Partida Rol por web

La cabeza de Silvano daba vueltas y más vueltas. Distorsionadas imágenes se entremezclaban y creaban terribles pesadillas, algunas tan vividas que Silvano podía sentir la angustia o el miedo en aquellos momentos.

Podía ver a la gran serpiente, abalanzándose contra él... Pero él nunca moría. Siempre alguien se interponía en su camino y acababa siendo devorado, ya podía ser Daga cómo podían ser Ariadna, Rookie, Arc, Lancelot... Y incluso a veces veía a Pals. Y todos y cada uno de ellos decía lo mismo... "Protégela". Veía rostros de sufrimiento, y cuerpos descuartizados... Pero aquellas eran las peores pesadillas. 

A veces simplemente sentía que lo llamaban, alguien decía su nombre una y otra vez. Algunas veces lo gritaban de forma desperada, otras lo susurraban entre llantos. En algunos de esos momentos veía a Ariadna echada encima de su cuerpo, dormida y con lágrimas en los ojos. Otras veces era Rookie. También solía ver a Arc y a Lancelot, pero estos no se mostraban tan sentimentales. Arc sólo parecía preocupado... Lancelot... Parecía decepcionado, pero Silvano podía notar que también estaba triste. 

Pero toda pesadilla se desvanecía por completo cuando comenzaban las largas rachas de dolor. Un dolor espantoso en la cabeza y en el vientre. Silvano pensaba que estaba a punto de morir cuando comenzaba y le hubiera gustado estar muerto cuando acababa. 

Al final todo era tan confuso que hasta costaba recordarlo. La mayor parte del tiempo veía imágenes borrosas y sin sentido y el sonido distorsionado de conversaciones. Una de esas veces hubiera jurado que alguien se despedía de él... Pero no lo tenía tan claro. 

Y finalmente abrió los ojos. Ahora se notaba mucho más despejado. Tenía un fuerte dolor de cabeza, y el vientre le dolía. La habitación en la que estaba daba vueltas a su alrededor y sentía que se ahogaba por culpa del olor a suciedad y podrido que se respiraba en el ambiente. 

Cuando la vista por fin se le aclaro, la figura borrosa de alguien al lado de la cama en la que estaba tumbado comenzó a aclararse. Pero no... Aquello debía seguir siendo otra pesadilla. Frente a él estaba Pals, pero Pals no podía estar ahí... Lo más seguro es que estuviera muerto por su culpa, igual que Daga... ¿Eso significaba que él también había muerto?

Pero entonces el supuesto fantasma de Pals habló. 

- ¿Silvano? - Decía con tono sorprendido, aunque su voz sonaba lejana en la cabeza de Silvano. - ¡Silvano! ¿Estás despierto?

Silvano se frota un ojo con la mano y mientras acaba de incorporarse a la escena dice:

-Ohhh, debo de estar muerto porque tú eres... -pequeña frase mientras reestructura la frase. -¿Pals? ¿Pals, eres tú?

Pals muestra media sonrisa. 

- Parece que el haber estado a la puertas de la muerte no te ha cambiado ni un poco, eh. - Niega con la cabeza. - Si, soy yo, Silvano. Lamento no ser a quien esperas ver al despertar. - Pequeña pausa. -  Llegué hace un par de días... Y me he estado turnando con Weasel y Rookie para vigilarte... - Pals pone mala cara. - Esa Raksasa... Te dio fuerte, eh. Llevas más de una semana inconsciente por lo que me han contado, aunque a veces parecía que despertabas pero no reaccionabas a ningún estímulo externo. Tenías una contusión grave en la cabeza y una de las escamas de la Raksasa Nigin te hizo un corte en el vientre. Las propias escamas de ese monstruo contienen veneno, no es tan poderoso cómo el de sus colmillos pero... En fin, muchos creyeron que no sobrevivirías. 

-¿Cómo que una semana? ¿Veneno? ¿Qué cicatriz? -intenta palparse el estómago en busca de cuerpos extraños pero desiste en el intento cuando se mueve y le duele la herida. ¿Y Daga? Espera, ¿Y cómo está Weasel? ¿Y tú? ¿Cómo lograste escapar?

Pals sonríe ante la ronda de preguntas de Silvano, pero vuelve a la seriedad absoluta cuando pregunta por Daga. 

