Partida Rol por web

Obsesión

4. Secuestro

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21/03/2011, 13:45
Director

7 de abril de 989

Sanctus. El día sagrado para los seguidores de Abel Cristo por ser el aniversario de su ejecución. Siendo Arlan parte del Imperio, en Sanctus casi todos los comercios y locales se hallaban cerrados, y los fieles acudían en masa a las iglesias para rezar y confesar sus pecados.

En Kahr había varias iglesias, pero la más importante era la Catedral de St. Nathaniel. Tras un incendio que había destruido parcialmente la antigua catedral, hacía por lo menos doscientos años, la St. Nathaniel fue erigida sobre unas ruinas del Imperio de Sólomon, aprovechando parte de su estructura y dándole a la construcción un interior diáfano y amplio, mezclando arte de las dos culturas. Cualquier persona nueva en Kahr tenía como obligación visitar la Catedral, y ellos no habían sido una excepción*.

Como buena cristiana, Elisabeth se preparaba para acudir a la Catedral en tan señalado día. Pese a que Jules en un primer momento se había opuesto (no parecía un cristiano practicante, ni muy devoto, y no estaba dispuesto a celebrar el Sanctus), había permitido que fuera al comprender que la chica se sentiría mucho más segura en una iglesia repleta de gente. Para ello había contratado una escolta de cinco hombres** que se ocuparían de que nada le ocurriese a la chiquilla mientras estaba fuera de casa. Eran guerreros capaces, las mejores espadas que pudiese pagar el dinero, y no parecía que pudiesen hacer daño a Elisabeth mientras ellos estuviesen delante. Pese a todo, Jules había insistido en que bajo el vestido Elisabeth debía llevar una protección acolchada. Ella había protestado porque, francamente, los vestidos no estaban hechos para guarecer tanto relleno, pero Jules había sido inflexible al respecto.

-Si quieres salir de casa, vas a hacerlo con eso bajo el vestido. Es eso o no salir en absoluto, jovencita -Había contestado él a sus protestas.

Así pues, finalmente, Elisabeth había salido con su escolta mientras el resto se quedaba en la mansión. Jules recibió un encargo de los muelles al que no pudo faltar (y es que los viajes por mar no tienen en cuenta los días de fiesta), y la abandonó igualmente. Se quedó en la casa Celia Von Heuser, sin mucho que hacer más que practicar esgrima. Las calles estaban casi todas vacías y apenas nadie caminaba por ellas. Un día aburrido para los no creyentes.

Notas de juego

*Ya sea en una visita turística o durante la celebración del Sanctus, según.

**Aquellos de vosotros que deseen acompañarla pueden hacerlo.

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22/03/2011, 17:12
Celeste Índigo

 Celeste había decidido ir con Elisabeth a la catedral, pidiéndole permiso a Jules sobre la decisión. En parte se debía a que suponía que Aleph no querría dejar sola a la niña, a pesar de que el dinero de la familia permitiría pagar a verdaderos espadachines, a cada cual más diestro que el anterior. Pero solo pagarían la espada, y el grandullón seguro que ofrecía algo más, una pasión y una entrega que seguramente una espada a sueldo no vendería.

Y como la chica del pelo añil no quería separarse de su grandullón, decidió presentarse voluntaria para escoltar a Eli. Suponía que Jules no se negaría, debido al pequeño trato que tenían entre ellos, así que se dispuso a pasar la mañana en compañía de la joven y de su gran amigo. 

Además, si algo raro sucedía durante la mañana, podría intentar avisar rápidamente a su "hermano". Le agradecería por siempre una información de ese tipo... sería un verdadero favor... 

