Partida Rol por web

Alumbraba con la linterna los archivadores, leyendo los nombres que ponían en las etiquetas, pero eran muchos y no parecían estar en orden, al menos no uno que ella pudiera notar. Se rascó la cabeza, sin dejar de mirar las carpetas y carpesanos que tenían encima. No veía ninguna etiqueta que dijera "Pacientes" o "Pediatría" lo que la hizo torcer el gesto en una mueca. Sin darse cuenta, se había llevado la mano a la boca y comenzado a morderse las uñas, cada vez que estaba nerviosa o pensando en algo que la ponía ansiosa lo hacía; su madre ya había intentado de todo para quitarle ese mal hábito pero aunque había conseguido quitárselo por cortos periodos, cuando lo retomaba era peor que antes.

-¡Tengo una idea! -exclamó- Melhi, John las creó, él las hizo... las hizo a todas -se refería a las hadas buenas y malas- ¿Puedes tratar de hablar con él, con su mente? Creo que si nosotros te ayudamls, te damos la fuerza y el poder a lo mejor puedes. Si te concentras, si todos nos concentramos, podemos hacer que John nos escuche, que sepas dónde está y cómo encontrarlo. Si podemos hacer que hable contigo, que te metas en su cabeza nos va a poder ayudar -Siobh hablaba sin parar y había parado de morderse las uñas aunque nadie podía saber por cuánto rato-... ¿Hay más hadas como tú y Kolda, cierto? ¡Tiene que haber, estoy segura que sí! Si esas brujas las persiguen es porque saben que ustedes les pueden hacer daño. Tenemos que juntarlas a todas y hacerlas más fuertes para que nos ayuden a ganarles...

La mirada de Siobhan se posó en los rostros de todos, expectante por saber qué opinaban o si a alguno se le ocurría una idea mejor.

─Ey, chicas. ¿Encontráis algo ahí?

La pregunta la formulé justo antes de entrar en la habitación en la que estaban las chicas. Después de eso miré a mi alrededor y casi me respondí a mí mismo. Sí había muchas cosas, pero... ¿de verdad habría algo importante? Había demasiadas carpetas como para mirar una a una...

─¡Vaya! ─ exclamé, luego escuché atentamente la idea de Siobhan ─. Ehm... ¿John hizo a las hadas? ¿De verdad? Jopelines... tendré que hablar seriamente con él en cuanto le vea...

–Una pregunta...¿Vosotros no recordáis ir a clase con un niño que dejase de ir de pronto?– preguntó la niña de sopetón, ya que al oír la idea de Siobhan se le había ocurrido que podían conocerlo y no acordarse.–O los niños mayores hablar de que le pasó algo a otro niño o...

Mientras los chicos continuaban explorando el archivo, Melhi giró un poco la cabeza dubitativa ante la pregunta de Zaina.

- La verdad es que no estoy muy segura -dijo-. Es Kolda quien conoce a más Hadas buenas que yo, aunque creo que no hay muchas. O por lo menos, somos muchas menos que Hadas malas... Quizá seamos veinte o así...

Luego fue Siobhan quien la interpeló, y al proponerle su idea, la pequeña Hada abrió mucho los ojos, sorprendida.

- Es... creo que es una idea muy buena -dijo con su vocecita-. Pero no sé si yo seré capaz de hacer eso... Si al menos Kolda estuviese aquí...

Parecía que Melhi no desaprovechaba una oportunidad para dejar claro que no confiaba mucho en sus posibilidades de ser útil al grupo.

Ander se acercó por detrás del hada y le dijo a Melhi:

- Melhi, yo soy el más pequeño del grupo y a veces también pienso que no puedo hacer nada comparado con mi hermana mayor, pero a veces los que somos más pequeños y parecemos más débiles encontramos una fuerza dentro de nosotros que nos hacen muy válidos. ¿Has visto lo que hice con mi pistola? ¡Fue genial! Seguro que tu también puedes con más de lo que crees - lo decía con una gran sonrisa, como si todo aquello no le preocupara demasiado y estuviera dentro de un videojuego donde... si mueres... puedes recargar la partida.

-Claro, Melhi.. Aunque seamos pequeños, todos podemos hacer grandes cosas. Hay que creer en lo que hacemos, y ser valientes. Y claro, dice mi abuelo que también hay que usar la cabeza, pero eso ya es más de mayores, jaja.. Inténtalo, ¡ya verás! Seguro que funciona.

Yo me preguntaba si no era posible convertir las hadas malas de nuevo en hadas buenas.. Pero más adelante podríamos intentarlo. Creo que quizás ya son demasiado malas para volver a ser amigas nuestras.

Entiende las dudas de la pequeña Melhi. Todos ellos son pequeños, pero todos pueden hacer grandes cosas. Ander ha conseguido hacer algo espectacular y todos ellos han conseguido sobrevivir a la oscuridad y a las hadas malas. Se acerca a Melhi.

