Partida Rol por web

- GRUOOOOOOOORG – Me rugen las tripas que da gusto; Y es que con todo el lío no me ha dado tiempo ni siquiera a saciarme ni siquiera un poquitito el apetito. Mientras corro detrás de mis compañeros, que ya han iniciado la marcha, empleo la mayor parte de mis esfuerzos en alcanzar unas galletas del bolsillo exterior de mi mochila, y sin quitármela para ahorrar tiempo.

Finalmente, y tras mucho intento infructuoso, me tengo que resignar a pararme un segundo, sacar cuatro galletas, metérmelas a la vez en la boca y empezar a masticar mientras aprieto el paso hasta llegar a mis compañeros. Cuando les doy alcance tengo que hacer verdaderos esfuerzos por deglutir el pastiche de masa que se ha formado en mi boca. Y es que puede que cuatro galletas puede sean demasiadas galletas para una sola vez.

Arza iba con la ballesta cargada en las manos, al lado de Menzo mientras observaba con cuidado por si había trampas o enemigos. El avance aunque algo lento, se había demostrado como una forma segura teniendo en cuenta las cosas que solía ocurrirles al entrar en cuevas en busca de fortuna. Poco a poco seguían avanzando.

El bárbaro se acercó a Menzo acompañado por Ecthelion al que rápidamente siguieron el resto de compañeros. Tras tomar las posiciones habituales con Arianne a su lado, el grandullón pudo apreciar que ésta había recuperado su tono de piel, parecía que se había ido recuperando gracias a las buenas artes de Gliadel, el cual mascaba con fruición un puñado de galletas, por unos instantes Rakas creyó que el clérigo conseguiría asfixiarse con aquella demostración, pero finalmente vio como una bola bajaba por su gaznate dejando libres las vías respiratorias.

Al girar el recodo todos se detuvieron al observar un extraño resplandor azulado, ninguno sabía que era aquello, pero todos rápidamente se pusieron tensos y a la espera de lo que pudiera ocurrir. Atentos antes cualquier enemigo oculto, ya había sufrido varias emboscadas en aquellos túneles y no le sorprendería que nuevamente sus enemigos les estuvieran esperando para caer sobre ellos.

Rakas afianzó sus pies y agarró con fuerza su arma dispuesto a presentar batalla, sus músculos se tensaron y en su rostro volvió a aparecer aquella leve sonrisa, sin duda el bárbaro se encontraba en su salsa en aquellos momentos.

(mientras Menzo permanecía sólo esperando al resto)

Sacó la siempreardiente y comenzó a rastrear las posibles huellas que le dieran una pista de lo que fuera se acercaba o se alejaba de aquel lugar con la luz azulada. Miró alrededor sin avanzar mucho. Al mismo tiempo agudizó la vista para intentar apreciar algún detalle en el frente, alguna sombra o algún movimiento. ¿Qué sería aquella luz extraña? ¿Magia? Su ultima experiencia con la magia casi le lleva a la muerte. Aquel conjurador orco y sus bolas de fuego... Un sudor frío le recorrió la frente y la nuca y miró a su espalda deseoso de que el grupo se acercara.

El mediano se adelantó unos pasos e investigó el lugar, hasta que sus compañeros llegaron a su altura. Sus ojos, cuando se juntaron estaban fijos en una pequeña huella en una de las pocas zonas donde la piedra daba espacio a la tierra.

Contra todo pronóstico, el mediano se las había ingeniado para averiguar algo. La pregunta era si eso sería suficiente.

Sobre todo que, al aguzar sus oidos escucharon una estraño sonido, como si alguien no fuera capaz de mantenerse en silencio y necesitara hablar consigo mismo. Los balbuceos no parecían tener sentido. Palabras sueltas, o más bien, sílabas sueltas que surgían del resplandor azulado al que se iban acercando a medida que avanzaban.

Ante los agudos ojos del mediano las huellas decían mucho. Estaba claro que hacía muy poco tiempo (quizás mientras estaban durmiendo) alguien había pasado por el tunel, incluso, quizás, ese alguien había descubierto los cadáveres de los orcos.

Lo curioso era que no los hubieran atacado. Quizás se habían dado cuenta de la trampa que protegía su sueño y no quisieron perder el factor sorpresa? Era posible, por que las huellas iban y volvían. Seguramente, quien fuera que las había hecho, suponía que tenían una mejor ubicación para un ataque más adelante si es que los invasores decidían seguir adentrándose en su guarida.