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22/03/2011, 23:03
Aleph

 En algunas ocasiones, Aleph reflexionaba sobre los pros y los contras de la religión cristiana, el principal conjunto de creencias de Gaïa. Fiel a su filosofía del "vive y deja vivir", el gigantón consideraba que todos estaban en su derecho para creer lo que quisieran, y más aún cuando estas doctrinas incluían consejos sobre comportamientos fraternales o altruistas. Consideraba que una Iglesia que promulgaba la paz, ayudaba a los pobres y a los hambrientos, y aconsejaba a sus fieles en ciertas virtudes que todo ser humano debía potenciar no podía ser mala. Luego se acordaba de la otra cara de la moneda: La opulencia, la intolerancia, los duros castigos a aquellos que no eran iguales... No, Aleph no podía sentirse a gusto con una religión así. Por muy insignificantes y poco frecuentes que fueran esos defectos, frente a las virtudes

Esto hacía que, cuando esa clase de fiestas llegaban a las ciudades, Aleph no pudiera evitar sentirse fuera de lugar. Le habría gustado poder fundirse entre aquellas masas de creyentes, y creer en lo que ellos creían. Sentir lo que sentían. Pero, simplemente, no podía. Y, por supuesto, esto se reflejaba claramente en su forma de actuar. Por mucho que intentara disimularlo, él no era ningún actor ni nada que se le pareciese

Había acompañado a Elisabeth. No porque desconfiara de sus guardaespaldas: Simplemente, se sentía mejor estando cerca de la niña. Obviamente, su principal prioridad era Celeste, pero esta parecía haberle leído el pensamiento, y el grandullón no había tenido ni que pedírselo. Mientras caminaban hacia la iglesia, no podía evitar mirar a las dos de reojo, como si en cualquier momento pudieran surgir una decena de asesinos de cualquier lugar imaginable y atacarlas

Las ropas de Aleph no eran, por supuesto, adecuadas para una iglesia. Previendo este pequeño inconveniente, se vio obligado a pedir, algo avergonzado, algo formal a Jules. No quería que juzgaran a la pequeña por sus compañías, y sabía que en un día tan importante como aquel, ir vestido como un viajero podría considerarse incluso una falta de respeto. Al menos, en la situación de Aleph. Jules había acabado por acceder, tras asegurarle Aleph varias veces que cuidaría de su atuendo como si fuera oro, y que al día siguiente lo tendría limpio y doblado (No es que fuera estúpido, y había vivido lo suficiente como para poder lavar, secar y doblar cualquier conjunto de ropa no demasiado extravagante, a pesar de que él no solía preocuparse mucho por llevar la ropa limpia y ordenada). Por desgracia, la talla del gigantón era lo suficientemente grande como para no encontrar nada adecuado para él, así que habían tenido que optar por lo que más se le acercara

Por supuesto, le quedaba pequeño, y le había costado horrores embutirse dentro (lo que había arrancado un par de risas a Celeste). El resultado era algo gracioso, aunque, por suerte, no llegaba a parecer ridículo del todo. Al menos, daría el pego en la iglesia. Por supuesto, Aleph se sentía tan cómodo con él como podría estarlo con una camisa de metal: Andaba de forma algo extraña, y mantenía los brazos pegados al cuerpo, para evitar romper la tela en caso de moverse mucho. Sus musculos se marcaban claramente, y el atuendo se notaba, en general, algo tirante

Por desgracia, era lo mejor que habían conseguido

Notas de juego

 Me permito algo de puppetting (al final del post). Master, si lo ves mal, o crees que Jules no me dejaría algo de ropa, no tengas ningún reparo en modificar el post ;)

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22/03/2011, 23:25
Aleph

 ¿Como puede la gente ir embutida en este tipo de trajes? La voz de Aleph sonaba algo confusa, e incluso molesta, lo que conseguía aumentar la hilaridad del momento Me pica todo el cuerpo, desde las puntas del pelo a los pies

La verdad es que era difícil no sonreír ante la situación. El "salvaje" Aleph, reducido a una parodia de ciudadano en medio de la gran urbe. Quién lo habría dicho

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22/03/2011, 23:39
Celeste Índigo

 -Ya conoces la otra cara del mundo, cariño. La apariencia es una de esas cosas totalmente inútiles que tanto valor les da la sociedad. Pero, precisamente por eso, porque no somos más que un rebaño tenemos que callar y agachar la cabeza. Hay poderes, mi niño, que cortan las cabezas que se alzan. Por eso son tan celosos de no enseñar al pueblo llano los poderes que tanto tú como yo poseemos. 

Crees que todo el mundo es bueno, cari. Pero está bastante lejos de lo que realmente es la sociedad.