- Silvano... Vayamos por partes. - Dice para intentar calmarlo. - La historia de porque no volví no creo que sea digna de ningún relato... Y desde luego lo que pasó no lo consideraría un "escape". Julius y sus hombres estuvieron casi una hora detrás de mí... Debes entender que a aquellas alturas todos estábamos agotados, caballos incluidos. La persecución se acabó volviendo lenta y torpe y... Llegados a cierto punto conseguí que me perdieran de vista. Aquella fue mi única oportunidad. Me tiré del caballo para dejar que ellos siguieran persiguiendo a un caballo sin jinete. Pero si piensas que tirarse de un caballo corriendo es una buena idea, sobretodo con la armadura que llevaba puesta... - Cierto era que Pals ya no llevaba su típica armadura. - No puedes estar más equivocado. Caí de mala manera y... Bueno, te mentiría si dijera que recuerdo lo que pasó después. Un barquero de un pueblo cercano me recogió a la mañana siguiente, inconsciente y medio de un bosque. Tenía un tobillo torcido, una contusión grave en la cabeza y el brazo roto. Me estuvieron cuidando por mucho que insistí en mi necesidad de volver... Y cuando por fin lo hice ya no estabais, pero me encontré con Gork. - Sonríe. - Él me puso al corriente de todo, pero no hay mucha gente a la que le apetezca meterse de lleno en los pantanos de los Suswant, por lo que tuve esperar a que el Jarad me consiguiera un transporte y... Aquí estoy. - Se encoge de hombros. Y vuelve a la seriedad. - En cuanto a Weasel... Lo encontraron no muy lejos de dónde tu estabas... Se podría decir que está bien pero perdió la pierna... - Pone aún peor cara. - Y en cuánto a Daga... - Un silencio incómodo creció entre ambos. La falta de palabras estaba confirmando lo que Silvano temía. - No encontraron rastro de ella y para cuando llegaron los refuerzos la Raksasa Nigin se había vuelto a esconder en su madriguera y nadie tenía intención de volver a despertarla. Nadie sabe exactamente que pasó, pero todos supusieron lo peor... Aunque aún hay algunos que esperan escuchar tu versión de los hechos.  

Silvano guarda silencio tras la explicación de Pals e intenta asimilar todos los datos en su cabeza. Casi parecía que en un momento todo se había descontrolado para el mundo de Silvano. Tras un momento de deliberación, rompe el silencio y dice con voz trémula:

-Y-y, ahora, ¿qué vamos a hacer?

Pals frunce el ceño. 

- Eso me gustaría saber... Ariadna, Lancelot y Arc se marcharon hace días. Parece que va a haber problemas en Goldort y no podían arriesgarse en meterse en medio de una batalla. Por mi parte, quizás lo mejor es que vaya tras sus pasos... No tengo nada mejor que hacer en otro lugar. Lo que tú hagas... Depende de tí. - Mira hacía otro lado. - Puedes quedarte aquí... Necesitas recuperarte por completo y Lord Rakstein perdió a uno de sus mejores hombres, su hijo se a unido al grupo de Ariadna y Weasel ya nunca será el que era con esa pierna... A parte, podrías cuidar de Rookie. - Se encoge de hombros. - O podrías venir conmigo. 

"Así que esto es a lo que se resume nuestra existencia, a ser abandonados como sombras cuando la cosa se complica... Pals ha conseguido salvarse gracias a sí mismo. Al final eso es lo que importa, tus propios méritos y acciones son lo único que vale ahí fuera... Si fracasas... Daga..."

- Iré contigo. Se le debo a ella.

- Lo imaginaba. - Sonríe. - Lord Rakstein dijo que ya no quedaba rastro de veneno en tu cuerpo, por lo que no creo que tardes en recuperarte. No creo que tardemos en partir, yo tampoco tengo ganas de cruzarme con un campo de batalla. Solo no hagas ninguna tontería hasta entonces.

Y dicho esto, Pals se levanta.

- Iré a avisar a Lord Rakstein de que has despertado, e intentaré encontrarte algo para que te vistas por el camino.  

Dicho esto, Pals se marcha por la puerta dejando totalmente solo a Silvano en aquella pequeña habitación. La luz del día entraba por los polvorientos cristales de una ventana. Al parecer, al menos la niebla había terminado. 

Silvano hace intentos de moverse como para examinar cómo se encuentra, y tras comprobar la gravedad del asunto, prefiere reposar en cama para recuperarse en cuanto antes. 

