Partida Rol por web

Galen seguía bebiendo su limonada tranquilamente mientras miraba por la ventana. El universo era fascinante y le encantaba ver cosas que no entendía, aunque este no lo podía arreglar a diferencia de sus máquinas. Su grupo de escuadrón estaban uniéndose así que Galen saliendo de su estupor decidió unirse a ellos. 

- Hola- dijo antes de pegar un brinco cuando sintió como le era rozado su posadera por su compañera. La sangre le llegó a la cabeza, no estaba acostumbrado a recibir contactos humanos y no sabía como responder. - B...bue..bueno, sabemos si tenemos ya una nave y una misión para que Alexander se luzca?- intentó cambiar de tema para que no se notara su nerviosismo ante el roce. 

-O la liaste muy parda, o tocaste las narices a quien no debías o... ¿cual es el motivo? ¿es confesable? Arymo Jackson

O simplemente te buscan una salida para que sigas haciendo tu trabajo lejos, donde nadie se pueda sentir "amenazado" jjj - había mil maneras de decir que, no me querían allí y que un viaje largo suponía una ventaja difícil de desechar. 

- ¿Qué tal Galen? Sí, creo que deberíamos de ir al puente a revisar los protocolos y ver si hay algún tipo de información que detalle nuestro nuevo trabajo. 

- Alexander, no te impacientes, todo llega.

Cuando Juliet escucha las palabras de sus compañeras, se queda mirándolas fijamente, durante los que parecen los minutos mas largos de sus vidas. Mantiene una neutral cara de Póker durante todo ese lapso de tiempo. No le importa para nada su condición sexual, pero ahora se arrepiente de haber bromeado sobre eso con los chicos, como si les hubiera puesto una diana.

Juliet estaba totalmente en contra de las normas que no permitian las relaciones entre miembros de una unidad militar. Tener un motivo para luchar siempre te hace más fuerte. Era totalmente absurdo, como decirte que podías follarte a alguien pero quererle estaba mal.

Aún con su propia opinión personal a favor de sus compañeras, no podía arriesgarse a meterse en un fregado de ese tipo, estaban en mitad de un lugar desconocido y un arresto no era lo que tenía en mente. Suspira, cierra los ojos unos segundos, y comienza a hablar bajito cuando los abre. - No voy a delataros, agradezco que confiarais en mi para contarme algo como ésto, pero en las circunstancias actuales no me la puedo jugar. Ésta conversación no ha tenido lugar, yo no se nada del tema, por lo que a mi respecta, sois buenas amigas. Espero por el bien de todas que seáis absolutamente discretas, si queréis hacer muestras de cariño en el camarote, que no sea en mi presencia, si no lo veo, no pasó. ¿Entendéis el punto?

Suspira con mas fuerza y les devuelve una mirada algo más suave, más empática. - No puedo hacer mucho más por vosotras, vuestro secreto está a salvo, pero es más seguro si olvidamos los últimos minutos de conversación. También os aconsejo que no volváis a contárselo a nadie, el secreto mejor guardado es aquel que no se le dice ni a un alma.

Tras esa declaración de intenciones, comenzó a comer su "ración asquerosa" como si nada, alzando un poco mas el tono de voz. - ¿Y como lleváis lo de comer esta porquería cada día? A mi ya todo me sabe a cartón...

La reacción de Juliet fue... interesante, y esperable. Sabía que no iba a defraudarnos, que nos apoyaría y no nos delataría, aunque quizás esperaba más de ella, más conexión. En parte comprendía que se protegiese; ninguna queríamos problemas, aunque nosotras teníamos mucho más que perder que ella.

Quizás fue demasiado esperanzado por mi parte, algo que demostraba el frágil estado en el que me encontraba. Quería a Joana y confiaba en ella ciegamente, pero seguramente, eso estaba obnubilándome e impidiendo que viese a la gente y la situación en la que nos encontrábamos. Aquello no era un crucero de placer, aunque fuese para toda la vida, y ni Joana, ni Juliet, ni yo, éramos simples turistas.