Las palabras de celeste sonaban pesadas, como si realmente no le hiciera gracia el aspecto de Aleph. Quizá durante un rato hubiera sido divertido, pero toda esa parafernalia de fiesta, y de apariencia, opulencia, y clasismo no hacía más que reafirmar la razón por la que fue repudiada. Había personas que valían más que otras, y eso era una opinión demasiado generalizada. La necesidad de que Aleph quedara bien entre esas personas no era sino otra muestra del poder que tiene la masa sobre el individuo. 

Pero bueno, vivir pensando que todos tienen sentimientos buenos, a veces funciona, y te da gratos resultados. 

Esta vez sí que sonó sincera su contestación. Al fin y al cabo, vivir con la paranoia de que todo el mundo te persigue es mortal. ¿Sería mejor ser feliz, y confiar en las personas, como hacía Aleph? Hay veces que te llevas chascos, pero las alegrías compensan... ¿no?

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23/03/2011, 12:10
Damien Goldman

Había una razón mayoritaria para que a Damien no le gustara nada Sanctus. ¡Todo estaba cerrado! Quizás fuera esa la razón por la que en aquel día le apetecía salir a comprarse algo. De cualquier manera, no era su día ni su fiesta.

A lo largo de la semana en la que la Emperatriz había promulgado el edicto por el cual cualquier persona podía declararse atea Damien ya se había acogido a dicha posibilidad. No es que fuera contrario a la Iglesia, pero la falta de educación que había recibido en ese aspecto implicaba que conceptos como 'Dios', 'pecado' y todo eso fueran cosas que escapaban un poco a lo que él comprendía. Para él, las cosas tenían una serie de normas por las que se debía seguir y eso no las imponía ningún poder (salvo la ley en ciertos casos), si no el sentido común.

Así que él, sintiéndolo mucho, había preferido quedarse en la mansión antes que ir a la ciudad. Se levantó tranquilamente y desayunó, sin darse mucha prisa o agobiarse demasiado. Aquel seguramente no sería un dia muy movido.

Cuando acabó su desayuno fue a dar un paseo por el patio y el día le antojó algo de marcha. Así que seguramente se pusiera a buscar a la señorita Von Heuser para pedirle un par de clases y de no encontrarla se pondría a practicar él solo.

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24/03/2011, 01:41
Aleph

 Aleph suspiró. En realidad, no tenía muchas ganas de discutir con Celeste, pero una espinita clavada en su orgullo le impulsó a responder a sus palabras. Se temía otro episodio de monólogos sucesivos entre su amiga y él, que no llevarían a ninguna parte. Como siempre

Lo siento, pequeña, pero no puedes mover una piedra con la fuerza de la brisa, al igual que tampoco puedes convencerme de tus palabras por ese camino. Creo firmemente que los humanos son buenos, y espero que algún día puedas comprenderlo. Míralos... ¿Ves un rebaño? Yo veo una manada. Crees que el rebaño solo sirve para cortar la cabeza a los que sobresalgan. Yo digo que sirve para que esas personas especiales puedan apoyarse en sus compañeros cuando sus fuerzas flaqueen

La gente tiene miedo de nuestros poderes, sí, pero eso es normal. La magia ha corrompido a muchos, e incluso el chi ha sido usado por hombres que se desviaron del camino para el mal. Son poderes que deben de ser usados con consciencia, y deben de ser vedados a aquellos que no estén preparados para comprender la enorme responsabilidad que conllevan

Pero el ser humano es bueno por naturaleza. Y en la adversidad, sacamos lo mejor de nosotros mismos. El mundo no es gris, o negro. Eres tú la que decide con que color pintarlo, pequeña

Notas de juego

Salmakia, cuidado con ElAngel. Yo que tú, escondería a Elisabeth, a Jules, y a todos los pnjs que tengas algo de aprecio con llave, antes de que la líe parda. Avisada quedas ;)

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24/03/2011, 14:22
Director

Durante su estancia en la Catedral, Celeste sintió cierta inquietud. No podía decir si se trataba de la gente o de encontrarse en la supuesta casa de Dios, pero notaba algo. Algo sin duda sobrenatural, pesado, como una manta que la aprisionara. Algo que a su esencia luminosa le provocaba espasmos e incomodidad. Notaba una oscuridad terrible cerniéndose sobre ella, ahogándola. Se parecía mucho a cómo se había sentido encerrada en la celda, al oír la voz de su captor. Sabía que si continuaba allí, rodeada de gente y con la voz atronadora del párroco en su cabeza, acabaría desmayándose.

