Partida Rol por web

Melhi echó a volar siguiendo a Kolda, y cuando Zaina dijo aquello, se volvió intrigada.

—¿Tus cartas? —repitió—. ¿Crees que puedes hacer más cosas con ellas?

Tanto Alice como Caperucita fueron con el grupo. La niña rubia parecía aún muy confundida, pero no quería que la dejasen sola los únicos que parecían saber de qué iba todo aquello. Y Caperucita les miraba aún con recelo... pero al fin y al cabo, parecía que habían decidido llevarla a casa. Daba la sensación de que, por el momento, le bastaba con eso.

La única que les siguió sin dudar un momento fue Anette, que enseguida se puso al lado de Zaina.

Da un pequeño grito cuando siente aquello. Lleva la mano hacia ahí, como queriendo asegurarse de que todo está intacto.

-Algo... he notado algo en mi oído izquierdo. ¡Aquí hay algo!

Sin duda, es algo invisible porque en esa dirección no hay nada. En realidad, no hay nadie más que los que están ahí. Así que tiene que ser invisible.

-¡Es invisible!

Zaina cogió de la mano a Anette y miró hacia aquella cosa invisible, aunque evidentemente, si era invisible no iba a ver nada. Sin embargo, no parecía preocupada, sino pensativa. Y es que las palabras de Melhi le terminaron de convencer de lo que había que hacer para reunirse con Ander y John. Pero antes había que averiguar que había sido eso que había asustado a Kate, no creía que fuese nada malo, pero nunca se sabía.
–Las hadas buenas podían hacerse invisibles, quizás el hada amarilla este por aquí... o quizás– Zaina miró por el suelo, buscando alguna piedrita o algo que hubiese podido golpear a la niña de refilon. Mientras buscaba, explicó a los niños parte de su idea.

–Se como podemos reagruparnos, pero no podemos hacerlo si hay cerca alguien que pueda hacernos daño. Tenemos que hacerlo todos juntos, pero... puedo traer a Ander y John. O encontrarlo. Necesitamos un sitio donde podamos estar seguros unos minutos sin que nos molesten. Podemos revisar bien todo antes o buscar un sitio cerrado. Claro, que si aparece algo en el sitio cerrado

Cuando Kate dijo que había notado algo invisible, Kolda frenó tan en seco que Melhi estuvo a punto de chocar con ella. Miró alrededor, alarmada.

—¿Qué has notado? —preguntó a Kate—. ¿Era algo físico, como si te tocasen, o...?

Mientras decía eso, se interrumpió y dejó la vista fija, frunciendo el ceño. Señaló hacia la espesura.

—Allí hay algo...

Cuando miraron en la dirección que Kolda señalaba, pudieron ver que efectivamente había algo a la vista entre los arbustos y los troncos. Parecía una cabaña de madera vieja, y no estaba demasiado lejos. Robert y Anette se volvieron enseguida hacia Caperucita, para ver si la reconocía. Quizá fuese la casa de su abuela...

Caperucita había mirado en la dirección en que Kolda señalaba, como el resto. Pero su expresión era de extrañeza.

—No... no me suena de nada esa casa —dijo—. Nunca la había visto...

Zaina miró la casa sin atreverse casi a mencionar aquel funesto pensamiento.

–¿No será...?

La casa del verano anterior. Aquella casa donde casi perdieron la vida.

-Oh-oh.... -dije, al ver la casa. Pero antes de continuar, comenté a mis amigos:

-Yo también escuché una vocecita junto a mi oído derecho, que me dijo "no es buena idea". No vi a nadie ni nada. Pero es que las advertencias de estos bichos ya me resultan molestas, sobre todo si no dan la cara y dicen por qué. Quizás estemos en el buen camino y solo quieran despistarnos... Centrémonos en la casa esa, mejor.

Mira la cabaña con desconfianza.

-¿Ya la conocíais de antes?

Mira a las dos chicas que ya estuvieron en una situación parecida el año anterior. Y no le ha parecido ver antes esa cabaña. Quizá ha aparecido de la nada. No le gusta nada toda esa situación. Tiene la sensación que ya están demasiado perdidos y que no han cumplido los objetivos.

¡Quizá no puedan salir nunca de ahí!

Kolda miró la cabaña a lo lejos y durante un momento no dijo nada. Les hizo un gesto al resto para que esperasen, y se adelantó. La vieron alejarse y elevarse en el aire, mientras permanecían en silencio. El Hada volvió enseguida, y a los chiquillos les pareció que estaba aún más pálida de lo normal.

—Lo es... —dijo—. Es la cabaña del bosque de Noxville, la misma en la que luchamos hace un año.

Se llevó las manos a la cabeza, mientras temblaba.

—No entiendo nada. Está claro que ha tenido que surgir de nosotras, de una de nuestras mentes... ¿pero por qué? ¿Qué significa?