Cuando el grupo le alcanzó, puso una mano en el brazo del pícaro intentando retenerle. El explorador estaba de cuclillas cuando los demás se pusieron a su espalda; parecía una rana con la cabeza amarillenta agachada a ras de suelo. Se giró a sus amigos señalandose el oído ¿Los oís verdad? Sus huellas han pasado por aquí durante la noche, mientras dormíamos; incluso se acercaron hasta la cortina, pero no fueron más allá...nos hubieramos enterado por la trampa. -Hizo una pequeña pausa pasando su dedo del oído a los labios -Serán 4 ó 5 criaturas, quizá más...de tamaño pequeño, quizás algo mayores que yo. Lo que me fastidia es que creo reconocer estas huellas...las he visto antes...lo tengo en la punta de la lengua...maldita sea...

El hechicero observo el extraño resplandor azulado, y trato de ver cual era la fuente pero sus ojos no estaban del todo acostumbrados a la poca luz de la cueva, asi que saco su varita en prevision de lo que podia suceder.

Menzo se quedó mirando fijamente una de aquellas huellas; su mente voló a un pasado no muy lejano en las Rocas Diblerie, una formación pedregosa y maldita llena de oscuras leyendas y que los humanos de las aldeas circundantes evitaban visitar.

Era de noche, pero con la luz de la luna llena en el oscuro cielo, la visión de aquellas criaturas fue tan clara como el día. Al principio le pareció un grupo de enanos con armaduras tachonadas, pero pronto la imagen distorsionada de aquellas figuras se mostró más nítida… su piel blanquecina tornándose azulada y sobretodo sus ojos: cuando uno de ellos, que parecía hablar consigo mismo mientras se golpeaba compulsivamente su propio cogote, se giró hacia él, pudo verlos con claridad. Eran unos ojos bulbosos sin iris ni pupilas. El grupo estaba formado por lo menos 8 y entre ellos destacaba uno al que parecían respetar más. Y el termino respetar era decir mucho, pues su comportamiento era de una completa esquizofrenia colectiva. Estaban como una regadera, hablando consigo mismos cosas sin sentido, sonidos guturales y balbuceos; haciendo aspavientos y movimientos sin ningún tipo de coordinación natural.
Al fondo, junto al que parecía el jefe, tres de ellos torturaban a una familia de humanos. La crueldad de sus actos quizá fuera lo que hizo que Menzo retuviera la imagen de aquellas criaturas, como una defensa mental, una prevención para el futuro. Desgarraban la piel de aquellos hombres con esmero, de una manera tan sádica que parecían gozar con aquel trabajo. Uno de ellos repasaba las heridas producidas por el otro con un palo untado con lo que parecía algún tipo de veneno. El dolor se reflejaba en los gritos de aquellos desgraciados condenados a una muerte cruel, lenta que no parecía llegar.

-Son…¿cómo se llamaban?...-recordó entonces la relación nemotécnica que hizo entonces para acordarse del nombre de aquellas criaturas. Recordó que cerca de su posición crecían unas plantas comestibles llamadas berros. Sólo había que cambiar la primera letra : Son DERROS, criaturas crueles y sádicas. La locura es su esencia vital y disfrutan torturando a sus presas que capturan con sus apañadas y elaboradas trampas o en sorprendentes emboscadas. Son la creación maligna de enanos o humanos de oscuro corazón. Sólo controlan ese sadismo, esas ganas irrefrenables de torturar cuando por alguna razón, han llegado algún tipo de pacto con otros. Pero sus deseos de tortura son irrefrenables y esa pausa en sus prácticas sólo dura unas pocas semanas. Sienten predilección por torturar a los humanos- dice mirando a Gliadel, Rakas y Arianne. Les gusta el uso de venenos, entre ellos los de araña monstruosa –dice entre dientes el explorador. –Son vulnerables a la luz del día, por eso prefieren mantenerse escondidos y bajo tierra. Como he dicho, son buenos atacando por sorpresa e incluso utilizan ataques como los que todos hemos visto realizar con tanta versatilidad aquí a nuestro amigo Arza-El.

Menzo se quedó mirando al resto del grupo, esperando una reacción o alguna propuesta.