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24/03/2011, 14:28
Celeste Índigo

 Celeste, cuidado de no molestar a nadie, salió de la catedral sigilosamente. Parecía que iba dando tumbos mientras buscaba el portón principal. Buscó el camino más corto, siempre que no interfiriera con el rito, pues tampoco quería destacar sobremanera en un lugar como aquel. Sabía que no dejaba a la niña sola, estaban con ella Aleph y los otros guardias. Pero Celeste no podía continuar más tiempo en el interior de la catedral. Algo la asfixiaba, y sentía que su energía se perdía.

Aleph sintió de nuevo a Celeste dentro de él.

Cariño, me voy un rato fuera... no estoy bien aquí dentro. Hay... algo. Una energía oscura que me presiona y marea. Una sensación que devora mi interior, como si de ello se alimentase. Aleph, estaré fuera... si no sientes lo mismo, cuida de Eli mientras tanto, y si hay problemas no dudes en llamarme. Aunque puede que fuera mejor sacar a la chica de la catedral... nunca se sabe lo que puede pasar. Al menos mientras esté fuera, vigilaré la entrada.

 

 

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24/03/2011, 15:29
Director

Una vez afuera, Celeste notó que sus pulsaciones se normalizaban y que podía respirar tranquila de nuevo. El día primaveral, los trinos de los pájaros y la suave brisa proveniente del océano hizo maravillas en ella. Dejó de sentirse débil y atacada y volvió a su calma habitual. No podía identificar de dónde provenía esa sensación, pero estaba claro que si volvía dentro ocurriría otra vez.

Sin embargo y por suerte, la misa terminó poco después y la gente comenzó a salir a borbotones.

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24/03/2011, 15:31
Director

Aunque él no notaba nada, ni tampoco Elisabeth, a su lado, parecía que Celeste lo estaba pasando muy mal en el interior. Por suerte, la misa estaba por terminar, y al cabo de unos minutos pudo volver con ella, que lo esperaba en el exterior.

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24/03/2011, 15:33
Elisabeth Mastrall

Al reencontrarse afuera, Elisabeth, ajena a todo, sonrió ampliamente.

-¡Ha sido una misa preciosa! Triste, pero muy bonita. -Tenía señales de lágrimas en las mejillas, y Aleph recordaba haberla oído sollozar cuando el sacerdote ensalzaba el martirio de Abel-. Celeste, ¿qué te ha pasado? Te has marchado corriendo.

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24/03/2011, 15:39
Celeste Índigo

 Celeste miró a la chiquilla con gesto desenfadado. Quería restarle hierro al asunto, y no quería que la chiquilla supiera lo que había sentido.

-No te preocupes, ya me encuentro mejor. La brisa me ha ayudado. Cuando estaba dentro me empecé a sentir mal, y no quería dar un espectáculo en el interior de la catedral. Así que salí a ver si se me pasaba.

No era falso, pero había omitido detalles voluntariamente para no preocupar a la niña. Es suficiente con haber sufrido un intento de asesinato. No le gustaba preocupar a los niños, se sentía demasiado identificada. Pero una vez que crecían... ya era otra historia.

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25/03/2011, 00:24
Aleph

¿Una energía oscura? Aleph frunció el ceño, mientras veía como Celeste salía de la catedral. Hasta el momento, la percepción de la chica nunca les había fallado, y con el tiempo había aprendido a confiar en su criterio. Que Celeste se sintiera mal ahí dentro no era una buena señal, no señor. Aprovechó para cerrar los ojos e intentar ver con el alma

Asistió a la misa en silencio, con la mente algo abstraída. Los ritos cristianos le resultaban curiosos, era cierto, aunque tanta ceremonia llegaba a ser cansina. Los adornos, ostentosos cuanto menos, que plagaban la catedral y los atuendos de los sacerdotes, mostraban claramente la hipocresía existente en promulgar la caridad sin hacer muestra de ella. Casi se alegró cuando todo hubo acabado