Melhi tragó saliva al ver a Kolda tan alterada. Y tampoco le hacía mucha gracia estar tan cerca de esa cabaña.

—Vale... ¿Y ahora qué hacemos? 

Siobhan se adelantó con el ceño fruncido. Llevaba un rato largo sin decir nada, concentrada solo en cuidar del grupo y en que nada les pillase por sorpresa. Después de todo, no había tenido mucho más que añadir... Pero ahora estaba de acuerdo con Jess, estaba convencida de que sólo les estaban frenando por unos medios o por otros.

—Sigamos adelante —dijo con firmeza—. ¡Sólo intentan asustarnos! Aunque parezca que no podemos hacer nada, por algún motivo se están empeñando en hacernos dudar de nosotros mismos. Voces que nos desaniman, ahora la cabaña de hace un año... ¡Si tanto interés tienen en que nos derrumbemos, es porque que nos temen! ¡Mirad lo que ha sido capaz de hacer Zaina con la Reina Hada! 

Se asomó entre los arbustos y frunció el ceño al ver la cabaña. Los recuerdos de lo que había pasado un año antes seguían frescos en su memoria, pero estaba harta de huir de ellos.

—Si nos temen... es porque les podemos detener. Aunque aún no sepamos cómo. ¡Por eso tenemos que seguir y no dejar que nos asusten para que nos echemos atrás!

En cuanto Siobhan dijo aquello, Kate oyó una vocecita débil que parecía venir de muy lejos.

—No... no la escuches —susurraba la voz—. No sabe lo que dice... Es muy peligroso...

En cuanto Siobhan dijo aquello, Jess volvió a escuchar aquella vocecita débil que parecía venir de muy lejos.

—No... no la escuches —susurraba la voz, cada vez más apremiante—. ¿No lo entiendes? Es muy peligroso... No podéis seguir...

La voz... Esa voz de nuevo. Ya no intenté ni disimular lo mal que me sentía con eso que me susurraba al oído.

-Chicos, me está hablando de nuevo esa voz misteriosa. Parece que suena muy lejana, pero me dice que no escuchemos a Siobhan. Que es muy peligroso y que no podemos seguir... Así que precisamente por eso creo que debemos hacerlo. Alguien que quisiese ayudarnos no me hablaría a mí en secreto. Nos ayudaría y punto. Además, siendo la casa del monstruo del año pasado... Eso es porque quieren que nos vayamos de aquí. Saben que la reconoceríamos. ¡Pero somos más valientes que ellos, eso seguro!

–Alguien que quisiera mentirnos también nos hablaría a todos– razonó la niña jugueteando con los rizos. Estaba confusa y, no iba a engañarse, algo asustada por la aparición de la casa. Pero la idea de traer de nuevo a John y Ander seguía en su inquieta cabeza.

–Escuchad, si la casa está aquí, es posible que también estén Dani, Cory o Rocky... y también lo estará "él"..., pero da igual que estemos cerca, fuera o dentro. Recuerdo que Kolda dijo que hechizaba el bosque y la casa para que no tuviese límites... ¿Y si el hospital era parte de la casa? En ese caso, la salida está por aquí cerca. Pero tenemos que encontrar a Ander y John. Sé como traerlos o al menos saber donde están, pero necesitaremos trabajar juntos y tardaremos un ratito. La pregunta es, ¿Lo hacemos escondidos entre los arbustos o después de investigar? Yo opino que cuanto antes lo hagamos, mejor

Kolda escuchó a Zaina y asintió.

—Yo también creo que cuanto antes mejor, necesitamos reunirnos con ellos —dijo—. ¿Pero cómo vas a hacer eso?

No tenía ni idea de qué planeaba la gitanilla, pero después de haber visto cómo usaba su poder para capturar a la Reina Hada, no podía descartar que también fuese capaz de aquello.

Otra vez la voz esa que dice que no es buena idea. Esa voz también dijo que no siguiesen a la "bestia" y que no entrasen por el agujero así que casi está segura de que tienen que hacer lo contrario. Bueno, eso cree ella.

-Yo también he escuchado esa voz. Dice que no escuchemos a Sioban, pero no me fío. Está como poniendo trabas y no se deja ver. Seguro que se está escondiendo por algo... oculta algo.

Aunque la cabaña no es que le de buena espina.

-Será mejor encontrar a los demás. No podemos perdernos más.

Melhi no dejaba de lanzar miradas preocupadas hacia la cabaña, que aún estaba a la vista. Nunca la había visto con sus propios ojos, pero Kolda parecía haberle contado historias lo suficientemente terribles sobre ella para que no le hiciera ninguna gracia estar tan cerca.

—No veo nada en esa cabaña —dijo—. Parece que está vacía... Pero no me gusta.

Se volvió hacia Zaina, preguntándose también que planeaba hacer la gitanilla para reunirles con John y Ander.