujer, aunque cuando comienzas a caminar te das cuenta de que podría ser cualquiera de las casas que se ven o que has visto dispersadas por los alrededores, ya que no especificaba ninguna calle y aunque lo hiciera, tampoco es que ninguna de las tres calles que forman el pueblo tengan ningún cartel con su nombre..

Comienzas a caminar por lo que parece la calle principal y en ella, ves a algunas personas que te miran al pasar. Parece que no suelen recibir demasiadas visitas por todo lo ques les llamas la atención, aunque ninguno te dice nada.

Ves lo que parecen un par de tabernas, una de suministros, una de ropa y una especie de supermercado, incluso lo que parece una barbería..

Me dirijo al supermercado para comprarme un café. Ahí entrar examino el sitio y me parece un típico antro del pueblo, que falta de civilización. Pido el café y de mientras pregunto por la científica. Seguramente en un pueblo así todos saben hasta cando se tira un pedo el vecino. Con un poco de suerte no tendría problemas para encontrarla.

Accedes al supermercado, o más bien, a la tiendita ya que no es ni por asomo algo parecido a lo que estás acostumbrado. Te recuerda más bien a la típica tienda salida de una película del oeste, sólo que con una máquina registradora, ya que hasta la mujer viste de forma similar a aquella época. Su negra melena está recogida en un mollo y sus ropas son una camisa blanca y una falda rojiza lisa y larga hasta los tobillos, asomando por debajo unas camperas rojas.

- Lo siento joven - te dice la mujer - perosid eseas un café tendrás que ir a algún bar o llevarte un paquete y preparártelo tú, esto es un supermercado..

Ahora que caes en la cuenta, te parece normal lo que te está diciendo, incluso haces un gesto soprendido con la cabeza por haber tenido esta ocurrencia, aunque le echas la culpa a estar pensando en la mujer asiática y no a un puro despiste.

- Creo que la mujer a la que estás buscando es Emma. Tienes que seguir el camino que sale de la calle principal y continuar hasta la primera desviación y seguir el camino de la derecha. Justo donde termina ese camino está su casa. - Responde a tu pregunta la mujer, aunque luego entrecierra los ojos. - No nos gustan los problemas por esta zona..

Muchas gracias señora. Me llevare unos chicles. – Saco la cartera y pago. Luego salgo a la calle. Al salir abro el paquete y me tomo una para masticarlo.

Luego miro alrededor. Me quedo parado un par de minutos simplemente vigilando el lugar. Intentando ver algo que no cuadre. Algo que no parezca lo típico de un pueblo. Luego me dirijo a la casa. No estaba lejos pero no me apetecía caminar, así que me eleve y fui volando. Al llegar a la casa. Primero me pare un tiempo para vigilar la casa por si veía algo. Luego me acerque y llame a la puerta.

Tras pagar los chicles saliste de la tienda obsrvando a tu alrededor, no se veíanada raro, así que te elevaste en el aire y continuaste hasta estar junto a la parcela de la vivienda. La casa de la doctora era una pequeña casita de campo de madrea de dos pisos, de esas que siempre resultan acogedoras a la vista y esas que siempre resulta un lugar bonito para vivir en paz, aunque sea poco práctico hacerlo tan lejos de la ciudad.

Antes de llegar a posarte en el suelo, algo llamó tu atención. Era un perro, un enorme mastín de pelaje gris que no paraba de ladrar, aunque no parecía haberse percatado de su presencia tan nervioso como se le veía, sino que ladraba mirando hacia la casa sin querer acercarse demasiado a ella.

Esto no me gusto un pelo. Mire alrededor por si habían cosas metálicas que me podían servir. Luego me hice invisible y me fui hacia una ventana de la casa para observar que pasaba en su interior. Por se acaso tenia la pistola y el material metálico a mi alrededor listo para actuar. No tenia ganas de morir ahora asi que estaba alerta y cauto.

Cruzaste la cerca de madera mientras el perro no paraba de ladrar una y otra vez, haciendo caso omiso de tu presencia, aunque casi estaba rabiando. Al dar tus primeros pasos hacia la casa, la cicatriz de tu mano comenzó a picarte y a eso de medio camino el pico era más una tortura que otra otra cosa. Quitando lo extraño de la situación continuaste cada vez con más curiosidad por saber qué es lo que te ibas a encontrar en esa casa, pero de repente, sin que pudieras hacer nada para remediarlo, la casa estalló entre un gran estruendo. Todo lo que pudiste ver eran tablas, cristales y llamar a tu alrededor, mientras caías a varios metros del lugar en el que estabas.

Parte de las astillas y de los cristales han acabado clavados en tu cuerpo, pero aunque estás sangrando de numerosos cortes, aún estás consciente.

Desde el suelo, levantas la vista hacia la casa, para comprobar como aún queda media estructura en pie y entre ella te parece observar que colgado de una viga hay algo colgado, aunque con todo lo que hay en medio no lo ves bien. Podría tratarse de un cuerpo.

Me levanto y me saco los cristales que tenia clavados. No me hacia ni puta gracia que se explotaran casas en mis narices. Así que si veo al culpable le hago un ataúd de acero.

Examine la zona con precaución por si veía a alguien. Me quite el polvo de encima y me fije en la heridas, nada grave por lo que parecía. Luego volví a echar un vistazo por se acaso. Y me fui a ver el cadáver.