Entonces salieron afuera, y Elisabeth preguntó a Celeste. Aleph no comentó nada al respecto, pero escuchó atentamente la explicación de esta última

Estoy bastante preocupado por lo que me has contado Dijo, a través de su conexión Mantén los ojos abiertos

Notas de juego

Probablemente, Alpeh habría salido tras Celeste, aunque tampoco es muy importante así que lo dejo como está ;)

Tanto dentro de la iglesia como nada más salir, mientras Celeste y Elisabeth hablan, hago la visión del alma (el poder Jayán para ver espíritus) durante unos segundos para comprobar que todo marche bien

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25/03/2011, 12:59
Director

Aleph vio algún que otro espíritu en los alrededores, pero ninguno claramente maligno. Eran espectros que se limitaban a estar, a gravitar por el ambiente contemplando a los vivos. No era aquella la causa.

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27/03/2011, 20:46
Junette Branctorche

"... la etiologia exacta por la cual se empezo a relacionar a los unicornios con las jovenes doncellas es aun a dia de hoy de origen incierto, si bien un estudio minimamente detallado  permitiria establecer una relacion no exenta de paralelismos con otras representaciones, ya sea por cosificacion o animalizacion, de determinadas cualidades o cunductas humanas creidas convenientes de reforzar o alentar en un determinado contexto social. En este sentido, la estructura de una ideacion del premio a la virtud y la pureza, dentro de un ideario mas o menos cercano al credo de Abel, rapidamente se revela conveniente en el panorama de una cosmogonia moral coherente con el modelo social basado en..."

Junette suspiro pesadamente y cerro el libro. La joven, tal y como habia hecho anteriormente, llevaba en la biblioteca desde temprano por la mañana. No le apetecia demasiado ir a la catedral. La preocupaba Elisabeth, pero sabia de sobra que lo mas que podria hacer es añadirles preocupaciones a los guardias y a Aleph, si pasaba algo malo. No podia hacer gran cosa con su fisico y sus conocimientos de combate, pero, se dijo a si misma, si que podia hacer algo con su mente y su fuerza de voluntad, de modo que desde primera hora de la mañana, recien despierta, se habia encaminado a la biblioteca, y habia pasado tiempo en ella, como atestiguaba la enorme pila de libros que tenia cerca, al que ahora añadio el que habia estado leyendo.  Parecio pensarlo mejor, empero, y rapidamente cogio un papel doblado y marco la pagina. La informacion que contenia no le iba a servir de nada, pero le habia picado la curiosidad. Habia estado leyendo sobre los relatos populares, por los cuales un unicornio, criatura imposible de domar ni con persuasion ni con fuerza, se volvia docil al aproximarse a una doncella pura de corazon.

Ciertamente, nada util. Pero era una lectura interesante. Si seguia indagando, seguro que encontraria alguna historia bonita que contarle a Elisabeth. Pese a su edad, seguia comportandose muchas veces como una niña, y ultimamente, por motivos bastante comprensibles, parecia necesitar consuelo y alegria.

Se mordio el labio con culpabilidad al ver el tamaño de la pila de libros. En realidad, a ella tambien la habian absorbido los relatos. No es que lo de ser doncella le fuese extraño, y al fin y al cabo, hay ciertas cosas que a las chicas no dejan de gustarles por años que pasen.

De hecho, mas bien poco de lo que habia leido habia tenido que ver con su investigacion. Junette adoraba los libros, las historias y el conocimiento, fuera del tipo que fuese. Dejarla sola en una biblioteca era como darle una fiesta: siempre encontraba algo con que entretenerse, y la verdad es que hoy se estaba... entreteniendo mas de la cuenta. Probablemente, fuera la forma que su cabeza tenia de decirle que tambien deberia de relajarse y dejarse ir un poco. Asi que decidio dejar los unicornios por hoy y centrarse en las inundaciones de hacia unos años. Miro su cuaderno, una coleccion abigarrada de notas, referencias y algun que otro dibujo bastante tonto que la hizo soltar una risita, preguntandose si ahi habria siquiera algo digno de leerse...

Notas de juego

Localizo algo sobre las inundaciones, o sobre ELisabeth y los otros niños que las sufrieron?