Había pecado de ingenua.

Pero no íbamos a esperar no sabíamos cuántos años a que aquella nave llegara a alguna parte y nosotras pasáramos de ser tripulantes a habitantes. De eso, nada.

 ¿Y como lleváis lo de comer esta porquería cada día? A mi ya todo me sabe a cartón...

Cuando dijo aquello, simplemente no pude ocultarlo más. Ya fuese porque me sentía como una idiota, por haber esperado más de ella, o por que lo que acababa de decir no me importaba absolutamente nada, no fui capaz de continuar allí. Solté el vaso que tenía en la mano, miré a Juliet y me levanté.

-Tengo cosas que hacer. Os veré luego -les dije, lanzándole una sonrisa forzada a Joana y retirándome a la cabina. Sí, sí, era esperable y normal, y ya había cumplido diciéndonos que iba a guardar el secreto.

Pero aquello... todo, en realidad, un asco.

Y con aquel pensamiento, salí de la cantina.

Quizá esperábamos algo imposible, pero las palabras de Juliet nos ponen los pies en la tierra. O en la nave. Siento como la mano de Aren varía su agarre.

Miro a Juliet y afirmo. Vamos a convivir juntas mucho tiempo. Es imposible ocultar miradas, comentarios... Por eso nos viene bien que lo sepas, para intentar retrasar el que se descubra, quizá hasta encontrar un planeta habitable.

Por otra parte, si se descubre antes, me hubiera sentido mal qye te enterases por otras personas. Esta será la última vez que lo hablemos, de todos modos.

La reacción de Aren, en parte me la esperaba desde que noté la alteración en su agarre. Así que, cuando se levanta, me levanto con ella. Gracias por todo, Juliet. Nos vemos digo, siguiendo a la científica.

- Dile a Aren, que os deseo lo mejor. - Digo a Joana justo antes de que se marche.

Pues ahí estaba yo, con cara de subnormal y comiendo "cartón". Me sabía mal defraudarlas y, quizás, llegado el momento, haría lo que pudiera por ayudarles, pero en cierto modo estaba segura de que les estaba haciendo un favor. No les pedía que cortaran, solo que fueran discretas y no hablaran con el resto del asunto. No creía que el grupo fuera mala gente pero un desliz lo puede tener culquiera, y no era un secretito sin importancia.

Ellas debían entender que seguir adelante era un riesgo, si con todo en su contra salían adelante, me alegraría por ellas y celebraría una suerte mucho mejor que la mía. Dada mi propia situación personal, tampoco estaba muy abierta a regalar mi confianza sin reservas, nunca se conoce del todo a alguien.

Juliet suspira y aparta las sobras de su comida, ha perdido el apetito, así que decide marcharse a la enfermería, quizás a volver a ordenar todos los frascos, algo que la tuviera distraída.

Observo a Aren, a mi lado, tumbada. Todo lo bueno se termina.

Mi amor, en cualquier momento alguien puede querer entrar y...

¿Quieres ir a tomar algo onpasear un poco?

No solo fue un encuentro fogoso y desesperado, sino también, y lo más importante, la confirmación de que aquello que sentíamos no era pasajero, sino real y profundo.

Yacíamos desnudas, la una junto a la otra, acariciándonos, mirándonos, y mis labios no podían evitar formar una sonrisa. ¿Cómo evitar que fuese así, cuando estaba con la criatura más hermosa del universo? Pues muy simple: no podía.

Pero lo que dijo era totalmente cierto. No podíamos entretenernos. 

-Tienes razón. Vayamos a dar una vuelta. O mejor. Tengo hambre. Comamos algo. Yo invito -dije alegremente, mientras me acercaba a darle un posesivo beso, y otro, y otro más, antes de levantarme y comenzar a vestirme. Hasta mí llegó su aroma, envuelto en exquisito dulzor que resultaba casi embriagador. Por un momento, pensé en ducharme, pero no deseaba hacerlo. Prefería mantener aquella sensación de cercanía el máximo tiempo posible. Solo esperaba que nadie se diese cuenta de ello, porque para mí, era más que evidente lo que ambas sentíamos.