Cuando Silvano se incorpora puede sentir un fuerte malestar en el pecho, parecido al dolor que sentía durante sus pesadillas pero mucho más leve. Mirándose el torso desnudo podía ver que lo tenía totalmente rodeado de vendajes pero algunos de ellos estaban medio sueltos. Bajo los mismos, se podía ver carne azulada y muerta, aquello no tenía para nada buena pinta... Sin duda iba a dejar marca. 

El silencio que había en la estancia comenzaba a incomodar a Silvano, dejandole demasiada libertad para pensar. Pero de pronto alguien abre la puerta. Era Weasel, aunque primero asomo la cabeza antes de entrar. 

- Hombre... Mira quien se ha levantado de entre los muertos. Eres más duro de roer de lo que pensaba. 

Entonces entra por completo, y Silvano puede ver cómo dónde antes había una pierna ya no había nada. Weasel se estaba apoyando en dos muletas y caminaba a la pata coja. 

-Ohhh, Weasel, ¿cómo estás? ¿cómo conseguiste escapar de allí?

- ¿Escapar? - Dice Weasel con una sonrisa triste. - No me moví del sitio en el que me dejasteis, estuve allí hasta que apareció la patrulla... Pero escuché la explosión, y pude ver cómo varias rocas salían despedidas por los aires. Debo imaginar que destruiste a ese gigante de piedra. Si sumo eso al hecho de que has sobrevivido al veneno de la Raksasa Nigin... Sin duda te infravaloré. Eres duro de roer, Silvano. 

-Me alegro que estés vivo. ¿Cómo pasó? -dice mirando la pierna fantasmal de Weasel. -Nos metimos un momento en el interior e la torre y de repente todo se descontroló.

- Las cosas se complicaron rápidamente también para nosotros. - Dice Weasel con pesar. - Una de las Suswant se alteró y tuvimos que ir tras ella porque consiguió liberarse. Josh y yo compartimos montura y cuando estabamos a punto de alcanzar a la otra... Apareció el gigante. Nuestra Suswant también se alteró, Josh se cayó y... - Weasel parecía realmente afectado por ello. - Yo tuve más suerte... La Suswant se alteró cada vez más, yo me acabé cayendo y... El Golem sólo se llevó mi pierna. Tras eso pude arrastrarme hasta dónde me encontraste. 

-Vaya. Lamento su pérdida. Al menos descubristeis la causa del nerviosismo de las Rackasa... La siguiente pregunta que habría que hacerse es qué o quién alteró a los gólems...

- Ese parece ser un misterio que estamos lejos de resolver. Tan pronto cómo Lord Rakstein descubrió la causa del alterado estado de las Raksasas, mandó cartas a los cuarteles más cercanos del Jarad en busca de información. Por lo que se, las respuestas no fueran satisfactorias. - Pequeña pausa. - Al principio nadie se tomó en serio la actividad de los Golem... Pero ya han provocado muchos destrozos en el norte, y por lo visto el nuestro es uno de los primeros casos de Golems avistados también al sur. Lo peor de todo, es que nadie sabe aún que los llevó a abandonar las montañas, o si realmente tienen alguna motivación para seguir avanzando. No es algo que haya pasado nunca. 

-Vaya... Espero que las estrellas sonrían a Ariadna y a su compañía. Supongo que estarán bien prevenidos acerca de lo que aquí ha ocurrido.

- Todos lo esperamos. - Dice una nueva voz, se trataba de Lord Rakstein. Tras él estaba Pals, que venía con algo bajo el brazo. En cuanto ambos entran en la sala, Pals le lanza un fajo con una camisa y pantalones sencillos a Silvano. - Me alegro de que te hayas despertado, Silvano. Han sido unos bastante tensos para todos. - Lord Rakstein se sienta, y Silvano puede darse cuenta de que su cara, que de por si parecía siempre cansada, parecía más agotado ahora. - Creo que todos hemos podido imaginar lo que pasó, pero necesitamos conocer la versión de aquel que realmente lo vivió. 

-¿Que qué pasó? Je. Después de abandonar a Weasel, Daga y yo huimos en dirección contraria a los terremotos, pero tuvimos la fatídica suerte de encontrarnos con un gólem en reconstrucción. En un instante, las piedras del suelo se habían congregado alrededor del núcleo para dar vida a aquella monstruosidad rocosa. Pero eso fue la parte insignificante... pues gracias a una de sus flechas, conseguí destruir al gólem de un solo golpe. Después de eso... apareció la rackasa Nigin y... y... bueno, Daga... se sacrificó para salvarme...