-Melhi, estoy segura de que puedes hacerlo. Todos confiamos en ti y te daremos nuestro apoyo. Seguro que Kolda también estará orgullosa de ti.

Intenta animarla.

Siobhan los escuchaba hablar y sonreía viendo como todos hacían lo posible por animar a Melhi. Mentiría si dijera que no tena miedo, pero que sus amigas y los niños nuevos, a quienes también sentía que podía llamar amigos, estaban con ella y juntos eran lo máximo. La Oscuridad no iba a ganar, ellos no la iban a dejar.

─¿Viste Melhi? No vas a estar sola nunca, porque nosotros vamos a estar contigo, te vamos a dar nuestra fuerza. Creemos en ti y tú sabes que cuando creemos nos hacemos más fuertes. Mi bueli dice que la fe mueve montañas y yo tengo fe en ti, todos la tenemos.

–Mirza siempre me dice que el único que pierde es el que no lo intenta– recitó Zaina agarrándose las manos por detrás de la espada y pasando el peso de sus talones a la punta de los pies. La niña miró hacia arriba, sin saber muy bien como animar a una hadita tan tímida y asustada. Finalmente se quitó uno de los aros que llevaba en la oreja, que había sido regalo de su yaya– Mira, me dio estos pendientes para que me diesen suerte. Puedes quedarte con uno, es muy grande para tu oreja pero puedes usarlo de collar... Verás como así todo va bien.
 

Fui el último en hablar, y... la verdad es que todos mis compañeros habían hablado muy bien tratando de animarla, así que... no sabía qué decir. Después de todo, yo no era mucho de palabras, sino más de acción...

─¡Tú puedes, Melhi!

Fue lo único que se me ocurrió, acompañando a mis palabras con una enorme sonrisa y con mi pulgar levantado.

Confiaba en ella tanto como mis compañeros, y ya la trataba como a una amiga más a pesar de que fuera un hada y de que se pareciera tanto físicamente a las otras malvadas. Era extraño... se parecía tanto a ellas pero... ¡era tan diferente! Melhi me transmitía seguridad y confianza... a pesar del parecido. Ahora entendía cuando mi abuela me decía que todos teníamos un "algo" que nos hacía únicos y especiales.

Ante la avalancha de ánimos, Melhi se puso casi tan colorada como la Reina Hada, y sonrió ampliamente. No le salieron las palabras, pero asintió para expresar su agradecimiento al grupo. Sin dudarlo, cogió el pendiente que Zaina le tendía y se lo pasó por la cabeza sin mucho esfuerzo.

- Gracias a todos -consiguió decir por fin-. Haré lo posible por ser útil, os lo prometo.

Luego respiró hondo, al parecer más decidida.

- Bueno, si Kolda estuviera aquí seguro que diría que tenemos que darnos prisa. Mientras vosotros buscáis el archivo... creo que yo intentaré lo que ha dicho Siobhan. Si puedo comunicarme de alguna manera con Kolda o John, les podremos decir donde estamos y será más fácil que nos encontremos, ¿qué os parece?

La pequeña Hada se sentó en uno de los archivadores y cerró los ojos, concentrándose. Era algo que no había intentado nunca, pero quizá valiese la pena probarlo. No perderían nada por intentar que Melhi manifestase algún poder como el que tenían ellos, ¿no?

Entre tanto, los chicos siguieron echando un ojo a los letreros, y por fin descubrieron un archivo grande con una cajón que decía "Registro de pacientes A-M". Tal vez fuera allí donde estuvieran guardados los datos de John, aunque dependía de su apellido...

Si ese archivo grande tiene de la A a la M, seguro que hay otro igual que tiene las demás letras que faltan. Aunque no cree que sea tan fácil encontrar el nombre del niño. En clase siempre les ordenan por el apellido, así que seguro que esos archivos también están ordenador por apellido. Así es como trabajan los mayores. 

-Podríamos dividirnos y buscar cada uno unas letras diferentes. Pero no sabemos el apellido... tendremos que separar todos los Johns que encontremos.

Sin duda, le llevará mucho tiempo si no se dan prisa. No pueden dejar que las hadas malas ganen esa batalla. Además, hay algo peor que esas hadas, ¿no? Algo oscuro y que da mucho miedo.

-Sí, no hay otra forma.. paciencia, e ir leyendo uno por uno. Yo leo rápido, me gusta leer libros y cuentos.. Si alguien más lee rápido que me ayude a encontrar todos los Johns que hay, cuantos más seamos, más rápido encontraremos lo que buscamos.

Y me dí cuenta de que faltaba algo.