¿Derros?... Se preguntó a sí misma, como forzándose a responder interiormente, aunque la verdad era que no tenía ni la menor idea de lo que eran. Pues estamos buenos… fueron las primeras palabras en asomar a sus labios en un tono de voz controlado, las segundas estuvieron acompañadas de un frenazo en seco, más nos vale echar un buen vistazo a las trampas antes de seguir avanzando… asintió mirando al pícaro que siempre andaba afanado escudriñando cada pequeño espacio de terreno con suma cautela, había que añadir por cierto, que con bastante éxito, al menos hasta el momento, si gustan de trampear y saben que venimos… alzó ambas cejas y se encogió de hombros, a lo mejor nos han preparado alguna sorpresilla… se pegó a la pared y observó el espacio de la cueva que tenían por delante con detalle.

Nada, no veía absolutamente nada, ni tampoco vislumbraba a nadie. ¿Alguien los ve?... Se oían como delirios, ni que aquellos bichos anduvieran con fiebres también. Por otra parte, para generar un plan en condiciones la gracia estaba en saber su ubicación exacta. Lo pregunto por eso de las sorprendentes emboscadas… esperaba que no apareciesen en el primer recodo del pasillo. ¿Aparte de la luz del día, les molestarán otras fuentes de luz? Quizás podamos usarlo a nuestro favor…

¡En menudo antro se había metido! Así que les gusta el veneno… prefirió no repetir lo de las torturas a humanos, porque le daban ganas de lanzarse al cuello de aquellos desquiciados antes de saber ni siquiera donde estaban exactamente. ¿De arañas, eh? Eso me recuerda a cierta amiga mía… la que le faltaba era envenenarse, después de formar parte de una vaina de arácnido y de contagiarse con los difuntos, envenenarse sería simplemente un suvenir más que llevarse de recuerdo de aquel lugar tan adorable. Pues digamos que en este antro no les ha faltado abastecimiento… muy lamentablemente y para su desgracia.

Escuchó con atención las palabras de Menzo y por un momento se imaginó el formidable cuerpo de Rakas despellejado, sacudió la cabeza para quitarse la idea de la cabeza e intentó razonar un poco sobre lo que había oído -por lo que dices, debimos inspeccionar los tuneles antes de adentrarnos, tal vez ya estemos rodeados- dijo mirando a sus espaldas -lo que si podemos tener claro es que mas adelante hay algún tipo de trampa-

Ante las palabras del mediano todos observaron con atención, pero distinguieron nada. De hecho los extraños murmullos y balbuceos provenían del frente, de la misma zona donde se observaba el reflejo azulado. Estaba claro que si querían "verlos" debían avanzar.

Solo quedaba por ver si antes de eso deseaban hacer algo más

Trampa o emboscada...o ambas cosas a la vez, eso seguro. Los dos viales de contraveneno, que ahora están en las alforjas de la Sra. Restos, nos van a venir de perlas. -Carabellota miraba preocupado la luz azulada a lo lejos -¿Será mágica? A ellos no parece afectarles ni preocuparles en lo más mínimo... creo que algunos de ellos pueden usar algunos conjuros...quizás esas luces sean ilusorias, una especie de reclamo. -Menzo se sobresaltó de repente, como si se acordara de algo importante -quizás la trama sea mágica, quizás usen su magia a la hora de sorprendernos...creo que pueden atontar a un ser a voluntad e incluso pueden crear una oscuridad tal que ni las antorchas siempreardientes pueden iluminar dentro de ella. También pueden crear un golpe de sonido tan fuerte que nuestras testas quedarían aturdidas y no sabríamos donde nos quedan los pies. -El mediano meneaba la cabeza -No creo Arza que encontremos trampas con estacas o dardos venenosos...creo que ellos aguardan con su magia preparada...esa es la trampa.

¿Sería posible que estos Derros hayan llegado a algún tipo de pacto con los orcos del síbolo de los tres dedos? Si fuera así, no creo que se atrevieran a atacarnos...quizás si usaramos las ropas y armaduras de los orcos muertos a modo de disfraz e incluso usar algún conjuro ilusorio (dice mirando al druída) que imite el sonido y voces de los orcos...quizás pudiéramos sorprenderles nosotros a ellos...aunque no se si la locura quiere decir que sean estúpidos...pero es una idea para empezar.