Juliet me había decepcionado, pero ya no me importaba. En aquellos momentos, podía con todo.

-¿Vamos? -le pregunté, alargando el brazo para coger su mano y salir de la cabina juntas, aunque una vez fuera, la soltase.

Aren acepta mis palabras como ciertas y se levanta, lo que me permite observar su cuerpo un poco más.

Luego yo también me levanto y me visto. Cuando termino, afirmo. Que remedio digo, con pena por tener que romper este momento.

Pero, ante su mano, sonrío y la sujeto para acercarla a mí, darle un apasionado beso y sujetar su cintura hasta el mismo momento de salir.

Tras redactar el informe, y liberado por tanto de tareas, dado que ahora la Interdictor y su equipo estaban en manos de la gente de la Aruná, Arymo decidió pasarse por la Cantina; el reconocimiento de la Cuadrícula 17 había resultado interesante, a la par que frustrante; unos centímetros de material duro de narices, les había separado -de momento- de un importante descubrimiento. Por momentos, es le olvidaba que estaban quién sabe donde; ahora su Cosmos estaba centrado en esta nave, y la morriña había quedado atrás.

Pidió una cerveza y se sentó en una de las mesas altas laterales, desde donde ver sin ser visto, y evitando así el centro de la "pista de baile", si es que esto hubiese sido un garito nocturno, claro. Echaba de menos poder echar mano a algo más potente que este sucedáneo de cerveza... que dar, daba el pego, pero... le faltaba "alma"...

Mientras pensaba en otras posibles formas de abrir la jodida compuerta de cierre desilzante que encontraron, tales como lanzas térmicas de plasma ultra caliente, taladros de agua a presión ultra-mega-super alta... cosas que le ponían algo cachondo, lo reconocía, dejó que sus ojos se deleitasen con la contemplación de algunos cuerpos de tripulantes femeninos que iban y venían; miradas fugaces y aparentemente distraídas, pero que analizaban sin perder detalle...

Joana y yo llegamos a la cantina todavía recuperándonos, pero con la firme intención de intentar sacudirnos el polvo del planetoide y olvidarnos de todo lo que nos rondaba en la cabeza.

Nada más entrar, vi a Arymo que estaba en la barra, pero intentando pasar desapercibido. Se lo señalé a Joana con la cabeza y me dirigí hacia él.

-Hola, Arymo. ¿Qué tal va el departamento de frustración? -le pregunté en tono de broma, sabiendo sobre todo que nosotras estábamos igual o más frustradas que él. El tiempo que habíamos pasado allí abajo, sin conseguir nada, empezaba a sentirse como inútil -. ¿Crees que lograremos abrir esa maldita puerta o tendremos que volar todo el planetoide para conseguirlo?

Llego junto a Aren, mirando alrededor. Yo también me acerco a la barra y pido una cerveza. Yo creo que si volamos el asteroide la puerta quedaría volando en mitad de la nada. ¿Una broma? Como siempre es difícil saberlo.

Me apoyo con los codos en la barra para coger la cerveza, lo que provoca que inconscientemente mi trasero se vea algo más... respingón, digamos. Luego me giro viendo el resto de la cantina.

Te hago un guiño al coger la cerveza.

El guiño de Joana casi me hizo perder la cabeza y abalanzarme allí mismo, pero en lugar de eso, me contuve, y simplemente lancé una sonrisa al aire que esperaba ella se diese cuenta a quién iba dirigida.

Ni siquiera podía acariciar el dorso de su mano, o juntar mis labios para formar un beso que atravesara la distancia que nos separaba, pero al menos, sabía que en cuanto pudiéramos, estaríamos juntas.