-Quizás ese niño se apellida Spencer, o Williams.. Hay que buscar los archivos de la N a la Z, por si en éstos no está su archivo. Ojalá tengamos suerte.. ¡Venga, vamos! -comenté, animada.

Me gustaba tener algo concreto que hacer, aunque fuese separar unos dossiers de un archivador. Muchos lo encontrarían aburrido, pero en ese momento a mí me pareció el mejor trabajo del mundo. Abrí el archivador, y comencé a leer los nombres que se destacaban en las carpetas de cada paciente, buscando a John.

Zaina miró como sus amigos buscaban entre los papeles. A ella le gustaba leer pero le aburría sobremanera todo aquello que tuviese pinta de estudio o deber, como era el caso y sobre todo, tenía un montón de miedo a que se le escapase el papel clave. Sabiendo eso, la niña decidió hacer guardia por la habitación con una de las dos linternas. Los chicos necesitarían una para mirar los papeles, pero no las dos.

–Voy a vigilar y a ver si veo el otro archivador. ¿Me dejáis una de las linternas?
 

- Yo también leo rápido, mi madre dice que soy un niño prodigio - dijo con cierto orgullo - quiero ser ingeniero cuando sea mayor, como los de Star Trek que hacen esas naves tan molonas.

Quizás habria una forma de buscarlos más rápidamente. Tenía que dar con ella.

- ¿A lo mejor hay un apartado de pediatría que separe adultos de niños?

-Estupendo, ¡haced lo posible por apurar un poco todo esto! -yo no dejaba de repasar carpetas.

Anderson, John B., para mí.. -y tiraba por la carpeta hacia afuera, dejándola a mi lado-. Bowens, Lucy T. -se quedaba en su sitio-. Daniels, George L. , para mí.. Hoover, John D....

...

Se hacía eterno, pero no podía parar. El montón de Johns encontrados crecía, al ir sacando los expedientes de su sitio.

Mientras Melhi se concentraba, la pequeña repetía en su mente «¡Vamos Melhi, tú puedes, tú puedes».

No hizo falta que le dijeran las cosas una segunda vez, se remangó las mangas del polerón y se puso manos a la obra.

─Kate, alumbra a Zaina. Tú y Robert ayúdenla a buscar ese otro archivo y si encuentran uno que diga pediatría nos avisan. Ander y yo vamos a ayudar a Jess ─dejó aflorar su lado mandón al querer organizar al grupo y aprovechar bien el tiempo─. Jess, tú saca los archivos, con Ander los vamos a revisar para ver la edad de los Jhons. ¿Qué edad tiene nuestro Jhon?

Siobhan no se acordaba cuál era la edad que tenía el niño, ni siquiera estaba segura si alguien la había dicho, pero en cuanto supiera la edad iba a decir a Ander que hicieran a un lado todos los Jhons que fueran mayores o menores que el que buscaban para no confundir los archivos. Si tenían suerte, al filtrar por edad, el número de archivos se iba a reducir significativamente.
 

Sin perder tiempo, la pandilla se afanó en hacer lo posible por encontrar el archivo de John. Se repartieron las carpetas del archivo cuyos apellidos iban de la A a la M, y poco a poco fueron abriéndose paso en el montón. Había bastantes pacientes que se llamaban John... pero seguro que si luego iban cribándolos por edad y síntomas, podrían reducir aún más el número de carpetas.

Mientras, Zaina se esforzó por escuchar cualquier ruido sospechoso mientras vigilaba con la linterna, y de pasó aprovechó para echar un vistazo al resto de archivadores. Le llamó la atención cuando encontró una etiqueta que, a diferencia de las demás, no pudo leer porque estaba ennegrecida, como si se hubiese chamuscado o quemado. Pero justo al darse cuenta de eso, oyeron un zumbido de alas que les heló la sangre a todos. Se volvieron hacia el sonido, sólo para comprobar que lo había producido Melhi al revolotear excitada.

Melhi tenía los ojos muy abiertos mientras subía y bajaba, abriendo mucho la boca como si quisiera decir algo pero no le saliese.

- Lo... lo he... conseguido -balbuceó al fin-. ¡Lo he conseguido!

Dio un par de volteretas en el aire mientras movía los brazos muy nerviosa. Luego pareció quedarse quieta, como si hubiese perdido la concentración. Cerró los ojos con fuerza y calló durante un par de segundos, pero después volvió a hablar.

- Sí, sí... -dijo, sin poder creérselo-. Es difícil... pero si me concentro... creo que puedo ver donde... Creo que noto a Kolda, es como cuando oigo su voz...

La pequeña Hada parecía fuera de sí, luchando por dominarse para no perder el foco en lo que fuera que estuviese viendo o escuchando. Pero le costaba mucho, tan sorprendida y excitada como estaba al haber descubierto que ella también tenía realmente alguna clase de poder.