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27/03/2011, 23:36
Director

2ª Semana de Junio de 977

Como consecuencia de la tormenta que arreció en Kahr este miércoles, el río se ha desbordado a la altura de la desembocadura. El agua y el lodo han inundado los barrios cercanos. Sin embargo, el lugar donde más daños ha causado el temporal es en el barrio de los Pescadores. Debido a los materiales endebles y pobre arquitectura de las casas, el agua ha arrastrado viviendas, negocios y familias enteras. Se calculan al menos mil muertos, con otros tantos desaparecidos. Además, la mayor parte de la flota pesquera ha resultado dañada, además de la mitad de la mercante. Se preveen pérdidas incalculables. El Consejo aún no se ha pronunciado, pero ha enviado ayuda urgente a las zonas afectadas para tratar de salvar a la mayor cantidad de gente posible.

Ése era el pliegue de pergamino que refería lo ocurrido en la inundación. Sobre los otros niños no había datos. Tampoco había nada más sobre Elisabeth.

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27/03/2011, 23:58
Director

A la hora de comer regresaron Aleph y Celeste con Elisabeth. No había habido ningún problema y la joven estaba sana y salva. Damien había pasado la mañana practicando con Celia Von Heuser, aunque ésta se fue casi al mismo tiempo que llegaban los demás para participar en la segunda misa del día, menos concurrida y por ello preferida por la togarense. En cuanto a Junette, tras emerger de los libros con el hambre bien instalado en su estómago, se reunió con el resto para almorzar en el comedor. Jules hizo llegar un recado de que tenía que comer con Sanson Lerroux, uno de sus socios gabrielenses, y que se reuniría con ellos por la noche.

El resto del día transcurrió con una calma aburrida y perezosa. No hubo asesinos que irrumpieran buscando a Elisabeth, ni ningún tipo de contratiempo que arruinase la tarde. La joven tocó en el piano y después salió a pasear con Junette y Damien por el parque para contarles los detalles de la misa. Los pájaros trinaban agradablemente y por un momento parecía como si nada malo hubiese ocurrido hacía escasos días.

Tal y como había prometido, Jules apareció por la noche de excelente humor. Se alegró mucho de que no hubiese pasado nada en la misa y agradeció de corazón a Aleph y a Celeste por los servicios prestados. Se sentó a la mesa con el resto de huéspedes (Junette seguía allí, pues a Elisabeth la calmaba tenerla cerca y Jules no había atendido a ninguna de las quejas de su prima y la había instalado en una de las habitaciones de invitados). De primero había sopa de hinojo con picatostes, y como casi toda la comida que preparaban en la mansión, estaba deliciosa.

Jules hablaba con Junette de su cita con Lerroux en términos mercantiles mientras Elisabeth acosaba a preguntas a Damien ante la sonrisa de Aleph, que ya sabía de la curiosidad insaciable de la adolescente. Parecía una velada como cualquier otra, pero... no lo era.

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28/03/2011, 00:15
Jules Lázarus

-...para este verano. Espero que todo vaya bien. Si consigo que este trato dé fruto, creo que nos pondremos muy por delante de nuestra mayor competidora -decía Jules a Junette, sentada a su lado.

Uno de los criados fue retirando los platos mientras otro servía una fuente de cerdo asado. La carne aún chisporroteaba, dorada.

-Antes de seguir -dijo interrumpiéndose-. Quiero proponer un brindis por vosotros, que tanto estáis haciendo por mí y por Elisabeth.

Levantó su copa y sonrió. Al chocarla contra las del resto, bebió de ella. La dejó sobre la mesa, pero su expresión cambió. Su ceño se frunció y miró alrededor.

-¿Qué es ese olor? Es... como... -Posó una mano sobre el mantel, mareado.

El sonido de la porcelana rota sobresaltó a todos. El criado que se llevaba la vajilla había caído en el suelo y los platos se habían hecho añicos. Jules se levantó a duras penas, pero las piernas le fallaron y cayó redondo sobre la mesa.

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28/03/2011, 00:30
Jules Lázarus

-¡Veneno! ¡En el aire!

Eso fue lo único que Jules alcanzó a transmitirle a Celeste antes de quedar inconsciente.